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El monstruo de St. Pauli

Thriller. Terror Distrito de St. Pauli, Hamburgo, años 70. Un barrio de ambiente nocturno frecuentado por bebedores, prostitutas, adictos al juego y otras almas solitarias. A primera vista, Fritz "Fiete" Honka es un perdedor. El hombre de la cara deformada deambula por las noches buscando mujeres solitarias en el antro del barrio, "El guante dorado". Nadie entre los asiduos sospecha que el aparentemente inofensivo Fiete es en realidad un monstruo. (FILMAFFINITY) [+]
Críticas 51
Críticas ordenadas por utilidad
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8
11 de agosto de 2022 Sé el primero en valorar esta crítica
Sea desde lo macabro que resulta el caso, sea desde la sordidez más absoluta de todos los elementos de los que esta compuesta, personales o materiales, se desprenden de ella al menos un par de cosas de entrada: una, la más evidente, que la fisonomía de los actos (también del mismo Honka) no es apropiada para todos los públicos por su forma de ser expresada por el cineasta Akin. La segunda, con carácter más introspectivo y presumiendo la falta de aceptación de más de uno, los hechos descritos invitan a la reflexión como especie dominante del planeta, volviendo a dar fe de que somos capaces de albergar lo mejor y, desde luego también, lo peor. He aquí un ejemplo de esto último.

Grotesco, atroz o surrealista, epítetos inherentes para acompañar la vileza en la que este hombre, no olvidemos que real como la vida misma, cae propiciado por la ingesta desmedida de aguardiente y otras bebidas alcohólicas, precedidas de un pasado tormentoso que no solo le desfiguró el rostro, algo por lo que pasa un poco de puntillas tras la aparición de su hermano (uno de ellos) tras una visita por ese apestoso piso de suburbio, no muy lejos en particularidad, por cierto, a la imagen del criminal protagonista: solo si uno tiene ganas de indagar un poquito en la red descubre algún rastro de su pasado, cómo llegó hasta ahí y qué le esperó tras el descubrimiento de los siniestros hechos.
Sin embargo, detrás mismo de Honka hay todo un cuadro de lo más monstruoso que hacen de la cinta alemana algo más que otra cinta dispuesta a descubrir la macabra obra de la que un serial killer es capaz. Todo cuanto cabe en ella es perverso, grotesco como antes decía, repele el orden como algo vulgar y adapta con excelencia lo siniestro para que no parezca desentonar sobre un escenario idóneo para que el mal campe a sus anchas. 'El guante dorado', ese bar de almas perdidas 24 horas, imán perfecto y autosuficiente para la destrucción de uno mismo, marco alternativo en el que no hay problema para que un viejo oficial de las Waffen-SS y una víctima de la barbarie nazi (Honka) puedan compartir barra y licores a diario sin que surja ni una fricción o recuerdo del pasado. Será cuestión de un profundo alcoholismo, billete prácticamente obligado para entrar en el mismo bar, tan nauseabundo y ausente de dignidad como todo quien quiera cruzar su puerta. Tras la misma se encuentra el lugar dispuesto para que Fritz Honka pesque lo que en ningún otro lugar probablemente podría pescar.

Adaptación de la novela 'El guante dorado', título que toma del mismo local cargante que se frecuenta, recoge en sus secuencias la trayectoria criminal de este hombre tan desagradable como sus fechorías hasta que éstas son descubiertas por azar para su desgracia. Nos traslada a los años 70 y a la ciudad alemana de Hamburgo, barrio de pocas oportunidades y una recreación tosca como la cualidad que uno ha de entender y aprender a tolerar durante todo el metraje si esta dispuesto a pasar por un aro que atiende al objeto de la más absoluta repugnancia, moral y visual, que se pueda mostrar sin llegar a lo más explícito. Aunque se queda cerca, no es necesario, es descarnada con suma abundancia en lo que parece fue el contexto de la depravación de un ser marginal. Alejado de profundidad intencionada, poco lleva a preguntarse en esa macabra trayectoria de cinco años si, como el Jocker de Todd Phillips, es una víctima o un verdugo; el mal en ella solo entiende de carencias afectivas y necesidades básicas en una mente perturbada, como un 'Jack el Destripador' tan amoral como aquel pero sin ninguna finura, sin ninguna premeditación en sus actos, solo el hecho acometido con zafiedad y una única forma de terminar, trazando un desagradable paralelismo entre uno y otro y las víctimas que ambos perseguían para saciar lo que necesitaran saciar.
De atmósfera y personajes bizarros, nunca se cuestiona si puede resultar ofensiva. Sí, por contra, es lindante con el gore y por su violencia es salvaje al punto de que ya la introducción es un primer crimen que surge como improvisado; la liquidación de pruebas irrumpe con más fuerza dejando con la boca abierta para preguntarte: ¿será capaz de hacerlo? Con el tiempo, se convertirá en su modus operandi, en contacto permanente con el delirio, torpe y repulsivo. Algo que no encaja en la civilización, como cabe esperar, no encajará en todos los gustos.
7
3 de septiembre de 2022 Sé el primero en valorar esta crítica
El tío este con la cara que parece un cagao de mono enfermo, se dedica a emborracharse en el bar de viejos podríos de abajo de su casa que entre todos los asistentes suman unos 13 dientes y donde solo venden vodka barato del mercadona.

Entonces invita a las putas viejas que se encuentra a copas y se las lleva a casa, que por lo visto huele a peo y a cadáveres mojaos con meaos de perros.
Porque el muy guarreras, mete a las mujeres que mata en un armario como el que cura jamones.

Hijo puta, el tio es más cerdo que poner bocadillos de pelos y gazpacho de meao en la fiesta de cumpleaños de tu hijo.

Pero la peli, está guay, hasta ahora no habia visto nada tan... digámosle gore urbano o que se yo como clasificar esto.
El caso es que tiene su gracia, sabiendo que el tio guarro encima existió.
7
17 de enero de 2024 Sé el primero en valorar esta crítica
Hacía mucho tiempo que no encontraba una película que me sorprendiera tan gratamente como lo ha hecho este curioso film. Por pura casualidad, buscando qué podía encontrar en televisión una de esas noches en las que cuesta conciliar el sueño, veo una breve secuencia que me cautiva de inmediato: una habitación sucia y desordenada, un hombre borracho y enloquecido, un cuerpo femenino ensangrentado y desnudo. Aquello fue suficiente para despertar mi curiosidad cinéfila de manera irrefrenable...

Los personajes son decadentes, degenerados, alcohólicos, miserables, enfermos... Y el protagonista es todas esas cosas llevadas a su máxima expresión. Los escenarios son maravillosamente sórdidos y decrépitos: en ocasiones, hasta puedes oler la pestilencia nauseabunda que inunda el espacio por el que se mueven los asquerosos cuerpos de los vivos y de los muertos. La adicción al alcohol, en grado superlativo, es una constante a lo largo de las casi dos horas que dura esta obra maestra. Un retrato desnudo de los aspectos más absurdos, torpes y desagradables del alma humana.

Una película para ver a solas, sin nadie a tu lado que pueda interrumpir con sus comentarios el extraño trance que provoca asomarse al oscuro abismo que todos llevamos dentro.
9
5 de mayo de 2024 Sé el primero en valorar esta crítica
Llegué a esta película viendo en Youtube recopilaciones de películas de terror atípicas o poco conocidas, y ha sido todo un descubrimiento. Pero sobre todo, cuando ves la crudeza de la película y las escenas tan duras de ver a ojos de cualquiera, y luego descubres que se trata de una película que no sólo está basada en hechos reales, sino que es prácticamente un documental de un hecho real de Alemania y uno de sus asesinos más conocidos en su historia negra, la película es aún mucho más dura de ver y asumir.

Recomiendo ver la parte de los créditos donde salen las fotos del propio Honka, como de sus víctimas, y fotos reales tanto del apartamento donde éste vivía y asesinó a sus víctimas y el altillo donde guardaba los cadáveres, porque son muy fieles a la realidad.

Hay que alabar por un lado la valentía de un director por filmar una película tan dura como este y exponerse a posibles críticas y censuras, pero a la vez, ser fiel a lo que realmente ocurrió; pero también es digno de alabanza el papel que desempeña Jonas Dassler en su interpretación de Honka.

Una película que está claro que no es para todos los públicos, pero que es digna de ver por cualquier amante del cine de terror de asesinos en serie.
6
31 de diciembre de 2024 Sé el primero en valorar esta crítica
Un singular personaje, de carácter violento y aspecto peculiar, medio deforme y anormal, genialmente interpretado por el actor, que es uno de los mayores méritos de esta película, se dedica a romper los grandes momentos de expectativa del público en el ritmo lento de la película donde desfilan personajes horrendos, viejos y decadentes, poseído por su alcoholismo este personaje desencadena su Mr. Hyde fruto de su adicción alcohólica, trata en un momento de reivindicarse y volver a cierta normalidad centrándose en un trabajo normal, pero por circunstancias imprevistas, incitado a la bebida por gentes inocentes, recae nuevamente en el vicio y enciende nuevamente su psicopatía como una explosión irrefrenable. En una película estéticamente interesante y sombría, como un muro de piedra, de vez en cuando interrumpen sus asesinatos de viejas decrépitas. Creando una atmósfera de sinsabor. Solamente son asesinatos gratuitos de un enfermo mental y psicópata que rompen la monotonía de un mundo miserable y decadente, creando un universo infernal, donde una inocente niña alemana logra salvarse por una casualidad estúpida como estúpida es toda la película en el fondo. Henry, retrato de un asesino, tenía mucha mejor trama y cohesión.
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