Siendo directo, este whodunit no carece de nada. La dirección y el guion están muy bien coordinados, pues Rian Johnson conoce su trabajo y lo que quiere hacer. Las actuaciones están remarcables, el diseño de producción ayuda mucho, la música acentúa lo que se quiere expresar de una manera correcta. Su elaborado guion incluso mereció el reconocimiento de La Academia. Sabe que el público es inteligente y por ello las escenas de explicación son pocas y necesarias por si alguien se perdió. Aunque hay un discurso político de por medio, su ligereza es omisible, pues no es de relevancia en la trama.