Spring Breakers
4.9
19,626
Thriller. Drama
Cuatro jóvenes estudiantes con ganas de mucha juerga acaban en la cárcel, tras ser sorprendidas en una casa llena de drogas durante sus locas vacaciones escolares de primavera (spring break). Pronto salen bajo fianza gracias a un joven traficante de armas y de drogas (James Franco) que ve en las chicas a unas potenciales delincuentes que podrían serle útiles. (FILMAFFINITY)
23 de marzo de 2013
23 de marzo de 2013
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Durante la proyección de esta película puede ver como una pareja de incautos señores de mediana edad abandonaban la sala a mitad de película, comentarios de féminas adolescentes (mayoría en la sala) tildando de "idas de la cabeza" con notable esperpento y alguna risa nerviosa; supongo que se aleja de la trama habitual de Waverly Place, Pretty little liars o High school musical. Al terminar la película la sentencia del público adolescente era lapidaria, "una auténtica basura", "menudo tostón".. y yo satisfecho, muy satisfecho, por qué negarlo.
Tuve que arrastrar a mi acompañante al cine, pero como gatete caro que soy, cedió, y a los 5 minutos yo ya estaba sufriendo ante los primeros signos de interpretación plana de Selena Gomez, pero nada más lejos de la realidad, nuestras protagonistas hacen apología del hedonismo, eso puede llegar a todo el público, pero es la puesta en escena, acompañada de un puzzle musical perfectamente encajado en el contexto, junto con ese efectismo visual hipnótico el que te va adentrando en la verdadera trama, que no es otra que un montón de espacios de confrontación entre el espectador y sus propias reflexiones, es de esos espacios breves los que realmente me han hecho disfrutar.
No hay critica ni mensaje, solo esos espacios hipnóticos en forma de flashbacks, primeros planos, slow motion que atrapan. Las actrices se limitan a camuflarse en el ambiente efectista, James Franco lo borda, su aparición y desaparición de una de las 4 chicas marcan el punto álgido del film. Un bucle de aspiraciones que se consuman en una bocanada de aire, para finalmente volver a la "normalidad", Selena Gomez, una avanzada a su tiempo, lo dice de forma contundente, congelar ese instante de ida-vuelta, que quien más o quien menos ha sentido, al alejarse de su linea de seguridad en la búsqueda del conocimiento sobre uno mismo.
Tuve que arrastrar a mi acompañante al cine, pero como gatete caro que soy, cedió, y a los 5 minutos yo ya estaba sufriendo ante los primeros signos de interpretación plana de Selena Gomez, pero nada más lejos de la realidad, nuestras protagonistas hacen apología del hedonismo, eso puede llegar a todo el público, pero es la puesta en escena, acompañada de un puzzle musical perfectamente encajado en el contexto, junto con ese efectismo visual hipnótico el que te va adentrando en la verdadera trama, que no es otra que un montón de espacios de confrontación entre el espectador y sus propias reflexiones, es de esos espacios breves los que realmente me han hecho disfrutar.
No hay critica ni mensaje, solo esos espacios hipnóticos en forma de flashbacks, primeros planos, slow motion que atrapan. Las actrices se limitan a camuflarse en el ambiente efectista, James Franco lo borda, su aparición y desaparición de una de las 4 chicas marcan el punto álgido del film. Un bucle de aspiraciones que se consuman en una bocanada de aire, para finalmente volver a la "normalidad", Selena Gomez, una avanzada a su tiempo, lo dice de forma contundente, congelar ese instante de ida-vuelta, que quien más o quien menos ha sentido, al alejarse de su linea de seguridad en la búsqueda del conocimiento sobre uno mismo.
26 de agosto de 2015
26 de agosto de 2015
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Está película está muy bien. Ya desde los primeros minutos se nota la profundidad filosófica y gran reflexión de la vida que trata la película. Y si comienza bien, continúa aún mejor. Hay una gran introspección de los personajes, en los cuales se refleja a la perfección esa búsqueda de sí mismas que intentan llevar a cabo las cuatro protagonistas. Grandioso.
Y ahora de veras. Comenzemos con culos y tetas botando, a camara lenta que queda más cool. Y continuemos con culos y tetas botando, con música playera, que queda más cool. Y luego... esnifemos sobre las tetas de una chica que no ha salido aún demasiada carne, y fumemos crack que mola mucho, que semos los más malotes del barrio. Motherfokers. Grandioso.
Yo creo que la película la hicieron así. Estando un día los filmakers viendo la MTV, entre temazo y temazo del verano, regguetonero y techno; y tras haber visto "Callejeros Viajeros" en Ibiza, Playa del Carmen o alguna playa cool de esas; tuvieron sobredosis de videoclips y dijeron "¿por qué no hacer una peli de esto?" - "¿Por qué no?". Y así surgió este videoclip cuya historia es absurda, ridícula, y lo peor, se cree real (que ni siquiera es sátira).
Si esta peli es buena, Mario Casas es el mejor actor con el que contamos y "Tres Metros Sobre el Cielo" es una peli de Oscar.
Y ahora de veras. Comenzemos con culos y tetas botando, a camara lenta que queda más cool. Y continuemos con culos y tetas botando, con música playera, que queda más cool. Y luego... esnifemos sobre las tetas de una chica que no ha salido aún demasiada carne, y fumemos crack que mola mucho, que semos los más malotes del barrio. Motherfokers. Grandioso.
Yo creo que la película la hicieron así. Estando un día los filmakers viendo la MTV, entre temazo y temazo del verano, regguetonero y techno; y tras haber visto "Callejeros Viajeros" en Ibiza, Playa del Carmen o alguna playa cool de esas; tuvieron sobredosis de videoclips y dijeron "¿por qué no hacer una peli de esto?" - "¿Por qué no?". Y así surgió este videoclip cuya historia es absurda, ridícula, y lo peor, se cree real (que ni siquiera es sátira).
Si esta peli es buena, Mario Casas es el mejor actor con el que contamos y "Tres Metros Sobre el Cielo" es una peli de Oscar.
16 de marzo de 2013
16 de marzo de 2013
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante esta nueva película de Harmony Korine, pero a la vez me ha parecido bastante decepcionante. Un inicio que promete todo un espectáculo, pero que no llega a ser gran maravilla que me esperaba. Entre las cosas buenas: Buenas interpretaciones, eso sí, de la cuatro actrices. Quizás la que tiene más cabeza es Selena Gomez, ya que su personaje no dura tanto en pantalla como muchos les hubiera gustado, y se larga. James Franco lo he visto bien caracterizado y parece la reencarnación perrore, hiphopera del diablo mismo. Lo que nos depara: muchos cuerpos bonitos en bikini, bastantes secuencias explícitas no aptas para cualquiera, una música cañera y un montaje extrafalario, que estás viendo una secuencia y te salta para adelante o atrás, según convenga, repite planos (a veces, innecesarios, que había momentos que con estas repeticiones de planos, rememoraba la mala experiencia que tuvo con El Árbol de la Vida). Además de las actrices y el gran James, mencionaría que me ha impactado el repertorio musical, más dos momentos: uno que se ve en el trailer, el de las nenas cantando la canción de Britney Spears, "Baby... One more time" a capel·la, y otro con James Franco al piano. Esta última me ha parecido brutal.
Lo que no me ha acabado de agradar es su final y el mensaje que la película da en su conjunto lo encuentro muy fallido. Spring Break para siempre? No, no lo creo.
Lo que no me ha acabado de agradar es su final y el mensaje que la película da en su conjunto lo encuentro muy fallido. Spring Break para siempre? No, no lo creo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Para mí, el final idóneo hubiera sido que las dos chicas (los personajes encarnados por Ashley Benson y Vanessa Hudgens) hubieran muerto junto a Alien. Que hayan quedado vivas tras las barbaridades que han perpretado a lo largo del film, se larguen en un coche y a más ver, no sé yo. Me ha sabido a final decepcionante.
2 de julio de 2013
2 de julio de 2013
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para empezar decir que es la película que más me ha impactado (o menos indiferente me ha dejado) en tiempo. Han pasado horas tras verla, la he meditado con la almohada y aún no se si darle un 3 o un 9, aunque seguramente me quede en algo intermedio a falta de que pueda cambiar en un revisionado que seguro cae en breve. Estuve apunto de volver a verla del tirón tras acabarla, cosa que es una buena señal y me pasa con muy pocas.
Días atrás me vi acertadamente Kids (1995), cinta de la que como me decía quien me la recomendó, bebe mucho esta y cuyo guión escribió Harmony Korine siendo muy joven. Una década y un lustro después sigue ofreciéndonos una visión de la generación actual de adolescentes poco esperanzadora, pero me da la sensación de que se deja más llevar y más allá de reflexiones morales deprimentes y generales, se centra en unos personajes y su historia, llegando un punto que pisa el acelerador sin marcha atrás aunque se acabe pasando de rosca, cosa que es parte del encanto del film. Puestos a hablar de sus personajes, para enmarcar todos, empezando por el grupo femenimo adolescente y terminando por un genial James Franco. Pese a las diferencias, puede resultar una revisión “era youtube” de Kids, teniendo alguna de las cosas que más podía desesperar de estas, como los diálogos repetitivos de amebas colocadas.
Como decía, por un lado me encanta y por otro tiene cosas para ponerla a parir. La película tiene un magnetismo como pocas que recuerdo en tiempo. Te hipnotizan su música, sus imágenes, sus personajes, las reflexiones de estos y cual canto de sirena te atrae para dejarte embobado mientras transcurre el visionado. Pero luego intento despertar de ese alelamiento y diseminar sus virtudes y defectos y a ratos me da por pensar que estoy siendo engañado vil y fácilmente. Que me están contando la historia de siempre, una road movie de adolescentes a los que se le van los sucesos de las manos, solo que la han rodado a cámara lenta, me hablan en clave de susurro, me ciegan con luces estroboscópicas, sus fosforitos, su potente BSO (me encanta, la estoy escuchando ahora mismo) y toda su aura videoclipera. Como resultado, podría resultar que nos están contando la historia teenager de toda la vida con unos cuantos cambios simples para el sector gafapasta que aborrecen las otras, sean atraídos a esta como polillas a la luz. Por lo que a ratos me indigna pero a otros eso me da más igual y me quedo con lo que me ha hecho sentir. También tengo bipolaridad de opinión respecto a sus 90 minutos y la sensación de que son más. Por un lado creo que alargan muchas secuencias, repiten muchas imágenes y frases sin necesidad, por otro acabo con la sensación de que en tan poco tiempo he vivido muchas cosas, que me han contado varias historias en una, dado que tras la salida de prisión, la cinta sufre un cambio radical y como decía pisa el acelerador y se entrega a la locura para no mirar atrás.
En resumen: la amo, me ha dado cosas que hace tiempo no me daba ninguna película. Resulta fresca y guste o no, no deja indiferente, siendo una cita obligada para cualquier cinéfago que se precie. También la odio, por hacerme sentir a ratos engañado y que bajo una capa de maquillaje pretencioso puede estar vacía. Quiero volver a verla pronto e igual entonces aclaro mis ideas o igual no, pero habré vuelto a vivir la experiencia de unas vacaciones de primavera inolvidables.
En twitter: @er_calderilla
Días atrás me vi acertadamente Kids (1995), cinta de la que como me decía quien me la recomendó, bebe mucho esta y cuyo guión escribió Harmony Korine siendo muy joven. Una década y un lustro después sigue ofreciéndonos una visión de la generación actual de adolescentes poco esperanzadora, pero me da la sensación de que se deja más llevar y más allá de reflexiones morales deprimentes y generales, se centra en unos personajes y su historia, llegando un punto que pisa el acelerador sin marcha atrás aunque se acabe pasando de rosca, cosa que es parte del encanto del film. Puestos a hablar de sus personajes, para enmarcar todos, empezando por el grupo femenimo adolescente y terminando por un genial James Franco. Pese a las diferencias, puede resultar una revisión “era youtube” de Kids, teniendo alguna de las cosas que más podía desesperar de estas, como los diálogos repetitivos de amebas colocadas.
Como decía, por un lado me encanta y por otro tiene cosas para ponerla a parir. La película tiene un magnetismo como pocas que recuerdo en tiempo. Te hipnotizan su música, sus imágenes, sus personajes, las reflexiones de estos y cual canto de sirena te atrae para dejarte embobado mientras transcurre el visionado. Pero luego intento despertar de ese alelamiento y diseminar sus virtudes y defectos y a ratos me da por pensar que estoy siendo engañado vil y fácilmente. Que me están contando la historia de siempre, una road movie de adolescentes a los que se le van los sucesos de las manos, solo que la han rodado a cámara lenta, me hablan en clave de susurro, me ciegan con luces estroboscópicas, sus fosforitos, su potente BSO (me encanta, la estoy escuchando ahora mismo) y toda su aura videoclipera. Como resultado, podría resultar que nos están contando la historia teenager de toda la vida con unos cuantos cambios simples para el sector gafapasta que aborrecen las otras, sean atraídos a esta como polillas a la luz. Por lo que a ratos me indigna pero a otros eso me da más igual y me quedo con lo que me ha hecho sentir. También tengo bipolaridad de opinión respecto a sus 90 minutos y la sensación de que son más. Por un lado creo que alargan muchas secuencias, repiten muchas imágenes y frases sin necesidad, por otro acabo con la sensación de que en tan poco tiempo he vivido muchas cosas, que me han contado varias historias en una, dado que tras la salida de prisión, la cinta sufre un cambio radical y como decía pisa el acelerador y se entrega a la locura para no mirar atrás.
En resumen: la amo, me ha dado cosas que hace tiempo no me daba ninguna película. Resulta fresca y guste o no, no deja indiferente, siendo una cita obligada para cualquier cinéfago que se precie. También la odio, por hacerme sentir a ratos engañado y que bajo una capa de maquillaje pretencioso puede estar vacía. Quiero volver a verla pronto e igual entonces aclaro mis ideas o igual no, pero habré vuelto a vivir la experiencia de unas vacaciones de primavera inolvidables.
En twitter: @er_calderilla
21 de enero de 2014
21 de enero de 2014
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las películas más impactantes, de lejos, del año 2013 es esta, Spring Breakers, una alegoría pulp, que de entre de las muchísimas dianas en las que atina, tiene la virtud de que no se parece a ningún otro film, ni de este año ni de cualquier otro.
Harmony Korine, realizador contracultural y sumamente independiente, disfraza aquí de papel cuché sus temas predilectos, en una cinta que en la forma está en las antípodas de su otra obra cumbre (y ópera prima, Gummo), pero que sin embargo comparte con ella muchos de sus temas: el estudio de ese monstruo deforme del capitalismo, la realidad social de un sueño americano que es un mito para la clase media, y un nido de víboras en la realidad, y el descarrío de una juventud demacrada por un estilo de vida aceptado por todos, pero decadente hasta la médula.
Hay gente que ha dicho que Spring Breakers es un monumento al machismo. Otros han visto una glorificación y banalización de la violencia. Se ha dicho incluso que sólo es una película hueca, un desfile de bikinis y un divertimiento pasado de rosca. Bien, esa gente no se ha enterado de nada. Harmony Korine sí realiza un arriesgado y brutal ejercicio de estilo, pero todas las decisiones estéticas (y eso incluye a su casting de niñas Disney), es evidente que han sido tomadas como estrategia para hablar de forma metacinematográfica sobre los temas expuestos arriba, para epatar al espectador en esta orgía de colores chillones; de fiestas interminables centradas en la arcada, el vómito; de sordideces y violencia gráfica tan estilizada que casi Spring Breakers parece una película divertida. Pero sólo lo parece.
Porque hay en Spring Breakers más crítica social que en cientos de cintas panfletarias. Hay más hondura que en mucho cine supuestamente “profundo”. Y pocas películas conjugan tan bien todos sus elementos (el ecléctico montaje, destruido y que consigue secuencias tan memorables como cualquiera de las fiestas que aparecen, el robo inicial, el monólogo materialista de un pletórico James Franco, el intermezzo musical con “Everytime” de Britney Spears, su impactante secuencia final…; la constante banda sonora y el score; los colores de todas las localizaciones, elementos, vestuarios, iluminación…) para ponerlos al servicio de los temas de los que habla.
Estas vacaciones universitarias de cuatro chicas monas (que muy acertadamente son más símbolos que personajes, y que sus cuatro actrices clavan en un envalentonado salto sin red), se convierten en esta hiperbolizada, anfetamínica, y sexualizada alegoría sobre el mal, la violencia, la falta de expectativas y la superficialidad de cierto sector social estadounidense. Y en la fragmentada y eléctrica forma de la propuesta, se retuerce un desolador mensaje sobre todo esto, este vacío, esta violencia cotidiana que acabará por destruirnos.
Harmony Korine, realizador contracultural y sumamente independiente, disfraza aquí de papel cuché sus temas predilectos, en una cinta que en la forma está en las antípodas de su otra obra cumbre (y ópera prima, Gummo), pero que sin embargo comparte con ella muchos de sus temas: el estudio de ese monstruo deforme del capitalismo, la realidad social de un sueño americano que es un mito para la clase media, y un nido de víboras en la realidad, y el descarrío de una juventud demacrada por un estilo de vida aceptado por todos, pero decadente hasta la médula.
Hay gente que ha dicho que Spring Breakers es un monumento al machismo. Otros han visto una glorificación y banalización de la violencia. Se ha dicho incluso que sólo es una película hueca, un desfile de bikinis y un divertimiento pasado de rosca. Bien, esa gente no se ha enterado de nada. Harmony Korine sí realiza un arriesgado y brutal ejercicio de estilo, pero todas las decisiones estéticas (y eso incluye a su casting de niñas Disney), es evidente que han sido tomadas como estrategia para hablar de forma metacinematográfica sobre los temas expuestos arriba, para epatar al espectador en esta orgía de colores chillones; de fiestas interminables centradas en la arcada, el vómito; de sordideces y violencia gráfica tan estilizada que casi Spring Breakers parece una película divertida. Pero sólo lo parece.
Porque hay en Spring Breakers más crítica social que en cientos de cintas panfletarias. Hay más hondura que en mucho cine supuestamente “profundo”. Y pocas películas conjugan tan bien todos sus elementos (el ecléctico montaje, destruido y que consigue secuencias tan memorables como cualquiera de las fiestas que aparecen, el robo inicial, el monólogo materialista de un pletórico James Franco, el intermezzo musical con “Everytime” de Britney Spears, su impactante secuencia final…; la constante banda sonora y el score; los colores de todas las localizaciones, elementos, vestuarios, iluminación…) para ponerlos al servicio de los temas de los que habla.
Estas vacaciones universitarias de cuatro chicas monas (que muy acertadamente son más símbolos que personajes, y que sus cuatro actrices clavan en un envalentonado salto sin red), se convierten en esta hiperbolizada, anfetamínica, y sexualizada alegoría sobre el mal, la violencia, la falta de expectativas y la superficialidad de cierto sector social estadounidense. Y en la fragmentada y eléctrica forma de la propuesta, se retuerce un desolador mensaje sobre todo esto, este vacío, esta violencia cotidiana que acabará por destruirnos.
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