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Ágora

Aventuras. Romance En el siglo IV, Egipto era una provincia del Imperio Romano. La ciudad más importante, Alejandría, se había convertido en el último baluarte de la cultura frente a un mundo en crisis, dominado por la confusión y la violencia. En el año 391, hordas de fanáticos se ensañaron con la legendaria biblioteca de Alejandría. Atrapada tras sus muros, la brillante astrónoma Hypatia (Rachel Weisz), filósofa y atea, lucha por salvar la sabiduría del ... [+]
Críticas 491
Críticas ordenadas por utilidad
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10
2 de noviembre de 2009
22 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Amenábar rompe, cambia radicalmente de tercio y nos demuestra que, al contrario que otros directores "de culto", no se encasilla en un estilo o un esquema fijos, y borda cualquier género o argumento que aborde. Creo que ahí precisamente radica su valor, porque donde otros fracasarían estrepitosamente, él saca una joya.

Sé que hay muchos críticos que premian un tipo de cine encasillado en un esquema, como el de Tarantino, Woody Allen, Almodóvar, etc. Eso es lo que se espera de Amenábar: un producto más en la línea de "Tesis" o "Abre los ojos" y por ello se le critica ahora. Sin embargo, y objetivamente, su genialidad radica ahí, en su ductilidad.

Se nota por otro lado que desde el lobby católico intolerante (e incluso el judío de USA), se intenta hacer fracasar la película a base de malas críticas e incluso de CENSURA. Será que pone el dedo en la llaga recreando bastante FIELMENTE un período que no por polémico u oculto y olvidado, va a ser menos cierto.

Los hechos, la Historia, están ahí, como magistralmente ha recreado Amenábar.
4
11 de octubre de 2009
41 de 65 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con un enorme despliegue promocional, y una mastodóntica campaña publicitaria, poco o nada usual para un producto español, llega la nueva cinta de Alejandro Amenábar, un acontecimiento con ambición desmesurada que sin duda eclosionará el box office proporcionando cifras millonarias en su primer fin de semana en cartel. La primera y sana de las intenciones por parte de su creador serán cumplidas con creces, en favor de una desorbitada y estudiada cinta histórica con la que el director de Los otros vuelve a poner en entredicho sus carencias e inclinaciones hacia un envoltorio de oropel y brillo en absoluto acorde con las debilidades reales de su cine. Amenábar controla lo espectacular, lo grandioso, y se olvida de lo pequeño, el detalle que da emoción y cohesión al conjunto, realiza un peplum para intelectuales donde abarca demasiadas temáticas, demasiados hechos, demasiados objetivos, los cuales nunca dan entidad a este aburrido, apasional, fresco romano.

Ágora, encierra un discurso obvio, el alegato demagógico sobre los fundamentalismos religiosos y el fanatismo desbocado de una época marcada por el imparable ascenso del cristianismo. En medio de todo ese entorno hostil aparece Hipatia, una mujer única atrapada en un tiempo dominado por hombres. Filósofa, astrónoma, matemática, la bella pensadora es, por meritos propios, un verdadero icono feminista, una mártir pagana que tuvo que convivir en los albores del coronamiento al catolicismo teodosiano, luchando por mantener invictas sus convicciones, alejándose de la fe para solo abrazar la razón y entender el caprichoso funcionamiento del cosmos. La interpretación de Rachel Weisz es de lo poco que se salva de un error de cast imperdonable, con una mala dirección de actores, otra de las lagunas de Amenábar, un tempo circular que no avanza dotando de cierta pesadez a la película, un recorrido árido y espeso que desorienta al espectador, adormecido por un texto sin entusiasmo, expoliado de expresividad narrativa, una carga de la que raramente puede sobreponerse.

Aún con esto, es sorprendente la libertad creativa de la que dispone Amenábar, es un hecho irrefutable que este juega en otra liga distinta al resto de los directores nacionales (aunque habría que ver que son capaces otros muchos con los medios de los que dispone Amenabar), sus ganas de internacionalizar el producto y dar empaque de superproducción, intimista, a un inusual drama épico científico no deben de restar puntos, pero desgraciadamente se necesitan bastante más que pretensiones para ganarse el título de autor, hasta el momento Amenábar es solo un dignísimo artesano, pero sin la autoría de un nombre con estilo propio designado, quizás funcionase mejor al servicio de las historias de otro (uno de sus peores lastres es el guión de Mateo Gil y él mismo), dentro de la industria hollywoodiense de la que tanto parece (copiar) admirar y a la que no tardará demasiado en ajustarse definitivamente.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
LO MEJOR: La belleza serena, tranquila, espontánea de Rachel Weisz (el simbolismo de Hipatia como mujer liberada, erudita del pensamiento y maestra neoplatónica). La música de Darío Marianelli, bellísimo score en donde destacan los lamentos, muy de estilo morriconiano, con las voces de la cantante iraní Parvin Cox y un emotivo tema central hábilmente desarrollado a lo largo del metraje. El compositor italiano demuestra, nuevamente, su condición de gran plasmador de lugares legendarios, aquí la mítica Alejandría, y su poética capacidad de subrayar emociones. Es en el apoyo de una banda sonora excepcional donde Amenabar consigue lo poco remarcable de su personal y fallido mitin en contra de la extendida violencia natural del ser humano.

LO PEOR: Lo hastiado que acaba uno al termino de la película, sin sentir nada, ni lo más mínimo por sus personajes, y es que difícilmente podemos ver en Ágora sentimiento, no existe, hay lluvia de ideas sin rumbo, y hay un perezoso, apoltronado genio, imbuido por su propia falta de humildad. El trabajo de Oscar Isaac como Orestes, el peor parado del elenco, y el abuso de planos cenitales y desde el cielo al estilo Google earth, que tan de moda parecen estar últimamente.
3
13 de octubre de 2009
37 de 57 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me sabe mal criticar esta película, porque me gusta la ambición y el talento de Amenabar.

Pero...el guión es horroroso. Las escenas teóricamente mas emotivas están tan mal resueltas que uno rebulle incomodo, sin querer tomárselas a broma para poder seguir viendo la película.

Tan grande es la Historia que cuenta que se le ha olvidado hilvanar las historias personales que deberían dar verosimilitud. Los actores masculinos están todos espantosos, pero no sé si es culpa de los propios actores, del casting o de los personajes.

Y claro, como Hypatia sólo hay una... (Ni un solo secundario femenino, que raro, ¿no?)

Y sólo pongo un ejemplo con "spoiler" de las escenas que no pude creerme.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La escena final de la lapidación parece de los Monty Python. Pase la precipitación con que deciden que es una bruja y que hay que matarla, y pase que la lleven al templo para desollarla, una vez desnuda... pero ¿a quién se le ocurre que en pleno ataque de asesinar a Hypatia le van a dejar todos a solas con el monje-esclavo para ir a coger piedras? ¿Cómo es posible que se pongan a recoger "piedras-del-tamaño-perfecto-para-lapidar" en el propio atrio de semejante templo, como si escardaran cebollas del campo?

Al obispo Cirilo, tan cejijunto, le falta la boina. Otro esperpento es el rabino-jefe (no se cómo llamarle). Es dificil que no recuerden a "la vida de Bryan".
10
25 de octubre de 2009
22 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ágora me ha sorprendido muy gratamente porque me guiaba por las críticas negativas de algunos medios y por las leidas aquí y no me esperaba gran cosa. Sinceramente no lo entiendo. Pero bueno, para gustos los colores.

Impecablemente ambientada en todos sus detalles, su escenografía y fotografía es de una belleza que conmueve. La atmósfera de Alejandría es realmente evocadora.

La historia es fascinante e insólita en las películas históricas hasta el momento; nos muestra una versión completamente inédita del cristianismo inmediatamente después de haber pasado a ser el culto dominante. Amenábar se ha documentado y bien, ya que históricamente, por mucho que los sectores cristianos se lleven las manos a la cabeza, se pueden confirmar los hechos. Lógico que nos hayan ocultado esta parte de la historia durante la cual la cristiandad, que ya no era un grupo perseguido sino mayoritario, se desvinculó deshonrosamente de todo aquello que predicaba (germen de su gran calado y éxito), cultivando la intolerancia, el fanatismo, la ignorancia y la violencia.

Raquel Weisz impresiona, está fantástica en su papel de Hipatia, la para muchos (entre los que me incluyo), desconocida filósofa que en Ágora representa el pensamiento científico y la tolerancia derrotados por el fanatismo. Su dedicación a la ciencia demuestra un apasionante amor por el conocimiento que es contagioso, y que rememora perfectamente el ambiente filosófico del mundo antiguo. Del resto del reparto, destacar la contenida intensidad de Max Minghella.

Ágora es preciosa, interesante, inteligente, sensible, apasionada, su escenografía es increíble...Felicidades Amenábar, eres uno de los grandes.
8
19 de mayo de 2011
19 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estaba deseando ver esta película y ahora me arrepiento de no haberla visto en el cine. En pantalla grande. A lo ancho y lo alto. Se lo merece. La cámara es un ojo que todo lo ve, y hasta piensa, y te da perspectivas, horizontes y encuadres que he perdido en mi televisor. Y lo siento. Me hubiera gustado ver Alejandría como la enseñaba Alejandro (Amenábar): ¡mira qué pequeños parecen los afanes de toda esta gente! Un hormiguero bullicioso y confuso donde la gente corre enloquecida sin saber a quién seguir, ni ádonde va, ni por qué. Y observa cómo la ciudad entera se ha vuelto loca y destruyen la cultura y el arte y saquean y matan... Un mundo patas arriba donde todos creen en algo, pero nadie piensa, construye, ni reflexiona... Un universo caótico donde todo pende de un hilo que alguien puede cortar en cualquier momento y dejarlos caer a todos hasta la nada.

A todos menos a ella. Que no cree en nada más que en la filosofía. Es decir, que es libre porque solo está atada a su curiosidad y a sus ganas de conocer, tan infínitas como el universo, tan puras como un círculo perfecto, tan inexorables como la órbita terreste, tan inmensas como el espacio.

En ese mundo convulso y aterrador en el que vive, por el que parece que no han pasado los siglos, es la única que conoce su rumbo; porque ella es el centro de sí misma. No gira alrededor de ninguna idea, que no sea la ciencia, ni de ninguna pasión que no sea el conocimiento, ni de fanatismo alguno que no sea la libertad y la defensa del conocimiento. Es la única persona libre. Y un estorbo para los demás, también. Demasiado sabia para los ignorantes. Inteligente para los fanáticos. Independiente para los que la aman. Peligrosa para los que la temen. Altiva para los esclavos. Mujer para los hombres. Única, diferente y libre. Demasiado para todos.

En fin, me ha gustado mucho. Tal vez la película era muy ambiciosa para desarrollarla del todo. El conflicto de religiones y de culturas. Las luchas sociales. El fin del mundo antiguo. La importancia de la cultura y de la educación... Demasiados hilos para que no quede algún agujero, pero, visto desde arriba, o incluso desde mi pequeño televisor, el tejido me pareció hermoso y sugerente. Notable, desde luego...
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