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Ciencia ficción. Thriller. Terror
Seis miembros de la tripulación de la Estación Espacial Internacional están a punto de lograr uno de los descubrimientos más importantes en la historia humana: la primera evidencia de vida extraterrestre en Marte. A medida que el equipo comienza a investigar y sus métodos tienen consecuencias inesperadas, la forma viviente demostrará ser más inteligente de lo que cualquiera esperaba. (FILMAFFINITY)
7 de mayo de 2024
7 de mayo de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando uno cliquea esta película en Netflix para leer la sinopsis, la aplicación nos ofrece, abajo, otras cuatro películas. Todas las carátulas son deprimentemente parecidas: dos o tres carilindos más o menos conocidos mirando a cámara, de fondo un cielo espacial cianótico y, asomando, un pedacito de nave espacial.
Bueno, como leí por ahí, la película cumplía porque, entre otras discreciones, carece de mayores pretensiones y, lo mejor, es cortita.
Adelante entonces, que quizás algunas buenas ideas y buen sentido del entretenimiento habían logrado traficarse dentro de la máquina de hacer chorizos que suele ser el cine de género. Quizás nadie se había dado cuenta que aquí, sin grandes pompas, habría algo de oro. No sucedió, aunque tampoco me dio bronca, que no es poco.
Historia poco original, en entorno poco original, decorada por un cumplidor aunque bastante insulso CGI, llevada a cabo por personajes por originales con líneas poco interesantes, enfrentan a una criatura poco interesante pero bastante original. Casi lo mejor de la película, coincidiendo con los colegas de por aquí. Sin embargo, tampoco este viscoso digital puede ni remotamente ser invitado a la mesa donde estén sentados el Alien de H. R. Giger o La Cosa de Rob Bottin. O sea, estamos en la B, o incluso más abajo.
Como si fuera poco, la película no logra construir gran suspenso, ni mucho menos terror. Para peor, tampoco transmite claustrofobia siendo que los tipos viven encapsulados en un entorno muy limitado, ni mucho menos paranoia. Y es esto lo que aleja totalmente este argumento del siempre citado Alien o de The Thing, en el que gran parte del interés se centra en no saber quien de tus fundamentales compañeros incuba al monstruo. Acá no hay nada de eso, es sólo una muchísimo más chata lucha por cazar un resistente protoplasma espacial.
Cuando terminó me quedé pensando en lo barato de la producción. Fui a revisar y certifiqué que había sido producida por Columbia y por Sony Pictures. Casi toda la plata se la llevan unos anónimos nerds que dibujan el insulso CGI, y a dos o tres actores estrellas que no hacen mucho más que poner un poco la carita. El ahorro es nocivo y notorio. Para mejor ejemplo tenemos la escena del desfibrilador, cita ineludible de la gran obra de John Carpenter, y la comparación no es mía, si no del propio guión, una obviedad. Aquí el bicho no sale del cuerpo de su víctima, está simplemente escondido en entre sus ropas. Aburrimiento, ahorro presupuestario, ausencia de magia, ausencia de cine.
No es que no sepan hacer películas, o que a nadie se le ocurra escribirlas. Simplemente no quieren, porque no creen que vos valgas la pena. Sea como fuere, vas a consumir el chorizo automatizado y recalentado que te ofrezca la plataforma. Ellos manejan la máquina de hacer chorizos, y la máquina de exhibirlos y, poco a poco, te estás convirtiendo vos en una máquina de consumirlos.
Bueno, como leí por ahí, la película cumplía porque, entre otras discreciones, carece de mayores pretensiones y, lo mejor, es cortita.
Adelante entonces, que quizás algunas buenas ideas y buen sentido del entretenimiento habían logrado traficarse dentro de la máquina de hacer chorizos que suele ser el cine de género. Quizás nadie se había dado cuenta que aquí, sin grandes pompas, habría algo de oro. No sucedió, aunque tampoco me dio bronca, que no es poco.
Historia poco original, en entorno poco original, decorada por un cumplidor aunque bastante insulso CGI, llevada a cabo por personajes por originales con líneas poco interesantes, enfrentan a una criatura poco interesante pero bastante original. Casi lo mejor de la película, coincidiendo con los colegas de por aquí. Sin embargo, tampoco este viscoso digital puede ni remotamente ser invitado a la mesa donde estén sentados el Alien de H. R. Giger o La Cosa de Rob Bottin. O sea, estamos en la B, o incluso más abajo.
Como si fuera poco, la película no logra construir gran suspenso, ni mucho menos terror. Para peor, tampoco transmite claustrofobia siendo que los tipos viven encapsulados en un entorno muy limitado, ni mucho menos paranoia. Y es esto lo que aleja totalmente este argumento del siempre citado Alien o de The Thing, en el que gran parte del interés se centra en no saber quien de tus fundamentales compañeros incuba al monstruo. Acá no hay nada de eso, es sólo una muchísimo más chata lucha por cazar un resistente protoplasma espacial.
Cuando terminó me quedé pensando en lo barato de la producción. Fui a revisar y certifiqué que había sido producida por Columbia y por Sony Pictures. Casi toda la plata se la llevan unos anónimos nerds que dibujan el insulso CGI, y a dos o tres actores estrellas que no hacen mucho más que poner un poco la carita. El ahorro es nocivo y notorio. Para mejor ejemplo tenemos la escena del desfibrilador, cita ineludible de la gran obra de John Carpenter, y la comparación no es mía, si no del propio guión, una obviedad. Aquí el bicho no sale del cuerpo de su víctima, está simplemente escondido en entre sus ropas. Aburrimiento, ahorro presupuestario, ausencia de magia, ausencia de cine.
No es que no sepan hacer películas, o que a nadie se le ocurra escribirlas. Simplemente no quieren, porque no creen que vos valgas la pena. Sea como fuere, vas a consumir el chorizo automatizado y recalentado que te ofrezca la plataforma. Ellos manejan la máquina de hacer chorizos, y la máquina de exhibirlos y, poco a poco, te estás convirtiendo vos en una máquina de consumirlos.