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The Grandmaster

Drama. Acción Un relato sobre las artes marciales y el alma de la civilización china. Dos maestros de kung fu, Ip Man (Tony Leung), el hombre que entrenó al mítico Bruce Lee, y la bella Gong Er (Zhang Ziyi) se reúnen en la ciudad natal de Ip Man en vísperas de la invasión japonesa de 1936. El padre de Gong Er, un gran maestro de renombre, también viaja a esa ciudad para la ceremonia de su jubilación, que tendrá lugar en el legendario burdel El ... [+]
Críticas 52
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6
El director Chino Wong Kar-Wai siempre realiza películas diferentes. Al margen del cine convencional intenta explorar universos diferentes, y sus películas se pueden considerar de culto. En sus inicios rodó dos grandes películas como " Happy together " y " Chungking Express " .
Pero su película más extraña y que más me gusta es " Deseando amar " , que se introduce en los submundos de la noche de Hong Kong de la década de los 60. Años después volvió a realizar una película con temática similar (una segunda parte encubierta de la anterior ), pero que había perdido la originalidad e hipnotismo de la primera.
Con " The Grandmaster " intenta hacer una película muy original, con unas magníficas imágenes de una China del siglo pasado. A esa fotografía tan variada y atractiva le acompaña el sonido. Pero para que una película sea redonda tiene que tener un buen guión y montaje, y en este proyecto esos dos aspectos son muy deficientes. Ese intento de contarnos una historia que avanza en el tiempo, pero vuelve hacia atrás para contarnos ciertos aspectos de la historia crea confusión.
En la parte central hay muchos momentos que no sabemos lo que ocurre, pese a aparecer carteles identificativos con el año y lugar donde transcurre la historia. Muchas veces es más complicado seguir estas películas asiáticas de ritmo tan rápido, por ser difícil identificar a los intérpretes. Pero en esta película no existe este problema por ser actores conocidos y emplear un vestuario que les identifica.
La película se está vendiendo como la historia de " Ip man " , el maestro del Kung fu y que entrenó a Bruce Lee, y ese tema se aborda muy por encima, aunque es verdad que el personaje que interpreta Tony Leung es " Ip man " .
Lo mejor son las escenas de peleas y luchas, por el empleo de una fotografía muy particular, que parece congelar las luchas.
Las imágenes en la oscuridad también están muy logradas. Hace tiempo que no veía una película con una gran cantidad de escenas bonitas y diferentes (algo parecido me ocurrió con " To the wonder " , la última película de Terrence Malick, en que esas imágenes tan buenas no estaban en consonancia con la historia ).
Destaco también la actuación de Zhang Ziyi y Tony Leung, los dos muy solventes y expertos en este tipo de películas. Esta misma película en manos de Zhang Yimou hubiera sido diferente, cosa que ya demostró el director Chino en películas como " Hero " o " La casa de las dagas voladoras " .
De vez en cuando aparecen imágenes de archivo, que nos muestran cómo estaba China en la década de los 30, 40 y 50 del siglo pasado.
Una vez conocidas las nominaciones a los Oscar 2014 la película se ha quedado sin opción a premio en la categoría de película de habla no inglesa. Pero sorprendentemente (y de forma merecida ) ha sido nominada en las categorías de fotografía y vestuario. Por una vez la academia ha actuado de forma coherente, ya que ha nominado a esta película por sus aspectos más destacados. Es la primera película de Wong Kar-Wai que recibe algún tipo de nominación de la academia de Hollywood.
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spoiler:
Cuando la historia llega a 1950, vuelve a retroceder hasta 1940, para explicarnos una situación, y se hace de manera muy confusa. El problema es que cuando se vuelve a retomar la década de los 50 ya nos hemos perdido totalmente.
Hubiera sido mejor contar la película de forma lineal, o bien emplear unos cortos flashbacks para contarnos algo del pasado.
La mayor parte de las peleas no tienen un origen lógico, o por lo menos yo no las he entendido.
La película tiene un gran inicio con una pelea bajo la lluvia.
6
18 de enero de 2014 Sé el primero en valorar esta crítica
El problema de The Grandmaster es que no sabemos ante que tipo de historia nos encontramos; si es un film bucólico sobre un mundo que se acaba, una narración sobre el kung fu, un retrato familiar intimista, la historia personal de un protagonista que se reinventa a si mismo, o inclusive el relato de un amor imposible. El fallo no es que el guión sea incompleto y le falten engarces o elementos en la historia, sino que las distintas subhistorias pertenecen a estilos diferentes y no hay un elemento que las conjugue. El depurado estilo de Wong Kar-Wai viene a crear más incoherencia; una película con connotaciones históricas y biográficas es ejecutada con esas cámaras lentas, esos planos en detalle y esas escenas compuestas con personajes hieráticos más propios de la pintura. The grandmaster a pesar de basar su narración en la historia del kung fu y en la biografía personal de Ip Man recibe un tratamiento más propio de un cuento o inclusive de un sueño. Dada su calidad cinematográfica habrá que dar a The grandmaster unos años, volver a revisar el film y ver si Won Kar-Wai acierta y todos nosotros somos unos ignorantes .
7
29 de enero de 2014 Sé el primero en valorar esta crítica
No se fue el personal demasiado contento de aquella 62ª edición, y como las primeras impresiones (las de la 63ª Berlinale, se entiende) son vitales, la primera película que iba a ver la prensa aquel año era la que con toda seguridad, y siempre a priori, claro, podía considerarse como el plato más fuerte que iba a poder degustarse aquel año en la capital alemana. Porque, y con todo el respeto hacia nuestros peludos amiguitos del bosque, más importante que el hecho de que ''Los osos hubieran vuelto a la ciudad'' (así se promocionaba el festival por aquel entonces: echando mano, cómo no, de su icono más reconocible) era el que un tal Wong Kar-Wai hubiera vuelto a los menesteres cuyo ejercicio, con toda justicia, le hicieron tan grande. Ha vuelto, (ya en presente... y ya era hora), al noble, muy agradecido y nada sacrificado oficio de la dirección cinematográfica, en el que había estado inédito desde su discutido (por puro snobismo) desembarco en suelo americano con 'My Blueberry Nights', efeméride que ya va a cumplir cinco años, que se dice pronto.

Un lustro sin el maestro se hace muy largo... más aún cuando durante los últimos años hemos estado conviviendo con la promesa de un proyecto que, como mínimo, iba a marcar un antes y un después en su carrera, por lo menos en lo que a ambición se refiere. Después de su road trip por los Estados Unidos, Wong Kar-Wai decidió hacer las maletas y volver a su amada Hong Kong para quitarse una espina que tenía clavada desde el estreno de su filme maldito -y muy masacrado- 'Ahes of Time', cinta de artes marciales cuya productora se encargó de dejar irreconocible con respecto al montaje original. Su autor, por cierto, no pudo empezar a resarcirse hasta el estreno de la versión ''Redux'', apaño que no acabó de convencer a nadie, también sea dicho. Con 'The Grandmaster' se puede decir que el director de las eternas gafas de sol vuelve a la escena del crimen. La diferencia es que ahora llega con la lección aprendida... y con la reputación suficiente para que cualquier trabajo sobre el que ponga las manos sea inmediatamente sacralizado y, por lo tanto, quede fuera (se supone) del alcance de las manazas de cualquier pez gordo de la industria con ínfulas autorales (... y ni así nos hemos salvado de la engorrosa multiplicidad de montajes).

Con esta reconfortante certeza y con el consabido tiempo de espera bajo el brazo, no es de extrañar que los grandes festivales de todo el mundo quisieran adjudicarse esta esperadísimo biopic sobre el legendario Ip Man, mentor del no menos legendario Bruce Lee. En su día sonó Cannes, pero no. ¿Para Venecia, pues? Tampoco. ¿Y San Sebastián? Va a ser que no. A Wong Kar-Wai debió convencerle más la oferta de Dieter Kosslick, la cual incluía el cargo de Presidente del Jurado, con la consiguiente condonación de la responsabilidad (?) de participar en la Sección Oficial a Competición. Fueran cuales fuesen las condiciones, lo cierto es que Berlín se anotó un puntazo con este fichaje, aunque más cierto es que mientras se producía la rifa entre los distintos certámenes, la cinta tuvo tenido tiempo para estrenarse en su país de origen. Esto último se dijo con la boca pequeña... y a voz todavía más baja debería comentarse la alarmante falta de World Premieres de la que adolece la Berlinale durante sus últimos años, aunque esto es otro asunto.

Cierro paréntesis porqué el magnetismo de Tony Leung se apropia una vez más -y qué gustazo- de la gran pantalla. El galán fetiche de Wong Kar-Wai se pone en forma (¿alguna vez la ha descuidado?) para dar vida al mítico maestro del Kung Fu en una película cuyo mayor y nada desdeñable logro es el de de llevar a los terrenos del más rabioso cine de autor un género que se mostraba alérgico (o esto nos habían querido enseñar) a este tratamiento. El referente obvio lo encontramos en el díptico 'Ip Man', de la dupla Wilson Yip & Donnie Yen, y si bien estrecha lazos con la película que ahora nos concierne (sobre todo en lo referente a la creación de una mitología semi-fundacional de carácter muy similar al western clásico), los vínculos se diluyen en una ejecución que luce siempre de la forma más orgullosa la inimitable marca ''In the Mood for Love'' (y ''Cungking Express'', y ''2046'', y...). De lo que se trata aquí es que el instrumento (hablamos de géneros y etiquetas) se adapte a las necesidades de quien lo utiliza. Complicadísimo, y todavía más valiente, de verdad: la estética y la adrenalina vuelven a convivir en esplendorosa armonía. Como con con Zhang Yimou, pero diferente... y mejor.
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Entre patadas y puñetazos, se percibe el aroma de la nostalgia más genuina (aquella que suspira por lo irrecuperable), el tiempo se detiene y las imágenes corridas se suceden en un montaje algo confuso que nos lleva otra vez a una época tan maravillosa que tal vez (como sucede con el salvaje oeste) jamás existió. No importa. La música, los vestidos... las mujeres. Son los elementos de siempre presentados casi de la misma forma. Parece que Chez Kar-Wai también está igual que la última vez que la visitamos. Ahora pasear por sus pasillos proporciona más emociones fuertes, pero el tour sigue siendo tan encantador como, toca admitirlo, defectuoso. En esta ocasión no se sabe bien si el difícil seguimiento de las aventuras de Ip Man es debido al desconocimiento de una historia que, visto lo visto, va a tocar aprenderse; o si por el contrario es debido a esa manía del cineasta chino por trabajar sin guión. La duda engorrosa está en el aire... lo mismo que un amor que incluso en las circunstancias más adversas vuelve a hacer acto de presencia, confirmándose así una arriesgada y algo inflada mezcla de géneros, suerte de biblia (o si se prefiere, una ambiciosísima foto de familia) del Kung Fu, a veces al borde del desastre pero casi siempre abrazada a la genialidad de alguien a quien el rango de ''Gran Maestro'' quizás le va un poco grande... pero que sin duda debe sentir cierta claustrofobia en el peldaño de justo debajo dentro de la cadena de mando. Y que la próxima no tarde tanto en llegar, por favor.
6
2 de marzo de 2014 Sé el primero en valorar esta crítica
Para bien o para mal tengo que comparar este film con las anteriores películas sobre Ip Man y en este caso la cinta de Wong Kar-Wai sale perdiendo.
Estamos ante un film rico en imágenes bonitas, esa cámara lenta, esos copos de nieve, esa lluvia, pero carece de lo más importante en este tipo de films y son las propias artes marciales, creo que son tres momentos contados donde aparecen imágenes de luchas, eso sí, bastante bien realizadas.
Excesivamente larga y llega, en momentos, a resultar confusa, se pierde por las ramas por decirlo de alguna manera, y ya no sabes realmente si el film es sobre Ip Man o sobre otros protagonistas, incluso estas esperando un enfrentamiento entre dos de sus protagonistas y éste nunca ocurre.
Muy bonita estéticamente pero larga, confusa y pobre en momentos de acción, definitivamente las cintas Wilson Yip, (Ip Man, Ip Man II) son mejores y mucho mas entretenidas.

Un 6.

http://filmefilico.blogspot.com.es/
8
7 de abril de 2014 Sé el primero en valorar esta crítica
En "The grandmaster", Wong Kar-wai levanta un retrato de la China post-imperial desde la óptica de las escuelas de artes marciales, y lo hace a partir de la historia de Ip Man, el legendario maestro de Kung Fu que más tarde pasaría su legado a Bruce Lee. Con Ip Man recordamos la lucha norte-sur durante la República, la invasión de Japón y la posterior Guerra Civil... para terminar en Hong Kong y ver cómo esos luchadores han tenido que adaptarse a los tiempos, en algunos casos cuestionando su código de honor. Sin embargo, tratándose de Wong Kar-wai da lo mismo cuál sea la historia concreta que nos dé, porque los temas de fondo se repiten como lo hacen también su esteticismo visual y su narrativa fragmentada y llena de elipsis: es, en definitiva, un autor. De esa manera, su cine se alimenta de una preocupación constante por el paso del tiempo, por la fugacidad de la vida y especialmente del amor, con dramas personales que se esconden en las rendijas de la memoria y con sentimientos evanescentes que se evaporan como los humos de sus películas.

El director de Hong Kong siente que se le escapa el tiempo y por eso quiere controlarlo. En ocasiones trata de ralentizarlo para exprimir unos instantes de amor o de honor, y en otros de acelerarlos para recoger el inexorable discurrir de esas manecillas del reloj que tantas veces enfoca. Para ese cometido, pocos materiales resultan tan idóneos como las artes marciales, que en sus acrobacias permiten congelar el momento clave de la lucha o proyectarlo sobre el espacio con una puesta en escena espectacular. Como hiciera en "Deseando amar (In the Mood for Love)", la cámara se mueve como un personaje más en unos ambientes de ensueño, en un baile acompasado en el que observa a los personajes relacionándolos con un diálogo de miradas. Abundan los primeros planos y los ojos expresan un mundo interior de nostalgia y melancolía, de dolor sangrante y de amor no consumado, de traición y de venganza.

Una extraordinaria fotografía y muy filtrada busca los claroscuros como si tratara de escudriñar la conciencia o la memoria de los personajes -magníficos son esos planos de la lluvia o del humo al ralentí, como lo son los anocheceres o los parajes nevados-, a la vez que difumina los fondos de forma hiper-estilizada para crear ese aire de irrealidad. Mientras, la música sinfónica y envolvente intensifica el sentimiento de nostalgia que la historia encierra, y arrebata al espectador para llevarle hacia aterciopeladas sensaciones emocionales. Estupendas son, por otra parte, las interpretaciones de Tony Leung y de Zhang Ziyi, y admirable la sintonía que logra entre ellos al dar vida a dos almas que se aman... pero que nacieron y se conocieron en un momento que no les correspondía. Los personajes de "The grandmaster" se encuentran, además, en la disyuntiva de mirar hacia adelante y adaptarse a los tiempos o de echar la vista atrás para recuperar unos valores -un legado- que está en peligro, y ahí radica su dilema moral.

Porque, a fin de cuentas, la historia de artes marciales es secundaria. Lo realmente importante es ese código de honor y ese amor imposible encerrado en un botón y apenas manifestado, ese paso del tiempo que todo lo devora y que solo deja una pátina de recuerdos. Y por eso, la clave del Kung Fu que el grandmaster trata de inculcar a sus discípulos -volverse y saber mirar atrás- cobra entonces todo su valor, y la técnica queda relegada ante la inteligencia y la ética. Y también por esa razón, la película se convierte en una "ópera de la vida" (espectacular son la puesta en escena y los combates), o mejor... en "un tablero de ajedrez" donde las piezas tratan de construir su futuro, para terminar aceptando que "el destino depende de los dioses".
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