Truman
7.0
30,084
9 de febrero de 2016
9 de febrero de 2016
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un buen duelo interpretativo en el que a mi parecer sale ganando Ricardo Darin, ya que tiene el personaje mas agradecido y que puede ser mas versátil, el de Javier Camara es mas pasivo.La película toca muchos temas, unos con mas acierto que otros, como la enfermedad, la reacción de las personas ante ella, la familia, los errores y heridas del pasado y para mi el mas importante , la amistad sincera, que es en la que no se pide nada a cambio, como en el amor
5 de noviembre de 2015
5 de noviembre de 2015
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Julián recibe la visita inesperada de Tomás, un viejo amigo que vive en Canadá y ha venido a visitarlo porque Julián tiene cáncer. Pasarán cuatro días juntos, junto al fiel perro de Julián, Truman. Los tres tienen que afrontar una inevitable despedida.
Cesc Gay dirige esta película que es un canto a la camaradería y a la fuerza de la amistad, pero que tiene muchas más aristas. La muerte y la actitud ante la misma, la soledad, el modo de afrontar una pérdida, el amor a los animales, y hasta el derecho o no de uno a decidir el cómo y el cuando poner fin a sus días. El tema invita abiertamente al drama lacrimógeno, pero Gay sabe caminar con precisión sobre la fina linea que separa lo ñoño de lo emotivo, sirviéndose del humor como arma para evitar el exceso de intensidad trágica, pero sin llegar nunca a la frivolidad. La película conmueve pero no empalaga, todo un logro tratando un tema tan propenso a la caza de la lágrima fácil.
Julián acepta, o parece aceptar su destino con estoica valentía. Y una vez admitido lo inevitable, centra sus esfuerzos en dejar las cosas lo mejor atadas posibles con las personas que quiere (incluyendo a su perro Truman). Porque la enfermedad no sólo le afecta a él, sino también a su entorno. Despedirse adecuadamente de su viejo amigo, de su prima, de su hijo que vive en Amsterdam, y encontrar un nuevo hogar para Truman son las cosas que busca Julián, antes de poder tranquilamente entregarse a su trágico final.
La película discurre con total fluidez gracias a los diálogos brillantes, pero también a lo que no se expresa con palabras. Desde la mirada melancólica y taciturna del perro hasta los momentos de expresividad contenida de ambos actores, “Truman” destila emotividad por los cuatro costados, humanidad, la tragedia como vehículo de exaltación de los sentimientos. Cuando sabes que vas a morir de modo inminente tienes la oportunidad de decir las cosas que llevas dentro a tus seres más queridos…. o no hacerlo, para, al restarle importancia, desdramatizar las cosas tratando de mitigar el dolor de quienes se quedan.
Uno puede sintonizar perfectamente con los dos protagonistas. Las cosas del modo que las ve aquel que sufre la enfermedad, o de la manera en que las ve el amigo que le acompaña en los últimos días. Cada uno desde su lado lo ve de una manera, y el espectador se posiciona tanto en uno como en otro bando, y desde ambos puntos de vista empatiza con los personajes.
Cesc Gay me ha convencido completamente. Su certero manejo del ritmo, el modo en que mantiene el pulso entre lo amargo y lo dulce, entre el humor y la tristeza, la manera en que combina la emoción y el puro entretenimiento, y sobre todo el jugo que saca de los intérpretes, inconmensurables, es de nota. Ya me gustó “En la ciudad”, pero aquí me ha ganado definitivamente.
Tengo (tenía) mis prejuicios contra Javier Cámara, pero esta película me ha curado. Cámara compone un personaje con una gran sutileza, demostrando una gran capacidad y un enorme conocimiento del oficio. Hablando poco, mirando continuamente a su amigo, como hipnotizado por él, con un gesto de inexpresividad muy expresivo, dota de brillantez a un personaje nada fácil.
Y al otro lado del ring, Ricardo Darín. No hay adjetivos para calificarle. Es un actor que domina todos los registros y en esta película, que le exigía un alto rendimiento interpretativo, demuestra que es un titán de la escena. Ricardo Darín es un espectáculo en sí mismo, un derroche de talento en cada frase, en cada gesto, en cada mirada. Nos hace reir o emocionarnos con una facilidad que asusta. Es un animal en la pantalla, un tigre que te emboba con su presencia antes de destrozarte con su fuerza interpretativa. Yo también cruzaría el mundo, como hizo su amigo Tomás, para pasar cuatro días con semejante personaje.
Y no sólo brillan cada uno por su lado. Es que además hay una química entre ellos bestial, que yo no me imaginaba que hubiera. Se mejoran el uno al otro, su nivel interpretativo en las escenas conjuntas no se suma, se multiplica.
Admito que yo tengo también parte de culpa en que esta película me guste tanto. Soy presa fácil de las películas emotivas, si están bien hechas, y esta lo está. Rebosa sensibilidad y elegancia, y hace que el espectador se asome al abismo de la muerte, pero saliendo de la sala de cine con más ganas de vivir que nunca. Es honesta, no hay golpes bajos.
Gustará a todo tipo de público, porque es cercana, entretenida y fácil de digerir. Es un relato tan ameno como intenso sobre la amistad, sobre la muerte y sobre la vida. Una vida que, como esta película te recuerda, puede ser tremendamente dolorosa, pero también te proporciona gente que te quiere de verdad, y eso hace que siempre valga la pena vivirla.
https://keizzine.wordpress.com/
Cesc Gay dirige esta película que es un canto a la camaradería y a la fuerza de la amistad, pero que tiene muchas más aristas. La muerte y la actitud ante la misma, la soledad, el modo de afrontar una pérdida, el amor a los animales, y hasta el derecho o no de uno a decidir el cómo y el cuando poner fin a sus días. El tema invita abiertamente al drama lacrimógeno, pero Gay sabe caminar con precisión sobre la fina linea que separa lo ñoño de lo emotivo, sirviéndose del humor como arma para evitar el exceso de intensidad trágica, pero sin llegar nunca a la frivolidad. La película conmueve pero no empalaga, todo un logro tratando un tema tan propenso a la caza de la lágrima fácil.
Julián acepta, o parece aceptar su destino con estoica valentía. Y una vez admitido lo inevitable, centra sus esfuerzos en dejar las cosas lo mejor atadas posibles con las personas que quiere (incluyendo a su perro Truman). Porque la enfermedad no sólo le afecta a él, sino también a su entorno. Despedirse adecuadamente de su viejo amigo, de su prima, de su hijo que vive en Amsterdam, y encontrar un nuevo hogar para Truman son las cosas que busca Julián, antes de poder tranquilamente entregarse a su trágico final.
La película discurre con total fluidez gracias a los diálogos brillantes, pero también a lo que no se expresa con palabras. Desde la mirada melancólica y taciturna del perro hasta los momentos de expresividad contenida de ambos actores, “Truman” destila emotividad por los cuatro costados, humanidad, la tragedia como vehículo de exaltación de los sentimientos. Cuando sabes que vas a morir de modo inminente tienes la oportunidad de decir las cosas que llevas dentro a tus seres más queridos…. o no hacerlo, para, al restarle importancia, desdramatizar las cosas tratando de mitigar el dolor de quienes se quedan.
Uno puede sintonizar perfectamente con los dos protagonistas. Las cosas del modo que las ve aquel que sufre la enfermedad, o de la manera en que las ve el amigo que le acompaña en los últimos días. Cada uno desde su lado lo ve de una manera, y el espectador se posiciona tanto en uno como en otro bando, y desde ambos puntos de vista empatiza con los personajes.
Cesc Gay me ha convencido completamente. Su certero manejo del ritmo, el modo en que mantiene el pulso entre lo amargo y lo dulce, entre el humor y la tristeza, la manera en que combina la emoción y el puro entretenimiento, y sobre todo el jugo que saca de los intérpretes, inconmensurables, es de nota. Ya me gustó “En la ciudad”, pero aquí me ha ganado definitivamente.
Tengo (tenía) mis prejuicios contra Javier Cámara, pero esta película me ha curado. Cámara compone un personaje con una gran sutileza, demostrando una gran capacidad y un enorme conocimiento del oficio. Hablando poco, mirando continuamente a su amigo, como hipnotizado por él, con un gesto de inexpresividad muy expresivo, dota de brillantez a un personaje nada fácil.
Y al otro lado del ring, Ricardo Darín. No hay adjetivos para calificarle. Es un actor que domina todos los registros y en esta película, que le exigía un alto rendimiento interpretativo, demuestra que es un titán de la escena. Ricardo Darín es un espectáculo en sí mismo, un derroche de talento en cada frase, en cada gesto, en cada mirada. Nos hace reir o emocionarnos con una facilidad que asusta. Es un animal en la pantalla, un tigre que te emboba con su presencia antes de destrozarte con su fuerza interpretativa. Yo también cruzaría el mundo, como hizo su amigo Tomás, para pasar cuatro días con semejante personaje.
Y no sólo brillan cada uno por su lado. Es que además hay una química entre ellos bestial, que yo no me imaginaba que hubiera. Se mejoran el uno al otro, su nivel interpretativo en las escenas conjuntas no se suma, se multiplica.
Admito que yo tengo también parte de culpa en que esta película me guste tanto. Soy presa fácil de las películas emotivas, si están bien hechas, y esta lo está. Rebosa sensibilidad y elegancia, y hace que el espectador se asome al abismo de la muerte, pero saliendo de la sala de cine con más ganas de vivir que nunca. Es honesta, no hay golpes bajos.
Gustará a todo tipo de público, porque es cercana, entretenida y fácil de digerir. Es un relato tan ameno como intenso sobre la amistad, sobre la muerte y sobre la vida. Una vida que, como esta película te recuerda, puede ser tremendamente dolorosa, pero también te proporciona gente que te quiere de verdad, y eso hace que siempre valga la pena vivirla.
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9 de noviembre de 2015
9 de noviembre de 2015
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después del relativo éxito de su anterior película "Una pistola en cada mano", el director catalán Cesc Gay estrena este film, quizás el más maduro de su coherente filmografía, que ha tratado las relaciones humanas desde su ópera prima "Krámpack" sobre unos adolescentes, pasando por diversas películas con personajes más adultos. "Truman" cuenta la historia de Julián, un hombre que padece una enfermedad terminal y ha decidido poner fin a su vida, que recibe la visita en Madrid de Tomás, un amigo de la infancia, que quiere estar a su lado. El título hace referencia al perro del personaje de Julián que debería encontrar un nuevo dueño. Durante cuatro días, vemos la preparación del enfermo a despedirse de la vida, acompañado de su amigo y también les vemos pasárselo bien comiendo juntos o haciendo un viaje relámpago a Amsterdam. En este sentido, el film habla de la muerte como tema de fondo pero lo hace desde la vida, con momentos de humor. Hay un eco de tragedia en la historia pero está contada con sutilidad y sensibilidad. Puede resultar un poco inadecuada una escena de sexo que parece no estar muy acorde con el tono de la película pero creo que se incluye como manera de volcar el dolor de unos personajes que necesitan apoyarse mútuamente ante la tragedia. El final de la película no puede ser más acertado, aunque es curioso cómo está contada la historia que uno no piensa en que sea previsible. Si bien el guión no hace referencia a la relación entre los dos amigos en el pasado y el espectador debe creerse sin más esa relación, el film hace uno de los retratos más conseguidos sobre la amistad masculina que hemos visto en el cine español, sustentada por las excelentes interpretaciones de los dos actores principales, que fueron justamente premiadas en el festival de San Sebastián, ya que el trabajo de un intérprete no puede valorarse sin el del otro: Ricardo Darín como el enfermo en un registro algo histriónico habitual en él y Javier Cámara como el acompañante en un papel comedido y que puede ser el reflejo de lo que ve el espectador. Están bien acompañados por Dolores Fonzi como la prima del personaje de Julián y de un elenco de actores conocidos en papeles muy pequeños: Àlex Brendemühl, Javier Gutiérrez, Eduard Fernández, Elvira Mínguez, Oriol Pla, Pedro Casablanc, Jose Luis Gómez, Francesc Orella, Nathalie Poza y Àgata Roca. Estamos ante una de las mejores películas de Cesc Gay junto con "En la ciudad" o su anterior film, es uno de los títulos españoles del año, que seguramente será reconocido en materia de premios, ya que de cara a los premios Goya puede ser una película de consenso, y espero que tenga una acogida aceptable en taquilla.
Valoración: 8
Lo mejor: el grado de madurez que ha alcanzado Cesc Gay y las interpretaciones de Ricardo Darín y Javier Cámara.
Lo peor: que no haya muchas películas como esta en el cine español que huelan a premios este año.
http://josh-cine.blogspot.com.es/
Valoración: 8
Lo mejor: el grado de madurez que ha alcanzado Cesc Gay y las interpretaciones de Ricardo Darín y Javier Cámara.
Lo peor: que no haya muchas películas como esta en el cine español que huelan a premios este año.
http://josh-cine.blogspot.com.es/
29 de diciembre de 2015
29 de diciembre de 2015
21 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siento poner esta crítica, ya que Ricardo Darín me parece un excelente actor. Pero la película es muy aburrida y, pese a la situación tan complicada que viven, no transmite absolutamente nada. La misma sensación, por lo que escuché a la salida de la película, que tenía el resto de espectadores. No puedo creer que tenga tan buena nota y menos que haya gente que escriba excelentes opiniones... Debemos vivir en mundos opuestos.
5 de mayo de 2016
5 de mayo de 2016
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
83/03(04/05/16) Sobrevalorado trabajo de Cesc Gay, me encuentro contracorriente frente a un film alabado por la crítica en general, mis esperanzas eran notorias, primero por las referidas loas, por su pareja protagonista y por ser el Goya del año al mejor film. Mis esperanzas se han ido difuminando a medida que avanzaba el metraje, he chocado con que lo leído de que era film nada sensiblero ni maniqueo era justo lo contrario, una obra artificiosa, forzada, sentimentaloide, con momentos de vergüenza ajena, con otros impostados, con diálogos poco naturales, con situaciones grimantes, con personajes que de buenistas rozan la estupidez. Una edulcorada propuesta que caer en todos los errores y más que podía caer al tratar el tema de una enfermedad terminal, intenta sortear la lágrima fácil, la sensiblería y a cada paso que da se hunde más y más, machacándonos una y otra vez con que tiene cáncer, no pasan cinco minutos sin que salga a colación, la sutilidad es algo que brilla por su ausencia más que un día soleado en el Sahara. La supuesta oda a la amistad me queda plúmbea, sin fuerza alguna, con una construcción de personajes más plana que una mesa camilla, nada sabremos de su pasado, de momentos en los que se forjó su camaradería, todo más vacío que mi caja fuerte, con lo que su relación cojea por todos lados. Un almibarado drama que intenta transmitir buen rollo, buenas intenciones, en una superficial y metida con calzador radiografía de cómo afrontar el adiós, sobre lidiar con los miedos, pero donde debería haber emotividad hay frialdad, confunden debería haber humor hay falta de ideas, donde debería haber dignidad hay autovictimismo. Me ha sido decepcionante su desarrollo en base a viñetas nada originales, a confrontamientos chirriantes, a charlas de pretendida profundidad que emiten desnaturalidad. Todo sumado me da una obra de nula hondura, con constantes subrayados, con continua condescendencia, con excesiva autocomplacencia.
Ricardo Darín está bien, como en él es habitual, aún así hay algunos momentos en que le encuentro forzado en sus diálogos, siento que al igual que yo se los cree. Javier Cámara resulta tan inexpresivo como inane, sin atisbo de emocionalidad, siempre con el mismo gesto, insípido. Dolores Fonzi como la prima tiene la tarea de enseñar cacho del modo más gratuito posible. Oriol Pla como el hijo de Julián demuestra que debería escoger en el Erasmus una profesión muy, pero muy lejana a la actuación, menudo carapalo. Destacar las apariciones de grandes actores en papeles cuasi-testimoniales, solo destacaría en su carisma a Eduard Fernández, el resto meros presencias bulto, como Pedro Casablanc, Silvia Abascal, Javier Gutiérrez o José Luis Gómez. Ah, y Trlio en el complicado rol de Truman, el perro, la alegoría de la amistad y la importancia de no estar solo, tan falto de emoción como el film.
En una historia que se dice que no es sensiblera no se hace más acudir a los recursos más rancios para empujar a emocionarte, un sinsentido, resulta que Tomás (Javier Cámara), el gran amigo de Julián (Ricardo Darín) que vive en Madrid, se entera de que este tiene cáncer, vive en Canadá y decide ir a visitarlo en la última vez que lo verá vivo, cuatro días (porque no más), menuda birria de colega, y Julián en vez de hacer una celebración de la vida con Tomás, hacer por no hablar de la enfermedad y recordar viejos tiempos, irse de fiesta, divertirse a fin de cuentas, NOOOO!... (continua en spoiler)
Ricardo Darín está bien, como en él es habitual, aún así hay algunos momentos en que le encuentro forzado en sus diálogos, siento que al igual que yo se los cree. Javier Cámara resulta tan inexpresivo como inane, sin atisbo de emocionalidad, siempre con el mismo gesto, insípido. Dolores Fonzi como la prima tiene la tarea de enseñar cacho del modo más gratuito posible. Oriol Pla como el hijo de Julián demuestra que debería escoger en el Erasmus una profesión muy, pero muy lejana a la actuación, menudo carapalo. Destacar las apariciones de grandes actores en papeles cuasi-testimoniales, solo destacaría en su carisma a Eduard Fernández, el resto meros presencias bulto, como Pedro Casablanc, Silvia Abascal, Javier Gutiérrez o José Luis Gómez. Ah, y Trlio en el complicado rol de Truman, el perro, la alegoría de la amistad y la importancia de no estar solo, tan falto de emoción como el film.
En una historia que se dice que no es sensiblera no se hace más acudir a los recursos más rancios para empujar a emocionarte, un sinsentido, resulta que Tomás (Javier Cámara), el gran amigo de Julián (Ricardo Darín) que vive en Madrid, se entera de que este tiene cáncer, vive en Canadá y decide ir a visitarlo en la última vez que lo verá vivo, cuatro días (porque no más), menuda birria de colega, y Julián en vez de hacer una celebración de la vida con Tomás, hacer por no hablar de la enfermedad y recordar viejos tiempos, irse de fiesta, divertirse a fin de cuentas, NOOOO!... (continua en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
... Lo lleva a visitar al oncólogo para que escuche que ha decidido dejar la quimio y morir, por que hacer pasar a Tomás por este mal trago? Principalmente porque todo el film es desde el punto de vista de Tomás y tenemos que enterarnos de primera mano de su decisión y así emocionarnos con su supuesta dignidad, y un copón! Lo lógico es que llames a la consulta y digas que otro día irás, y mientras disfrutar de tiempo con tu amigo, pero el film en su sutilidad apenas quiere hablar de la enfermedad para no forzarnos a compadecernos de Julián (trato de ser sarcástico). Julián lleva a Tomás al veterinario para darle la vara al pobre con la psicología de los chuchos ante la pérdida de su dueño (seguimos sin mencionar la enfermedad, jajá!), ello con un dialogo más antinatural Sergio Ramos en una biblioteca, luego seguimos con el perro llevando Julián de tour a Tomás en busca de una familia adoptiva para su perro (Truman, el que da título al film), todo estridente, rezuma impostura. Julián lo lleva a un restaurante donde arremete contra un matrimonio que no le ha saludado, por según él, tener cáncer, y es que el film resulta muy sutil tocando el tema de la nefasta enfermedad (trato de ser sarcástico, pues no hacen más que restregar una y otra vez el temita de marras), en otro restaurante un amigo se compadece de él por tener la susodicha enfermedad (que raro, otra vez con la enfermedad letal, si apenas la mencionan), le añaden que este “amigo” fue “corneado” por Julián para hacerlo más melodramático. En el colmo de lo chusco y maniqueo, un insulto a la inteligencia, una escena que sirve por sí sola para denigrar este producto, me refiero a la visita a la funeraria, pero que necesidad tiene Julián de llevar al amigo aquí? Porque no hacer esta triste visita cuando Tomás se haya marchado? NO!!! Había que empozoñarnos aún más en la que Julián se iba a morir, por si no nos lo hubieran restregado ya suficientemente, un recurso que me causa nauseas de forzado y sensiblero. Van a visitar al hijo de Julián a Amsterdam y este recibe a su padre como a un apestado, y para colmo luego sabremos que sabía de su estado terminal. Un despropósito tras otro. Una noche a las 4 de la madrugada Julián llama al hotel a Tomás y este que ha recorrido medio mundo para verlo le contesta displicentemente, sabiendo que Julián necesita hablar. El modo tan chusco en que el dueño del teatro lo despide por estar enfermo, menuda escenita sin pies ni cabeza, empezando porque nadie se puede creer que Julián no se le haya dicho que tiene cáncer, pero si le falta ir con un megáfono anunciándolo por la calle. O Julián y lo rata que es, un aprovechado colosal, un tipo que es protagonista en una exitosa obra de teatro en Madrid, dice no tener dinero alguno y va gorroneando una y otra vez a Tomás, dando una imagen patética de él, llegando a sacarle dinero de la cartera para dárselo al hijo, menudo padre. Tenemos la cenita entre Julián, la prima de este Paula (Dolores Fonzi) y Tomás, donde Julián debe seguir con la matraca de su autovictimismo, soltando que piensa suicidarse cuando empiece a sufrir, y es que Julián demuestra a mi modesto entender poca dignidad, necesitando que se compadezcan de él permanentemente. Y cuando parece que no se pueden amontonar más tropelías nos cuelan una escena de cama con menos sentido que pensar que Fernando Alonso ganará este año la F1, menudo tramo estrafalario, es que había que meter una escena de sexo y que lo hubieran hecho Julián y Tomás era políticamente incorrecto? Un desvarío que encima despoja de dignidad y orgullo a Tomás, engañando a su esposa, dejando aparte el modo burdo en que se enrollan.
Decepcionante y habla muy mal del año de cine hispano si esto es lo mejor que salió del 2015, sé que voy contra la mayoría, pero igual es que estos son los súbditos del Emperador y su traje mágico que solo podían ver los inteligentes. Fuerza y honor!!!
Decepcionante y habla muy mal del año de cine hispano si esto es lo mejor que salió del 2015, sé que voy contra la mayoría, pero igual es que estos son los súbditos del Emperador y su traje mágico que solo podían ver los inteligentes. Fuerza y honor!!!
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