Un monstruo viene a verme
2016 

6.6
39,186
Fantástico. Drama
Tras la separación de sus padres, Connor (Lewis MacDougall), un chico de 12 años, tendrá que ocuparse de llevar las riendas de la casa, pues su madre (Felicity Jones) está enferma de cáncer. Así las cosas, el niño intentará superar sus miedos y fobias con la ayuda de un monstruo (Liam Neeson), pero sus fantasías tendrán que enfrentarse no sólo con la realidad, sino con su fría y calculadora abuela (Sigourney Weaver). Con este nuevo ... [+]
21 de octubre de 2016
21 de octubre de 2016
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película está muy bien rodada: buenos efectos, buenas actuaciones, etc.
El problema es la historia. Está hecha para hacer llorar al espectador. Mete el dedo en la llaga y hurga en la herida.
No volveré a verla ni se la recomendaré a nadie.
El problema es la historia. Está hecha para hacer llorar al espectador. Mete el dedo en la llaga y hurga en la herida.
No volveré a verla ni se la recomendaré a nadie.
9 de octubre de 2016
9 de octubre de 2016
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
-Una hermosa fábula entre la fantasía gótica y el melodrama mesurado. Bayona y Patrick Ness presionan los botones correctos.
-Un intenso viaje emocional sobre el arte, la imaginación, el paso de la infancia a la madurez, la muerte, las verdades incómodas y el perdón.
J.A. Bayona regresa con la última película de su trilogía sobre la maternidad y las relaciones materno-filiales. Patrick Ness, escritor de la propia novela, se encarga de adaptar el guión para que el director haga su magia. La película ha recibido muchos elogios antes de su estreno, Bayona ha dicho que es su película más personal hasta la fecha; sin embargo el panorama argumental sobre un niño con padres separados, que sufre bullying y con una madre enferma de cáncer; provoca cierta desconfianza. Antes de empezar a desgranar las virtudes y los problemas de la propuesta, recordemos que en el equipo repiten dos colaboradores del cineasta, el director de fotografía Oscar Faura (“Mindscape”, “The Imitation Game”) y el compositor Fernando Velázquez (“Gernika”, “Crimson Peak”). Por último encontramos un reparto muy potente, encabezado por la joven sorpresa Lewis MacDougall y el dúo Liam Neeson/Tom Holland como el monstruo (el primero la voz, el segundo la captura de movimientos); y seguidos de cerca por: Sigourney Weaver, Felicity Jones, Toby Kebbell y Geraldine Chaplin -entre otros-. Ahora veamos si al monstruo de Bayona se lo comen el melodrama y las ambiciones, o si su visita merece realmente la pena.
Bayona ha hecho una película emocionante y conmovedora, pero también excesivamente calculada. Se ha encontrado con uno de sus ídolos/maestros, y gracias a su forma personal de darle vida al mundo en el plano cinematográfico; ha ido más allá. Hablo de Spielberg, que hace poco estrenaba una película de similitudes evidentes, “Mi amigo el gigante”. El filme basado en la historia de Roald Dahl a priori parece muy diferente a lo que cuenta la historia de Patrick Ness, pero ambas están fuertemente imbuidas por el tema de la muerte. Y si vamos más allá, también esta cinta es deudora de nuestro amado E.T., no sólo por un diálogo extraído directamente del filme, sino por varios tratamientos temáticos. Así pues, Bayona nos introduce en algo entre “El laberinto del fauno” de Guillermo del Toro y el cine de Spielberg, para contar una historia -eso sí- con su firma y su estilo únicos. Nos adentramos en un viaje emocional sobre la perdida de la inocencia, la aceptación de la muerte, la culpa y la verdad, el aprendizaje, los secretos inconfesables y muchos otros temas complejos que Bayona afronta desde la distancia entre el mundo adulto y la imaginación infantil, con un respeto por la infancia tan sorprendente como necesario para contar con honestidad esta historia, situada a medio camino entre esos dos mundos. Donde se es demasiado maduro para ser un niño, pero demasiado ingenuo o quizás temeroso, para aceptar la verdad del ser adulto.
La narración de Bayona es excelente, con cada pieza encajando a la perfección dentro de la película. Su precisión juega tan a favor como en contra, pues la película puede sentirse demasiado calculada. Todo funciona como un reloj, desde la iluminación, la banda sonora o el reparto (destacando un brillante Lewis MacDougall), hasta una puesta en escena tan minuciosa y funcional como matemática; con lo bueno y lo malo que ello implica. Lo que sí le puedo elogiar sin peros a la película y a Bayona, es por un lado el alejamiento del efectismo o la sensiblería de baratillo, en pro de la honestidad emocional, la delicadeza, la sobriedad y ese sosiego que transmite en lugar de acrecentar el efecto lacrimógeno. Por otro lado los cuentos del monstruo, las escenas en las que la película abandona su propia fórmula probada, para volar libre gracias -en parte- a una animación en acuarela totalmente maravillosa. Los efectos funcionan muy bien, y el monstruo de Holland y Neeson resulta memorable de principio a fin. No sólo por su diseño, su voz o sus movimientos; sino como representación de la verdad no siempre fácilmente discernible, del arte y la imaginación como cura, de la unión indisoluble entre madre e hijo o del vínculo entre dos mundos entre los que se transita no siempre como perdida de uno, sino como aceptación del otro gracias a las virtudes del primero.
Mucha gente se verá enormemente conmovida por la historia de Connor, otros quedarán fríos puede que por el contraste entre la efectista publicidad y la mesura y concisión emocional-narrativa del producto final. Un servidor admite que Bayona ha hecho una película impecable, en la que cada mecanismo funciona tal y como debería, sin salirse nunca de su esquema. Sin embargo el respeto con el que habla de la infancia, la sinceridad y sensibilidad con la que afronta las emociones y los complejos temas principales, así como los mágicos cuentos animados y su perfecta adhesión a la narración; me revelan un espíritu interno que anda lejos de los códigos del cine comercial o de la fábula convencional. Noto que Bayona ha hecho su película desde sus entrañas y no puedo más que recomendar una obra que tiene tanta verdad en su interior.
-Un intenso viaje emocional sobre el arte, la imaginación, el paso de la infancia a la madurez, la muerte, las verdades incómodas y el perdón.
J.A. Bayona regresa con la última película de su trilogía sobre la maternidad y las relaciones materno-filiales. Patrick Ness, escritor de la propia novela, se encarga de adaptar el guión para que el director haga su magia. La película ha recibido muchos elogios antes de su estreno, Bayona ha dicho que es su película más personal hasta la fecha; sin embargo el panorama argumental sobre un niño con padres separados, que sufre bullying y con una madre enferma de cáncer; provoca cierta desconfianza. Antes de empezar a desgranar las virtudes y los problemas de la propuesta, recordemos que en el equipo repiten dos colaboradores del cineasta, el director de fotografía Oscar Faura (“Mindscape”, “The Imitation Game”) y el compositor Fernando Velázquez (“Gernika”, “Crimson Peak”). Por último encontramos un reparto muy potente, encabezado por la joven sorpresa Lewis MacDougall y el dúo Liam Neeson/Tom Holland como el monstruo (el primero la voz, el segundo la captura de movimientos); y seguidos de cerca por: Sigourney Weaver, Felicity Jones, Toby Kebbell y Geraldine Chaplin -entre otros-. Ahora veamos si al monstruo de Bayona se lo comen el melodrama y las ambiciones, o si su visita merece realmente la pena.
Bayona ha hecho una película emocionante y conmovedora, pero también excesivamente calculada. Se ha encontrado con uno de sus ídolos/maestros, y gracias a su forma personal de darle vida al mundo en el plano cinematográfico; ha ido más allá. Hablo de Spielberg, que hace poco estrenaba una película de similitudes evidentes, “Mi amigo el gigante”. El filme basado en la historia de Roald Dahl a priori parece muy diferente a lo que cuenta la historia de Patrick Ness, pero ambas están fuertemente imbuidas por el tema de la muerte. Y si vamos más allá, también esta cinta es deudora de nuestro amado E.T., no sólo por un diálogo extraído directamente del filme, sino por varios tratamientos temáticos. Así pues, Bayona nos introduce en algo entre “El laberinto del fauno” de Guillermo del Toro y el cine de Spielberg, para contar una historia -eso sí- con su firma y su estilo únicos. Nos adentramos en un viaje emocional sobre la perdida de la inocencia, la aceptación de la muerte, la culpa y la verdad, el aprendizaje, los secretos inconfesables y muchos otros temas complejos que Bayona afronta desde la distancia entre el mundo adulto y la imaginación infantil, con un respeto por la infancia tan sorprendente como necesario para contar con honestidad esta historia, situada a medio camino entre esos dos mundos. Donde se es demasiado maduro para ser un niño, pero demasiado ingenuo o quizás temeroso, para aceptar la verdad del ser adulto.
La narración de Bayona es excelente, con cada pieza encajando a la perfección dentro de la película. Su precisión juega tan a favor como en contra, pues la película puede sentirse demasiado calculada. Todo funciona como un reloj, desde la iluminación, la banda sonora o el reparto (destacando un brillante Lewis MacDougall), hasta una puesta en escena tan minuciosa y funcional como matemática; con lo bueno y lo malo que ello implica. Lo que sí le puedo elogiar sin peros a la película y a Bayona, es por un lado el alejamiento del efectismo o la sensiblería de baratillo, en pro de la honestidad emocional, la delicadeza, la sobriedad y ese sosiego que transmite en lugar de acrecentar el efecto lacrimógeno. Por otro lado los cuentos del monstruo, las escenas en las que la película abandona su propia fórmula probada, para volar libre gracias -en parte- a una animación en acuarela totalmente maravillosa. Los efectos funcionan muy bien, y el monstruo de Holland y Neeson resulta memorable de principio a fin. No sólo por su diseño, su voz o sus movimientos; sino como representación de la verdad no siempre fácilmente discernible, del arte y la imaginación como cura, de la unión indisoluble entre madre e hijo o del vínculo entre dos mundos entre los que se transita no siempre como perdida de uno, sino como aceptación del otro gracias a las virtudes del primero.
Mucha gente se verá enormemente conmovida por la historia de Connor, otros quedarán fríos puede que por el contraste entre la efectista publicidad y la mesura y concisión emocional-narrativa del producto final. Un servidor admite que Bayona ha hecho una película impecable, en la que cada mecanismo funciona tal y como debería, sin salirse nunca de su esquema. Sin embargo el respeto con el que habla de la infancia, la sinceridad y sensibilidad con la que afronta las emociones y los complejos temas principales, así como los mágicos cuentos animados y su perfecta adhesión a la narración; me revelan un espíritu interno que anda lejos de los códigos del cine comercial o de la fábula convencional. Noto que Bayona ha hecho su película desde sus entrañas y no puedo más que recomendar una obra que tiene tanta verdad en su interior.
15 de octubre de 2016
15 de octubre de 2016
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre leo las críticas antes de ver una peli, independientemente si es mala o buena la crítica.
Cada persona tiene su punto de vista crítico (al igual que yo), pero estoy de acuerdo con aquellos cuya crítica ha sido más bien desfavorable, pues, la película se me ha quedado un poco aburrida.
Es cierto que hay momentos con mucha tensión....pero no con el monstruo, sino con ese pequeño actor que interpreta a Connor. Me ha transmitido su furia y sus miedos, a pesar de la corta edad que tiene.
No es película para niños pues las escenas que aparece el monstruo y sus diálogos no son aptos ni entendibles para ellos.
A pesar que mi puntuación es de 5, a Lewis Macdougall le doy un 10.
Cada persona tiene su punto de vista crítico (al igual que yo), pero estoy de acuerdo con aquellos cuya crítica ha sido más bien desfavorable, pues, la película se me ha quedado un poco aburrida.
Es cierto que hay momentos con mucha tensión....pero no con el monstruo, sino con ese pequeño actor que interpreta a Connor. Me ha transmitido su furia y sus miedos, a pesar de la corta edad que tiene.
No es película para niños pues las escenas que aparece el monstruo y sus diálogos no son aptos ni entendibles para ellos.
A pesar que mi puntuación es de 5, a Lewis Macdougall le doy un 10.
17 de octubre de 2016
17 de octubre de 2016
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un análisis magistral de los más profundos pensamientos que puede tener una persona ante la inminente pérdida de alguien con quien no te imaginas no seguir viviendo. Perfecta para aquellos que tienen la suerte de no haber vivido esas pérdidas todavía y que con este film pueden bucear en la mente de aquellos que lo hemos sufrido y durante casi dos horas sentir dolor, culpa, miedo, rabia, frustración. Fantásticas animaciones y cuentos, que dan una idea al espectador neófito de los sentimientos contradictorios que te atrapan en estas trágicas situaciones. Maravillosas actuciones de Lewis MacDougall, Sigourney Weaver y Felicity Jones, con un principio lento, que va increccendo, hasta llegar al desgarrador final, dónde todas las verdades salen a la luz. No es la película que esperaba, pero expresa muy bien el mundo de la pérdida, ayudado por una fantástica banda sonora.
26 de diciembre de 2018
26 de diciembre de 2018
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por muy español que sea no hay que a hacerle la pelota a Juan Antonio Bayona. El caso es que me digo, bueno, nueve nominaciones a los Goya no es cualquier cosa, vamos a ver qué tiene «Un monstruo viene a verme».
Para empezar tiene al típico niño outsider, por supuesto artista, al que los guaperas del colegio le hacen bullying, porque al parecer tener una madre enferma de cáncer no supone un problema suficientemente grande sobre el que construir un drama. De esta forma, añaden algo más moderno como el acoso escolar por eso de crear conciencia, porque, repito, tener diez años y ver cómo tu madre se está muriendo no debe de considerarse lo bastante fuerte ni lacrimógeno. Y ya sabemos lo lacrimógeno que es Bayona.
Así están las cosas cuando el protagonista Connor empieza a recibir la visita de un monstruo, lo que viene a ser un árbol gigante que curiosamente también parece tener fuego en su interior. Explícame eso. Este monstruo es muy coleguita y le dice al chaval que le va a contar tres historias y que luego Connor le tendrá que contar a él «su historia», es decir, una pesadilla que tiene todas las noches y que es su gran secreto... El niño es muy valiente y ni se inmuta cuando ve al monstruo, de hecho le planta cara, cosa que al parecer no puede hacer con el matón guaperas del colegio…Vale.
Bueno, este es el planteamiento más o menos aceptable que tiene «Un monstruo viene a verme», y de hecho la peli no me ha parecido aburrida o pesada, aunque eso no le quita que sea una obra simplista, cursi, obvia y rimbombante, aparte de descaradamente amoral. ¿Os habéis parado a pensar en las historias del monstruo? Qué es eso de que una buenísima persona pueda ser a la vez un asesino maquiavélico ambicioso y retorcido; o que el hombre bueno y razonable deje morir a dos niñas y se le aplauda. ¿Qué basura es esta? «Lo que parece no es», nos enseña el monstruo, porque «todos somos grises»... Pues oye, quién sabe, a lo mejor ese violador solo tuvo un mal momento y en realidad es un vecino excelente que recoge gatitos callejeros y le da de comer a los pobres…, ¿no?
Aun aceptando toda esta basura buenrollista y además hipócrita (nada es lo que parece pero los matones del cole sí son malos como parecen y merecen su castigo…), «Un monstruo viene a verme» tiene el revolucionario, profundo e inesperado argumento de: un niño que no quiere que su madre muera. No es broma. La película va de eso: de un niño que no quiere que su madre muera. Esta es la gran verdad de la historia. Qué análisis, qué reflexión, qué sorprendente, ¿eh?
En fin, una muestra más de cine actual entre lo cursi y lo estúpido. Monstruo, no vengas a verme, anda.
Para empezar tiene al típico niño outsider, por supuesto artista, al que los guaperas del colegio le hacen bullying, porque al parecer tener una madre enferma de cáncer no supone un problema suficientemente grande sobre el que construir un drama. De esta forma, añaden algo más moderno como el acoso escolar por eso de crear conciencia, porque, repito, tener diez años y ver cómo tu madre se está muriendo no debe de considerarse lo bastante fuerte ni lacrimógeno. Y ya sabemos lo lacrimógeno que es Bayona.
Así están las cosas cuando el protagonista Connor empieza a recibir la visita de un monstruo, lo que viene a ser un árbol gigante que curiosamente también parece tener fuego en su interior. Explícame eso. Este monstruo es muy coleguita y le dice al chaval que le va a contar tres historias y que luego Connor le tendrá que contar a él «su historia», es decir, una pesadilla que tiene todas las noches y que es su gran secreto... El niño es muy valiente y ni se inmuta cuando ve al monstruo, de hecho le planta cara, cosa que al parecer no puede hacer con el matón guaperas del colegio…Vale.
Bueno, este es el planteamiento más o menos aceptable que tiene «Un monstruo viene a verme», y de hecho la peli no me ha parecido aburrida o pesada, aunque eso no le quita que sea una obra simplista, cursi, obvia y rimbombante, aparte de descaradamente amoral. ¿Os habéis parado a pensar en las historias del monstruo? Qué es eso de que una buenísima persona pueda ser a la vez un asesino maquiavélico ambicioso y retorcido; o que el hombre bueno y razonable deje morir a dos niñas y se le aplauda. ¿Qué basura es esta? «Lo que parece no es», nos enseña el monstruo, porque «todos somos grises»... Pues oye, quién sabe, a lo mejor ese violador solo tuvo un mal momento y en realidad es un vecino excelente que recoge gatitos callejeros y le da de comer a los pobres…, ¿no?
Aun aceptando toda esta basura buenrollista y además hipócrita (nada es lo que parece pero los matones del cole sí son malos como parecen y merecen su castigo…), «Un monstruo viene a verme» tiene el revolucionario, profundo e inesperado argumento de: un niño que no quiere que su madre muera. No es broma. La película va de eso: de un niño que no quiere que su madre muera. Esta es la gran verdad de la historia. Qué análisis, qué reflexión, qué sorprendente, ¿eh?
En fin, una muestra más de cine actual entre lo cursi y lo estúpido. Monstruo, no vengas a verme, anda.
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