Hemos visto innumerables películas de atracos, y cómo los protagonistas los traman y ejecutan, y cómo casi siempre salen mal, hay muertos o heridos, y cómo huyen y buscan refugio desesperadamente. Aquí, en "Miedo en la tormenta", vemos ese caso desde una perspectiva opuesta: estamos ante una familia honrada --padre enfermo, madre joven, hijo de doce años-- que habita en una cabaña apartada en la montaña y cuya paz se ve turbada por la súbita aparición de un trío de delincuentes que acaban de perpetrar un robo. Uno de ellos, el líder, llega con una herida de bala. Este líder es hermano de ese padre enfermo y fue el novio de su mujer, que aún lo ama. Su llegada coincide con una gran tormenta de nieve que cierra la carretera. Se plantea así una situación altamente tensa y dramática y, desde el punto de vista de la temática del cine de atracos, bastante original.
Estamos, pues, ante una película de criminales fugitivos que se aparta del esquema al uso. Pero, además, estamos ante una realización espléndida en todos sus aspectos, que logra prender al espectador de principio a fin. Un film intenso, apasionante y absolutamente creíble.
Conmovedora la interpretación de Dan Duryea como ese padre tuberculoso y escritor fracasado. Un papel que sorprenderá gratamente a los que admiramos sus habituales magníficas prestaciones como gran villano del cine negro.