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Los niños del paraíso

Romance. Drama París, 1820. Dos jóvenes artistas, Baptiste Debureau y Frédéric Lemâitre, debutan en el teatro de los Funámbulos y entablan amistad. Un día, Garance, una misteriosa y atractiva mujer, irrumpe en sus vidas. Mientras que el tímido Baptiste no se atreve a declararle su amor, Frédéric la convierte en su amante. Sin embargo, al estar implicada en una serie de crímenes, la mujer desaparece. (FILMAFFINITY)
Críticas 44
Críticas ordenadas por utilidad
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9
11 de abril de 2012
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
LES ENFANTS DU PARADIS representó en aquellos tiempos la mayor producción cinematográfica jamás realizada; es de suponerse que un fanático del cine clásico tenga enormes expectativas, y efectivamente este gigantesco film cumple a cabalidad con las demandas de los cinéfilos. Cabe destacar para los desinformados que fue considerada en los finales de los años 90's como la mejor aportación cinematográfica de Francia a la industria del cine por 600 críticos y profesionales del cine francés. Con un Carné (quién en años anteriores fue el representante del movimiento denominado "realismo poético") inquebrantable quien se sublevó contra la ocupación alemana a Francia que tenía la tentativa de controlar el arte. Estar informado previamente de los estos aspectos que hacen de "Los niños del paraíso" una obra fundamental del cine francés implica aún mayor expectativa.

El film es ciertamente un impecable ejemplo a todo lo concerniente a una "gran producción" clásica, la respuesta francesa a la mítica película estadounidense "Gone with the wind". En ella sobresale la opulencia en el vestuario, en la magnífica ambientación y decorados internos y externos; en definitiva consigue recrear perfectamente a un París de 1840 proporcionándole un carácter vivaz original. Es predominante la labor colectiva: en especial en la escenografía, en la dirección ejemplar de Carné, y del guionista Prévert combinando situaciones melodramáticas y cómicas, y brindándonos memorables diálogos.

El film se divide en dos partes; cada una con 90 minutos de duración. La primera parte se enfoca en poner de relieve , y de describirnos las características de los personajes, quienes por azares de la vida se irán entrecruzando constantemente. Lemaitre(para mí el personaje más logrado): es un carismático y oportunista quien desea convertirse en el más grande actor. Baptiste: un actor que posee un admirable don para la pantomima, muy sensible y apasionado. Ambos entablan una amistad, pero posteriormente rivalizarán por conquistar a Garante: personaje cuyos propósitos parecen inciertos al comienzo del film, y se integra junto a ellos en el teatro de los Funámbulos. Garante mantiene una excéntrica amistad con Lacenaire: un ladrón –y ocasional asesino- de refinadas maneras y notable bagaje cultural, que en el fondo desea ser autor teatral. En torno a estos 4 personajes extraordinarios se irá desarrollando la dramática historia orientada en el drama teatral. Una historia fascinante provista de un desmesurado romanticismo, de poesía, y de un desenlace que ensalza el carácter trágico del teatro.

Ante todo esto os digo que mis ansias de buen cine fueron colmadas, más bien... rebasadas.
10
19 de enero de 2016
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Obra cumbre del cine francés e impresionante comedia humana –en su sentido más precisamente balzaquiano- que atesora tantas cualidades y delicias que uno no sabe cómo enumerarlas. Partamos de un maravilloso guion de Jacques Prevert, muy literario, con unos diálogos de una inteligencia y belleza cegadora y desasosegante, estimulante y desoladora a un tiempo, plagado de frases lapidarias. Sigamos con una cuidada producción con aires de superproducción y escenarios extraordinarios y en el que parece que todos los que en ella trabajaron lo hicieron en estado de gracia. Ya desde el “tour de force” de la deslumbrante escena inicial, llena de vida e ingenio, intuimos que estamos ante algo grande, diferente, plagado de sugerencias, sabores y olores como si degustáramos el plato más selecto del mejor chef asistiendo, como en un espectáculo inolvidable, entre la ficción y la realidad, a la historia del trágico amor de Baptiste y, al mismo tiempo, a la explosión incontenible, brillante y agotadora de ingenio, alegría, teatro, celos, pantomima, tristeza, comedia del arte, amor, mimo, pasión, funambulismo, arte y vida. Hipnotizador retrato de los ambientes y escenarios teatrales, retrato de las clases populares en su ocio y diversión –“los chicos del gallinero”-, es entre otras cosas pero fundamentalmente una película sobre el teatro hecha desde el teatro y un canto de amor eterno al teatro y a la farándula como trasunto de la propia vida.
Dividida en dos partes: “El bulevar del crimen” y “El hombre blanco”, la película fue rodada durante dieciocho meses en los estudios Pathé Cinema de Paris bajo ocupación alemana – lo que hace aún más chocante diálogos de este tipo: ”Gracias porque a mí me encanta la libertad”- y gira en torno a Garance, incapaz de amar y cuya gelidez derrite y consume a los hombres. A su alrededor pivotan los muy distintos afectos u odios de cuatro hombres: un actor de ego interminable y chispeante lengua viperina –estratosférico Pierre Brasseur-, el escritor, ladrón y cínico asesino encarnado por Marcel Herrand, el rico conde y el inocente y enamorado mimo Baptiste en la inigualable interpretación de Jean Louis Barrault-. El resto de actores, incluida la bella María Casares, colabora con un trabajo verdaderamente excepcional en esta irrepetible obra maestra total del cine francés.

“Los actores no son personas, son todo y nada a la vez”
8
3 de agosto de 2013 3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Preciosa película, donde asistimos al "gran teatro del mundo" o en este caso, a la gran pantomima. Todo absolutamente es ficción dentro de más ficción, hábilmente conjugada, repleta de un juego de máscaras entre los personajes; que al final se desbarata... hermosa, aunque tristemente...

El tratamiento de las relaciones amorosas es excelente, y me ha sorprendido mucho el tratamiento de Natalie, me ha alegrado que no sea la típica mujer despechada, sino, una joven inteligente y sensata, a la vez que sensible y extremadamente enamorada, pero con los pies en la tierra.

La actriz que interpreta a Garance no me convenció, aunque al final sí encaja su belleza fría y distante. Como también me parecieron menores el resto de interpretaciones (Frederic, el asesino, etc.), que parecían más estereotipados.

Otra pega que he encontrado es el ritmo, la primera parte se me hizo pesada y larga, puede que sea la de argumento más convencional; en la segunda parte es cuando el contenido toma forma y fuerza, y mejora, tanto en personajes, como en el desarrollo final.

"Los niños del paraíso" ha envejecido mal, sobre todo de cara al público mayoritario, que se quedaría con la trillada historia de amor, y el ritmo narcótico.

Hay aspectos de crítica social acertados, como la preferencia de Baptiste por el público del paraíso (¿este término se habrá tomado como metáfora por la proximidad con el "paraíso"? Si es así, enriquecería mucho más las interpretaciones).

Las referencias literarias (Gautier, Shakespeare, etc.) también son buenas, en cuanto están insertadas en la historia, con paralelismos e intertextualidades.

También me encantaron las actuaciones del mimo protagonista, de una sensibilidad y una agilidad inocentes y pueriles, pero brillantes y alegres, aniñaban los ojos del espectador.
10
3 de junio de 2016 3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entiendo que en el 45, año del estreno, el gobierno franquista español no estuviera para florituras literarias, poéticas y liberales, pero una vez instaurada la democracia, es imperdonable que esta joya no llegara a reponerse nunca.
Rodada en plena ocupación nazi de Francia, se pudo ver al terminar la contienda y supuso la obra maestra y al mismo tiempo el canto del cisne de la simbiosis entre el director Marcel Carné y el autor teatral, poeta y guionista Jacques Prevert, que nos dejaron un puñado de obras claves de la cinematografía.
Este canto al amor poliédrico y al mundo de la farándula que Prevert conocía muy bien está preñado de elegancia, sabiduría, humor y buen gusto con un reparto impecable y una ambientación exquisita. Amén de un notable equilibrio entre unos diálogos literarios sobresalientes, la acción cinematográfica de los entresijos teatrales y la vida en la calle y el teatro pura y simplemente filmado. El presupuesto de producción fue desorbitado para la época. Francia quería competir con el cine de Hollywood.
El éxito en su momento fue inmediato y la posteridad de su país la ha elegido como su mejor obra del pasado siglo.
Es cierto que el inmenso peso del afamado actor y mimo Jean-Louis Barrault que participó en la producción, desequilibra un poco la balanza en su favor, pero ello no desmerece el resultado final. Lo dicho, una joya imprescindible.
8
23 de abril de 2017 3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Los niños del paraíso” es uno de los más famosos films franceses de todos los tiempos, con un guión a cargo del maestro Prévert que es una obra maestra de sabiduría irónica y romanticismo amargo, alternando entre la vida y el teatro. Citada en más de una ocasión como la mejor película francesa de la historia –François Truffaut declaró una vez que cambiaría todos los films que había realizado por éste−, supone un monumental trabajo por parte de su director, Marcel Carné, uno de los más grandes directores del cine francés de todos los tiempos.

El film se comenzó a rodar en 1943 durante la ocupación alemana, y se completó en 1944 en la clandestinidad, pero el estreno tuvo que esperar hasta marzo de 1945. El rodaje resultó toda una aventura, el “Boulevard du Temple” de Paris, conocido popularmente como el bulevar del crimen, debido a la multitud de asesinatos con propósitos dramáticos cometidos en las diversas obras representadas en los mismos, se construyó en Niza justo antes de que las fuerzas aliadas desembarcaran en el sur de Italia, esto provocó que los alemanes ocuparan la zona y puso en peligro la financiación de la película (que era francoitaliana), cuando de nuevo se puso en marcha el rodaje, los decorados se habían estropeado. Surgieron nuevas complicaciones con los actores, algunos de ellos eran perseguidos por la Gestapo y había que sustituirlos, posteriormente ante la eminente liberación. A pesar de las dificultades, la determinación de Carné hizo posible que la película se terminará de Rodar, el 9 de marzo de 1945 los niños del Paraiso se estrenó en el “Palais de Chaillot” y fue un éxito inmediatamente.

Toda una epopeya sobre el teatro y el amor que navega en toda su inmensidad, como si de una gran obra de teatro se tratase, alrededor de tres personajes cruciales, Baptiste, actor que se dedica al mimo, Lemaître, actor teatral al que da vida un muy divertido y camaleónico Pierre Brasseur, y cómo no, ese fascinante personaje femenino que responde al nombre de Garance, a la que da vida la actriz Arletty, la cual tuvo no pocos problemas durante la ocupación nazi, llegando a ser juzgada por colaborar debido a su relación con un oficial nazi, su defensa en el juicio es histórica: “Mi corazón pertenece a Francia, mi culo es internacional”.

Todo un fresco de una época del país galo, en la que laten con fuerza sentimientos encontrados, pasiones eternas, y sobre todo, la alegría de esos niños del título, que no son otra cosa que los espectadores del gallinero de todo teatro, ansiosos por disfrutar de una gran obra, y reír, olvidándose de la vida, aunque ésta, en cierto modo, también se representa en el escenario.
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