Las chicas están bien
2023 

6.2
4,074
Drama
Un cuento de verano sobre la convivencia entre cuatro actrices y una escritora que ensayan una obra de teatro en un antiguo molino, apartado del mundo. Es la historia de un hechizo. Con princesas, sapos, ríos, cartas y hasta un príncipe despistado. Durante esos días de ensayo, las chicas se irán conociendo y midiendo a través de los materiales que plantea la obra, y aportarán sus propias vivencias alrededor de los temas de sus ... [+]
19 de julio de 2023
19 de julio de 2023
10 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Verás mujeres profesionales, sensibles, capaces, abiertas, inteligentes, bellas y, sobre todo, verás mujeres libres.
El cuento de verano recuerda al más bucólico Woody Allen o Eric Rohmer, pero con la contundencia y la lucidez de Agnes Varda o Greta Gerwig. Con naturaleza, apartado de la ciudad, avanza regocijándose en conversaciones muy interesantes que, pese a su profundidad, pasan como livianos baños en el río del pueblo. Cabe de todo en esta película, así como cabe de todo en las vivencias y expresiones de las mujeres. Justamente, cuanto más apartadas están de estructuras patriarcales, es cuando más libres se muestran, donde la belleza alcanza su máximo nivel.
Se disfruta tanto que hora y venticinco minutos se quedan en un trago refrescante de agua en verano. Estamos ante una de las mejores películas de nuestro tiempo y de todo nuestro cine porque contamos con una combinación que pronto se contará en las escuelas: la inteligencia y la sensibilidad de Itsaso Arana y las interpretaciones mayúsculas y preciosas de Bárbara Lennie, Irene Escolar, Itziar Manero y Helena Ezquerro. En estado de gracia.
Tal vez sea eso, un momento de gracia. Y si es así, bienvenido. Pero es un trabajo bien hecho y hay que decirlo.
El cuento de verano recuerda al más bucólico Woody Allen o Eric Rohmer, pero con la contundencia y la lucidez de Agnes Varda o Greta Gerwig. Con naturaleza, apartado de la ciudad, avanza regocijándose en conversaciones muy interesantes que, pese a su profundidad, pasan como livianos baños en el río del pueblo. Cabe de todo en esta película, así como cabe de todo en las vivencias y expresiones de las mujeres. Justamente, cuanto más apartadas están de estructuras patriarcales, es cuando más libres se muestran, donde la belleza alcanza su máximo nivel.
Se disfruta tanto que hora y venticinco minutos se quedan en un trago refrescante de agua en verano. Estamos ante una de las mejores películas de nuestro tiempo y de todo nuestro cine porque contamos con una combinación que pronto se contará en las escuelas: la inteligencia y la sensibilidad de Itsaso Arana y las interpretaciones mayúsculas y preciosas de Bárbara Lennie, Irene Escolar, Itziar Manero y Helena Ezquerro. En estado de gracia.
Tal vez sea eso, un momento de gracia. Y si es así, bienvenido. Pero es un trabajo bien hecho y hay que decirlo.
26 de agosto de 2023
26 de agosto de 2023
5 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
La directora y actriz, Itsaso Arana dirige esta película que demuestra una vez más la originalidad y calidad de sus propuestas creativas.
Ya la conocemos en la dirección con el maravilloso documental John y Gena, donde nos sorprende también porque juega con los géneros y además toca temáticas muy contemporáneas donde la libertad y las relaciones profundas entre las personas son protagonistas.
En Las chicas están bien sorprende con un planteamiento original. Cuatro actrices, Bárbara Lennie, Irene Escolar, Itziar Manero y Helena Ezquerro se reúnen en una casa de campo para ensayar una obra de teatro en la que cuatro hermanas del siglo XVII se expresan libremente sobre sus sentimientos sobre temas como la muerte, la libertad, el amor o las relaciones personales. Temas que también surgen entre las actrices que con fluidez permiten que conozcamos sus inquietudes vitales. Todo ello sin presencia de varones que están presentes en las conversaciones pero no aparecen salvo al final del metraje cuando un jovencito comparte espacio de una forma muy respetuosa sin alterar el proceso creativo de las jóvenes. En este espacio fluyen las conversaciones en un remanso de paz con una atmósfera que promueve el conocimiento del mundo interior entre iguales. A estas alturas todavía es difícil ver una película donde las protagonistas sean solo mujeres y la historia gire sobre ellas y sus inquietudes.
Muy interesante la autoficción y cómo se filtra de forma sutil para que sintamos estar en varios universos a la vez. Este toque original que ofrece Itsaso Arana dota a su película de un valor cinematográfico difícil de encontrar y de gozar porque está dirigida a los sentidos. La escenografía ofrece que se disfrute de los espacios, del verano, del pueblo en fiestas, del campo.
Respecto a la interpretación todas las actrices contribuyen a crear esa atmósfera, especialmente destaca Bárbara Lennie que tiene uno de los monólogos impresionante. También la niña, que contribuye a la naturalidad de lo que se cuenta y le da mucha frescura. Sin olvidar a Itsaso Arana que también es actriz a la vez que directora.
En definitiva, una película para gozarla y para desear que su directora pueda volver a realizar proyectos tan originales y a la vez hagan disfrutar tanto como este.
www.cineparatodas.wordpress.com
Ya la conocemos en la dirección con el maravilloso documental John y Gena, donde nos sorprende también porque juega con los géneros y además toca temáticas muy contemporáneas donde la libertad y las relaciones profundas entre las personas son protagonistas.
En Las chicas están bien sorprende con un planteamiento original. Cuatro actrices, Bárbara Lennie, Irene Escolar, Itziar Manero y Helena Ezquerro se reúnen en una casa de campo para ensayar una obra de teatro en la que cuatro hermanas del siglo XVII se expresan libremente sobre sus sentimientos sobre temas como la muerte, la libertad, el amor o las relaciones personales. Temas que también surgen entre las actrices que con fluidez permiten que conozcamos sus inquietudes vitales. Todo ello sin presencia de varones que están presentes en las conversaciones pero no aparecen salvo al final del metraje cuando un jovencito comparte espacio de una forma muy respetuosa sin alterar el proceso creativo de las jóvenes. En este espacio fluyen las conversaciones en un remanso de paz con una atmósfera que promueve el conocimiento del mundo interior entre iguales. A estas alturas todavía es difícil ver una película donde las protagonistas sean solo mujeres y la historia gire sobre ellas y sus inquietudes.
Muy interesante la autoficción y cómo se filtra de forma sutil para que sintamos estar en varios universos a la vez. Este toque original que ofrece Itsaso Arana dota a su película de un valor cinematográfico difícil de encontrar y de gozar porque está dirigida a los sentidos. La escenografía ofrece que se disfrute de los espacios, del verano, del pueblo en fiestas, del campo.
Respecto a la interpretación todas las actrices contribuyen a crear esa atmósfera, especialmente destaca Bárbara Lennie que tiene uno de los monólogos impresionante. También la niña, que contribuye a la naturalidad de lo que se cuenta y le da mucha frescura. Sin olvidar a Itsaso Arana que también es actriz a la vez que directora.
En definitiva, una película para gozarla y para desear que su directora pueda volver a realizar proyectos tan originales y a la vez hagan disfrutar tanto como este.
www.cineparatodas.wordpress.com
25 de agosto de 2023
25 de agosto de 2023
4 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
En su debut como directora, Itsaso Arana nos brinda la emotiva y hermosa película "Las Chicas Están Bien". La trama, aunque sencilla en su premisa, se revela como un telón de fondo perfecto para explorar una serie de temas universales a través de un grupo de actrices que ensayan una obra de teatro en un tranquilo molino.
A medida que exploran los temas de sus personajes, los temas de amor, belleza, orfandad, fe, amistad, actuación y muerte emergen, tejidos hábilmente en sus propias vivencias. A pesar de abordar asuntos serios, el tono general de la película es luminoso y esperanzador, otorgando una sensación de vitalidad a las complejidades que enfrentan los personajes.
El reparto diverso de actrices, que abarca diferentes generaciones, brinda un trabajo excelente y convincente. Bárbara Lennie destaca con su interpretación. Los personajes, bien construidos y creíbles, permiten una conexión inmediata con el público, estableciendo un enlace emocional desde el inicio.
El debut directorial de Itsaso Arana es un logro notable. La película está impregnada de sensibilidad y elegancia, y Arana logra extraer lo mejor de sus actrices. Su enfoque hábilmente construye la conexión emocional entre los personajes y el público.
La partitura acompaña con discreción pero eficacia, añadiendo un toque de profundidad emocional. La cinematografía, cuidadosamente ejecutada, captura la belleza del entorno natural en el que se desarrolla la historia. El diseño de producción, aunque sencillo, encaja con la narrativa. La ausencia de efectos especiales no afecta en lo más mínimo la riqueza de la historia.
La edición contribuye a un flujo armonioso, mientras que el ritmo, aunque pausado, nunca llega a ser monótono. El diálogo, natural y auténtico, logra transmitir las emociones de los personajes con efectividad.
Es una obra cinematográfica hermosa y conmovedora que celebra la vida y la amistad. A través de la dirección sensible de Itsaso Arana y un reparto excepcional, la película se convierte en una oda a la experiencia humana.
A medida que exploran los temas de sus personajes, los temas de amor, belleza, orfandad, fe, amistad, actuación y muerte emergen, tejidos hábilmente en sus propias vivencias. A pesar de abordar asuntos serios, el tono general de la película es luminoso y esperanzador, otorgando una sensación de vitalidad a las complejidades que enfrentan los personajes.
El reparto diverso de actrices, que abarca diferentes generaciones, brinda un trabajo excelente y convincente. Bárbara Lennie destaca con su interpretación. Los personajes, bien construidos y creíbles, permiten una conexión inmediata con el público, estableciendo un enlace emocional desde el inicio.
El debut directorial de Itsaso Arana es un logro notable. La película está impregnada de sensibilidad y elegancia, y Arana logra extraer lo mejor de sus actrices. Su enfoque hábilmente construye la conexión emocional entre los personajes y el público.
La partitura acompaña con discreción pero eficacia, añadiendo un toque de profundidad emocional. La cinematografía, cuidadosamente ejecutada, captura la belleza del entorno natural en el que se desarrolla la historia. El diseño de producción, aunque sencillo, encaja con la narrativa. La ausencia de efectos especiales no afecta en lo más mínimo la riqueza de la historia.
La edición contribuye a un flujo armonioso, mientras que el ritmo, aunque pausado, nunca llega a ser monótono. El diálogo, natural y auténtico, logra transmitir las emociones de los personajes con efectividad.
Es una obra cinematográfica hermosa y conmovedora que celebra la vida y la amistad. A través de la dirección sensible de Itsaso Arana y un reparto excepcional, la película se convierte en una oda a la experiencia humana.
26 de agosto de 2023
26 de agosto de 2023
4 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Recogiendo la pregunta a la que se enfrentaba el personaje de la ahora directora en "La virgen de agosto", parece que todas las protagonistas tratan de poner su granito en esta obra para contribuir a esa respuesta.
¿Se trata quizá de decir las cosas que piensas cuando las piensas y no cuando ya es tarde? ¿Es tal vez la capacidad de admitir que no tienes un plan definitivo pero que lo irás construyendo sobre la marcha? O el poder lanzarte de manera abierta al amor sin esperar ser correspondido. Puede ser también comunicarte con los que ya no están o con los que aún no han llegado, sin reparos a pensar que puede ser una chifladura o una pérdida de tiempo. Puede ser todo eso o puede ser simplemente el ser capaz de estar completamente presente en el momento, en cuerpo, mente y alma, en una simple reunión de amigas sin mayor trascendentalismo. Puede que incluso todo lo que haya que hacer sea añadir un pequeño componente soñador, ser capaz de ver aquello que está más allá de lo tangible. Para ser una persona de verdad tal vez debas poder ser una persona ilusa, ilusa para ser lo que eres y lo que puedes ser. Esta película lo es.
¿Se trata quizá de decir las cosas que piensas cuando las piensas y no cuando ya es tarde? ¿Es tal vez la capacidad de admitir que no tienes un plan definitivo pero que lo irás construyendo sobre la marcha? O el poder lanzarte de manera abierta al amor sin esperar ser correspondido. Puede ser también comunicarte con los que ya no están o con los que aún no han llegado, sin reparos a pensar que puede ser una chifladura o una pérdida de tiempo. Puede ser todo eso o puede ser simplemente el ser capaz de estar completamente presente en el momento, en cuerpo, mente y alma, en una simple reunión de amigas sin mayor trascendentalismo. Puede que incluso todo lo que haya que hacer sea añadir un pequeño componente soñador, ser capaz de ver aquello que está más allá de lo tangible. Para ser una persona de verdad tal vez debas poder ser una persona ilusa, ilusa para ser lo que eres y lo que puedes ser. Esta película lo es.
17 de diciembre de 2023
17 de diciembre de 2023
4 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine más pequeño es el más grande. Las apuestas minimalistas a veces resultan inmensas. La sensibilidad exquisita lo puede todo aun no contando con nada. “Las chicas están bien” es una cinta tan pequeña que resulta imposible no enamorarse de ella. Es un diminuto dulcecito que se te pega de manera incansable al alma hasta que te embelesa. La ópera prima de Itsaso Arana tiene magia, la rezuma por cada poro de cada plano del film. Ha sabido coger lo mejor de Éric Rohmer, tal cual suele tener por costumbre Jonás Trueba, para, sin abandonar ese mismo estilo e idénticas intenciones, llegar mucho más allá gracias a su pátina femenina y tamizar de inteligencia sensible una película tan pequeña como épica, tan adorable como maravillosa.
Pero, bien pensado, ¿acaso podría haber sido de otra forma? Si tenemos a Itsaso Arana a la dirección y guión para conformar una pequeña anécdota minimalista metacinematográfica y metateatral exquisita, nos vamos al campo a rodarla con escasos medios pero infinita inteligencia y nos rodeamos para ello de (ni más ni menos que) Bárbara Lennie, Irene Escolar, Helena Ezquerro y, sobre todo, Itziar Manero (mi favorita, una joven actriz que borda su papel hasta los límites de lo imaginable de la forma más directa y sencilla, haciéndome levitar en una escena en concreto del film), resulta bastante evidente que el resultado tenía que ser magistral. Y doy fe de que lo es.
Tanto la propuesta formal como la argumental son minimalistas. Ni falta que hace más. Basta y sobra con escuchar los diálogos entre estas cuatro actrices en estado de gracia. Tanto los que pronuncian interpretando la obra de teatro que están montando y para la que han ido a refugiarse a un remoto pueblo, textos literarios de un nivel sobresaliente, como los diálogos que nos van regalando entre las conversaciones que tienen entre ellas de manera totalmente orgánica y natural tras los ensayos. Intuyo que muchas improvisadas por estas maravillosas actrices, pero todas cargadas de lirismo, sabiduría, madurez, sentido común y belleza inusitada. Tratan del amor, la muerte, el sentido de la vida, la familia, la orfandad, las desilusiones… Un tratado filosófico completo y magistral contado con palabras muy sencillas.
Pero en el colmo de la libertad creativa, la película se llega a permitir incluso romper la cuarta pared y dialogar con la cámara a través de una escena interpretada por Bárbara Lennie que resulta antológica. Tan sutil como todo lo que derrocha esta película, con una ruralmente preciosa dirección de fotografía de Sara Gallego y con la música clásica que va acompasando las distintas escenas del film.
Su único defecto es su metraje de 85 minutos, que pasa como un suspiro y que deja ganas de muchísimo más. Ojalá durase el doble. O el triple. O el cuádruple. Porque me quedo ansioso por saber más y más sobre sus cuatro mujeres protagonistas, lo que sienten, padecen y viven.
Pero, bien pensado, ¿acaso podría haber sido de otra forma? Si tenemos a Itsaso Arana a la dirección y guión para conformar una pequeña anécdota minimalista metacinematográfica y metateatral exquisita, nos vamos al campo a rodarla con escasos medios pero infinita inteligencia y nos rodeamos para ello de (ni más ni menos que) Bárbara Lennie, Irene Escolar, Helena Ezquerro y, sobre todo, Itziar Manero (mi favorita, una joven actriz que borda su papel hasta los límites de lo imaginable de la forma más directa y sencilla, haciéndome levitar en una escena en concreto del film), resulta bastante evidente que el resultado tenía que ser magistral. Y doy fe de que lo es.
Tanto la propuesta formal como la argumental son minimalistas. Ni falta que hace más. Basta y sobra con escuchar los diálogos entre estas cuatro actrices en estado de gracia. Tanto los que pronuncian interpretando la obra de teatro que están montando y para la que han ido a refugiarse a un remoto pueblo, textos literarios de un nivel sobresaliente, como los diálogos que nos van regalando entre las conversaciones que tienen entre ellas de manera totalmente orgánica y natural tras los ensayos. Intuyo que muchas improvisadas por estas maravillosas actrices, pero todas cargadas de lirismo, sabiduría, madurez, sentido común y belleza inusitada. Tratan del amor, la muerte, el sentido de la vida, la familia, la orfandad, las desilusiones… Un tratado filosófico completo y magistral contado con palabras muy sencillas.
Pero en el colmo de la libertad creativa, la película se llega a permitir incluso romper la cuarta pared y dialogar con la cámara a través de una escena interpretada por Bárbara Lennie que resulta antológica. Tan sutil como todo lo que derrocha esta película, con una ruralmente preciosa dirección de fotografía de Sara Gallego y con la música clásica que va acompasando las distintas escenas del film.
Su único defecto es su metraje de 85 minutos, que pasa como un suspiro y que deja ganas de muchísimo más. Ojalá durase el doble. O el triple. O el cuádruple. Porque me quedo ansioso por saber más y más sobre sus cuatro mujeres protagonistas, lo que sienten, padecen y viven.
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