Un gato sobre el tejado caliente
8.0
22,949
Drama
La inminente muerte del anciano patriarca de una acomodada familia sureña crea una gran tensión ambiental. Uno de sus hijos, Brick, indeciso y apático, se refugia en el alcohol y se muestra completamente indiferente ante la situación, pero Maggie, su mujer, no está dispuesta a contemplar impasible su destrucción. El otro hijo, Gooper, al igual que su esposa, es ambicioso y oportunista. (FILMAFFINITY)
25 de diciembre de 2015
25 de diciembre de 2015
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Imprescindible clásico del cine teatral, género que se caracteriza por adaptar obras pensadas para el escenario y que, por tanto, descarga todo el peso de las películas en el reparto. Todos los actores están magníficos, especialmente un Paul Newman en una de las mejores interpretaciones de su carrera. Hay algo en el estilo de interpretar de la época que no me termina de convencer, y creo que está en que no se daba la importancia que merece a algo vital, especialmente en el teatro: dejar que los actores hagan suyo el guion que recitan, aportándole en todo instante su matiz personal. En momentos puntuales parece que están haciendo solo eso, recitar. En cualquier caso, insisto en no culpar a los actores, que cumplen y están soberbios.
Para mí el tema central de la película es el amor del padre hacia el hijo. Y lo es porque del sentimiento de carencia de ese amor parten todos los demás conflictos:
Para mí el tema central de la película es el amor del padre hacia el hijo. Y lo es porque del sentimiento de carencia de ese amor parten todos los demás conflictos:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Brick llena ese vacío con la figura de su amigo Skipper, uno de esos personajes con los que las grandes obras nos hacen sentir una fuerte y constante presencia invisible. Tan robusta es su imagen que Maggie es incapaz de estar a la altura, por lo que hace lo posible por destruir esa relación. Skipper, que fuera de la cabeza de Brick resulta no ser tan fuerte, se suicida, no por debilidad, sino por no encontrar apoyo en su amigo en un momento difícil. Pero lejos de desaparecer, su presencia se fortalece debido al sentimiento de culpa que invade a Brick, por lo que Maggie sigue sin ser correspondida como a ella le gustaría. Esto la lleva a tratar de llenar su vacío existencial con la codicia de riqueza, en concreto con la esperanza de que Brick logre sacar tajada en el testamento de Big Daddy, y de ahí surge el conflicto con el hermano de Brick y su esposa (que por otra parte son insoportables, no les quitemos su mayoritaria parte de culpa). Sin embargo, Brick no quiere cosas, sólo amor, y acaba encontrándolo tras escarbar en lo más hondo de su moribundo padre (magnífico diálogo final entre Paul Newman y Burl Ives). Es entonces cuando por fin Skipper desaparece al completo, lo que permite a Brick apreciar todo lo que puede llegar a aportarle Maggie en forma del afecto y el cariño que tanto necesita.
Hay quien dice que lo que Skipper y Brick tenían era en realidad una relación homosexual (de hecho, creo que en la obra teatral originaria se mencionaba directamente). No hay duda de que el repugnante rechazo social que a lo largo de la historia ha rodeado a este tema ha conseguido empujar a muchos cineastas a tratarlo de manera sutil, mediante el uso de referencias implícitas. Es difícil decir si el arte gana cuando muestra la realidad en todo su esplendor, especialmente aquellos aspectos que están deseosos de salir al exterior y rebasar las barreras de lo socialmente aceptado, o si por el contrario es mejor que juegue precisamente con esa latencia que nunca acaba por salir del escondite, a la manera en que se ha tratado muchas veces el tema del erotismo para evitar el sexo explícito. Lo dejo ahí como reflexión de partida, por si alguien es capaz de sacar aún más de ésta magnífica película.
Hay quien dice que lo que Skipper y Brick tenían era en realidad una relación homosexual (de hecho, creo que en la obra teatral originaria se mencionaba directamente). No hay duda de que el repugnante rechazo social que a lo largo de la historia ha rodeado a este tema ha conseguido empujar a muchos cineastas a tratarlo de manera sutil, mediante el uso de referencias implícitas. Es difícil decir si el arte gana cuando muestra la realidad en todo su esplendor, especialmente aquellos aspectos que están deseosos de salir al exterior y rebasar las barreras de lo socialmente aceptado, o si por el contrario es mejor que juegue precisamente con esa latencia que nunca acaba por salir del escondite, a la manera en que se ha tratado muchas veces el tema del erotismo para evitar el sexo explícito. Lo dejo ahí como reflexión de partida, por si alguien es capaz de sacar aún más de ésta magnífica película.
26 de noviembre de 2019
26 de noviembre de 2019
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otro de los grandes títulos de la Historia del Cine es sin duda La gata sobre el tejado de zinc. Basada en la obra teatral de Tennessee Williams, Richard Brooks escribe y dirige con acierto la adaptación cinematográfica de la que su autor renegó recomendando a los espectadores no ir a verla.
Los actores son de primera, su pareja protagonista se encuentra en estado de gracia, dos portentos como Taylor y Newman que se comen la cámara no solo con sus magníficas interpretaciones sino también por su fotogenia y atractivo. Taylor es de una belleza fascinante e hipnótica. Impresionante mujer. Su personaje además es de los que le coges cariño aunque al principio puedas recelar de ella. Me imagino que les resultaría difícil a ambos interpretar a unos personajes que se llevan tan mal, sobre todo, a lo que Newman se refiere. Pero los secundarios también son de quitarse el sombrero, en especial el grandote de Burt Ives que ese mismo año ganaría el oscar de mejor actor secundario por Horizontes de grandeza.
La película describe los problemas internos de una acaudalada familia sureña. Un hijo treintañero alcohólico y fracasado cuyo matrimonio naufraga, un hermano que solo ambiciona la herencia de su padre influido por su mujer. Un padre desahuciado, hecho a sí mismo, orgulloso y antipático incapaz de querer a nadie y cuya desmedida ambición le ha hecho enriquecerse pero desentendiéndose de su familia, y en general una familia que ha vivido una falsa felicidad basada en la mentira, la hipocresía y la codicia que una vez más vuelve a ser el origen de todos los males. Durante una noche de tormenta todos pondrán las cartas sobre la mesa en un ataque de sinceridad y descubriremos las causas del enfrentamiento que mantiene su pareja protagonista.
La dulce banda sonora de Charles Wolcott así como la suntuosa fotografía a todo color contribuyen definitivamente a realzar una película redonda.
Los actores son de primera, su pareja protagonista se encuentra en estado de gracia, dos portentos como Taylor y Newman que se comen la cámara no solo con sus magníficas interpretaciones sino también por su fotogenia y atractivo. Taylor es de una belleza fascinante e hipnótica. Impresionante mujer. Su personaje además es de los que le coges cariño aunque al principio puedas recelar de ella. Me imagino que les resultaría difícil a ambos interpretar a unos personajes que se llevan tan mal, sobre todo, a lo que Newman se refiere. Pero los secundarios también son de quitarse el sombrero, en especial el grandote de Burt Ives que ese mismo año ganaría el oscar de mejor actor secundario por Horizontes de grandeza.
La película describe los problemas internos de una acaudalada familia sureña. Un hijo treintañero alcohólico y fracasado cuyo matrimonio naufraga, un hermano que solo ambiciona la herencia de su padre influido por su mujer. Un padre desahuciado, hecho a sí mismo, orgulloso y antipático incapaz de querer a nadie y cuya desmedida ambición le ha hecho enriquecerse pero desentendiéndose de su familia, y en general una familia que ha vivido una falsa felicidad basada en la mentira, la hipocresía y la codicia que una vez más vuelve a ser el origen de todos los males. Durante una noche de tormenta todos pondrán las cartas sobre la mesa en un ataque de sinceridad y descubriremos las causas del enfrentamiento que mantiene su pareja protagonista.
La dulce banda sonora de Charles Wolcott así como la suntuosa fotografía a todo color contribuyen definitivamente a realzar una película redonda.
18 de junio de 2007
18 de junio de 2007
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Recomendaría esta pelicula al 100% y ¡a disfrutar del cine! Ves en algo menos de dos horas, en una sobria e intensa sesión de cine, un conjunto de temas eternos, abordados en la obra original y aquí con maestría y profundidad, y que llegan, y mucho, al espectador. Sorprende que la pelicula, tras casi 50 años, no haya perdido, sino que gane con los años. ¡Qué diálogos! ¡Qué pena de mendicidad! Impresionante.
El casting es perfecto. Elizabeth Taylor y Paul Newman están maravillosos. Y el patriarca, qué patriarca. Genial Burl Ives.
El casting es perfecto. Elizabeth Taylor y Paul Newman están maravillosos. Y el patriarca, qué patriarca. Genial Burl Ives.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Si tuviera que destacar una escena: la preciosa y emocionante escena en que transcurre la conversación en el desván entre padre e hijo en la última parte de la pelicula que finaliza con la subida por la escalera. Pero hay miles de escenas para rememorar, todo depende del momento en que se vea. La última parte de la pelicula hasta su final, es perfecta.
Por otro lado, como consecuencia de su adaptación al cine, parece que se eludió profundizar en la relación del personaje interpretado por Paul Newman con su amigo Skiper, y esto se percibe al ver su versión cinematográfica
Por otro lado, como consecuencia de su adaptación al cine, parece que se eludió profundizar en la relación del personaje interpretado por Paul Newman con su amigo Skiper, y esto se percibe al ver su versión cinematográfica
27 de agosto de 2012
27 de agosto de 2012
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Puro teatro es lo que monta Richard Brooks con "La gata sobre el tejado de zinc (caliente)", basándose en la obra teatral del mismo título de Tennessee Williams de 1955. Aunque en líneas generales no suelen quedar bien estas adaptaciones, la verdad es que en esta ocasión el resultado es más que aceptable. Para ello, el director pone en las tablas un grupo de actores de primera, con una de las parejas de guapos más impresionante de la historia del cine, Paul Newman (Brick) y Elizabeth Taylor (Maggie). Dicho lo cual insisto en que a mi personalmente nunca me ha gustado la Taylor, no sé si por que lleva el pelo corto, (lo que detesto), o porque ella misma y sus personajes transmiten una agresividad, un ímpetu nervioso y un dinamismo que tampoco me atrae.
Como es lógico, la acción queda prácticamente supedita a los constantes diálogos, parlamentos con los que se nos va mostrando un amplio abanico de temas sobre los que gira la película. Para empezar, la propia situación personal de los protagonistas: profundo distanciamiento entre Brick y su mujer Maggie; interesada relación con Harvey "Big Daddy" Pollitt (Burl Ives), el padre de Brick y Cooper "Gooper" Pollitt (Jack Carson), por parte de las nueras especialmente, Maggie y Mae Flynn Pollit (Madeleine Sherwood); hastío y problemas con la bebida de Brick; relación de los más fría entre Brick y su padre, etc. Pero también se reflexiona sobre el dolor, sobre la apariencia y la realidad, la verdad y la mentira, la mendacidad, el amor, los celos, la homosexualidad, el afecto o las relaciones paternofiliales o matrimoniales. Por este motivo los diálogos no tienen pérdida, siendo la mayoría de ellos, de muy altísimo nivel.
Lo bueno de la película reside en que el planteamiento es tan directo que uno no sabe lo que pasa. Es decir, los personajes aparecen, uno percibe los problemas que arrastran pero desconoce su verdadero alcance o cuál es su origen. Por ejemplo, ¿Por qué bebe Brick? ¿Por qué se lleva tan mal con la mujer? De este modo el misterio está servido y luego, poco a poco, se van desvelando, destripando psicológicamente a los personajes, en medio de una tensión creciente hasta llegar a lo más profundo del alma humana.
Una vez dicho lo más importante, no me resisto a resaltar otras cosas no tan relevantes. A mi el personaje de Harvey me desagrada aunque reconozco que hay cierta evolución en él. Es tan desconfiado, duro y misántropo que a uno no le puede caer bien. Lo peor es que representaría al hombre conservador americano típico, el "hecho a si mismo", un cacique local que rechaza a los políticos y que, por ejemplo, desprecia a Europa por vieja y decadente, justo al contrario que su mujer (por eso ella, como Woody Allen, sería la verdadera derecha, no el marido). Por otro lado, a mi los "cuellicortos" me resultan de lo más simpáticos, por más que por momentos si que son maleducados. Pero en general, son de lo más divertido y no me gusta que se les trate rayando el desprecio, especialmente por parte de Maggie.
Claro que para desprecio, el trato a las mujeres. Diría que existe en la película una dinámica lucha entre el poder masculino y el femenino. O más bien, un intento de ellas por "emanciparse" del poder de los hombres que tratan de someterlas con todos los medios precisos. Por ejemplo, el padre trata a su mujer a patadas (violentísima la escena en la que ella está sentada con el pastel de cumpleaños encima) y el propio Brick en un momento dado amenaza con matar a Maggie y de hecho lo intenta con su muleta. Parece que el conflicto se salda con la sumisión femenina: Cooper manda callar a su mujer, Ida (Judith Anderson) "renuncia" a controlar a su marido Harvey y Maggie se somete con un "si señor" a las órdenes de Brick.
Como es lógico, la acción queda prácticamente supedita a los constantes diálogos, parlamentos con los que se nos va mostrando un amplio abanico de temas sobre los que gira la película. Para empezar, la propia situación personal de los protagonistas: profundo distanciamiento entre Brick y su mujer Maggie; interesada relación con Harvey "Big Daddy" Pollitt (Burl Ives), el padre de Brick y Cooper "Gooper" Pollitt (Jack Carson), por parte de las nueras especialmente, Maggie y Mae Flynn Pollit (Madeleine Sherwood); hastío y problemas con la bebida de Brick; relación de los más fría entre Brick y su padre, etc. Pero también se reflexiona sobre el dolor, sobre la apariencia y la realidad, la verdad y la mentira, la mendacidad, el amor, los celos, la homosexualidad, el afecto o las relaciones paternofiliales o matrimoniales. Por este motivo los diálogos no tienen pérdida, siendo la mayoría de ellos, de muy altísimo nivel.
Lo bueno de la película reside en que el planteamiento es tan directo que uno no sabe lo que pasa. Es decir, los personajes aparecen, uno percibe los problemas que arrastran pero desconoce su verdadero alcance o cuál es su origen. Por ejemplo, ¿Por qué bebe Brick? ¿Por qué se lleva tan mal con la mujer? De este modo el misterio está servido y luego, poco a poco, se van desvelando, destripando psicológicamente a los personajes, en medio de una tensión creciente hasta llegar a lo más profundo del alma humana.
Una vez dicho lo más importante, no me resisto a resaltar otras cosas no tan relevantes. A mi el personaje de Harvey me desagrada aunque reconozco que hay cierta evolución en él. Es tan desconfiado, duro y misántropo que a uno no le puede caer bien. Lo peor es que representaría al hombre conservador americano típico, el "hecho a si mismo", un cacique local que rechaza a los políticos y que, por ejemplo, desprecia a Europa por vieja y decadente, justo al contrario que su mujer (por eso ella, como Woody Allen, sería la verdadera derecha, no el marido). Por otro lado, a mi los "cuellicortos" me resultan de lo más simpáticos, por más que por momentos si que son maleducados. Pero en general, son de lo más divertido y no me gusta que se les trate rayando el desprecio, especialmente por parte de Maggie.
Claro que para desprecio, el trato a las mujeres. Diría que existe en la película una dinámica lucha entre el poder masculino y el femenino. O más bien, un intento de ellas por "emanciparse" del poder de los hombres que tratan de someterlas con todos los medios precisos. Por ejemplo, el padre trata a su mujer a patadas (violentísima la escena en la que ella está sentada con el pastel de cumpleaños encima) y el propio Brick en un momento dado amenaza con matar a Maggie y de hecho lo intenta con su muleta. Parece que el conflicto se salda con la sumisión femenina: Cooper manda callar a su mujer, Ida (Judith Anderson) "renuncia" a controlar a su marido Harvey y Maggie se somete con un "si señor" a las órdenes de Brick.
18 de agosto de 2010
18 de agosto de 2010
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película está ambientada en el sur de Estados Unidos a mediados del siglo pasado, pero su temática es extrapolable a cualquier época y a cualquier lugar. Ambición, codicia, amor y rechazo (conyugal y paterno-filial), verdad y mentira, el sentido de la vida, miedo, remordimientos… son temas eternos que se nos muestran en “La gata” espléndidamente. Personajes bien definidos y unas excelentes interpretaciones nos llevan por un escenario donde el alma humana es la verdadera protagonista de la obra. Inolvidable papel el de Elizabeth Taylor de principio a fin, buena la actuación de Paul Newman (que va ganando conforme avanza el film), y destacaría la de Burl Ives en su papel de patriarca. Uno se sumerge en esta historia desde que se salta la primera valla… hasta que cae el almohadón sobre la cama. En medio, un rico hacendado hecho a sí mismo, dos hijos antagónicos, dos nueras enfrentadas, una esposa rechazada… y un mundo de falsedad e hipocresía que deberá ser remediado.
Muy buena película, recomendada vivamente.
Muy buena película, recomendada vivamente.
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