No se me ocurre mejor palabra para describir esta película. La historia de Wall·E y Eva consiguió emocionarme, cosa que no logran la mayoría de historias de amoríos protagonizadas por actores de carne y hueso. La sensación de soledad que transmite la primera parte de la película es absolutamente hermosa. Creo que los aficionados a la ciencia ficción clásica disfrutarán sobremanera de estos cuarenta minutos iniciales, deliciosamente bellos. No obstante, a partir del momento en que nuestro protagonista abandona la madre Tierra, la película abandona el pedestal de genialidad en que estaba instalada y decae notablemente. Por ello, mi nota va a ser un 7, pues considero que concederle mayor puntuación sería valorar sólo la parte inicial. Aun y así, un auténtico placer.