Todos dicen te quiero
6.9
18,461
Comedia. Musical. Romance
El matrimonio formado por Steffi y Bob es el paradigma de la familia burguesa de Nueva York: son ricos, liberales y socialmente comprometidos. Steffi estuvo casada con Joe, un tipo sin suerte con las mujeres, con quien tiene una hija algo inestable. Bob tiene un hijo conservador, una hija que ha puesto en peligro su boda al enamorarse de un delincuente y otras dos hijas adolescentes que se pelean por chicos multimillonarios. Todos ellos ... [+]
24 de noviembre de 2008
24 de noviembre de 2008
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se trata de una buena película, sofisticada, inteligente, bien trabajada, con buena fotografía, en general buenas actuaciones, situaciones alocadas y demás, pero lo siento, no me gustan los musicales, ni las películas que pretenden serlo, o imitarlas. No me gusta que en mitad de un diálogo con clímax, se me ponga una persona a cantar. Aún así, merece la pena verla y si te gustan los musicales pues te encantará. Tiene algunas escenas muy logradas y tiene críticas interesantes hacia la sociedad progre de la alta burguesía estadounidense y a la sociedad más conservadora de ese país, es decir, caen ostias para todos.
24 de noviembre de 2008
24 de noviembre de 2008
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una vez más, Woody Allen consigue llenarnos, en este caso con una comedia musical que se aleja de los tópicos de ésta y paradójicamente se acerca a los de las familias burguesas de ideología progresista (o pseudoprogresistas).
Divertida, sagaz y con unos diálogos que sin duda sirven de homenaje al mejor Groucho Marx y el resto de sus míticos hermanos, con el guiño final del baile en París (la adorada París de Woody).
100% Recomendable para los seguidores del cine "alleniano", y para todos aquellos que quieran sumarse al club.
P.S. Extrañamente encantadora y seductora la joven Natasha Lyonne en el film (y espectacular Julia Roberts).
Divertida, sagaz y con unos diálogos que sin duda sirven de homenaje al mejor Groucho Marx y el resto de sus míticos hermanos, con el guiño final del baile en París (la adorada París de Woody).
100% Recomendable para los seguidores del cine "alleniano", y para todos aquellos que quieran sumarse al club.
P.S. Extrañamente encantadora y seductora la joven Natasha Lyonne en el film (y espectacular Julia Roberts).
24 de octubre de 2010
24 de octubre de 2010
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque sean evidentes muchos de los defectos de esta película, el propósito del director se cumple con creces y, en este caso, es un propósito de carácter más estético que argumental: homenajear el clásico musical hollywoodiense. La historia bien importa poco y eso afecta negativamente al ritmo dramático, ya que las tramas de los personajes van y vienen, aparecen y desaparecen, al antojo de un Woody Allen más interesado en resaltar lugares, personajes o temas que le interesan (Venecia, París, Groucho Marx, el cambio estacional en Manhattan...), que en construir una verdadera y sólida trama entre de relaciones entre personajes. En este aspecto sólo consigue atrapar el triángulo de amor-desamor entre Joe (Allen), Steffi (Goldie Hawn) y Bob (un muy divertido Allan Alda, como es habitual). El resto de las tribulaciones familiares son anecdóticas, aunque se permite introducir cuñas como una poco disimulada crítica al pensamiento conservador, encarnado en Scott (Lukas Haas), hijo de Bob.
Pero el gran error de esta película se encuentra, precisamente, en los números musicales, teniendo en cuenta que, dentro de una comedia musical, las secuencias cantadas deberían llevar un gran peso argumental. La mayoría de las escenas musicales no sólo no hacen avanzar la trama, sino que más bien la entorpecen, aburriendo (como el interminable baile a lo Groucho), llegando al ridículo (como el baile de los fantasmas) o símplemente por lo relamido de la canción o la puesta en escena, como toda la relación entre Skylar (Drew Barrymore) y Holden (Edward Norton). Y si la pretensión del musical no era la de avanzar la trama sino la de recrearse en las propias secuencias musicales, el conjunto tampoco resulta acertado por esas razones.
Pero no sería justo tildar a esta película de fallida o mala, ya que existen en ella elementos que denotan su calidad, empezando por el propio riesgo de tal propuesta. Poner al servicio de una comedia musical el repertorio temático de Woody Allen no es tarea fácil. La nostalgia y la dureza que suelen desprender sus películas (tanto las puramente dramáticas como las cómicas) se ven adaptadas al ilusorio e ingenuo estilo del musical clásico, con ese regusto especialmente positivo y vitalista que dejan. De esta predisposición emerge la mejor secuencia de la película, el mágico baile a orillas del Sena entre Steffi y Joe, donde el propio Allen se presta al baile y al cante, dentro de sus limitaciones pero con un entusiasmo que es de agradecer.
Pd. No siendo yo un detractor (ni un fan) de Julia Roberts, cabe comentar que su presencia es totalmente prescindible y anecdótica, no aporta nada resaltable y cualquiera podría haber hecho su papel. Lo mismo comentar, aunque su personaje es más que secundario, de una de las primeras interpretaciones de una jovencísima Natalie Portman.
Pero el gran error de esta película se encuentra, precisamente, en los números musicales, teniendo en cuenta que, dentro de una comedia musical, las secuencias cantadas deberían llevar un gran peso argumental. La mayoría de las escenas musicales no sólo no hacen avanzar la trama, sino que más bien la entorpecen, aburriendo (como el interminable baile a lo Groucho), llegando al ridículo (como el baile de los fantasmas) o símplemente por lo relamido de la canción o la puesta en escena, como toda la relación entre Skylar (Drew Barrymore) y Holden (Edward Norton). Y si la pretensión del musical no era la de avanzar la trama sino la de recrearse en las propias secuencias musicales, el conjunto tampoco resulta acertado por esas razones.
Pero no sería justo tildar a esta película de fallida o mala, ya que existen en ella elementos que denotan su calidad, empezando por el propio riesgo de tal propuesta. Poner al servicio de una comedia musical el repertorio temático de Woody Allen no es tarea fácil. La nostalgia y la dureza que suelen desprender sus películas (tanto las puramente dramáticas como las cómicas) se ven adaptadas al ilusorio e ingenuo estilo del musical clásico, con ese regusto especialmente positivo y vitalista que dejan. De esta predisposición emerge la mejor secuencia de la película, el mágico baile a orillas del Sena entre Steffi y Joe, donde el propio Allen se presta al baile y al cante, dentro de sus limitaciones pero con un entusiasmo que es de agradecer.
Pd. No siendo yo un detractor (ni un fan) de Julia Roberts, cabe comentar que su presencia es totalmente prescindible y anecdótica, no aporta nada resaltable y cualquiera podría haber hecho su papel. Lo mismo comentar, aunque su personaje es más que secundario, de una de las primeras interpretaciones de una jovencísima Natalie Portman.
9 de noviembre de 2010
9 de noviembre de 2010
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Espectáculos coreográficos deslumbrantes, música y baladas amenas, me hace gracia ver a Woody Allen cantando en el balcón de Venecia tan campante y natural. Maravillosos escenarios sobre todo de Venecia; la gran orquestación de actores, juveniles, simpáticos en todo momento, la pequeña sátira que representa el papel de Goldie Hawn, empeñada en redimir lo irremediable, el hijo "republicano" de Alan Alda, tan liberal...y falta por poner en el reparto a Tim Roth en el papel de maleante, que está fantástico en su papel de psicópata...
A destacar una frase: "Yo lo que conozco de Van Gogh es a Kirk DOuglas haciendo de Vincent en el loco del pelo rojo"
A destacar una frase: "Yo lo que conozco de Van Gogh es a Kirk DOuglas haciendo de Vincent en el loco del pelo rojo"
2 de junio de 2011
2 de junio de 2011
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
No soy de los piensan que Woody Allen es un genio o que todos y cada uno de sus trabajos son maravillosos, lo cual no quita que el cineasta neoyorquino me parezca un guionista formidable y un director de lo más interesante. Pero a lo que iba, la película que nos ocupa, una comedia musical pasada por el peculiar tamiz de Allen, es uno de sus trabajos que mejor sabor de boca me han dejado.
Y eso que el director nos cuenta más o menos lo mismo de siempre: las neurosis de un grupo de personajes, en este caso una familia, alrededor de temas universales como el amor. La peculiaridad es que entre charla y charla se suceden distintos números musicales tan divertidos como disfuncionales (por la frescura y amateurismo que desprenden).
Todos dicen I Love You destaca por contar con un reparto de campanillas, con unos diálogos chispeantes y, sobre todo, con un encanto a prueba de bombas. Eso sí, que nadie se deje engañar por su dulce e inocente envoltorio, ya que la película se dedica a lanzar pullas políticas (tanto a los republicanos como a la clase alta progresista) de lo más jocosas. Como curiosidad final señalar que Drew Barrymore fue la única del reparto que se negó a cantar, por lo que tuvo que ser doblada en sus escenas musicales.
Y eso que el director nos cuenta más o menos lo mismo de siempre: las neurosis de un grupo de personajes, en este caso una familia, alrededor de temas universales como el amor. La peculiaridad es que entre charla y charla se suceden distintos números musicales tan divertidos como disfuncionales (por la frescura y amateurismo que desprenden).
Todos dicen I Love You destaca por contar con un reparto de campanillas, con unos diálogos chispeantes y, sobre todo, con un encanto a prueba de bombas. Eso sí, que nadie se deje engañar por su dulce e inocente envoltorio, ya que la película se dedica a lanzar pullas políticas (tanto a los republicanos como a la clase alta progresista) de lo más jocosas. Como curiosidad final señalar que Drew Barrymore fue la única del reparto que se negó a cantar, por lo que tuvo que ser doblada en sus escenas musicales.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El momento más ocurrente (y mi favorito junto al bailecito que se marcan el director y Goldie Hawn) tiene lugar al descubrirse que la reciente afición del personaje de Lukas Haas por el partido republicano estaba causada por... ¡un coágulo en una arteria que impedía que su cerebro recibiese el suficiente oxígeno!
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