Lo malo de los directores que empiezan a jugar con la realidad y la ficción, es que se encumbran y acaban haciendo cosas excesivas y barrocas. Me había gustado más Nolan en "Following" y "Memento", más sobrias y contenidas, seguramente, entre otras cosas, por carecer del presupuesto apropiado. En esta ocasión, toma la idea de las realidades paralelas de "Matrix" para construir una puesta en escena sorprendente. Pero, lo que en aquella película estaba al servicio de una reflexión sobre el poder y el maquinistmo, en esta se queda al mero nivel de la película de acción con escenarios sorprendentes. No se esfuerza mucho el guionista en justificar el porqué de las idas y venidas por el tiempo y el espacio. Todo se atribuye a un uso del subconsciente de las personas para conseguir información de ellas. La primera media hora se nos habla de las reglas del juego, casi como pordría ocurrir en un videojuego. Luego la acción se va complicando y el espectador tiene que echar mano de esas pocas convenciones, como de niños cuando repartíamos los roles entre los compañeros de juego: tú era el malo, yo el bueno, si te disparo te mueres, si te doy un puñetazo te desmayas y despiertas a los cinco minutos... Entretenida es, aunque el metraje de dos horas y media resulte excesivo.