Querer homenajear a Michael Curtiz en su fabulosa CASABLANCA y al genio del suspense Alfred Hitchckoc te puede salir caro. Eso es lo que le pasa a esta película y a su director Robert Zemeckis. Poca escenas creibles de acción. Mala interpretación y mala ambientación. Frialdad entre los actores, que no se acaban de meter en los papeles. ¿Quién te engañó Zemeckis?

Es curioso encontrarse con una película tan bonita de ver, con una estética tan cuidada y que sin embargo no llega a emocionar en lo más mínimo.
Y es que el envoltorio es perfecto: música, vestuario y ambientación dan forma a un producto muy clásico, pero que podría ser redondo. No lo es por lo demás: guión, personajes, interpretaciones. Es un filme muy lento, lo cual no tendría por qué ser malo, pero en este caso además se hace tedioso. Tiene buenos momentos en que llegamos a sentir la tensión que se intenta bosquejar, pero la mayor parte del metraje no llega a engancharnos.
Buen trabajo de Marion Cotillard pese a que su Marianne no tenga mucha chicha; no tan bueno de Pitt, que luce plástico y sin vida, aunque también es verdad que el suyo es el personaje menos agradecido, con sólo algunos momentos interesantes hacia el final de la cinta. Poca química entre ambos.
Más allá de ellos dos, apenas hay personajes y los que aparecen ni siquiera llegan a secundarios. Hay detalles sórdidos metidos con calzador y que no encajan demasiado con la época, como la fiesta ida de madre.
También añadiría que el doblaje en español le ha hecho un flaco favor; la voz de Marion no encajaba para nada y parecía estar anunciando Compeed ampollas en vez de hablando con naturalidad.

En general, agradable pero no memorable.

La película está bien, el argumento también, bien desarrollada, buena fotografía, buenas actuaciones.... El problema es que carece de suspenso, es bastante predecible. Hubiera sido genial si tan sólo el director hubiera sabido jugar mejor con la incertidumbre, intriga y emoción del espectador.

Hay películas que, marcadas por el estrellato delante y detrás de las cámaras, adquieren por sí solas un barniz de trascendencia que muy posiblemente, les perjudica. Es el caso de Aliados, y eso no quiere decir que lo último de Robert Zemeckis sea una mala película. No lo es, pues está bien filmada e interpretada, pero difícilmente alguien la recordará dentro de un par de temporadas, porque su diana no está puesta en la excelencia, sino en el entretenimiento.

Al margen de su lujosa factura, de su virtuosa puesta en escena, y del brillo de sus estrellas, poco diferencia a Aliados de otras historias ambientadas en la Segunda Guerra Mundial como Plenty, Resplandor en la oscuridad o Charlotte Gray. Hoy en día habría que introducir esos títulos en el buscador para recordar de qué iban, porque lo que trasciende, como aquí, sólo es el contexto: ese mundo convulso de los años 40 del pasado siglo, un filón para historias ad libitum, para revestir de cierta elegancia hasta a sus personajes más humildes, y para aprovechar las cuestiones de identidad que deja una guerra de tales proporciones en sus protagonistas.

Pero Aliados, como aquellas, no es una propuesta de estilo, sino cine de entretenimiento. Y no hay nada malo en eso, sobre todo con un director tan capaz para estos menesteres como es Zemeckis. La dosificación de la intriga de esta película, el elemento esencial de esta historia, viene además de su planificación de las escenas y el tempo, mucho más que de un guión algo previsible. ¿Podría ser Aliados mucho más emotiva? Sí, pero para eso habría que profundizar muchísimo más en la psicología de sus protagonistas. ¿Podría ser Aliados mucho más trascendente? Sí, pero para eso habría que reforzar el contexto bélico y sociopolítico como verdadera amenaza, más que como piezas del juego de intriga que está tan -bien- armado en esta trama.

Por eso Aliados es una buena película de evasión, pero no una buena película bélica. Por eso, es una buena muestra de lo que puede brillar una estrella (Pitt por su peso dramático, Cotillard por tener los ojos más expresivos del cine contemporáneo) incluso en personajes por debajo de su talento. Porque tenerlo lo tienen, y son capaces de hacer olvidar al presente todo su revuelo mediático y crearnos interés por esa pareja de espías, aún cuando su unión en pantalla pudiera haber dado mucho más juego.

La película no me ha defraudado, ahora, tampoco se ha convertido en una de esas películas que voy a ir recomendando a todo aquel que vea.
Está bien ambientada aunque la primera media hora se hace muy lenta. No es previsible, y eso es un punto a favor, y realmente juega muy bien con las características de los personajes.
Los actores hacen un buen papel, ambos protagonistas y eso le da credibilidad.
La fotografía es excelente y la banda sonora muy adecuada.
Supongo que hay películas que tratan el tema del espionaje durante la Segunda Guerra Mundial de manera más profunda, pero no creo que ese fuera el objetivo de este film.