Sin Límites
2011 

6.4
35,160
Thriller
El escritor Eddie Morra (Bradley Cooper) sufre una grave crisis de creatividad. Un día prueba una nueva droga que le permite sacar el máximo partido a sus facultades mentales. De este modo, consigue triunfar en Nueva York. Un poderoso magnate de Wall Street (Robert De Niro) siente una irreprimible curiosidad por averiguar qué se esconde detrás de tanto éxito. (FILMAFFINITY)
20 de diciembre de 2011
20 de diciembre de 2011
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Adaptación de la novela de Alan Glynn que tan buenas críticas literarias recibió y que contaba con el director de una buena película como es El ilusionista para ver la luz en la gran pantalla.
Neil Burger va apagándose a medida que avanza la película. Tras un principio trepidante y una apuesta por un estilo visual perfectamente integrado en el desarrollo de la película, Burger se acaba volviendo repetitivo pese a que la evolución de los síntomas del "medicamento" pide que las cosas den un vuelto drástico. Además, pese a que Bradley Cooper es cada día un mejor actor, es excesivo cargar todo el peso de la película sobre sus hombros, ya que los secundarios podrían dar mucho juego y hacer el desarrollo mucho más denso. La película tiene un ritmo frenético al principio, en el que el impacto del guion abruma al espectador, pero en el penúltimo momento de la película, se estanca y parece no avanzar. Pese a ello, consigue levantarse y terminar la película en alto. Además, Sin límites tiene su punto moralista en el protagonista, un hombre que quiere comerse el mundo, dispuesto a llevarse a todo el mundo por delante pero que acaba entendiendo que puede aprovecharse mejor de su don eligiendo otro camino.
Bradley Cooper está mejorando y mucho como actor. Aquí es único protagonista de una película que necesita que quien esté en el papel principal sea alguien capaz de evolucionar al personaje hasta convertirlo en dos personas (tres, por momentos) distintas. Robert De Niro pone la cara más conocida del reparto y, pese a ser uno de los mejores actores que ha dado el cine en su historia, pierde en el cuerpo a cuerpo con Cooper, sobretodo en las escenas en las que ambos comparten plano. Abbie Cornish, con el poco espacio del que dispone, está encantadora en un personaje nada sencillo que exige continuos cambios de registro.
Resumiendo, que es gerundio: Sin límites no es una película que vaya a pasar a la historia, pero es una película realmente entretenida y con un planteamiento inteligente que, por desgracia, se derrumba en algún momento por los errores de Neil Burger. Pese a ello, la recomendaría.
Neil Burger va apagándose a medida que avanza la película. Tras un principio trepidante y una apuesta por un estilo visual perfectamente integrado en el desarrollo de la película, Burger se acaba volviendo repetitivo pese a que la evolución de los síntomas del "medicamento" pide que las cosas den un vuelto drástico. Además, pese a que Bradley Cooper es cada día un mejor actor, es excesivo cargar todo el peso de la película sobre sus hombros, ya que los secundarios podrían dar mucho juego y hacer el desarrollo mucho más denso. La película tiene un ritmo frenético al principio, en el que el impacto del guion abruma al espectador, pero en el penúltimo momento de la película, se estanca y parece no avanzar. Pese a ello, consigue levantarse y terminar la película en alto. Además, Sin límites tiene su punto moralista en el protagonista, un hombre que quiere comerse el mundo, dispuesto a llevarse a todo el mundo por delante pero que acaba entendiendo que puede aprovecharse mejor de su don eligiendo otro camino.
Bradley Cooper está mejorando y mucho como actor. Aquí es único protagonista de una película que necesita que quien esté en el papel principal sea alguien capaz de evolucionar al personaje hasta convertirlo en dos personas (tres, por momentos) distintas. Robert De Niro pone la cara más conocida del reparto y, pese a ser uno de los mejores actores que ha dado el cine en su historia, pierde en el cuerpo a cuerpo con Cooper, sobretodo en las escenas en las que ambos comparten plano. Abbie Cornish, con el poco espacio del que dispone, está encantadora en un personaje nada sencillo que exige continuos cambios de registro.
Resumiendo, que es gerundio: Sin límites no es una película que vaya a pasar a la historia, pero es una película realmente entretenida y con un planteamiento inteligente que, por desgracia, se derrumba en algún momento por los errores de Neil Burger. Pese a ello, la recomendaría.
29 de enero de 2012
29 de enero de 2012
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con un tema para hacer una película como el de unas pastillas mágicas que te hacen usar el 100% de la capacidad del cerebro, se pueden hacer 1000 cosas diferentes para que esta película sea un cañonazo en las taquillas y en todas las críticas. Pues parece ser que el director no conocía ninguna de estas 1000 cosas porque no hizo ninguna de ellas y convirtió la película en una especie de largometraje sin mucho argumento, pero eso sí con una infinidad de actividades sorprendentemente difíciles de hacer, que son posibles gracias a las pastillas, así que se podría decir que la película no cuenta una historia, sino que describe los diferentes usos de esta pastilla.
Neil Burger no tendría su día de inspiración porque con un tema así podría haber hecho 1000 obras maestras del cine.
Robert de Niro, ese gran actor, está horrendo en la película y pasa muy desapercibido, con un argumento y unas frases incoherentes.
Lo mejor la banda sonora, me gustó mucho la música del principio y final de la película.
Neil Burger no tendría su día de inspiración porque con un tema así podría haber hecho 1000 obras maestras del cine.
Robert de Niro, ese gran actor, está horrendo en la película y pasa muy desapercibido, con un argumento y unas frases incoherentes.
Lo mejor la banda sonora, me gustó mucho la música del principio y final de la película.
10 de octubre de 2012
10 de octubre de 2012
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
No, no hablo de pastillitas azules, ni snoopies, ni petazetas, ni rombitos... Se trata de unas pastillas capaces de potenciar el rendimiento mental del que las toma hasta convertirlo en un ser superior capaz de ir treinta o cuarenta pasos por delante del resto de la humanidad. No me digais que no es tentador ¿eh? ¿Os imaginais ser capaces de hacer vuestra jornada laboral de ocho horas en una? ¿El proyecto de un mes en un día? ¿Ser capaz de dar una respuesta apropiada cuando una chica te pregunta si crees que ha cogido unos kilos? ¿Entender las viñetas de "Máximo"? ¿Disfrutar con coproducciones kazajo-taiwanesas?
Pues no, todo tiene un lado negativo (si no, menudo aburrimiento de película) y el poco prolífico pero no por ello menos efectista Neil Burger (me cuesta olvidar ese pequeño truño de época llamado "El Ilusionista") lo muestra de una forma vibrante, amena y vistosamente creíble, subiéndonos una vez más al mito de Alicia y el conejo blanco: tomar la pastilla te lleva a increíbles aventuras a través de la máxima expresión de tu potencial y no tomarla te mantiene en tu gris mediocridad... tú decides.
Parece más de los mismo pero tiene una puesta en escena muy agradable de ver, una historia llena de tensión honesta y acción justificada, un guión que nos lleva de de sorpresa en sorpresa
y deja un regusto final sobradamente agradable. En definitiva, una sobresaliente película de clase media.
Pues no, todo tiene un lado negativo (si no, menudo aburrimiento de película) y el poco prolífico pero no por ello menos efectista Neil Burger (me cuesta olvidar ese pequeño truño de época llamado "El Ilusionista") lo muestra de una forma vibrante, amena y vistosamente creíble, subiéndonos una vez más al mito de Alicia y el conejo blanco: tomar la pastilla te lleva a increíbles aventuras a través de la máxima expresión de tu potencial y no tomarla te mantiene en tu gris mediocridad... tú decides.
Parece más de los mismo pero tiene una puesta en escena muy agradable de ver, una historia llena de tensión honesta y acción justificada, un guión que nos lleva de de sorpresa en sorpresa
y deja un regusto final sobradamente agradable. En definitiva, una sobresaliente película de clase media.
31 de enero de 2013
31 de enero de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un juego de colores y formas, de imágenes distorsionadas, de luces y sombras, de palabras y pensamientos perfectamente trenzados. Cuatro quintas partes de nuestro cerebro no realizan sinapsis, se encuentran como esas naves industriales abandonadas, llenas de cables desconectados que se esparcen por suelo y techo configurando una red de caos, de colores apagados y polvo en suspensión que reina a sus anchas. Cuánto desconocemos todavía de nuestro cerebro es increíble, somos animales evolucionados y racionales que apenas si llegan a darse cuenta de lo que pasa a su alrededor y malgastan sus esfuerzos en conocer por lo que sucede a miles de millones de años luz. La película de Neil Burger (director de El Ilusionista y The Lucky Ones) permite observar hipotéticamente que clase de individuos seríamos si pudiéramos aprovechar todo nuestro potencial intelectual, y todo desde la perspectiva de la adicción a las drogas.
El guión de Leslie Dixon le da al personaje de Eddie Morra (Bradley Cooper) el aspecto de una especie de superhéroe drogadicto y algo obsesionado con la idea de llegar a ser alguien de importancia mundial. Esto implica tener a un protagonista con el que nos identificamos porque es humano, es decir, es egoísta y piensa en hacer lo que hace para su propio beneficio. Es frágil sin las droga y extremadamente calculador con ella. No obstante consigue adaptarse a su nueva situación, como si de Spiderman se tratase cuando es picado por la araña alcanza un estatus de megasabio que le permite acceder a cualquier rincón de su mente para enfrentarse a dispares situaciones, desde la compra de acciones bancarias hasta peleas callejeras. Si a todo esto lo acompañamos de un antagonista llamado Robert De Niro, entonces tenemos el cocktail casi perfecto.
Lo más destacable de la película de Burger es que nos presenta la historia de una forma novedosa y original, con escenas y secuencias repletas de imágenes trucadas que estimulan nuestro cortex visual de manera que nos transporta al film en varios momentos para en otros escupirnos de nuevo al asiento del cine. Las interpretaciones cumplen con nota, la fotografía se sale y los efectos especiales aunque puedan parecer muy efectistas reclaman nuestra atención perfectamente.
Deberíamos preguntarnos (cosa que incita la película) dos cosas: ¿realmente somos incapaces de ver lo que ocurre 288º a nuestro alrededor? y, ¿aceptaríamos una droga que nos facilitase aumentar nuestro rendimiento intelectual hasta el máximo? La primera pregunta tiene fácil respuesta, pues no sólo es que no podamos observar todo nuestro alrededor sino que de lo que observamos percibimos tan solo pedazos. Y la segunda pregunta que cada la responda mejor después de ver la película, yo aún tengo dudas.
En resumen, Sin Límites es una gran experiencia visual que por lo menos no hay que perderse, después que cada uno juzgue lo que le parece, yo con mi "cerebro de mosquito" le doy un nueve bien merecido.
Un saludo.
El guión de Leslie Dixon le da al personaje de Eddie Morra (Bradley Cooper) el aspecto de una especie de superhéroe drogadicto y algo obsesionado con la idea de llegar a ser alguien de importancia mundial. Esto implica tener a un protagonista con el que nos identificamos porque es humano, es decir, es egoísta y piensa en hacer lo que hace para su propio beneficio. Es frágil sin las droga y extremadamente calculador con ella. No obstante consigue adaptarse a su nueva situación, como si de Spiderman se tratase cuando es picado por la araña alcanza un estatus de megasabio que le permite acceder a cualquier rincón de su mente para enfrentarse a dispares situaciones, desde la compra de acciones bancarias hasta peleas callejeras. Si a todo esto lo acompañamos de un antagonista llamado Robert De Niro, entonces tenemos el cocktail casi perfecto.
Lo más destacable de la película de Burger es que nos presenta la historia de una forma novedosa y original, con escenas y secuencias repletas de imágenes trucadas que estimulan nuestro cortex visual de manera que nos transporta al film en varios momentos para en otros escupirnos de nuevo al asiento del cine. Las interpretaciones cumplen con nota, la fotografía se sale y los efectos especiales aunque puedan parecer muy efectistas reclaman nuestra atención perfectamente.
Deberíamos preguntarnos (cosa que incita la película) dos cosas: ¿realmente somos incapaces de ver lo que ocurre 288º a nuestro alrededor? y, ¿aceptaríamos una droga que nos facilitase aumentar nuestro rendimiento intelectual hasta el máximo? La primera pregunta tiene fácil respuesta, pues no sólo es que no podamos observar todo nuestro alrededor sino que de lo que observamos percibimos tan solo pedazos. Y la segunda pregunta que cada la responda mejor después de ver la película, yo aún tengo dudas.
En resumen, Sin Límites es una gran experiencia visual que por lo menos no hay que perderse, después que cada uno juzgue lo que le parece, yo con mi "cerebro de mosquito" le doy un nueve bien merecido.
Un saludo.
27 de marzo de 2011
27 de marzo de 2011
14 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nuestro protagonista es un escritor bloqueado, que de un día para otro cambia en rumbo de su vida de forma drástica gracias a una droga que le habré un mundo de posibilidades. Lo primero que hace es escribir su libro, pero pronto la literatura es poco para él (día y medio) y decide ganar dinero a espuertas (Wall Street). Película totalmente americana, y tontamente americana también. "¿Qué hace un hombre con este aspecto caminando por la ciudad? Si no es un drogadicto, o un borracho... solo nos queda otra cosa: escritor". Nos dice la voz en off al empezar la película, con esa tendencia tan americana, a que el personaje sea guay, inteligente, desgarbado, incluso antes de chocarse con un tipo que no ve hace años y que le ofrece una de esas pastillas, que hacen que la mente se habrá y todos los conocimientos que has tenido en tu vida, se desplieguen ante tus ojos por orden de utilidad según la necesidad práctica del momento. Poco después, cuando va a buscar otra pastilla, el tipo aparece muerto, y el encuentra un buen alijo de pastillas. Así empieza a tomar una diaria. Eso son solo los primeros minutos, a partir de entonces la película se convierte en un thriller casi psicótico, donde la ambición toma el control de la vida del protagonista. La verdad es que enseguida me he aburrido, pero supongo que a alguien le puede resultar entretenida, aunque siempre será un producto que como mucho mas o menos, ni fu ni fa. De Niro realiza un papel sin importancia, a modo del Gordon Gekko de turno. Un argumento no muy original, con un ritmo trepidante, que pretende dejarse ver y a penas lo consigue. Entretenimiento con afán de hacer negocio (en los centros comerciales mundiales: vamos a ver esto, tiene buena pinta), como el mismo protagonista, rescatando el viejo sueño americano que necesita mas poder y mas gloria etc. Nada original, nada nuevo, frases sacadas de viejas latas de conserva, al igual que las ideas que contiene. A lo mejor Darren Aronofsky podría haber dado uno de sus coñazos con este argumento, y haberlo hecho pasar por una genialidad. Película totalmente prescindible, que no duda en desaconsejar su viejo amigo Bill Murray.
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