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Fuerza mayor

Drama Una familia pasa las vacaciones de invierno en los Alpes. El sol brilla y las pistas están magníficas, pero mientras comen en un restaurante, se produce una avalancha que asusta a los clientes. La madre llama a su marido para que la ayude a salvar a sus hijos, pero él ha huido para salvar su vida. La avalancha se detiene delante del restaurante, sin ocasionar daños, pero el universo familiar ya se ha resquebrajado. Tomas buscará ... [+]
Críticas 91
Críticas ordenadas por utilidad
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7
18 de abril de 2015
8 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Voy a tratar de analizarla en sus distintas capas.
Estética: Una estación de esquí en los Alpes franceses. Un paisaje gélido e inmaculado. Modernas instalaciones y alojamientos, con ese estilo funcional e impersonal de los establecimientos a la última, telecabinas y telesillas, equipamientos completos para los esquiadores, restaurantes y bares. Pistas de esquí señalizadas y un control diario de las acumulaciones de nieve en las laderas. Se oyen detonaciones periódicamente, creo que lo hacen para que las vibraciones vayan desplazando poco a poco la nieve e impedir avalanchas graves.
Fotografía: Estática, deteniéndose quizás algo más de la cuenta en los momentos muertos. Fría como el paisaje y excesivamente neutra, implicando sólo tibiamente al espectador.
Sonido y banda sonora: Destacan los sonidos ambientales. Las detonaciones, los cepillos de dientes eléctricos, los crujidos de la nieve, la tablet de los niños subrayando la falta habitual de conversación de estas generaciones de pegados a una pantalla, ya sea de televisión, móvil, ordenador, videoconsola o tablet. En ocasiones suena la música del bar o la discoteca, y el añadido del compositor de la película (bastante irónico) para los momentos dramáticos es un fragmento de “Las cuatro estaciones” de Vivaldi.
Atmósfera: Frialdad y distancia emocional patente en la mayoría de los ocupantes de la estación, que salvo algunas breves interacciones entre vecinos de hotel (algunas corteses, entre conocidos y amigos, y otras entre desconocidos en las que a veces estallan pequeños brotes de agresividad estimulados por el consumo de alcohol), van a lo suyo. La familia principal da una imagen de placidez hogareña, el matrimonio es muy cordial y educado, llevan su rutina confortable con poca comunicación a niveles profundos, sin nada que enturbie la superficie hasta que sucede el acontecimiento que quebrará la paz. Por su parte los niños muestran sus sentimientos con mucha más facilidad y se nota claramente cómo les afecta fuertemente cualquier ruptura del equilibrio, y cuando se sienten en peligro acuden a sus padres, las figuras que ellos identifican con la seguridad y la tranquilidad, como es lo normal en la familia nuclear. Al surgir la crisis ambos pequeños estarán desconcertados y preocupados, pues entrarán en una situación desconocida, extraña y amenazante en la que ya no sirve de mucho acudir a papá y a mamá porque los mayores tampoco están bien, pero pese a todo buscan su consuelo. Los padres también desconocen dónde poner los pies en las arenas movedizas, absolutamente desacostumbrados a la zozobra.
En un momento dado, el gusano de la duda, la desconfianza y la decepción empezará su trabajo corrosivo. La apacible fachada de la compostura se tambalea y llega a venirse abajo.
El director también coloca rasgos algo satíricos, como la manía que tenemos hoy día de fotografiar y grabar con los móviles hasta la saciedad, criticando el monstruoso espíritu voyeur de la era de las comunicaciones.
Entorno sociocultural y económico: Se trata de gente de dinero, obviamente, con empleos bien remunerados y un alto nivel de vida. No suelen enfrentarse a situaciones con grandes dosis de estrés y miedo, con lo cual muy rara vez sus instintos más primitivos de conservación y supervivencia habrán tenido que activarse. En otras palabras, no saben cómo reaccionarían ante una amenaza extrema. Al igual que muchos de nosotros. Es fácil hablar detrás de la barrera, pero arrojados a la arena del peligro... ¿Qué haríamos?
Actuaciones: Excelentes. Uno puede identificarse perfectamente. Con el marido y padre tan aturdido que le cuesta horrores admitir la verdad. Con la esposa y madre a la que se le ha derrumbado su concepto de héroe, el concepto que nos venden. Con los niños, preocupados y asustados, afrontando el miedo con el valor callado que sólo puede ser propio de ellos. Con la pareja de amigos que actúan como conciliadores y a su vez empiezan a cuestionarse a sí mismos.
Tras el instante crítico el drama golpea terriblemente, en cuestión de segundos, y ya no descansa, y ahí reside su grandeza, que si bien resulta atenuada por los defectos (al menos para mí) ya citados, como el excesivo desapego de la fotografía y la distancia que nos impone, así como la irritante banda sonora, sin embargo la angustia desencadenada por un hecho rápido y aparentemente sin consecuencias, pero que irá dejando su poso en unas personas que, como la mayoría, tienen atrofiada su capacidad para expresarse en lo más hondo, es una voz inquietante que suena en todas nuestras conciencias, y que viene a espetarnos algo tan incómodo que nadie quiere mirarse en ese espejo.
En “Stalker” de Tarkovsky, muchos hubieran preferido no descubrir cosas que escondían tan adentro que no las veían.
9
3 de mayo de 2015
7 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine, la literatura, el arte es contar las historias desde una nueva mirada, un enfoque que el común de los mortales no veamos, es buscar ese enfoque.
La película habla de una avalancha, pero no bajo un enfoque hollywoodiense, clásico, previsible, nada en esta película resulta previsible, solo la continua sensación de que no puede acabar bien.
La avalancha no llega a tener efectos, el siniestro se vive en el seno de una familia y una pareja a los cuales un sencillo acontecimiento, milésimas de segundo, coger el móvil y los guantes y desaparecer, les cambian, cambian la visión que tenían sobre ellos mismos, se derrumba el castillo de naipes que con tanto esfuerzo y convivencia, día a día, una familia va construyendo sus cementos, su base estabilizadora, cuando en ocasiones una frase, un comentario que no debiera, que no se piensa sino que se lanza, se arroja, una equivocación, una noche o como este caso una avalancha, hace temblar los diques, derribarlos, deja a todos confundidos y desorientados.
Maravilla el lento progreso que hace de las reacciones de ambos, la aparente normalidad con la que continúan, la risa histérica de ella, acompañada con una calma extraña que precede a la tormenta, como él, incapaz de asimilar lo vivido, incapaz tal vez de romper con el rol que se le supuso, la pone en duda, a ella, a su visión, situándola a ella como la débil, la asustada, la exagerada, la hormonal quizá. Mas fácil que enfrentar la realidad que vendrá y que le romperá a él también
,
Pocos films son capaces de hacer sentir como propias las sensaciones que en la pantalla ocurren, Ostlund lo consigue durante toda la película, el espectador siente la incomodad de la conversación con los dos amigos, la risa nerviosa ante el derrumbe del hombre, los miedos de los niños. Todo acompañado de la cotidianidad que encierra la situación excepcional, el cepillo de dientes, la tecnología, junto a una maravillosa fotografía y una música de violines que llena cada resquicio.
Cuesta entender el final, el porque de esas ultimas secuencias que dicen poco o nada con el relato establecido, pero quizá sea esa su función, la vida sigue y aunque los cimientos hayan caído, nada se detiene, van ocurriendo numerosos acontecimientos sin importancia que dejaran lo ocurrido en la memoria lejana, aunque siempre presente, día a día los cimientos volverán a parecer de nuevo sólidos, quizá, hasta la próxima avalancha.
7
4 de marzo de 2015
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
En un buen fin de semana de variopintas e interesantes propuestas europeas, en habladecine destacamos ‘Fuerza mayor’, película llegada desde Suecia y dirigida por Ruben Östlund que obtuvo la nominación al Globo de Oro a mejor película de habla no inglesa, el premio del jurado (“Un Certain Regard”) en Cannes y los premios de mejor película y mejor guion en el festival de cine de Sevilla del pasado año.

En ‘Fuerza mayor’ se tratan varios asuntos todos desde una perspectiva emocional y basados en la confianza, los estereotipos y la aceptación de nuestros actos más básicos y reprochables. La película nos muestra una familia ideal: matrimonio y dos hijos todos guapos y adinerados, quienes viajan 5 días a esquiar a los Alpes en un hotel de lujo. El clima y el paisaje son idílicos, la nieve perfecta para la práctica del esquí y la alegría (contenida, pues son nórdicos) es palpable. Sin embargo, a la mañana siguiente y mientras se encuentran en el restaurante de las pistas, se ven afectador por la llegada de una previsiblemente contenida avalancha de nieve. La nieve no llega nunca a su zona, pero el polvo cubre toda la zona provocando la huida de los clientes de la terraza y generando a su vez un cataclismo familiar tras la reacción sorprendente del padre de familia, quien en lugar de proteger a su mujer e hijos huye despavorido fruto del miedo. La avalancha en efecto no produce daños físicos a nadie, pero desquebraja la confianza hacia el marido y padre de familia.

La película se cuece a fuego lento, haciendo al espectador partícipe de su desmoronamiento y del cómo afecta a hijos, amigos y resto de familia. Los reproches, la no aceptación de los hechos y las discusiones nocturnas se hacen continuas, revelando una situación muy alejada de la idónea y de la que en apariencia mostraban. La familia modélica no era tal.

Ruben Östlund indaga en las reacciones más básicas del ser humano para salvar su vida, sobre los estereotipos acerca del hombre salvador y también del duro sufrimiento infantil cuando un matrimonio se desquebraja. El film se sustenta en una narración fría y seca, que a modo de relatos y situaciones separadas pero conexas revela el cambio entre los componentes de la familia, y donde se nos va mostrando con inteligencia la personalidad de cada uno de ellos a través de conversaciones con terceros. ‘Fuerza mayor’ analiza la personalidad del hombre europeo de mediana edad, exitoso en los negocios o situaciones laborales pero un irresponsable en los factores vitales que le rodean: una huella genética de costosa y esforzada modificación. También sutilmente revela situaciones actuales de la comunidad norte europea como la trivialidad de las relaciones, la habilidad idiomática de la cultura sueca o lo costoso de la revelación de los propios sentimientos.

La película posee una fotografía impoluta tanto en exteriores como en los interiores, mostrando unos encuadres y enfoques hábiles y sutiles, aportando veracidad y tensión a las situaciones que se nos revelan. El montaje tiene su miga, y alterna unos momentos con otros con fundidos a negro a modo de actos de obra de teatro. El trabajo actoral muestra franqueza en cada gesto, tanto por parte de el dúo protagonista compuesto por Johannes Kuhnke y Lisa Loven Kongsli como por sus hijos en la ficción (hermanos en la vida real), o la pareja compuesta por el hermano del primero (el visto en ‘Juego de tronos’ Kristofer Hivju) y su novia (Fanni Metelius). Sin embargo no todo es perfecto en la película. En ocasiones la historia revela situaciones quizás poco desarrolladas o que no terminan de aportar en la historia (los momentos del juguete del niño o aquel momento desfase homínido-cervecero), así como un final algo torpe para la inteligencia con la que muestra toda la situación previa. Esto no impide el que podamos disfrutar de una película que arrasará moralmente con el espectador y que posee situaciones que oscilan entre la comedia y el drama más descarnado. Film muy notable y recomendable con una banda sonora acertadamente ubicada.

Lo mejor: El análisis y desarrollo de una situación impredecible.
Lo peor: La presencia de ciertas escenas de relleno que alargan innecesariamente su metraje.

Valoración:
Banda sonora: 7
Fotografía: 8
Interpretación: 7
Dirección: 7,25
Guion: 7,5
Satisfacción: 7,5
NOTA FINAL: 7,4

@hilodeseda - www.habladecine.com
7
10 de mayo de 2015
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
La relación de Suecia con el cine está llena de altibajos, de picos destacados y valles profundos y oscuros. Desde pioneros ilustres de los años 20 com Sjöström a gurús consagrados e inmortales como Bergman, hasta una acentuada desafección del publico sueco en general por el cine y el mantenimiento a día de hoy de la censura. El plan estatal de los años sesenta impulsó el cine de calidad y hoy vive de la coproducción con los países de su entorno. Su cine tildado de frío y austero, curtido documentalista gira entorno a la naturaleza, las relaciones personales y la muerte. Y básicamente estas son las claves de este cuarto trabajo de un poco conocido popularmente Ruben Östlund especialista en películas sobre el deporte del esquí.
La premisa sobre la que se sustenta la cinta es original y demoledora y promete mucho más de lo que luego ofrece. La atmósfera que fotografía primorosamente el duo Wenzel y Wergeland se hace tan protagonista como un personaje más. Se nota que el director está en su ambiente y crea el marco adecuado de una belleza aséptica, de apariencia inviolable donde una sociedad privilegiada goza y se amuralla con sus dones y donde siempre irremisiblemente se cuela la tragedia de la fragilidad humana. Alguien ha escrito que esta película es mejor para comentarla que para verla. Algo tienen de razón. El metraje se estira innecesariamente y la dialéctica entre la razón y el corazón no acaba de encontrar su cauce correcto para que el espectador, sobre todo latino no empiece a removerse en la butaca. Entre llanto y frustración va dejando Östrom algunas reflexiones sobre la pareja, la libertad sexual, las segundas oportunidades, el sistema establecido con el macho en lo más alto de la pirámide y alguna gota de humor.
El resultado tiene más brillo que profundidad. El forzado final tiene la virtud de seguir planteando más interrogantes cuyas respuestas debe elegir el espectador.
7
20 de febrero de 2015 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una idílica estancia de cinco días en los Alpes. Tomas, Ebba y su familia están disfrutando de la comida cuando de repente una avalancha se acerca a lo lejos hacia el restaurante. Al principio, Tomas tranquiliza a los suyos advirtiendo que el alud está controlado. Pero pronto el peligro se acerca más y más y la situación escapa a su control. En una situación así, ¿cómo actuaría cada uno de nosotros? ¿Pondríamos a salvo a nuestros seres queridos antes que a nosotros mismos, o predominaría el instinto de supervivencia?

En su nuevo trabajo tras la laureada “Play”, el sueco Ruben Östlund propone un drama familiar con tintes de comedia, o si lo prefieren una comedia tan ácida sacada de un contexto tan dramático que es imposible no esbozar una sonrisa incómoda, en torno a un acto de cobardía que irá creciendo en el seno de la familia protagonista y de los que los rodean como si de una gran bola de nieve se tratase.

El realizador consigue así una serie de sublecturas de lo más interesantes. Por un lado, estamos evidentemente ante una gigantesca avalancha emocional dispuesta a dinamitar desde dentro la estabilidad conyugal y familiar, una mastodóntica terapia de pareja servida con un malicioso guión y arropada por un excelente reparto de actores, que acercan a la cinta al cine de Thomas Vinterberg. Pero también es la historia del fracaso del hombre como macho protector de su manada, la vergüenza de quien ha sacado a relucir su verdadero rostro y debe ser juzgado por ello. Y entre otros muchos frentes abiertos, también tenemos el reflejo de ese patetismo tan buñueliano al que puede verse rebajada la clase acomodada ante una crisis.

Östlund consigue así un relato repleto de múltiples capas de nieve a punto de resquebrajarse, donde el narcicismo, el egoísmo y la independencia individual frente a la vida familiar se dan la mano. Y además logra algo que Vinterberg e incluso Michael Haneke manejan muy bien, ese efecto de distanciamiento por el cual podemos analizar de manera imparcial los actos de sus personajes sin identificarnos del todo emocionalmente con ellos, amén de compartir con ellos también los altibajos de ritmo y el no ir al grano en muchos momentos. Logra este distanciamiento, a pesar de la tensión que rodea a sus protagonistas, arrancando la risa del espectador que mira desde fuera una situación llevada hasta el extremo del absurdo. A ninguno de nosotros nos gustaría vernos sepultados por esta colosal bola de nieve. Pero qué divertido y retorcido es convertirse en juez y verdugo desde la lejanía.

A favor: el reparto, el retorcido guión y el efecto de distanciamiento bien manejado por su director
En contra: algunos bajones de ritmo que la pueden hacer demasiado lenta y larga
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