Trumbo. La lista negra de Hollywood
7.0
15,011
Drama
En los años 40, Dalton Trumbo, el guionista mejor pagado de Hollywood y afiliado al partido comunista, disfruta de sus éxitos. Pero entonces comienza la caza de brujas: la Comisión de Actividades Antiamericanas inicia una campaña anticomunista. Trumbo, uno de los llamados "10 de Hollywood", entra en la lista negra por sus ideas políticas y le prohiben trabajar... Biopic del famoso guionista Dalton Trumbo (“Espartaco” o “Vacaciones en ... [+]
29 de abril de 2016
29 de abril de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me ha gustado bastante Trumbo. No es una película perfecta, ni mucho menos, de ahí la nota que le pongo. Pero es una película necesaria porque necesario es reivindicar a un personaje como Dalton Trumbo. Era un buen americano, así como D. Trump no creo que lo sea. Cranston está de fábula y eso que la tarea era difícil, para él y el resto del reparto; lo hacen todos tan bien (sobre todo Helen Mirren, John Goodman, el actor que interpreta a Kirk Douglas, o la hija mayor de Trumbo) que hasta Diane Lane, que es una actriz justita, aquí está solvente. Me ha sorprendido también Louis C. K. El problema que le veo a Trumbo es que solo van a ir a visionarla aquellos que ya conocen al gran guionista: he ido a verla a un multisalas, pero a las 16 h., para que no hubiere tanta gente, y he descubierto a tres de las cinco personas, junto conmigo, que la hemos visto. Quiero decir que me he dicho: estos van a ir a ver Trumbo, y casi hago pleno. Solo por las pintas. Y es una pena porque las nuevas generaciones deberían conocer estas cuestiones. Solo de pensar que Donald Trump pueda ganar, seguro que los Trumbo que sigan vivos se deben echar las manos a la cabeza pensando en su padre/abuelo/bisabuelo.
1 de mayo de 2016
1 de mayo de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Responderé con mis propias palabras”
Es muy interesante y dinámica, mucho más de lo que en principio esperas; curiosa, hipnótica y penetrante dentro de esa conmoción, ridícula y patética, por la que se mueve toda la investigación comunista y sus atroces resultados.
Un juego endemoniado, de consecuencias horribles, para una inventada caza al traidor que trabaja, en cubierto, para entretener a la misma sociedad que le repudia.
Tan descorazonadora, triste y absurda como esa atenta mira que, incrédula, no pierde ojo -ni detalle el oído- en esa exposición sugestiva y estimulante de un genio rebelde, que nunca se calló sus firmes ideas, y cuyas inteligentes palabras iban a la par de sus cautivadores, llamativos y sabrosos guiones, que daban para todo tipo de clientela y de seudónimo escrito.
Necesaria e importante película para que se de a conocer, tan valioso guionista, a todo aquel desconocedor que ha disfrutado de sus películas y no tenía ni idea de lo arduo y enrevesado que fue confeccionar el libreto de las mismas pues..., imposible frenar el talento, por mucho que se ponga en una lista negra.
Inspiración sin fin para quien nunca cometió más crimen que pensar por si mismo, hablar en su nombre y demostrar una gran ocurrencia para sobrevivir a todo lo que se le venía encima ya que, con personalidad tan marcada y tozuda como la suya ¡cómo no ser original para seguir siendo existiendo!
Una gran tragedia revestida de toques de humor ácido que adornan lo que, ya de por si es tentador y agradecido, una aguda vis cómica para abrazar ese escabroso drama que sufrió injustamente todo un galán seductor, de labia incesante, que te atrapa en sus inicios para llevarte, con gusto, por esa locura de noria castigadora que lanza culpables como panes, en aras de un patriotismo que, en celuloide, era representado por el mismo detenido y acusado.
Excelente Bryan Cranston a la hora de engatusar, alentar y retener la escucha y reflexión del oyente quien, estupefacto y asombrado, es informado de las nocivas represiones que tuvo que aguantar el famoso protagonista y toda la falsedad rabiosa que le envolvían, en una profesión que tiene tan espectaculares claros como deleznables nubarrones, de causa sombría.
Confortable fotografía, de retrato sentimental, para un guión firme, mordaz, bullicioso y emocionante que vierte la identidad de un creador de historias con respeto, audacia y textura para impresionar y arropar a su devota audiencia la cual, enamorada y abstraída, recorre concentrada todos sus pasos.
Una entregada lucha contra el sistema democrático marcada por las potentes interpretaciones de todos sus participantes, un serio argumento que deja espacio para la diversión, haciendo que la amargura y su pena se suavicen y enmascaren.
Jay Roach y John McNamara buscan simpatizar y caer con gracia, dejando de lado la seriedad oficial y sus formas encorsetadas para otros filmes ya realizados sobre el susodicho; su recordatorio es ágil y llevadero, comediante y asequible para ser consumido por todo tipo de público, puede que corto e insustancial para expertos conocedores del referido pero, elige darle a conocer en una versión más animada y cordial que, con todo, deja claro esa necio episodio de la caza de brujas que hubo durante la época de Mccarthy.
“Hablas como un comunista, vives como un rico”, puede pero “todos tenemos derecho a equivocarnos” aunque ¡qué dura puede ser la condena de los ignorantes!
Trumbo, sin reproches ni acusaciones, supera la prueba de un espectador contento de esa mirada menos ceremonial y opaca y sí más cercana, entusiasta y amena.
Y el oscar al mejor guión es para..., ¡Robert Rich! ...¿Quién es Robert Rich? ¿No será quien pensamos?
Devuelta dignidad a un incasable trabajador y hombre combativo.
Lo mejor; la genialidad de Bryan Cranston para resaltar y valorar a su personaje.
Lo peor; opta por una simpleza visual y comodidad consumista que endulza en exceso la malignidad de época tan dura.
lulupalomitasrojas.blogspot.com.es
Es muy interesante y dinámica, mucho más de lo que en principio esperas; curiosa, hipnótica y penetrante dentro de esa conmoción, ridícula y patética, por la que se mueve toda la investigación comunista y sus atroces resultados.
Un juego endemoniado, de consecuencias horribles, para una inventada caza al traidor que trabaja, en cubierto, para entretener a la misma sociedad que le repudia.
Tan descorazonadora, triste y absurda como esa atenta mira que, incrédula, no pierde ojo -ni detalle el oído- en esa exposición sugestiva y estimulante de un genio rebelde, que nunca se calló sus firmes ideas, y cuyas inteligentes palabras iban a la par de sus cautivadores, llamativos y sabrosos guiones, que daban para todo tipo de clientela y de seudónimo escrito.
Necesaria e importante película para que se de a conocer, tan valioso guionista, a todo aquel desconocedor que ha disfrutado de sus películas y no tenía ni idea de lo arduo y enrevesado que fue confeccionar el libreto de las mismas pues..., imposible frenar el talento, por mucho que se ponga en una lista negra.
Inspiración sin fin para quien nunca cometió más crimen que pensar por si mismo, hablar en su nombre y demostrar una gran ocurrencia para sobrevivir a todo lo que se le venía encima ya que, con personalidad tan marcada y tozuda como la suya ¡cómo no ser original para seguir siendo existiendo!
Una gran tragedia revestida de toques de humor ácido que adornan lo que, ya de por si es tentador y agradecido, una aguda vis cómica para abrazar ese escabroso drama que sufrió injustamente todo un galán seductor, de labia incesante, que te atrapa en sus inicios para llevarte, con gusto, por esa locura de noria castigadora que lanza culpables como panes, en aras de un patriotismo que, en celuloide, era representado por el mismo detenido y acusado.
Excelente Bryan Cranston a la hora de engatusar, alentar y retener la escucha y reflexión del oyente quien, estupefacto y asombrado, es informado de las nocivas represiones que tuvo que aguantar el famoso protagonista y toda la falsedad rabiosa que le envolvían, en una profesión que tiene tan espectaculares claros como deleznables nubarrones, de causa sombría.
Confortable fotografía, de retrato sentimental, para un guión firme, mordaz, bullicioso y emocionante que vierte la identidad de un creador de historias con respeto, audacia y textura para impresionar y arropar a su devota audiencia la cual, enamorada y abstraída, recorre concentrada todos sus pasos.
Una entregada lucha contra el sistema democrático marcada por las potentes interpretaciones de todos sus participantes, un serio argumento que deja espacio para la diversión, haciendo que la amargura y su pena se suavicen y enmascaren.
Jay Roach y John McNamara buscan simpatizar y caer con gracia, dejando de lado la seriedad oficial y sus formas encorsetadas para otros filmes ya realizados sobre el susodicho; su recordatorio es ágil y llevadero, comediante y asequible para ser consumido por todo tipo de público, puede que corto e insustancial para expertos conocedores del referido pero, elige darle a conocer en una versión más animada y cordial que, con todo, deja claro esa necio episodio de la caza de brujas que hubo durante la época de Mccarthy.
“Hablas como un comunista, vives como un rico”, puede pero “todos tenemos derecho a equivocarnos” aunque ¡qué dura puede ser la condena de los ignorantes!
Trumbo, sin reproches ni acusaciones, supera la prueba de un espectador contento de esa mirada menos ceremonial y opaca y sí más cercana, entusiasta y amena.
Y el oscar al mejor guión es para..., ¡Robert Rich! ...¿Quién es Robert Rich? ¿No será quien pensamos?
Devuelta dignidad a un incasable trabajador y hombre combativo.
Lo mejor; la genialidad de Bryan Cranston para resaltar y valorar a su personaje.
Lo peor; opta por una simpleza visual y comodidad consumista que endulza en exceso la malignidad de época tan dura.
lulupalomitasrojas.blogspot.com.es
2 de mayo de 2016
2 de mayo de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dalton Trumbo es considerado uno de los mejores guionistas que ha dado Hollywood denostado por la infame lista negra llevada por el senador mccarthy. Eso no le impidió seguir trabajando. Mas o menos. bajo nombre falso o en nombre de otra persona. La película es Cranston y para de contar. El lleva la película. Lleva todo el peso. Y no hace falta destacar mas solo su pelea y lucha para conseguir trabajo. Aunque Roash describe mas la vida de un santo solo se centra en sus luces. Y describe a otros personajes como la maldad personalificada (Helen Mirren). Aunque la buena señora tendría una personalidad que madre mía. Por algo sería temida. Por lo demas es un buen film rodado y Cranston.
3 de mayo de 2016
3 de mayo de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Trumbo - La lista negra de Hollywood
Existen épocas sombrías, tiempos de terror y miedo, momentos históricos en los que sobrevuelan halcones ávidos de caza. En su insaciable instinto depredador, se unen en bandadas gigantescas, persiguen y destruyen con saña a otros seres indefensos.
Algo así pasó en uno de los episodios más tristes y vergonzosos de la historia norteamericana reciente.
En el ecuador del siglo pasado, terminada la Segunda Guerra Mundial, una buena parte de la ciudadanía americana más ilustrada simpatiza con el ideario comunista que atraviesa un periodo de enorme popularidad. Científicos, artistas, escritores, actores y otros muchos profesionistas en distintas áreas ven con buenos ojos ciertos aspectos del comunismo que podrían mejorar algunos desiquilibrios crónicos del capitalismo como la desigualdad en el reparto de los beneficios. Muchos de ellos se afilian a la cédula del Partido, el pánico se instala en un sector del poder que los ve como una peligrosa amenaza capaz de hacer tambalearse los cimientos del sistema. Comienza entonces -con el senador Joseph McCarthy al frente de la cruzada- una auténtica caza de brujas, aparecen listas negras, acoso, persecuciones implacables a sangre y fuego, se abre una veda cruel, hay que estirpar de cuajo, es la consigna, ese incipiente tumor maligno que amaga con extenderse como una plaga.
Pero como siempre ocurre, entre tanta ave de rapiña, surgen algunas avecillas que resisten, héroes forjados de otra pasta que no se intimidan, que lo arriesgan todo, trabajo, posición, familia, sufren prisión, marginación, humillaciones, el escarnio de una sociedad que antes les adoraba, la traición de sus propios colegas y un interminable calvario del que no saldrán indemnes. Y uno de estos hombres justos fue Dalton Trumbo, el guionista mejor pagado de la industria del cine en la etapa macarthista, que sufrió hasta lo indecible en su particular y doloroso martirio. Contra viento y marea defendió sus principios y dignidad sin doblegarse nunca, la industria le cerró sus puertas, fue acusado y vilipendiado por sus propios amigos, encarcelado durante once meses y exiliado posteriormente a México, obligado a sobrevivir escribiendo hasta la extenuación guiones firmados por terceros que habrían de beneficiarse del dinero, premios, fama y honores que le correspondían.
Un extraordinario Bryan Cranston que ha cobrado fama internacional por su intervención en la estupenda serie de AMC, "Breaking Bad", da vida a Trumbo en una gloriosa actuación llena de ironía y sorprendentes registros interpretativos. Le acompaña admirablemente Diane Lane como su esposa y un soberbio grupo de actores que hacen reconocibles a grandes figuras del cine de la época como John Wayne, Kirk douglas, Edward G. Robinson, el director Otto Preminger o la actriz y periodista Hedda Hopper; y de nuevo el fabuloso John Goodman -jamás dejaré de elogiarlo- nos regala, una vez más, otra de sus desmesuradas actuaciones.
Jay Roach ha hecho un gran pelicula o, mejor dicho, una extraordinaria película sin ningún género de dudas. Disculpen si me he extendido demasiado pero es que "Trumbo" es una cinta poderosa, contundente, maravillosamente contada, convincente, de esas que te dejan durante largo tiempo el regusto amable de una obra única y extrañamente hipnótica.
Emilio Castelló Barreneche
Existen épocas sombrías, tiempos de terror y miedo, momentos históricos en los que sobrevuelan halcones ávidos de caza. En su insaciable instinto depredador, se unen en bandadas gigantescas, persiguen y destruyen con saña a otros seres indefensos.
Algo así pasó en uno de los episodios más tristes y vergonzosos de la historia norteamericana reciente.
En el ecuador del siglo pasado, terminada la Segunda Guerra Mundial, una buena parte de la ciudadanía americana más ilustrada simpatiza con el ideario comunista que atraviesa un periodo de enorme popularidad. Científicos, artistas, escritores, actores y otros muchos profesionistas en distintas áreas ven con buenos ojos ciertos aspectos del comunismo que podrían mejorar algunos desiquilibrios crónicos del capitalismo como la desigualdad en el reparto de los beneficios. Muchos de ellos se afilian a la cédula del Partido, el pánico se instala en un sector del poder que los ve como una peligrosa amenaza capaz de hacer tambalearse los cimientos del sistema. Comienza entonces -con el senador Joseph McCarthy al frente de la cruzada- una auténtica caza de brujas, aparecen listas negras, acoso, persecuciones implacables a sangre y fuego, se abre una veda cruel, hay que estirpar de cuajo, es la consigna, ese incipiente tumor maligno que amaga con extenderse como una plaga.
Pero como siempre ocurre, entre tanta ave de rapiña, surgen algunas avecillas que resisten, héroes forjados de otra pasta que no se intimidan, que lo arriesgan todo, trabajo, posición, familia, sufren prisión, marginación, humillaciones, el escarnio de una sociedad que antes les adoraba, la traición de sus propios colegas y un interminable calvario del que no saldrán indemnes. Y uno de estos hombres justos fue Dalton Trumbo, el guionista mejor pagado de la industria del cine en la etapa macarthista, que sufrió hasta lo indecible en su particular y doloroso martirio. Contra viento y marea defendió sus principios y dignidad sin doblegarse nunca, la industria le cerró sus puertas, fue acusado y vilipendiado por sus propios amigos, encarcelado durante once meses y exiliado posteriormente a México, obligado a sobrevivir escribiendo hasta la extenuación guiones firmados por terceros que habrían de beneficiarse del dinero, premios, fama y honores que le correspondían.
Un extraordinario Bryan Cranston que ha cobrado fama internacional por su intervención en la estupenda serie de AMC, "Breaking Bad", da vida a Trumbo en una gloriosa actuación llena de ironía y sorprendentes registros interpretativos. Le acompaña admirablemente Diane Lane como su esposa y un soberbio grupo de actores que hacen reconocibles a grandes figuras del cine de la época como John Wayne, Kirk douglas, Edward G. Robinson, el director Otto Preminger o la actriz y periodista Hedda Hopper; y de nuevo el fabuloso John Goodman -jamás dejaré de elogiarlo- nos regala, una vez más, otra de sus desmesuradas actuaciones.
Jay Roach ha hecho un gran pelicula o, mejor dicho, una extraordinaria película sin ningún género de dudas. Disculpen si me he extendido demasiado pero es que "Trumbo" es una cinta poderosa, contundente, maravillosamente contada, convincente, de esas que te dejan durante largo tiempo el regusto amable de una obra única y extrañamente hipnótica.
Emilio Castelló Barreneche
4 de mayo de 2016
4 de mayo de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película de guionistas de cine, que cuenta con un guión notable, incluso sobresaliente en algunos tramos, con frases memorables.
La película toca varios temas importantes, si bien pasa de puntillas por las propias ideas comunistas, las cuales fueron el objeto de la represión del Macarthismo. En realidad ni siquiera se aprecia diferencia alguna entre los protagonistas, con sus ideas comunistas, y el resto de personajes, adalides del imaginario norteamericano. Quizá aparecen ante el espectador como más agudos e inteligentes, frente a la torpeza de los republicanos. Uno de los temas en los que profundiza la película es el de la determinación de algunas personas por la defensa de sus ideas, esas que difícilmente te pueden arrebatar. Otro tema es la forma en la que una persona se puede volcar en su trabajo por la pasión que le mueve a la hora de escribir, por el bullicio de ideas para completar guiones de películas y por la responsabilidad de sostener a su familia, aún enfrentándose a ella en varios momentos. Otro tema es el de la familia como sostén de las personas, encarnadas en este caso en el sufridor protagonista encarcelado y perseguido por sus ideas políticas. Otro tema es el de la perseverancia, el que la sigue la consigue, cómo orientarte hacia una meta resulta el inicio del camino para conseguirla.
El trabajo de los actores también resulta relevante, pero me quedo con el trabajo de maquillaje, dando vida a varios actores y cineastas conocidos de los años 40 y los 50, consiguiendo asombrosos parecidos.
Eso sí, el personaje malo malo se lo lleva una mujer, que le gana la partida a la beata santurrona de la esposa del protagonista que es capaz de aguantar con estoica expresión bobalicona los excesos laborales de Donald Trumbo.
La película toca varios temas importantes, si bien pasa de puntillas por las propias ideas comunistas, las cuales fueron el objeto de la represión del Macarthismo. En realidad ni siquiera se aprecia diferencia alguna entre los protagonistas, con sus ideas comunistas, y el resto de personajes, adalides del imaginario norteamericano. Quizá aparecen ante el espectador como más agudos e inteligentes, frente a la torpeza de los republicanos. Uno de los temas en los que profundiza la película es el de la determinación de algunas personas por la defensa de sus ideas, esas que difícilmente te pueden arrebatar. Otro tema es la forma en la que una persona se puede volcar en su trabajo por la pasión que le mueve a la hora de escribir, por el bullicio de ideas para completar guiones de películas y por la responsabilidad de sostener a su familia, aún enfrentándose a ella en varios momentos. Otro tema es el de la familia como sostén de las personas, encarnadas en este caso en el sufridor protagonista encarcelado y perseguido por sus ideas políticas. Otro tema es el de la perseverancia, el que la sigue la consigue, cómo orientarte hacia una meta resulta el inicio del camino para conseguirla.
El trabajo de los actores también resulta relevante, pero me quedo con el trabajo de maquillaje, dando vida a varios actores y cineastas conocidos de los años 40 y los 50, consiguiendo asombrosos parecidos.
Eso sí, el personaje malo malo se lo lleva una mujer, que le gana la partida a la beata santurrona de la esposa del protagonista que es capaz de aguantar con estoica expresión bobalicona los excesos laborales de Donald Trumbo.
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