Haz click aquí para copiar la URL

Death Race: La carrera de la muerte

Acción. Aventuras. Ciencia ficción. Thriller En un futuro próximo. Una penitenciaría atestada de presos inspiró a los carceleros para crear un pasatiempo tan cruel como lucrativo. Presos capaces de todo, un público global hambriento de violencia televisada y un ruedo espectacular se unen en DEATH RACE. El tricampeón de velocidad Jensen Ames (Jason Statham) es todo un experto a la hora de sobrevivir en el desértico paisaje en el que se ha convertido el país. Cree haber cambiado de ... [+]
Críticas 67
Críticas ordenadas por utilidad
escribe tu crítica
7
6 de octubre de 2016 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jason Statham, relevo generacional de los duros de hollywood, se solapa con ellos en verdad, es para la ocasión Frankenstein, pero no el muñeco ortopédico de hace un "trillón de años", es un tipo con un mono de piloto de carreras y una mascara chunga atrapado en un macabro juego con la muerte, presidiarios mal avenidos, coches cochambrosos erizados de armas y una paisana (Joan Allen villanísima a más no poder) mal encarada con todo dios. La propuesta son unas carreras a muerte como no, por una isla-prisión (que innovador) a ver quien gana muchas y se gana su libertad para poder fugarse a algún paraíso a libar cervezas y yacer con hermosas mujeres.

Total, que es todo mentira y el resultado ya lo sabemos desde que giran la llave del contacto por primera vez, pero eso importa bien poco a los forofos de Jason, que sentencia, reparte, protege y respeta por igual y eso es lo que queremos además de llamarse como un coche, para ello se dispone para su lucimiento de un vehículo sudoroso, potente, ruidoso y oscuro. Un divertido y desprejuiciado viaje a las cloacas del cine, una autentica chatarrería del séptimo arte que satisface por entero a los fans de la acción chusca y sucia y para ello se nos brinda una creciente marea de tiroteos, explosiones, carreras de "bugas con pinchos", sentencias definitivas, gente "fea" y odiable y algo de carne para tener contenta a la platea sin que feminismos de mala muerte nos interrumpan en nuestro viaje. ¡Por qué seamos sinceros! está es una película para nosotros, rodada con nervio y ritmo por Paul Anderson, que no es el mejor director de la historia pero aquí cumple, es una película para nosotros que jugábamos a las persecuciones que nunca acababan bien y soñábamos con sucios talleres llenos de Chargers RT y Corvettes Stingrays, para los que entendemos de cine burro sin más pretensiones que pasar un buen rato.

Pues Death Race es así y no se achanta de enseñar sus vergüenzas, lo hace orgullosa de lo que tiene que ofrecer (que es mucho más de lo que parece) y los que la interpretan le siguen el ritmo por que supongo que tenían la misma ilusión que cuando eran niños y querían perseguir a un ruidoso y furioso Mustang y es que oye, el señor Statham es un tío elegante en su vileza y nadie mejor que él para encarnar a un "malote", un "malote" honrado y de buen corazón eso si, que son los que caen bien, le acompañan en su grasiento devenir Tyrese Gybson, La estupenda señora Allen, el simpático Jason Clarke y el carismático Ian McShane, alguien tenía que mantener la elegancia y la dignidad... En fin, potente, agresiva y generosamente violenta, un tour de force de queroseno y explosiones bien disfrutable.
2
26 de abril de 2018 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todos la conocen, todos han oído hablar de ella. La famosa carrera transcontinental que atraviesa el país de punta a punta, una brutal competición donde los pilotos ganan puntos liquidando a ciudadanos.
Frankenstein es el imbatible campeón, tan temido y respetado como odiado. Esta carrera, por supuesto, no tiene nada que ver con la que vemos en la película que nos ocupa.

El país americano está (una vez más) atravesando una gran crisis; hay paro, delincuencia, malestar social y el índice de crímenes se ha disparado, así que las prisiones, como suele ocurrir en estos casos, están a rebosar. Sin embargo, el vomitivo mundo de los "reality shows" no se detiene, y el que más está pegando recientemente es "La Carrera de la Muerte", una competición que no para de ganar adeptos deseosos de violencia y emociones fuertes.
Realizada en el circuito de la prisión de Terminal Island, los condenados se han de matar sobre monstruosos vehículos armados con metralletas, misiles y otras virguerías para, supuestamente, ganar su libertad; pero el piloto estrella, Frankenstein, ha muerto "accidentalmente" en la última carrera, así que la única opción de la puñetera alcaide Hennessey es hacerse con otro piloto igual de bueno, y da con él: Jensen Ames, un pobre desgraciado, acusado injustamente de matar a su esposa, que tendrá que dejarse la piel en la mortal competición para salir de aquel agujero.

Tenemos que agradecer al bueno de Paul W.S. Anderson su parte de responsabilidad con respecto a la creciente mediocridad por la que ha estado pasando el cine de acción y ficción americano de los últimos veinte años; este hombre, que ha intentado abrirse camino en el cine comercial a base de efectos especiales y poca imaginación, no ha hecho más que destrozar cosas: se cargó los juegos de "Mortal Kombat" y "Resident Evil", iniciando, además, unas muy estúpidas sagas que poco o nada tenían que ver con el material original, y dejó por los suelos dos mitos del cine de ciencia-ficción con "Alien vs. Predator".
Por si no había sido suficiente, sus destructivas miras apuntaron esta vez al clásico de culto de los '70 producido por Roger Corman y dirigido por Paul Bartel, "La Carrera de la Muerte del Año 2.000". Producido en un primer momento por Corman y Tom Cruise y con la idea del guionista J.F. Lawton de una carrera que no atravesaba el país, sino todo el planeta, el proyecto se tambaleaba porque al actor no le convencía mucho la historia, aun así, tiempo más tarde, se le dio luz verde, aunque con Anderson reescribiendo la trama (por desgracia).

Me hace mucha gracia escuchar en boca del propio Anderson que de niño fue todo un fan de la "Carrera de la Muerte" original...fíjense si era fan que al personaje que antes interpretaba Stallone, aquel macho irascible llamado "Machine Gun" Joe Viterbo, le cambia el color y, muy posiblemente, su inclinación sexual, y el legendario Frankenstein al que daba vida Carradine es convertido en una parodia de sí mismo y despojado de todo su mito (las palabras de Hennessey son concluyentes: "no olvide que es sólo una máscara"). Pero ese no es el único desprecio mostrado hacia el film de Bartel.
Aquél se perfilaba como una sátira brutal de la creciente obsesión por la televisión y de la violencia en la sociedad de los '70; una sátira acrecentada por las grandes dosis de humor negro expuestas en la carrera, en la que matando a peatones (hombres, mujeres o niños) se conseguían puntos...lo que sería imposible de llevar hoy en día al cine, y menos al cine americano. En su lugar, se cierra la carrera y se matan sólo los presos, la mayoría auténticas hermanitas de la caridad; todo esto tras una historia muy típica (el pobre obligado a participar en un mortal juego de masas) cuyas bases no se alejan de las de "Perseguido" o "Roma, Año 2.072 d.C.: Los Gladiadores", ambientada en una pesimista sociedad futura donde el director apuesta por una crítica a la sociedad más seria y dura que la del clásico de los '70...y, amigos, no es ni la mitad de dura de lo que era, precisamente, la de aquella película.

Eliminado el factor de la sátira y lo políticamente incorrecto, ¿qué queda? Pues lo que vemos: un film de efectos especiales y acción sin límites, con menos frenos que los coches que vemos destrozándose en la pista, a ritmo de videoclip, con el estilo de la saga de "A todo Gas" y aderezada con una repugnante banda sonora de "hip-hop". Y los diálogos...para qué hablar de ellos...
Personajes también estereotipados, claro, y un buen ejemplo es el que interpreta el bueno de Statham: ese inocente trabajador medio americano más bueno que el pan, jodido por todos lados y que ha de pelear por una causa noble. Tyrese Gibson no tiene nada que hacer contra el Joe de Stallone, y de Natalie Martínez no impresionada nada salvo su cuerpazo; lo que sí que me parece mentira es que estén actores de la talla de Ian McShane y Joan Allen (qué bien que se le da hacer de zorra mala) en esta soberana tontería.

Se salvan las impresionantes secuencias de acción, lo único que reluce en este estafador "remake" que no representa sino otro fracaso de Paul W.S. Anderson.
Para terminar diré que Jason Statham no es Frankenstein, porque Frankenstein sólo hubo uno, el que interpretó David Carradine. Y ése sí que era un héroe.
5
29 de marzo de 2009 2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pura acción. Una interesante estética basada en una fotografía sucia y muy contrastada, un ágil montaje y banda sonora al uso, complementado todo ello por un puñado de tipos duros, clichés trillados, pero muy entretenida; y mejora bastante en la segunda mitad. El argumento es lo de menos, no sorprende a nadie, pero gustará a los fanáticos de las carreras de coches. La verdad es que hace parecer a “Mad Max” o a “The Fast and the Furious” una convención de mariquitas. Y sale Statham, un actor encasillado todo lo que se quiera, pero un intérprete bastante decente al que este tipo de papeles le va como un guante. Para evadirse.
7
10 de febrero de 2010 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Partiendo de la base que yo era fan del juego de ordenador y soy fan de los coches, la película no me defraudó para nada, quizás me gustaría que hubiera más carreras o que fueran más largas, pero realmente me enganchó desde el primer momento.
La historia tiene un buen ritmo, lógicamente el final no es sorprendente pero tiene todos los ingredientes de una película de acción con unos actores a bastante buen nivel para lo que requiere este tipo de cine.
En resumen, es altamente recomendable para quienes le guste el cine de acción.
5
11 de mayo de 2011 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
En si, esta película no pasa del entretenimiento, siendo, a pesar de su violencia bastante más mansa, podríamos decir que su precedente, gamberra y crítica, y en plena vorágine de los setenta políticamente incorrecta. Con un Jason Statham peligrosamente encasillado en el cine de acción, con Joan Allen poniendo la mano para recoger el cheque y a un Ian McShane al que le hicieron una buena faena al cancelar Deadwood. Cualquier otra lectura que se le saque al film está fuera de lugar, con un desenlace bastante flojo, sobre todo en lo que respecta al destino final de la alcaide y el de su ayudante, dos de los personajes más inútiles vistos en una pantalla en los últimos tiempos.
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow
    Bienvenido al nuevo buscador de FA: permite buscar incluso con errores ortográficos
    hacer búsquedas múltiples (Ej: De Niro Pacino) y búsquedas coloquiales (Ej: Spiderman de Tom Holland)
    Se muestran resultados para
    Sin resultados para