El pianista
2002 

8.2
155,532
Drama
Wladyslaw Szpilman, un brillante pianista polaco de origen judío, vive con su familia en el ghetto de Varsovia. Cuando, en 1939, los alemanes invaden Polonia, consigue evitar la deportación gracias a la ayuda de algunos amigos. Pero tendrá que vivir escondido y completamente aislado durante mucho tiempo, y para sobrevivir tendrá que afrontar constantes peligros. (FILMAFFINITY)
19 de mayo de 2006
19 de mayo de 2006
14 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Está claro que la Segunda Guerra Mundial, y concretamente los horrores que los judíos tuvieron que sufrir a manos de los nazis, es de los temas más concurridos en el cine. El pianista podría ser una película más de este estilo, pero no. Su director, Roman Polanski, (que tuvo que sufrir en sus propias carnes la matanza que los nazis llevaron a cabo) nos muestra una visión diferente. Se centra en la vida del músico polaco Bladislaw Szpilman, que sobrevivió como pudo a esta catástrofe.
Con un gran Adrien Brody en el papel de Szpilman y un interesante reparto, Polanski nos lleva hasta la Polonia de los años 40, escenario de los momentos más duros de la guerra.
Con una buena fotografía y un guión adaptado muy bien adaptado de la biografía del músico. Un film digno de ver.
Con un gran Adrien Brody en el papel de Szpilman y un interesante reparto, Polanski nos lleva hasta la Polonia de los años 40, escenario de los momentos más duros de la guerra.
Con una buena fotografía y un guión adaptado muy bien adaptado de la biografía del músico. Un film digno de ver.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El pianista también nos enseña algo inusual en esta clase de films, y es que un oficial nazi (como las fieras), se amansa con la música de Szpilman, llegando al punto de protegerlo hasta que al fin la guerra acaba.
8 de mayo de 2008
8 de mayo de 2008
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tuve la suerte de ver esta película -por primera vez- en un cine de Amsterdam. Y digo que tuve suerte porque pude asistir al film rodeado de un público muy especial que sabía muy bien que lo que estaba viendo en la pantalla formaba ya dolorosa parte de su propia historia y de sus propias vidas. Ni una tos. Ni un carraspeo. Ni un solo comentario. Sepulcral y absoluto silencio en la sala. Parecía que estábamos asistiendo a una ceremonia litúrgica y yo aún no sé si me impresiónó más la película o el ambiente de aquella sala en la que la ví.
Puede discutirse sobre la calidad fílmica de esta película pero en ningún modo puede negársele un valor testimonial insustituible para conocer de cerca la tragedia del pueblo judío y su aniquilación por los nazis durante la II Guerra Mundial. Es evidente que Polanski podría haber elegido un tono más melancólico basándose en la condición de pianista del protagonista pero no. La sucesión de episodios -a cual más cruel y brutal- nos deja sin aliento y sin espacio para protegernos con una sola pregunta: ¿En qué rincón del ser humano pudo un día haber nacido tanto odio?.
Puede discutirse sobre la calidad fílmica de esta película pero en ningún modo puede negársele un valor testimonial insustituible para conocer de cerca la tragedia del pueblo judío y su aniquilación por los nazis durante la II Guerra Mundial. Es evidente que Polanski podría haber elegido un tono más melancólico basándose en la condición de pianista del protagonista pero no. La sucesión de episodios -a cual más cruel y brutal- nos deja sin aliento y sin espacio para protegernos con una sola pregunta: ¿En qué rincón del ser humano pudo un día haber nacido tanto odio?.
12 de junio de 2008
12 de junio de 2008
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pocas veces la creacion literaria encuentra su perfecta adaptación a la pantalla e, incluso, sin alterar lo esencial del relato lo potencia tanto que le da una voz nueva, como si desarrollara lo que allí ya está desarrollado. Polanski no añade nada: él mismo niño del gueto de Varsovia, encontró en la madurez este libro escrito por el pianista protagonista.
Se trata de una autobiografía absoluta, detallada, escrita al terminar la guerra y prohibida su publicacion por quienes la ganaron, simplemente porque el final que cierra la dura epopeya de este joven pianista... no puede exhibirse con los hechos reales políticos y sociales del momento. Esto sólo se comprende una vez vista la película.
Soy un gran admirador del libro y lo recomiendo vivamente para antes o después de ver esta obra realmente prodigiosa, enormemente dolorosa para muchos de sus creadores pues remueve experiencias personales muy duras. Para alguna gente hay episodios que parecen exagerados, inverosímiles, como cuando algunos soldados alemanes matan "porque sí" mano de obra gratis: esto es no comprender el fenómeno irracional del abuso de poder, ya que la mano de obra gratis era muy abundante y el placer de matar por matar... un divertimento "maravilloso" para mucha tropa enajenada.
Toda la producción implica una capacidad artística excepcional. Especialmente importante es la realización y la interpretación de los últimos minutos, claves en la vida y la obra del auténtico protagonista de la pelicula, Wladyslaw Szpilman, quien escribió esta historia con veintipocos años y nunca más volvió a publicar nada, dedicando toda su vida a la música. A pesar de tantas dificultades consiguió que el mundo entero conociera esta historia y, ya octogenario, vio el estreno de la película, su eco internacional y la múltiple traducción de su obra El pianista el gueto de Varsovia.
Otro milagro de creación es la posibilidad de que espectadores del siglo XXI podamos beneficiarnos de este mensaje de amor, de solidaridad y de lucha contra la intolerancia, ya que a pesar de tanto sufrimiento y tantas pérdidas personales, gente como Szpilman y Polansky han podido restablecerse, fortalecerse y dar su vibrante testimonio.
Se trata de una autobiografía absoluta, detallada, escrita al terminar la guerra y prohibida su publicacion por quienes la ganaron, simplemente porque el final que cierra la dura epopeya de este joven pianista... no puede exhibirse con los hechos reales políticos y sociales del momento. Esto sólo se comprende una vez vista la película.
Soy un gran admirador del libro y lo recomiendo vivamente para antes o después de ver esta obra realmente prodigiosa, enormemente dolorosa para muchos de sus creadores pues remueve experiencias personales muy duras. Para alguna gente hay episodios que parecen exagerados, inverosímiles, como cuando algunos soldados alemanes matan "porque sí" mano de obra gratis: esto es no comprender el fenómeno irracional del abuso de poder, ya que la mano de obra gratis era muy abundante y el placer de matar por matar... un divertimento "maravilloso" para mucha tropa enajenada.
Toda la producción implica una capacidad artística excepcional. Especialmente importante es la realización y la interpretación de los últimos minutos, claves en la vida y la obra del auténtico protagonista de la pelicula, Wladyslaw Szpilman, quien escribió esta historia con veintipocos años y nunca más volvió a publicar nada, dedicando toda su vida a la música. A pesar de tantas dificultades consiguió que el mundo entero conociera esta historia y, ya octogenario, vio el estreno de la película, su eco internacional y la múltiple traducción de su obra El pianista el gueto de Varsovia.
Otro milagro de creación es la posibilidad de que espectadores del siglo XXI podamos beneficiarnos de este mensaje de amor, de solidaridad y de lucha contra la intolerancia, ya que a pesar de tanto sufrimiento y tantas pérdidas personales, gente como Szpilman y Polansky han podido restablecerse, fortalecerse y dar su vibrante testimonio.
18 de junio de 2010
18 de junio de 2010
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin duda, la mejor película sobre el exterminio de judíos junto con "La lista de Schindler", dos horas y media que se pasan volando gracias al buen ritmo que un inspirado Polanski le supo dar, y a las excelentes escenas de violencia que contiene, de las cuales, una de mis preferidas es sin duda la escena del balcón y el viejo judío en la silla de ruedas en el guetto (vean la peli y me comprenderán). Adrien Brody tampoco es que salga ileso precisamente, como también es imposible que pase desapercibido entre los alemanes con esa enorme napia de judío que tiene, jeje.
Soberbia fotografía y decorados.
Una obra maestra indiscutible galardonada justificadamente con el Oscar al mejor director, aunque el pervertido Polanski, gracias a sus antíguos y graves asuntos de pedofília en la casa de Jack Nicholson no pudo ir a Estados Unidos a recoger el premio.
"El pianista" es sin duda la mejor película de 2002. Si no se hubieran metido escenas violentas, esta peli no valdría un pimiento.
Imprescindible.
Soberbia fotografía y decorados.
Una obra maestra indiscutible galardonada justificadamente con el Oscar al mejor director, aunque el pervertido Polanski, gracias a sus antíguos y graves asuntos de pedofília en la casa de Jack Nicholson no pudo ir a Estados Unidos a recoger el premio.
"El pianista" es sin duda la mejor película de 2002. Si no se hubieran metido escenas violentas, esta peli no valdría un pimiento.
Imprescindible.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
También me encantó la escena en la que un SS le mete una brutal paliza a Adrien Brody por tirar unos ladrillos, y la escena que la que un oficial alemán le mete una ostia al padre de Adrien Brody por pisar la acera (entre otras escenas).
23 de septiembre de 2014
23 de septiembre de 2014
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Descripción de la balada para piano nº 1 op. 23, extraída de wikipedia (es la pieza que le toca al oficial nazi).
“Los esbozos de esta primera balada en sol menor op. 23, datan de 1831 y se publicó en Leipzig en 1836. Estuvo inspirada en la amargura que Chopin sufría solo en Viena por la ausencia de su familia y amigos los cuales estaban en Polonia luchando contra la opresión del imperio ruso. Es una obra tan dramática, que Schumann llegó a llamarla "Polonesa", y hoy es tan famosa como lo fue en aquella época. Se inicia con un diseño ascendente, a modo de pregunta, al que sigue un tema lírico y melancólico. Un segundo tema, que comienza <cantabile>, se agita con vigor. Ambos se intercalan creando contrastes expresivos. Finaliza magistralmente con una coda magnífica y complicada técnicamente y una serie de acordes brillantes descendentes de gran impacto.”
“Los esbozos de esta primera balada en sol menor op. 23, datan de 1831 y se publicó en Leipzig en 1836. Estuvo inspirada en la amargura que Chopin sufría solo en Viena por la ausencia de su familia y amigos los cuales estaban en Polonia luchando contra la opresión del imperio ruso. Es una obra tan dramática, que Schumann llegó a llamarla "Polonesa", y hoy es tan famosa como lo fue en aquella época. Se inicia con un diseño ascendente, a modo de pregunta, al que sigue un tema lírico y melancólico. Un segundo tema, que comienza <cantabile>, se agita con vigor. Ambos se intercalan creando contrastes expresivos. Finaliza magistralmente con una coda magnífica y complicada técnicamente y una serie de acordes brillantes descendentes de gran impacto.”
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Imagina que estás en Varsovia, año 1945. Después de casi 6 años de guerra, y de haberlo perdido todo, ni siquiera tienes tiempo de debatirte entre la vida y la muerte. Solo tienes energías para abrir una lata enorme, a golpes o como sea. Pero entonces, inesperadamente, ante tus ojos, aparece un alto oficial nazi. Ahora la prioridad es otra. Tienes hambre, pero eres totalmente consciente que eres un blanco fácil. Solo te queda responder a lo que te digan, de la manera más obvia posible. Y entonces… te pide que le toques una pieza de piano, para comprobar que no le estás mintiendo. Sabes a ciencia cierta que eso será lo último que hagas, que después morirás. ¿Cuál elegirías?
“Empezarías a tocar de una forma ascendente, a modo de pregunta”, de millones de incógnitas que pasarían por tu cabeza. ¿Qué pasará conmigo después? ¿De cuánto tiempo dispongo? ¿Dónde me pegará el tiro? Pero tú mismo encuentras la respuesta: disfruta. El piano es tu vida, y necesitas quitarte esos miles de bloqueos que te impiden soltarte, desinhibirte. Esa conclusión te lleva a producir algo lírico y melancólico.
Rompes las cadenas que te atan y “comienzas cantábile, te agitas con vigor.” Pero los malos pensamientos te vienen, e intercalas las dos formas, “creando contrastes expresivos”.
Sigues vivo, y sientes, como nunca antes, que estás dando el concierto de tu vida, y que la audiencia es la más agradecida de la historia de las audiencias. Se acerca el desenlace, al menos de la pieza, y decides “finalizar magistralmente con una coda magnífica y complicada técnicamente y una serie de acordes brillantes descendentes de gran impacto.”
Y terminas… Sigues vivo.
¿Por qué? Por dos razones. Si eres creyente, está claro. Cosas de Dios. Si no lo eres, también está claro. La educación que ese nazi que hay frente a ti recibió en el pasado, te ha salvado la vida. Si nadie le hubiera enseñado a descifrar la diferencia entre ruido y melodía, de lo difícil del arte de la música, no habría preguntado. No habría querido saber más. Pero cuando te vio, sabía que le podías aportar algo. Y lo hiciste. Y así, unos siguen creyendo en Dios, esperando que Dios les salve mientras ellos no hacen nada por cambiar. Y otros creemos más que nunca en el poder que la Educación tiene sobre las personas.
“Empezarías a tocar de una forma ascendente, a modo de pregunta”, de millones de incógnitas que pasarían por tu cabeza. ¿Qué pasará conmigo después? ¿De cuánto tiempo dispongo? ¿Dónde me pegará el tiro? Pero tú mismo encuentras la respuesta: disfruta. El piano es tu vida, y necesitas quitarte esos miles de bloqueos que te impiden soltarte, desinhibirte. Esa conclusión te lleva a producir algo lírico y melancólico.
Rompes las cadenas que te atan y “comienzas cantábile, te agitas con vigor.” Pero los malos pensamientos te vienen, e intercalas las dos formas, “creando contrastes expresivos”.
Sigues vivo, y sientes, como nunca antes, que estás dando el concierto de tu vida, y que la audiencia es la más agradecida de la historia de las audiencias. Se acerca el desenlace, al menos de la pieza, y decides “finalizar magistralmente con una coda magnífica y complicada técnicamente y una serie de acordes brillantes descendentes de gran impacto.”
Y terminas… Sigues vivo.
¿Por qué? Por dos razones. Si eres creyente, está claro. Cosas de Dios. Si no lo eres, también está claro. La educación que ese nazi que hay frente a ti recibió en el pasado, te ha salvado la vida. Si nadie le hubiera enseñado a descifrar la diferencia entre ruido y melodía, de lo difícil del arte de la música, no habría preguntado. No habría querido saber más. Pero cuando te vio, sabía que le podías aportar algo. Y lo hiciste. Y así, unos siguen creyendo en Dios, esperando que Dios les salve mientras ellos no hacen nada por cambiar. Y otros creemos más que nunca en el poder que la Educación tiene sobre las personas.
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