Ofrece lo que cualquier historia de hollywood, tópico por doquier y el mensaje de que cualquier cosa es posible en América. Todas las historias tienen un hilo conductor común: las relaciones que se crean en cualquier lugar de Nueva York, en cualquier momento, bajo cualquier circunstancia y entre las personas más variadas.
Nada nuevo bajo el sol, aunque la película es entretenida y está llena de finales felices. ¡Qué buenos somos!

Ni siquiera los enamorados incondicionales de NYC pueden deleitarse con esta peli, -no te queda ni la fotografía de consuelo...- a la quinta historieta comienza uno a preguntarse qué sentido tiene... y todavía te quedan la mitad. La mejor, la historia de Portman (interprentando, porque dirigiendo, teeela) mostrando la contradicción religiosa que se vive en la ciudad de NY -o judíolandia- interpretando a la típica vecina de Williamsbourgh.

Mucho Love del malo y poca New York.