3 bodas de más
5.6
32,071
Romance. Comedia
Ruth (Inma Cuesta), una joven investigadora en una universidad, asiste a las sucesivas bodas de sus ex, de los que fueron sus "hombres de su vida", sin que ella consiga encontrar a su media naranja. ¿Hay algo peor que tu ex novio se case con otra y te invite a su boda? Sí, que te pase tres veces en un mes, no saber decir que no, y que el único al que consigas convencer para que te acompañe sea tu nuevo becario. Un alérgico al ... [+]
31 de marzo de 2014
31 de marzo de 2014
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
3 bodas de más no engaña a nadie. Es una comedia para pasar un rato entretenido durante 85 minutos de nuestra vida. Y vaya si lo consigue.
Al contrario de lo que pudiera parecer a algunos escépticos, la película de Javier Ruiz Caldera resulta la mar de divertida y sabe muy bien cómo trabajar los gags. No ayuda, sin embargo, que los mejores (el prólogo de la ruptura, el reencuentro de Ruth con sus tres ex novios, el del bebé en el baño, etc) ya aparecieran en el trailer. Pero la comedia se deja ver con muchísima facilidad y con sorprendente agrado, y eso ocurre gracias a las toneladas de encanto, simpatía y sobre todo frescura que tiene. Y por supuesto también a algo que comparte con otra gran comedia de 2013, La Gran Familia Española, que es un aire internacional y universal que se manifiesta en el uso de la música y especialmente las canciones, el estilo visual y sobre todo la clara voluntad de resultar lo más comercial posible. Lo cual no tiene nada de malo, por cierto, que a veces parece que es un pecado querer hacer dinero y gustar al máximo número de personas posible... no lo es, y menos si se hace con tanta gracia como en 3 bodas de más.
Precisamente por eso no le hacía ninguna falta a la película ponerse tan escatológica como se pone de vez en cuando (y ya no hablo solo de los chistes con fluidos corporales, sino de las charlas sobre porno que tienen Ruth y Dani), y desde luego que se le podría criticar la nula originalidad o profundización en los personajes (tampoco lo pretendía), o la prisa que parece entrarle a la narración al final, al despachar la boda de Pedro en apenas dos minutos. Se desperdicia mucho el potencial de este personaje y de Berto Romero, que está espléndido y muy divertido. Afortunadamente, el trabajo de los actores y sobre todo de las actrices es tan bueno que sostiene de sobra el espectáculo. Laura Sánchez sale más que airosa en su debut como actriz, Rossy de Palma está apoteósica en un rol a su medida y Silvia Abril aprovecha muy bien sus escasos minutos en pantalla. Entre los hombres, Martiño Rivas le pone ganas y encanto, aunque sigue faltándole algo de naturalidad al hablar (a ratos se nota demasiado que está recitando un guión) y Quim Gutiérrez explota de nuevo su faceta más seductora mezclada con algo de vulnerabilidad. Pero la estrella es Inma Cuesta. Al fin en un papel cómico, la actriz jienense domina perfectamente la película de principio a fin, consiguiendo que nos olvidemos de lo poco creíble que resulta que una chica tan guapa, lista, maja y encantadora no tenga suerte en el amor. Es gracias a ella que el gracioso proceso de madurez emocional de Ruth resulta interesante y emotivo. Cuesta siempre ha apuntado muy alto y ahora ha demostrado que puede de sobra con cualquier género. Olviden a la promesa de Águila Roja o el musical de Mecano. Su aura ya es una realidad.
Una estupenda propuesta que, junto con otras cintas recientes como Ocho apellidos vascos, la mencionada La Gran Familia Española o Kamikaze, confirma la excepcional salud de la comedia Made in Spain. A disfrutarla.
Lo mejor: Las actrices, capitaneados por una excelente Inma Cuesta, y la frescura e innata simpatía de la propuesta.
Lo peor: Los toques escatológicos y lo desaprovechado que está el personaje de Berto Romero (y él mismo como actor). Y que tampoco es ninguna obra maestra, para qué engañarnos.
Al contrario de lo que pudiera parecer a algunos escépticos, la película de Javier Ruiz Caldera resulta la mar de divertida y sabe muy bien cómo trabajar los gags. No ayuda, sin embargo, que los mejores (el prólogo de la ruptura, el reencuentro de Ruth con sus tres ex novios, el del bebé en el baño, etc) ya aparecieran en el trailer. Pero la comedia se deja ver con muchísima facilidad y con sorprendente agrado, y eso ocurre gracias a las toneladas de encanto, simpatía y sobre todo frescura que tiene. Y por supuesto también a algo que comparte con otra gran comedia de 2013, La Gran Familia Española, que es un aire internacional y universal que se manifiesta en el uso de la música y especialmente las canciones, el estilo visual y sobre todo la clara voluntad de resultar lo más comercial posible. Lo cual no tiene nada de malo, por cierto, que a veces parece que es un pecado querer hacer dinero y gustar al máximo número de personas posible... no lo es, y menos si se hace con tanta gracia como en 3 bodas de más.
Precisamente por eso no le hacía ninguna falta a la película ponerse tan escatológica como se pone de vez en cuando (y ya no hablo solo de los chistes con fluidos corporales, sino de las charlas sobre porno que tienen Ruth y Dani), y desde luego que se le podría criticar la nula originalidad o profundización en los personajes (tampoco lo pretendía), o la prisa que parece entrarle a la narración al final, al despachar la boda de Pedro en apenas dos minutos. Se desperdicia mucho el potencial de este personaje y de Berto Romero, que está espléndido y muy divertido. Afortunadamente, el trabajo de los actores y sobre todo de las actrices es tan bueno que sostiene de sobra el espectáculo. Laura Sánchez sale más que airosa en su debut como actriz, Rossy de Palma está apoteósica en un rol a su medida y Silvia Abril aprovecha muy bien sus escasos minutos en pantalla. Entre los hombres, Martiño Rivas le pone ganas y encanto, aunque sigue faltándole algo de naturalidad al hablar (a ratos se nota demasiado que está recitando un guión) y Quim Gutiérrez explota de nuevo su faceta más seductora mezclada con algo de vulnerabilidad. Pero la estrella es Inma Cuesta. Al fin en un papel cómico, la actriz jienense domina perfectamente la película de principio a fin, consiguiendo que nos olvidemos de lo poco creíble que resulta que una chica tan guapa, lista, maja y encantadora no tenga suerte en el amor. Es gracias a ella que el gracioso proceso de madurez emocional de Ruth resulta interesante y emotivo. Cuesta siempre ha apuntado muy alto y ahora ha demostrado que puede de sobra con cualquier género. Olviden a la promesa de Águila Roja o el musical de Mecano. Su aura ya es una realidad.
Una estupenda propuesta que, junto con otras cintas recientes como Ocho apellidos vascos, la mencionada La Gran Familia Española o Kamikaze, confirma la excepcional salud de la comedia Made in Spain. A disfrutarla.
Lo mejor: Las actrices, capitaneados por una excelente Inma Cuesta, y la frescura e innata simpatía de la propuesta.
Lo peor: Los toques escatológicos y lo desaprovechado que está el personaje de Berto Romero (y él mismo como actor). Y que tampoco es ninguna obra maestra, para qué engañarnos.
3 de julio de 2014
3 de julio de 2014
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se dice y con razón que es mucho más difícil hacer reír que llorar. Reconozco que servidor es muy exigente o personal con el humor y este tipo de comedias de "garrafón", donde el chiste sexual es la base de la sonrisa o puede que la carcajada dado su éxito en taquilla, no le pone a mis neuronas en absoluto. También reconozco que a los 45 minutos empecé a pasar el vídeo y a la hora abandoné el asunto.
Inma Cuesta, excelente actriz, demuestra que también esta dotada para la comedia. Espero verla en otras mejores que esta. No es que sea mala, el problema es que no es buena, que se queda en un limbo anodino de serie de televisión estandar sugiriendo referentes cinematográficos como "Briget Jones" de los que está muy alejada.
Los secundarios cumplen con su rol y en el fondo hay que agradecerle a la producción que suba la taquilla nacional.
Sus 7 nominaciones a los Goya era evidente que no tenían oportunidades ante "Vivir es fácil con los ojos cerrados" o "La gran familia española" donde también nos reímos, pero no tan fácilmente.
Inma Cuesta, excelente actriz, demuestra que también esta dotada para la comedia. Espero verla en otras mejores que esta. No es que sea mala, el problema es que no es buena, que se queda en un limbo anodino de serie de televisión estandar sugiriendo referentes cinematográficos como "Briget Jones" de los que está muy alejada.
Los secundarios cumplen con su rol y en el fondo hay que agradecerle a la producción que suba la taquilla nacional.
Sus 7 nominaciones a los Goya era evidente que no tenían oportunidades ante "Vivir es fácil con los ojos cerrados" o "La gran familia española" donde también nos reímos, pero no tan fácilmente.
27 de abril de 2015
27 de abril de 2015
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La historia de la película no es gran cosa. Tiene sus golpes de humor, pero son aislados, no es una risa continua. Inma Cuesta sale genial, pero eso es fácil, es bastante guapa. Lo mejor de la película en realidad es la banda sonora, la cual recomiendo, "Carrie" de Europe, y algunas piezas de música clásica como "El Bolero de Ravel" son las más destacadas. De los actores, ninguno sobresale especialmente en su actuación, si acaso Quim Gutiérrez es el más carismático, aunque su personaje no cae bien.
12 de julio de 2020
12 de julio de 2020
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay películas que aspiran a que las aprecien todos, en cualquier lugar, como La diligencia o Ladrón de bicicletas, por muy localizadas que estén, y películas que parecen dirigidas a un público concreto, que suele ser el que va más al cine. Este es el caso de esta película, que dicen que tuvo éxito en taquilla pero que, siete años después, cuando la veo, me produce pena. Por la frivolidad, por el lenguaje groseramente innecesario, por la falta de sentimientos hondos, por la elección de la superficialidad. Situaciones ridículas alrededor de un solo tema, sexo.
Es una pena que una actriz como Inma Cuesta se preste a eso, pero de algo hay que vivir, y no están los tiempos para rechazar papeles.
Los demás son simples comparsas, incluyendo a Paco León o a Berto Romero, el menos convincente de todos.
La película me parece falsa, oportunista. Y con el paso del tiempo se ha colocado donde se merece, en el montón.
Lo único bueno es la banda sonora, con canciones míticas y hasta música de Verdi, Beethoven y Ravel, aunque no vienen muy a cuento.
Dos detalles asquerosos en los que tiene que ver la mierda.
Es una pena que una actriz como Inma Cuesta se preste a eso, pero de algo hay que vivir, y no están los tiempos para rechazar papeles.
Los demás son simples comparsas, incluyendo a Paco León o a Berto Romero, el menos convincente de todos.
La película me parece falsa, oportunista. Y con el paso del tiempo se ha colocado donde se merece, en el montón.
Lo único bueno es la banda sonora, con canciones míticas y hasta música de Verdi, Beethoven y Ravel, aunque no vienen muy a cuento.
Dos detalles asquerosos en los que tiene que ver la mierda.
19 de noviembre de 2020
19 de noviembre de 2020
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Supongo que los entendidos y ella misma dirán otra cosa, pero yo creo que la mejor Inma Cuesta la vimos en el periodo 2009-2013 cuando no tenía complejo alguno en dedicarse al género para el que está más dotada: la comedia y la ficción. Guapa, natural y simpática, toda una corriente de aire fresco recorría la pantalla cuando ella aparecía. Tanto en los pequeños papeles y sus aventuras en la delirante “Águila Roja”, como en la escena incónica de “Primos” en la que hace top-less y, finalmente, tocando el cielo en esta “Tres bodas de más” donde carga durante hora y media con el peso cómico de una película atrevida, bastante correcta pero que sube de nivel con su interpretación. Supongo que luego llegó el inevitable afán por trascender y el giro hacia papeles serios haciendo caso a representantes y profesionales de la reseña de los que siempre aconsejan lo mismo: que hay que evolucionar hacia papeles más serios, que lo del humor no tiene recorrido y que “Blancanieves” y “La voz dormida” son el camino a seguir y no la excepción. Desde entonces, y especialmente desde la inefable “La novia” (ya ajustaré cuentas con ese truño) parece que le han implantado el chip de los ladrones de los ultracuerpos y que es otra Inma Cuesta, fría, contenida, que mide cada gesto, que introduce psicología en cada movimiento, que recita sus papeles con profesionalidad donde antes todo era la fluidez de lo natural. Incluso en las pocas comedias en las que se deja caer, su participación en los gags es rígida y medida, sin dar ese plus de complicidad con el que antes nos tenía rendidos.
En fin, ella sabrá si el precio que ha pagado para ser parte del establishment cinematográfico oficial español le ha compensado (probablemente sí, porque hacer los papeles que gustan a la casta va acompañado de una subida de caché), pero yo ya no dejo de hacer nada para ver sus nuevas propuestas en las que no aporta nada que no podamos ver en Maribel Verdú o Adriana Ugarte. Siempre nos quedará esta “Tres bodas de más”, una de las comedias españolas que mejor he valorado, fundamentalmente porque proporciona al espectador lo esencial en estos casos: risas. Sí, aunque a muchos se le olvide, el objetivo de una comedia es ser divertida y hacer reir. Si cumple esa premisa, luego ya podemos entrar a valorar interpretaciones, fotografía, ritmo y demás. Si no, no tiene sentido seguir hablando porque una comedia sin gracia es una película rara con gente dando vergüenza ajena
“Tres bodas de más” es divertida en general y tiene mucha gracia en los momentos clave. Da risas y sonrisas. Se basa en un humor atrevido propio de las películas más gamberras americanas, pero ejecutado con clase, con buen gusto, sin caer en la chabacanería habitual de ese modelo de humor. Además de los gags picantones esperables, se atreve a parodiar estereotipos femeninos y hasta a hacer chistes de discapacitados sin miedo a recibir críticas de los habituales colectivos de ofendiditos profesionales. Y sí, todo o casi todo es gracias a una Inma Cuesta que pone la cara que poner en cada momento, entona como hay que entonar en todo momento y encaja como un guante en todos y cada uno de los tipos de sketch que la película tiene preparados.
Si hay que poner un pero, es que le falta un final climático, un superchiste final, que ha sido reemplazado por la moraleja buenrollera que el cine nacional no puede evitar dejar de incluir, no sea que digan que hacemos cine de reir por reir. Pero vamos, no por eso “Tres bodas de más” deja de ser una de las mejores comedias españolas, de las pocas que ofrecen humor inteligente, y una de las últimas oportunidades de ver a la Inma Cuesta auténtica.
En fin, ella sabrá si el precio que ha pagado para ser parte del establishment cinematográfico oficial español le ha compensado (probablemente sí, porque hacer los papeles que gustan a la casta va acompañado de una subida de caché), pero yo ya no dejo de hacer nada para ver sus nuevas propuestas en las que no aporta nada que no podamos ver en Maribel Verdú o Adriana Ugarte. Siempre nos quedará esta “Tres bodas de más”, una de las comedias españolas que mejor he valorado, fundamentalmente porque proporciona al espectador lo esencial en estos casos: risas. Sí, aunque a muchos se le olvide, el objetivo de una comedia es ser divertida y hacer reir. Si cumple esa premisa, luego ya podemos entrar a valorar interpretaciones, fotografía, ritmo y demás. Si no, no tiene sentido seguir hablando porque una comedia sin gracia es una película rara con gente dando vergüenza ajena
“Tres bodas de más” es divertida en general y tiene mucha gracia en los momentos clave. Da risas y sonrisas. Se basa en un humor atrevido propio de las películas más gamberras americanas, pero ejecutado con clase, con buen gusto, sin caer en la chabacanería habitual de ese modelo de humor. Además de los gags picantones esperables, se atreve a parodiar estereotipos femeninos y hasta a hacer chistes de discapacitados sin miedo a recibir críticas de los habituales colectivos de ofendiditos profesionales. Y sí, todo o casi todo es gracias a una Inma Cuesta que pone la cara que poner en cada momento, entona como hay que entonar en todo momento y encaja como un guante en todos y cada uno de los tipos de sketch que la película tiene preparados.
Si hay que poner un pero, es que le falta un final climático, un superchiste final, que ha sido reemplazado por la moraleja buenrollera que el cine nacional no puede evitar dejar de incluir, no sea que digan que hacemos cine de reir por reir. Pero vamos, no por eso “Tres bodas de más” deja de ser una de las mejores comedias españolas, de las pocas que ofrecen humor inteligente, y una de las últimas oportunidades de ver a la Inma Cuesta auténtica.
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