Relic
5.4
4,476
8 de julio de 2020
8 de julio de 2020
18 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
El tiempo, esa ola inexorable que nos empuja a nacer, reproducirnos y morir; qué es de todos nosotros cuando ya no estamos… alguien debe recordarnos y perpetuarnos. De ese terror a la nada, y de otros más físicos y sobrecogedores, trata Relic.
Kay y su hija Sam, viajan a la casa de Edna, madre y abuela respectivamente, quien ha desaparecido en extrañas circunstancias. Las horas pasan, y cuando ya parece que no hay respuestas, Edna reaparece. La alegría del reencuentro pronto dará paso a la sospecha debido al comportamiento de la anciana y, poco después, al temor acerca de su destino.
La muy reivindicable ópera prima de Natalie Erika James podría incluirse en el terror familiar donde encontramos títulos como The Babadook, Hereditary, The Visit o Us, pero su discurso podría emparentarla directamente con la reciente Vivarium – en todo lo relacionado a las relaciones humanas y el transcurrir del tiempo – pero mientras la película de Lorcan Finnegan juega a lo críptico para ocultar el mensaje, Erika James y su coguionista Christian White dan la vuelta al concepto y lo que empieza como una historia familiar, se va tornando mucho más oscuro y siniestro.
Aunque la película sea australiana, en Relic hay mucha contención británica – y si me apuras diría irlandesa – con esa humedad que se te pega a la piel – cortesía del director de fotografía Charlie Sarrof -, esa historia entre lo real y lo sobrenatural enmarcada entre árboles verdes y, sobre todo, unos personajes que callan cuando deberían gritar. La cámara de Natalie Erika James es sobria, a veces demasiado, y al igual que el guion va desarrollando poco a poco la historia.
Y si has llegado hasta aquí seguro que te preguntas ¿pero Relic es una película de miedo? o, uff qué pánico, ¿un drama familiar? Relic es una película de terror, que va dando pequeños adelantos hasta que llega a la hora y pega un giro totalmente novedoso, que descoloca, sorprendiendo cómo algo tan complicado a priori puede realizarse de forma tan sencilla. Y sin efectos especiales o golpes de música, solo cámara e interpretación.
Para ejecutar este milagro, Natalie Erika James se rodea de un plantel totalmente femenino en el que sería injusto poner a una por encima de la otra: Emily Mortimer, Robyn Nevin, Bella Heathcote se nos presentan creíbles como familia y la directora consigue química entre ellas gracias a esos pequeños momentos como hacerles compartir cama o los silencios; aunque hay otros personajes resultan secundarios y solo relevantes para hacer avanzar la trama. Sorprende como una atmósfera puede resultar tan tensa sin tener que recurrir a los manidos jump scares o golpes de sonido, pero secuencia a secuencia uno intuye que algo se acerca y todo esto es gracias a que dirección, guion y trabajo actoral reman a favor de la historia.
Relic no solo es una muy buena carta de presentación de Natalie Erika James, sino la confirmación de que aún quedan territorios inexplorados en el mundo de la familia y el terror.
https://www.terrorweekend.com/2020/07/relic-review.html
Kay y su hija Sam, viajan a la casa de Edna, madre y abuela respectivamente, quien ha desaparecido en extrañas circunstancias. Las horas pasan, y cuando ya parece que no hay respuestas, Edna reaparece. La alegría del reencuentro pronto dará paso a la sospecha debido al comportamiento de la anciana y, poco después, al temor acerca de su destino.
La muy reivindicable ópera prima de Natalie Erika James podría incluirse en el terror familiar donde encontramos títulos como The Babadook, Hereditary, The Visit o Us, pero su discurso podría emparentarla directamente con la reciente Vivarium – en todo lo relacionado a las relaciones humanas y el transcurrir del tiempo – pero mientras la película de Lorcan Finnegan juega a lo críptico para ocultar el mensaje, Erika James y su coguionista Christian White dan la vuelta al concepto y lo que empieza como una historia familiar, se va tornando mucho más oscuro y siniestro.
Aunque la película sea australiana, en Relic hay mucha contención británica – y si me apuras diría irlandesa – con esa humedad que se te pega a la piel – cortesía del director de fotografía Charlie Sarrof -, esa historia entre lo real y lo sobrenatural enmarcada entre árboles verdes y, sobre todo, unos personajes que callan cuando deberían gritar. La cámara de Natalie Erika James es sobria, a veces demasiado, y al igual que el guion va desarrollando poco a poco la historia.
Y si has llegado hasta aquí seguro que te preguntas ¿pero Relic es una película de miedo? o, uff qué pánico, ¿un drama familiar? Relic es una película de terror, que va dando pequeños adelantos hasta que llega a la hora y pega un giro totalmente novedoso, que descoloca, sorprendiendo cómo algo tan complicado a priori puede realizarse de forma tan sencilla. Y sin efectos especiales o golpes de música, solo cámara e interpretación.
Para ejecutar este milagro, Natalie Erika James se rodea de un plantel totalmente femenino en el que sería injusto poner a una por encima de la otra: Emily Mortimer, Robyn Nevin, Bella Heathcote se nos presentan creíbles como familia y la directora consigue química entre ellas gracias a esos pequeños momentos como hacerles compartir cama o los silencios; aunque hay otros personajes resultan secundarios y solo relevantes para hacer avanzar la trama. Sorprende como una atmósfera puede resultar tan tensa sin tener que recurrir a los manidos jump scares o golpes de sonido, pero secuencia a secuencia uno intuye que algo se acerca y todo esto es gracias a que dirección, guion y trabajo actoral reman a favor de la historia.
Relic no solo es una muy buena carta de presentación de Natalie Erika James, sino la confirmación de que aún quedan territorios inexplorados en el mundo de la familia y el terror.
https://www.terrorweekend.com/2020/07/relic-review.html
11 de julio de 2020
11 de julio de 2020
7 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película de terror ambiental y minimalista Relic (2020), ópera prima de la directora australiana Natalie Erika James, presenta a una mujer anciana que comienza a experimentar síntomas de senilidad mientras su hija y su nieta se mudan con ella para asistirla.
Por Nicolás Bianchi
La casa rechina por las noches, las paredes crujen y los pisos de madera retumban. Las protagonistas de Relic habitan en un lugar común en el género, una vivienda en la que suceden más cosas de las que están a simple vista. El film combina su narrativa propia del terror mientras elabora otros mensajes, formales y precisos. En la película también suceden más cosas de las que están a simple vista.
Relic comienza con una bañera que se llena de agua por una canilla que alguien dejó abierta. La inundación sale del baño y comienza a bajar por las escaleras. En la planta baja el charco se extiende hasta que roza los pies de una mujer desnuda, que está de espaldas a la cámara y frente a un arbolito de Navidad cuyas luces parpadean. Entre las penumbras se divisa una silueta oscura que no se ve del todo como una persona. Hay algo extraño en la casa de la abuela, que puede ser o no real, y a partir de esa ambigüedad el film construye el suspenso y la intriga.
Alarmada por la desaparición de su madre, Kay (Emily Mortimer), junto a su hija Sam (Bella Heathcote) van a la casa de la abuela Edna (Robyn Nevin). Se encuentran con una serie de papelitos pegados por todas partes con mensajes del estilo ‘recuerda tomar las pastillas’ y otros un tanto más enigmáticos como ‘no lo sigas’. Una bandeja de frutas podridas, tomadas con delicadeza por la directora, instala la posibilidad de la muerte de quien vive allí. Pero no hay nadie. De forma repentina, Edna reaparece, algo demacrada y sucia, a los dos días de la llegada de su hija y su nieta. A partir de entonces la película transcurre, prácticamente en su integridad, dentro de la casa.
Una casa y tres personajes. Ese pequeño mundo que construye James se caracteriza por la oscuridad. Las noches transcurren prácticamente en la penumbra y los días, en las afueras de Melbourne, suelen ser nublados. Los efectos de sonidos que resaltan los ruidos de las paredes y los pisos generan una atmósfera que por momentos se torna insoportable, lo que en una película de terror podría considerarse como una virtud.
El desarrollo tiene un ritmo cansino. No necesariamente hay avances en cada escena sino que se produce una acumulación. La abuela Edna tiene momentos de lucidez y otros en los que parece estar en otro lado, como si estuviera experimentando una transformación. La dinámica general de las tres mujeres lleva a que el mejor vínculo, incluso con cierta complicidad, se establezca entre la nieta y la abuela, ya que la relación de Kay con su madre es tan conflictiva como la de Sam con ella. Existe una suerte de rechazo, o ¿temor?, a la etapa de la vida que está más próxima.
Por Nicolás Bianchi
La casa rechina por las noches, las paredes crujen y los pisos de madera retumban. Las protagonistas de Relic habitan en un lugar común en el género, una vivienda en la que suceden más cosas de las que están a simple vista. El film combina su narrativa propia del terror mientras elabora otros mensajes, formales y precisos. En la película también suceden más cosas de las que están a simple vista.
Relic comienza con una bañera que se llena de agua por una canilla que alguien dejó abierta. La inundación sale del baño y comienza a bajar por las escaleras. En la planta baja el charco se extiende hasta que roza los pies de una mujer desnuda, que está de espaldas a la cámara y frente a un arbolito de Navidad cuyas luces parpadean. Entre las penumbras se divisa una silueta oscura que no se ve del todo como una persona. Hay algo extraño en la casa de la abuela, que puede ser o no real, y a partir de esa ambigüedad el film construye el suspenso y la intriga.
Alarmada por la desaparición de su madre, Kay (Emily Mortimer), junto a su hija Sam (Bella Heathcote) van a la casa de la abuela Edna (Robyn Nevin). Se encuentran con una serie de papelitos pegados por todas partes con mensajes del estilo ‘recuerda tomar las pastillas’ y otros un tanto más enigmáticos como ‘no lo sigas’. Una bandeja de frutas podridas, tomadas con delicadeza por la directora, instala la posibilidad de la muerte de quien vive allí. Pero no hay nadie. De forma repentina, Edna reaparece, algo demacrada y sucia, a los dos días de la llegada de su hija y su nieta. A partir de entonces la película transcurre, prácticamente en su integridad, dentro de la casa.
Una casa y tres personajes. Ese pequeño mundo que construye James se caracteriza por la oscuridad. Las noches transcurren prácticamente en la penumbra y los días, en las afueras de Melbourne, suelen ser nublados. Los efectos de sonidos que resaltan los ruidos de las paredes y los pisos generan una atmósfera que por momentos se torna insoportable, lo que en una película de terror podría considerarse como una virtud.
El desarrollo tiene un ritmo cansino. No necesariamente hay avances en cada escena sino que se produce una acumulación. La abuela Edna tiene momentos de lucidez y otros en los que parece estar en otro lado, como si estuviera experimentando una transformación. La dinámica general de las tres mujeres lleva a que el mejor vínculo, incluso con cierta complicidad, se establezca entre la nieta y la abuela, ya que la relación de Kay con su madre es tan conflictiva como la de Sam con ella. Existe una suerte de rechazo, o ¿temor?, a la etapa de la vida que está más próxima.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
En el desenlace Relic difumina la tensión para declamar y exponer sus metáforas, sus mensajes, hasta llegar a un plano final que da un cierre con cierta pretensión icónica. Y allí, en el ultimísimo momento, se hace presente el terror que parecía haber quedado de lado. No se trata de una gran obra, ni nada por el estilo, pero sí de una interesante primera película de una directora que seguramente contará con más oportunidades para demostrar su talento.
23 de julio de 2020
23 de julio de 2020
6 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película que apuesta por la fórmula Hereditary en cuanto a economía de medios y apuesta por la vertiente dramática casi por encima de la terrorífica. Una mujer y su hija veinteañera llegan a la solitaria casa de la madre de la primera, una anciana que presenta síntomas de demencia. Poco a poco percibirán una extraña presencia relacionada con la abuela.
Los fans sabemos que "Hereditary" despertó tanto entusiasmo como urticaria. Los amantes de los sustos y las mecánicas habituales en el cine de terror convencional la encontraron aburrida y poco o nada inquietante. Relic cae en esa misma tónica, algún sustillo hay pero nada que lo convierta en norma. Se apuesta por la atmósfera opresiva y la relación un tanto enfermiza entre las tres protagonistas, en especial entre la anciana y su hija. No será hasta el último acto cuando las cosas de verdad de pongan tensas y ese ambiente transmita cierta turbación. Hasta ese punto el viaje resulta demasiado anodino y el sopor puede asaltar a los menos predispuestos.
El último tercio es donde se echa toda la carne en el asador, y donde ocurren cosas que de verdad intranquilizan. Hay un plano de la abuela echándole una mirada a su hija que pone los pelos de punta. Algo tan simple como una expresión. El final no es especialmente explícito, por lo que habrá no pocos espectadores necesitados de una explicación a posteriori. Se aprecia la intención, pero tanta sutilidad le va a restar público. Eso y la lentitud de su tramo central la dejan en un 5,5.
Los fans sabemos que "Hereditary" despertó tanto entusiasmo como urticaria. Los amantes de los sustos y las mecánicas habituales en el cine de terror convencional la encontraron aburrida y poco o nada inquietante. Relic cae en esa misma tónica, algún sustillo hay pero nada que lo convierta en norma. Se apuesta por la atmósfera opresiva y la relación un tanto enfermiza entre las tres protagonistas, en especial entre la anciana y su hija. No será hasta el último acto cuando las cosas de verdad de pongan tensas y ese ambiente transmita cierta turbación. Hasta ese punto el viaje resulta demasiado anodino y el sopor puede asaltar a los menos predispuestos.
El último tercio es donde se echa toda la carne en el asador, y donde ocurren cosas que de verdad intranquilizan. Hay un plano de la abuela echándole una mirada a su hija que pone los pelos de punta. Algo tan simple como una expresión. El final no es especialmente explícito, por lo que habrá no pocos espectadores necesitados de una explicación a posteriori. Se aprecia la intención, pero tanta sutilidad le va a restar público. Eso y la lentitud de su tramo central la dejan en un 5,5.
12 de julio de 2020
12 de julio de 2020
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un filme que de entrada en el primer fotograma se deja ver que no va a haber tiempo perdido. De narrativa lineal y con una premisa muy simple pero bien hilvanada, Relic es un relato de terror espacial y temporal en medio de un drama familiar fuerte. El tema de fondo podría describirlo como el derecho a un envejecimiento digno y acompañado, la vejez como una última etapa llena de amor y no de olvido. Y el filme se construye bien desde esa premisa, metiendo un poco ese terror espacial (cuando digo terror espacial es de espacio físico) y ese miedo a lo desconocido. Notablemente dirigida por Natalie Erika James en su opera prima el filme se encarga de obviar el camino fácil que normalmente toman estos productos y se centra en el desarrollo de sus personajes y la fortalece con una gran dirección de sus actrices. Tres mujeres de diferente edad, tres generaciones en una línea narrativa. Nada es coincidencia. Por ahí es cierto que el montaje a veces cercena demasiado el desarrollo narrativo y que todo se apura demasiado en la media hora final tomando en cuenta el ritmo narrativo de la primera hora., Pero el conjunto nos da una de las películas de terror más interesantes de los últimos años y también uno de los mejores filmes del año.
8/10
Comentario Final: Simple relato sobre el terror espacial y temporal en medio de un drama familiar. Notablemente dirigido y con unos minutos finales de comerse las uñas. La secuencia final tan perturbadora como bella. Gran Opera Prima.
8/10
Comentario Final: Simple relato sobre el terror espacial y temporal en medio de un drama familiar. Notablemente dirigido y con unos minutos finales de comerse las uñas. La secuencia final tan perturbadora como bella. Gran Opera Prima.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El giro final es absolutamente genial y el manejo de los elementos narrativos del género de terror por parte de Natalie es superlativo. Una notable fotografía y una cumplidora banda sonora terminan de redondear la buena experiencia.
21 de marzo de 2021
21 de marzo de 2021
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
El terror es uno de los géneros quizás mas trillados del séptimo arte dónde sorprender al espectador cada vez resulta mas complicado. Sin embargo de vez en cuando se estrena alguna joyita a reivindicar que ya sea por sus formas o sus maneras consigue encandilar a la crítica y al público. Puede decirse que Relic pertenece a este selecto grupo, ya que lo que la película cuenta y como lo cuenta es digno de alago. Y es que el primer trabajo tras las cámaras de la debutante Natalie Erika James resulta mas que satisfactorio y le augura de seguir por este camino una carrera que puede ser bastante satisfactoria e interesante de seguir.
La historia comienza cuando una hija, una madre y una abuela descubren que están siendo acosadas por algo que está consumiendo a la familia. Algo que ha ido pasando terroríficamente de generación en generación y que ahora hará acto de presencia cuando Edna, la abuela, desaparece misteriosamente, dando lugar al mas horrible de los horrores. Dicho así la película podría dar a entender que se trata de la típica película con un ente o fantasma acosando a una familia, y es mas, durante gran parte del metraje es lo que parece, sin embargo todo esto no es mas que una fachada para ocultar una clase de horror mas realista y cotidiano, algo que rodea a diario esta sociedad actual en la que vivimos y es ahí cuando descubrimos lo que la película realmente quiere contarnos provocando un escalofrío visceral que nos recorrerá el espinazo de arriba hacia abajo dejándonos petrificados ante la dolorosa e impactante conclusión de la historia. Y es que su final, después de múltiples giros argumentales dónde vamos descubriendo la verdad, nos golpea de una manera que deja un cumulo de sensaciones. Sensaciones que nos hace recordar mediante un duró golpe de realidad un problema que lleva consumiendo a nuestra sociedad desde hace unos años. Es aquí dónde la película adquiere tintes de denuncia social, exponiendo sin tapujos y de forma abrupta la crueldad de una sociedad dispuesta a abandonar los cimientos sobre los que se basa la familia debido al ritmo de vida actual, pero también deja un halo de esperanza, de reconciliación, de hacer ver que las cosas pueden cambiar, arreglarse y de que se puede volver al buen camino, y aunque su impactante final es durísimo también es esperanzador.
El trío protagonista es impresionante, no podría poner la actuación de ninguna de ellas por encima de las otras, las tres actrices logran transmitirle a sus personajes la profundidad y fuerzas necesarias para desarrollar sus historias, es por ello que los trabajos realizados por Emily Mortimer, Robyn Nevin y Bella Heathcote me parecen poco menos que magistrales.
Por otro lado Natalie Erika James sabe sacarle mucho partido a una historia que se desarrolla prácticamente entera en un mismo escenario y lugar, con una dirección exquisita nos presenta esa casa como si de otro personaje más se tratará, y a ello ayuda la excelente fotografía de Charlie Sarroff acompañada de la inquietante banda sonora compuesta por Brian Reitzell. Todo ello se une para formar un conjunto que resulta perturbador y espeluznante a partes iguales. A destacar también los efectos de sonido que en ocasiones logran erizar la piel. También destacar el diseño de la casa, dónde todo resulta viejo y desgastado, creando un ambiente malsano y enfermizo.
Una película que ánima a la reflexión, que deja pensando en lo que se ha visto y que al mismo tiempo da una lección de humildad hacia aquello que nos hace humanos y que esta sociedad moderna actual parece dispuesta a destruir. Una película que basa su terror en su logradísima y escalofriante ambientación, en desarrollar y profundizar en sus brillantes personajes y en mostrar algo cotidiano de forma visceral. Aquí no tendréis grandes sobresaltos provocados por infinitos Jump Scares, ni se los necesita, sino que todo esta puesto y planificado a favor de contarnos una buena historia de una forma elegantemente terrorífica. Como el buen cine de terror de antaño lograba hacer.
Lo mejor: La ambientación y las actuaciones. Los giros de guión. La denuncia social que se oculta tras su argumento. Terror como el de antaño, del que da miedo y provoca escalofríos.
Lo peor: No es la historia mas original que uno se pueda echar a la cara, pero todo esta desarrollado y contado tan bien y de forma tan elegante y efectiva que es algo mas que perdonable.
Es por todo ello que mi nota final es de un 8.5 sobre 10.
La historia comienza cuando una hija, una madre y una abuela descubren que están siendo acosadas por algo que está consumiendo a la familia. Algo que ha ido pasando terroríficamente de generación en generación y que ahora hará acto de presencia cuando Edna, la abuela, desaparece misteriosamente, dando lugar al mas horrible de los horrores. Dicho así la película podría dar a entender que se trata de la típica película con un ente o fantasma acosando a una familia, y es mas, durante gran parte del metraje es lo que parece, sin embargo todo esto no es mas que una fachada para ocultar una clase de horror mas realista y cotidiano, algo que rodea a diario esta sociedad actual en la que vivimos y es ahí cuando descubrimos lo que la película realmente quiere contarnos provocando un escalofrío visceral que nos recorrerá el espinazo de arriba hacia abajo dejándonos petrificados ante la dolorosa e impactante conclusión de la historia. Y es que su final, después de múltiples giros argumentales dónde vamos descubriendo la verdad, nos golpea de una manera que deja un cumulo de sensaciones. Sensaciones que nos hace recordar mediante un duró golpe de realidad un problema que lleva consumiendo a nuestra sociedad desde hace unos años. Es aquí dónde la película adquiere tintes de denuncia social, exponiendo sin tapujos y de forma abrupta la crueldad de una sociedad dispuesta a abandonar los cimientos sobre los que se basa la familia debido al ritmo de vida actual, pero también deja un halo de esperanza, de reconciliación, de hacer ver que las cosas pueden cambiar, arreglarse y de que se puede volver al buen camino, y aunque su impactante final es durísimo también es esperanzador.
El trío protagonista es impresionante, no podría poner la actuación de ninguna de ellas por encima de las otras, las tres actrices logran transmitirle a sus personajes la profundidad y fuerzas necesarias para desarrollar sus historias, es por ello que los trabajos realizados por Emily Mortimer, Robyn Nevin y Bella Heathcote me parecen poco menos que magistrales.
Por otro lado Natalie Erika James sabe sacarle mucho partido a una historia que se desarrolla prácticamente entera en un mismo escenario y lugar, con una dirección exquisita nos presenta esa casa como si de otro personaje más se tratará, y a ello ayuda la excelente fotografía de Charlie Sarroff acompañada de la inquietante banda sonora compuesta por Brian Reitzell. Todo ello se une para formar un conjunto que resulta perturbador y espeluznante a partes iguales. A destacar también los efectos de sonido que en ocasiones logran erizar la piel. También destacar el diseño de la casa, dónde todo resulta viejo y desgastado, creando un ambiente malsano y enfermizo.
Una película que ánima a la reflexión, que deja pensando en lo que se ha visto y que al mismo tiempo da una lección de humildad hacia aquello que nos hace humanos y que esta sociedad moderna actual parece dispuesta a destruir. Una película que basa su terror en su logradísima y escalofriante ambientación, en desarrollar y profundizar en sus brillantes personajes y en mostrar algo cotidiano de forma visceral. Aquí no tendréis grandes sobresaltos provocados por infinitos Jump Scares, ni se los necesita, sino que todo esta puesto y planificado a favor de contarnos una buena historia de una forma elegantemente terrorífica. Como el buen cine de terror de antaño lograba hacer.
Lo mejor: La ambientación y las actuaciones. Los giros de guión. La denuncia social que se oculta tras su argumento. Terror como el de antaño, del que da miedo y provoca escalofríos.
Lo peor: No es la historia mas original que uno se pueda echar a la cara, pero todo esta desarrollado y contado tan bien y de forma tan elegante y efectiva que es algo mas que perdonable.
Es por todo ello que mi nota final es de un 8.5 sobre 10.
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