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¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú

Comedia. Bélico Convencido de que los comunistas están contaminando los Estados Unidos, un general ordena, en un acceso de locura, un ataque aéreo nuclear sorpresa contra la Unión Soviética. Su ayudante, el capitán Mandrake, trata de encontrar la fórmula para impedir el bombardeo. Por su parte, el Presidente de los EE.UU. se pone en contacto con Moscú para convencer al gobierno soviético de que el ataque no es más que un estúpido error. Mientras tanto, ... [+]
Críticas 176
Críticas ordenadas por utilidad
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2
10 de julio de 2011
15 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dicen que es una comedia, pero maldita la gracia que tiene. Un militar loco inicia una guerra nuclear de la que puede resultar la total aniquilación del planeta. El presidente de EE UU se comunica con su homólogo soviético intentando evitar el desastre. El meollo de la sátira esta en unos militares enloquecidos, unos políticos incapaces y un científico ortopédico, todos ellos americanos. El preciosismo compositivo de los planos de Kubrick resulta improcedente en esta supuesta comedia. Los chistes están diluidos, faltan tensión y ritmo y da pena ver a grandes actores como Sterling Hayden o George C. Scott realizar unas actuaciones que tal vez hubiesen resultado en una comedia de verdad, pero que en esta película quedan patéticas. Que Sellers haga el payaso es lo normal, pero lo del Dr. Strangelove se pasa de la raya.
Tal vez otro director hubiera sacado mejor provecho del guión, pero queda claro que Kubrick no estaba dotado para la comedia, aunque con "El resplandor" me harte de reir. Hace tiempo que pienso que es el director más sobrevalorado de la historia. Tal vez optó por la comedia porque ese mismo año el no tan valorado Sidney Lumet realizó "Punto límite", que trata del mismo tema pero en clave dramática y le quedó una película sobresaliente. Si no habeis visto ninguna de las dos, prescindid de este bluff y disfrutad (o sufrid) la película de Lumet. Esa si que es buena.
7
28 de octubre de 2009
8 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Llamar comedia al ejercicio de sangrante sátira de Kubrick es poco menos que descabellado. Muy otro parece el horizonte del director que, ya desde los títulos de crédito, ridiculiza no ya la guerra nuclear sino a quienes ostentan el mando militar y político. Un avión de juguete que vuela en la pantalla. Unas grafías de niño que abren las puertas a un film sobre la destrucción del mundo. En estos signos ya está marcada la ruta de una película bastante desigual en resultados, pero inteligente en algunos de sus planteamientos.

La idea de hacer un esperpento de un conflicto que preocupaba al mundo de entonces es toda una osadía, que aún hoy adquiere cierto valor. No hablamos pues de una comedia en realidad, sino de una ridiculización nihilista que alerta del despropósito, las disensiones, la arbitrariedad con que se juega la vida de millones de personas. (Eso mismo pasa hoy en día, por cierto: digamos en Irak).

Por supuesto hay espacio para el humor, espacios impagables además. Los diálogos entre el Pte. Muffley y Dimitri, que parecen más una riña de esposos que un conflicto de alcance fatal para el planeta, la paródica imagen del piloto "King" Kong cayendo a lomos de una bomba nuclear entonando su grito vaquero, la escena de la cabina de Sellers y el aviso del soldado (usted verá si quiere tener que vérselas con Coca Cola, dice en la versión original)... Sin embargo son apenas destellos en medio de una película que se antoja larga en solo 90 minutos.

El problema añadido es que, y en esto converjo con muchos, Kubrick no ha sabido articular de una manera coherente el sentido de la película, hay demasiados saltos entre lo serio, lo joco-serio y lo humorístico. Nos presenta la escena de la confrontación entre soldados americanos en clave dramática para después caer en subrayados grotescos. Pasamos del suicidio del general, tras una escena de fotografía perfecta, a la escena slapstick de Sellers con la cabina y la máquina de refrescos. El lector se pregunta en qué quedamos.

Y luego están los excesos. Resulta excesivo ese cartel continuamente mostrado diciendo "Peace is our profession". Resulta demasiado caricaturizada la figura gesticulante del general Turgidson revoleado por los suelos, llamado por su amante durante una reunión en el Pentágono- Resultan grotescos en exceso los caracteres del diplomático ruso y del propio Dr. Strangelove con la mano en alto. El esperpento, para que funcione, ha de ser coherente y mostrar de principio a fin una caricatura sostenida en el difícil equilibrio de la parodia y la verosimilitud. Es Max Estrella, no el General Turgidson.

Existen además incoherencias. El Dr. Strangelove no está bien justificado como personaje. Tampoco está bien resuelto el papel de Mandrake. Y gracias a Dios que Kubrik tuvo a bien no acabar el film con el ceremonial de tartazos previsto.

No era necesario caer en tales torpezas. Lástima. La idea era notable: filmar el peligro nuclear desde el Callejón del Gato.
9
21 de julio de 2005
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sensacional sátira sobre la guerra fría y los altos mandos militares en general, con un argumento tan surrealista y mimado con todo lujo de detalles que hace que no puedas dejar de reirte ni un instante. Todo esto para terminar con un final de una gran belleza estética.
10
30 de octubre de 2006
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por si alguien pensaba que Stanley había dejado algún género olvidado detrás de su carrera, tienen que ver esta verdadera gema del cine. El comienzo de las sátiras. Si bien no hay que quitarle que contó con una ayuda excepcional, el Sr. Peter Sellers, el film puede rivalizar con las mejores cintas del género, incluso el controvertido Woody Allen. Aquí Kubrick empieza a mostrar su obsesión por la perfección de la fotografía y los detalles del film. Las actuaciones son más que brillantes, sentando la base para posteriores intentos de llegar al cine con críticas tan fuertes como las que plantea la película.
Ácida a más no poder en partes, angustiosa, pretenciosa, sumamente inteligente.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Quedarán en la historia líneas tan espectaculares como: “No pueden pelear aquí!. Es el salón de la guerra!”. También imágenes de crítica tan duras como ver al piloto cabalgando como un típico Cowboy sobre la bomba que se esmeró en arrojar. Simplemente magnífica.
3
29 de octubre de 2013
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una torpe y plúmbea sátira de la Guerra Fría y la fiebre nuclear que acompañó a ésta, un film solo soportable gracias a las interpretaciones de un triplicado y desaprovechado Sellers, Scott y, el mejor, Sterling Hayden.
Falta de todo humor perceptible o risible, es una película que solo produce sopor y estupefacción al estar considerada por algún crítico como una de las mejores obras de su sobrevalorado autor. Algo muy extraño y que no supone sino un flaco favor al autor de "Senderos de gloria".
La película quiere ser una sátira antimilitarista y sofisticada y se queda en un estático y soporífero ejercicio cinematográfico de lo más discretito.


P.D.: Prometo volver a verla. Ahora disparen.
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