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8.4
15,093
Drama. Romance
Un granjero (George O'Brien) convive felizmente en el campo con su esposa (Janet Gaynor). Pero la aparición de una seductora mujer (Margaret Livingston) de la ciudad hace que comience a enamorarse de ésta, y a pensar que su mujer es un estorbo que se interpone en la felicidad entre él y su nueva y sofisticada amante. (FILMAFFINITY)
1 de mayo de 2008
1 de mayo de 2008
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya en las postrimerías del cine mudo, Murnau, un recién llegado mago europeo, revolucionó y culminó la evolución del arte cinematográfico. Después vendría la etapa sonora. Una nueva etapa que añadía la palabra hablada a las imágenes.
La intensidad y grado de elaboración visual del cine fue decreciento paulatinamente. Murnau había logrado entrar en los jardines sagrados de la eternidad artística con esta obra que habla de la vida.
La vida, el amor, y las tentaciones humanas en una canción lírica de aproximadamente 90 minutos. La fulgurante luna siendo testigo de una satánica seducción, la tentación personificada en mujer, el drama en el lago, la boda redentora, el juego en la ciudad, el retorno a la paz de la hogareña naturaleza, la tormenta del lago... El lenguaje cinematográfico dominado a la perfección; un sentido plástico refinadísimo, desbordante en sus capacidades expresivas hace volar nuestra mente ante una fantasía humana acompañada por la excelente partitura original de Hugo Riesenfeld.
El cine, poco después, empezó a hablar, a pronuncias palabras... Pero pocas veces tuvo algo tan grande, bello y a la vez sencillo que decir como, sin necesidad de palabras, dijo Amanecer. Gracias Murnau. Creo que has realizado una obra eterna.
La intensidad y grado de elaboración visual del cine fue decreciento paulatinamente. Murnau había logrado entrar en los jardines sagrados de la eternidad artística con esta obra que habla de la vida.
La vida, el amor, y las tentaciones humanas en una canción lírica de aproximadamente 90 minutos. La fulgurante luna siendo testigo de una satánica seducción, la tentación personificada en mujer, el drama en el lago, la boda redentora, el juego en la ciudad, el retorno a la paz de la hogareña naturaleza, la tormenta del lago... El lenguaje cinematográfico dominado a la perfección; un sentido plástico refinadísimo, desbordante en sus capacidades expresivas hace volar nuestra mente ante una fantasía humana acompañada por la excelente partitura original de Hugo Riesenfeld.
El cine, poco después, empezó a hablar, a pronuncias palabras... Pero pocas veces tuvo algo tan grande, bello y a la vez sencillo que decir como, sin necesidad de palabras, dijo Amanecer. Gracias Murnau. Creo que has realizado una obra eterna.