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Le Samouraï

Cine negro. Thriller La historia de un hermético y frío asesino a sueldo. Jeff Costello es un perfeccionista que siempre planea cuidadosamente sus asesinatos y al que nunca han atrapado. Sin embargo una noche, tras liquidar al dueño de un club nocturno, queda a la vista de varios testigos. Sus esfuerzos por construir una coartada fallan y poco a poco es acorralado, tanto por la policía como los clientes que le han traicionado. (FILMAFFINITY)
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Críticas 69
Críticas ordenadas por utilidad
15 de agosto de 2021
12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una ciudad apática, un departamento silencioso, un trabajo despiadado, una vida apartada, una rutina inflexible, un hombre solitario.
Ése es Jef Costello, el samurai, y su mundo.
Esta fue una de las primeras películas que me introdujeron al fascinante mundo del cine. No sabía del tema. No sabía de directores, ni encuadres, ni actores, ni fotografía, ni guion, ni nada.
Lo único que sabía, cuando terminé de verla, es que me había encantado. Nunca la olvidé.

Es que no es para menos.
Está dirigida por uno de los más influyentes cineastas franceses de todos los tiempos. Un director de thrillers. Especializado en retratar gente singular que vive al margen de la ley.
El guion puede parecer falto de sustancia. El personaje puede verse como alguien simple, sin dimensiones.
Pero Jef Costello no está para contar su vida a nadie, ni para intimar con nadie. No hay lugar en su mente para sentimientos, ni proyectos de vida.
Él sólo sabe sobrevivir. Vive el día a día. Sin recordar el pasado, sin pensar en el futuro.
No esperes más que eso.

El excelente diseño de producción, sobrio y escueto, y la sombría fotografía en la que predominan los tonos grises nos transportan a ese mundo impersonal.
La acción no es trepidante. Jef no es un hombre de acción. Es un asesino silencioso y metódico que sólo existe cuando aprieta el gatillo del arma y se esfuma como el humo de la pólvora.
No me imagino a otro que no sea Alain Delon en el papel de Costello.
Verlo pasearse por las calles de París con su gabardina y su fedora hicieron que añadiera esas dos prendas a mi ropero. Si a alguien quiero copiar en su estilo, definitivamente es al Samurai.

La recomiendo a cualquiera. Es una de mis películas favoritas de todos los tiempos. Pero sé que no a todos les podría gustar tanto. Sobre todo si esperas ver mucha acción y suspenso.
Ricardo Fields
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17 de julio de 2016
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
La historia de un hombre que mata a otro es la premisa de este film de Melville. Un film que apenas hay dialogo. Donde lo importante esta en las imágenes. Cada imágene es un gesto y cada movimiento de cámara un significado. El film empieza con unos primeros minutos sin diálogos donde se presenta el personaje de Alain Delon un hombre cuidadoso. A pesar de eso comete un error al hombre que mata hay un montón de testigos. La cámara se posa en cada testigo y esto será determinante. Nada es casual en esta gran película de Melville. Siempre pasa algo estudiado y meticulosamente preparado. Una obra maestra.
Orson_Welles
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4 de diciembre de 2018
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
"¿Usted qué piensa? - Yo no pienso."

Jean-Pierre Melville y su exquisita radiografía de la soledad. "El cineasta europeo más americano, y el americano más europeo". Bebe de las fuentes del cine clásico, pero con su estilo propio, su universo cinematográfico es muy alemán en el fondo y muy francés en la forma, mediante un trasfondo del Noir americano y, sobre todo, del western.

Incluso, LE SAMOURAI, recuerda a los atributos constituyentes de la cultura asiática clásica. El samurái, la soledad, el harakiri, los códigos de honor.

Economía de medios y austeridad en esa París decadente, a golpe de jazz en clubes luminosos, acompañado de ese órgano triste evocador del terror. Jeff Costello, el profesional, con el rostro gélido de Alain Delon, la historia de un silencioso fantasma en un poema desgarrador. Elegancia superlativa. Un sueño mitómano, bajo sombrero y gabardina, en una época que no es la suya.

No menos influyente que la ambientación oscura que pesa sobre los personajes gracias a la gris frialdad de la fotografía de Henri Decae, representa hermetismo metálico.

Melville está considerado el gran fundador del Polar, respetado por la Nouvelle Vague. La diferencia más significativa entre ambas es que Melville plantea historias más minuciosas y planificadas, cerca de Bresson y Dreyer, mientras el movimiento de Truffaut y Godard es más espontáneo. Comulgan en elementos estéticos, ahí está Decae y su magistral dirección de fotografía como eslabón.

Cine experimental, minimalista, moderno, sin amor y con demasiada realidad. 'El silencio de un hombre' es una película sobresaliente. Una de las cumbres del Polar francés, la historia de un hombre con un solo camino, clasícista y vanguardista a su vez, dotada de lirismo, soledad y muerte. Un filme estéticamente especial, rompedor, de obligado visionado.
Paco Garrido
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15 de junio de 2011
12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una de las grandes películas del cine negro (bastante desconocida en nuestro país) que cautiva gracias al silencio de la película, porque los dialogos son más bien escasos y es eso lo que engrandece esta película, que nos cuenta la historia de un sicario sin apenas abrir la boca, todo ello aderezado con una notable banda sonora a cargo de Francois de Roubaix.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Tom Hagen
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26 de febrero de 2020
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cae la lluvia con suavidad sobre el asfalto. El hombre sale del edificio, ataviado con una gabardina con el cuello alzado y un sombrero marrón, observando lentamente a un lado y a otro de la calle, por la cual cruzan vehículos y peatones que ni siquiera advierten su presencia.
Va a cumplir su misión: matar a otro hombre...

Puede que no sea una secuencia tan espectacular como otras que hallaremos a lo largo de este film al que el tiempo le ha concedido el título de obra maestra, pero en lo que mí respecta es un momento que se me quedó grabado en la retina: un escenario frío y gris hecho a medida para el individuo que lo atraviesa como si de un espectro se tratase, conducido hacia una situación que dará un vuelco a su existencia, pero una situación que él enfrenta con la más estoica serenidad y aplomo. Es un momento que podría resumir toda la película y también el género en el que ésta se enmarca.
Es el llamado "polar", el moldeado por cineastas franceses a partir del clásico cine negro, aquel importado desde las tierras estadounidenses décadas antes, pero dejando en sus creaciones un sello característico con el que se distanciaban del modelo al que rendían tributo; a finales de la década de los '60 podrían destacarse varios nombres dentro del policíaco francófono, como los de Alain Cavalier, Jacques Becker o Claude Chabrol, aunque sin duda sería Jean-Pierre Melville el elegido por muchos, un director y gran amante del 7.º Arte que ya imprimió una estética y forma propias en las monumentales "El Confidente" y "Hasta el Último Aliento".

Tras formar grandes colaboraciones con Lino Ventura y Jean-Paul Belmondo, aquél se uniría por primera vez al famoso Alain Delon en "Le Samourai", definitiva consagración de su universo "noir" que escribiría junto a su asistente de dirección Georges Pellegrin (supuestamente basándose en una novela de Joan McLeod) y que decide abrir en un largo plano fijo que nos sitúa en una habitación casi vacía de grandes ventanas donde el olor a humedad, madera vieja y tabaco satura la atmósfera. Un hombre reposa en la cama, sobre él una sentencia: "no hay mayor soledad que la de un samurái salvo la de un tigre en la jungla...quizás". Queda resumida la historia.
Él es Jef Costello (un alias, un nombre ficticio con el que Melville homenajea al "noir" americano) y su profesión es la de asesino a sueldo. El apartamento en el que mora es el reflejo de su alma, el pájaro enjaulado es el reflejo de su condición. El director sigue los pasos de su "héroe", que llevan hasta un asesinato cometido en un club del que varios clientes han sido testigos, puliendo así los ásperos trazos de un policíaco que sobre todo se basará en la encarnizada cacería de un hombre, pues resulta que este implacable y concienzudo asesino se ha convertido en víctima de sus propios métodos dejando tras de sí una tremenda sospecha para la policía y una duda irreparable en los individuos que solicitaron sus servicios.

Dos facciones que operan según métodos similares por un Melville que no hace distinciones entre aquellos que dicen defender la ley y aquellos que operan al margen de ésta; así queda retratado París por el director, como un lugar tan brutal y gélido como los seres que habitan sus oscuras calles y que se mueven entre las sombras y el humo de los pubs y las casas de juego.
Costello es uno de esos seres, lacónico, amargo y del que jamás se nos permite averiguar más de lo necesario (como ocurre con los demás personajes), sintiendo no así esa inquietud que le domina desde lo más profundo por respetar y obedecer el código de honor con el cual ha de guiarse en el éxito de su misión, cual samurái del Japón feudal.

(CONTINÚA LA CRÍTICA EN ZONA SPOILER)

El cine negro, cuyos aromas, colores, sonidos y atmósfera se nos impregna desde el primer minuto, desciende a los abismos de su propia imaginería en este ejercicio minimalista, romántico pese a su dureza, elegante en su aspereza e intenso en su pausada puesta en escena, pues el dinamismo y el blanco y negro terminaron en "Hasta el Último Aliento".
Melville, apoyado por la magnífica fotografía de Henri Decae, crea una poética descorazonadora sobre la soledad, la violencia, el honor y la aceptación de la fatalidad del destino que se posiciona en la cima de su carrera y del género contra el paso del tiempo, bebiendo de ella numerosos cineastas y títulos futuros. Desde Tarantino y Woo pasando por Jarmusch, Winner, Winding Refn a Johnnie To o Walter Hill y su film "The Driver", excesivamente similar al que nos ocupa...

Un larguísimo etcétera de individuos que se influenciaron y la imitarían hasta la saciedad.
Pero su belleza y poesía trágica jamás sería igualada.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Chris Jiménez
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