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Siete años en el Tíbet

Drama Heinrich Harrer fue un famoso alpinista austríaco que intentó la ascensión al Nanga Parbat; desgraciadamente, su aventura se vio bruscamente interrumpida por el estallido de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Tanto él como su compañero, Peter Ausehnaiter, fueron recluidos en un campo de concentración, del que lograron escapar a través de las montañas. (FILMAFFINITY)
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7
26 de diciembre de 2021 1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jean-Jacques Annaud no tiene una filmografía demasiado extensa pero sí interesante. Siete años en el Tibet es la traducción literal de su título en inglés, Seven years in Tibet de 1997.

Película que narra la historia de Heinrich Harrer que, en cuanto empieza la Segunda Guerra Mundial, abandona su país, Austria y a su mujer que está a punto de dar a luz para irse a escalar montañas al Tibet, nada menos. Brad Pitt da vida a un personaje peculiar, no necesariamente ético en sus convicciones, de hecho, este largo viaje ¿de huida de sí mismo, de la realidad, del compromiso, de...? se convierte en un cambio moral y filosófico en su actitud ante la vida y las personas.
Annaud analiza con frecuencia en varias de sus obras este tipo de temas éticos. El oso (1988), El nombre de la rosa (1986), El amante (1996) son algunos ejemplos de filmes que plantean preguntas retóricas sobre la moral y el buen proceder.
En las dos horas y cuarto de Siete años en el Tibet, vemos a un Harrer que se muestra individualista e insolidario con sus compañeros de aventuras en los comienzos de su viaje, que defiende visceralmente su libertad personal y su dignidad pero no la de los demás y se revela contra opresores y captores, que deja atrás a un futuro hijo no deseado (por él) para lanzarse en pos de grandes aventuras escalando montañas, que siente celos de que su amigo Peter (David Thewlis) se ligue a la chica guapa de los tibetanos, pero que, paulatinamente, parece ir aprendiendo el respeto por lo diferente, empieza a ver la grandeza de las cosas pequeñas y termina entendiendo que las injusticias son igual para todos los seres humanos, no solo para él.

El contacto con una cultura más ligada a la naturaleza y que cree en el ser humano abre los ojos del personaje de Brad Pitt. Su casual contacto y posterior amistad con el pequeño Lama se convierte en una relación simbiótica entre ambos, los dos aprenden cosas el uno del otro.

La naturaleza es un factor clave en las películas de Annaud. Ni que decir tiene que aquí la fotografía de paisajes y ambientes es brutalmente hermosa. Los recintos cerrados de los tibetanos están muy bien trabajados, reflejan la espiritualidad, la filosofía de vida y la cultura de este pueblo al que Annaud homenajea sin complejos, dando una imagen bucólica de una cultura pacifista, tolerante y coherente con el mundo. Podemos debatir si la realidad concuerda o no pero el mensaje final es claro y ejemplarizante sobre lo que debe ser o no ser la sociedad humana (según Annaud, se entiende).

En resumen, una película que se deja ver y permite reflexionar sobre cosas importantes. Recomendable.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Al final de la película Harrer vuelve a casa, una vez terminada la guerra en Europa y terminada la "utopía" de vivir en coherencia con la naturaleza (los chinos han invadido con violencia el Tibet).

Harrer se reencuentra con su hijo que termina acompañándolo en nuevas aventuras y hace las paces con su ex, casada felizmente con otro. Lo importante es que él ha cambiado.
6
20 de abril de 2019 Sé el primero en valorar esta crítica
Más que Siete años en el Tíbet, esta película podría llamarse algo como "Siete horas ante la pantalla", porque vaya si es larga, madre mía. Obviamente no dura siete horas. De hecho, apenas llega a 135 minutos, que tampoco es tanto, pero lo cierto es que se hace demasiado larga. Le sobran minutos por todas partes, especialmente en su primer tercio, y la historia no termina de llegar al espectador porque la narración no se decide a ser ni excesivamente política, ni excesivamente romántica, ni excesivamente aventurera.
Sí hay que decir que a estas alturas a Jean-Jacques Annaud no había que enseñarle nada acerca de cómo filmar con una cámara, y que la película tiene un empaque visual y técnico de producción apabullante, como no podía ser de otra manera. Muchos planos tienen una belleza de museo. Y por suerte, la relación entre Heinrich y el Dalai Lama es emotiva y da escenas poderosas en ese tercio final de película que es el que permanece en el corazón del espectador.
Correcta, pero no sobresaliente.

Lo mejor: El nivel de la producción.
Lo peor: Es excesivamente larga.
6
23 de agosto de 2021 Sé el primero en valorar esta crítica
Historia sobre Heinrich Harrer famoso alpinista austríaco que intentó la ascensión al Nanga Parbat y termino recluido en un campo de concentración británico en el contexto de la II G.Mundial. Tras escapar alcanzo Lhasa donde entablo amistad con el joven Dalai Lama.

Es previsible en todo y Pitt supo aprovechar su ola de los 90 con una película que la crítica destrozo, aun así tuvo el favor del público.

Mucho paisaje bonito donde los personajes flojean, pues la historia del alpinista daba para mucho más.
Jean-Jacques Annaud hizo una gran película El nombre de la rosa, el resto de sus películas quedan lejos.

Además de esto, se engloba en la ola de Hollywood de los 90 de abrazar el budismo como religión entre los famosos.
Esto le costó a Brad Pitt ser prohibida su entrada en China y declarada persona no grata. Hasta 2018 Brad Pitt no piso China.

Lo mejor: El crecimiento espiritual de Harrer y como volvió del Tíbet.
Lo peor: La moda budista de Hollywood.
3
23 de noviembre de 2021 Sé el primero en valorar esta crítica
Sabía lo que me esperaba al ver esta película que ya ha pasado de moda y ha caído totalmente en el olvido.
Una película hecha con muchas intenciones, pero la principal fue promocionar al joven y sexi Brad Pitt para llenar las salas de jóvenes adolescentes de la época, ese es el principal fin de la película, el resto son disculpas muy mal dirigidas.

Pretende ser una película ambiciosa, con muchas historias y con una gran y larga narrativa, al estilo Memorias de África, pero aquí sale un churro muy grande y muy quemado.

La película no hay por donde cogerla, empieza con un tema, se va a otro, luego reanuda el anterior, es un salto narrativo caótico que no profundiza en nada en absoluto, y al final ya no se puede seguir la historia, es sin duda una película muy grande para el director.

Pero eso no importa si se tiene a un joven guaperas que llenará las salas de los cines, pues en eso consiste todo, así que el resto da igual, y tanto que da igual, pues no se puede ni ver...

Lo dicho, una mala película que no hay por donde cogerla, lo único, los paisajes, pero ni éstos tienen poesía...
6
14 de diciembre de 2021 Sé el primero en valorar esta crítica
Película biográfica estadounidense –basada en hechos reales– (Jean-Jacques Annaud, 1997) sobre las aventuras de los alpinistas austríacos Heinrich Harrer (Brad Pitt) y Peter Aufschnaiter (David Thewlis) en el Himalaya en el marco de la Segunda Guerra Mundial.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La expedición cartográfica al Nanga Parbat de 1939 portaba bandera alemana y estaba previsto que durara 4 meses. La acción se inicia con el egocéntrico e impertinente Heinrich Harrer, un héroe deportivo afiliado a las SS, abandonando a su embarazada esposa Ingrid (Ingeborga Dapkunaite) y dejándola al cuidado de un amigo de la familia, Horst Immendorf (Gerardo Ebert).

El equipo de Harrer y Aufschnaiter no logra hacer cumbre, y, debido al estallido de la II GM, todos sus miembros son encerrados en un campo de prisioneros, ya que se encuentran en terreno del Raj británico de la India. Harrer, convertido en narrador de la historia, recibe carta de su esposa en la que le solicita el divorcio para casarse con Horst.

En 1944 la expedición logra fugarse del campo y Harrer y Aufschnaiter llegan a la inaccesible Lhasa (Tíbet), penetrar incluso en el palacio Potala. Allí se nutren de la cultura tibetana y conocen al secretario del gobierno Ngawang Jigme (BD Wong) y a su sastre: la bella Pema Lhaki (Lhakpa Tsamchoe), de la que ambos se enamoran.

Mientras Aufschnaiter y Lhaki se casan, Harrer comienza una estrecha relación de amistad con el pequeño y sagrado XIV Dalai Lama, Tenzin Gyatso (Sonam Wangchuk). La presión de China y su Ejército de Liberación obligan a la pacífica nación de Tíbet a intervenir en un conflicto completamente desproporcionado contra el gigante asiático; motivo que provoca la traición de Ngawang Jigme.

CONCLUSIÓN

Película correcta sin más. Hará las delicias de los fans de Brad Pitt que a mí no me termina de convencer. A destacar, eso sí, las buenas interpretaciones de un par de clásicos como David Thewlis y Victor Wong. La fotografía (Robert Fraisse) es muy interesante, especialmente los paisajes del primer tercio de la película. El desarrollo final es blandito y no transmite emociones.

Harrer regresó a Austria y retomó la actividad relacionada con el alpinismo. Escribió varios libros, entre ellos Siete años en el Tíbet (1953) donde narra los hechos reflejados en la película. Murió en 2006 a la edad de 93 años.
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