Julie Delpy es sobre todo conocida por una larga e interesante trayectoria como actriz, encabezando proyectos de grandes directores. Este aprendizaje le ha dado alas para desarrollar sus propios guiones, faceta en la que es una aventajada profesional. Pero, como ella misma se ha encargado de decir, se necesita mucho dinero para desarrollar una idea cinematográfica. De ahí que multiplique sus colaboraciones en el montaje de la obra (dirección, guión, producción, música, etc...) y se rodee de amigos, familiares... y nos ofrezca una intimista y escueta relación de pareja no sólo para contar lo que quiere si no también para reducir gastos.

Conversaciones que se desprenden también de algunos silencios, pocos, de la película:

-¿Tú y yo estamos juntos por alguna razón o porque no hacen falta razones para estar juntos?. Esta escala en Paris está haciendo que se tambaleen todas nuestras convicciones y principios. ¿Pero quién puede asegurar que nosotros hemos estado convencidos alguna vez de algo?;... y en cuanto a los principios ahora he descubierto los tuyos: " Sabía que París era la ciudad de los amantes pero no sabía que todos estaban en tu lista, Marion"

-Tu padre es un tío simpático que está feliz, no por verte a tí sino porque ha visto la oportunidad de cumplir un sueño antes de morir: estrangular con sus propias manos a un "yanqui de mierda" que casualmente se acuesta con su hija. Tampoco tengo claro que tu madre no pretenda envenenarme, eso sí, con exquisito cariño.

-“A mí sí me parece que una mamada es importante. No olvides que Estados Unidos perdió la última oportunidad de tener una democracia saludable por culpa de una mamada”.
¿Por qué hacen en París condones para niños? ¿Los hacían ya antes de la revolución?

-Nuestro problema tal vez sea que hemos jugado a ser héroes románticos cuando sólo somos histéricos desquiciados y merecemos revolcarnos en nuestra propia imbecilidad.
París nos ha despertado. Hace tiempo que todo el mundo vive aquí en otra dimensión. Llevan años militando en el egocentrismo. Aquí lo llaman chauvinismo.

CODA:
En los tiempos que corren es apreciable el esfuerzo de personas como la actriz y directora francesa por acercarse a la comedia de forma inteligente y enebrando diálogos de cierta solvencia intelectual. El mundo que nos retrata es un mundo de sobra conocido por ella, es su propio mundo; por tanto es una voz más que autorizada para darle la vuelta como a un calcetín y no dejar títere con cabeza.
Cierto es que las influencias de directores amigos y fundamentalmente el caudaloso manantial de Woody Allen alimentan y dan de beber a Julie Delpy en este su primer largometraje con vitola de cine independiente. Suerte que tienen estos señores en tener una seguidora tan guapa, trabajadora y lista.
La obra rezuma sinceridad, autocrítica y es un purgante excelente para la exquisita burguesía artística occidental; barnizada con un sentido del humor de bastantes quilates.

La ambiciosa Delpy resulta que aprende mucho de sus directores anteriores y decide escribir y dirigir una comedia romántica un tanto interesante.

Esta actriz me cae muy bien ya que es muy ambiciosa, no es que sea genial pero me gusta esas ideas progresistas e ilusiones que tiene por crear y conocer nuevos caminos dentro del cine.

Dos días en París resulta ser una interesante comedia romántica pero que no acaba de cuajar, no acaba de tener forma y falla sobre todo la dirección y la cámara.

Delpy parece escribir la continuación del personaje de Antes del atardecer, una mujer histérica que pasa por varias relaciones y con ninguna se identifica, una mujer con grandes ideas pero su histeria no le deja llevar adelante ningún plan.

Sin duda, Linklater y Allen son sus grandes influencias, en ciertos momentos parece ser Maridos y Mujeres y en otros una continuación de Antes del atardecer, pero en ninguna de las dos acaba de ser interesante, se queda en una interesante prueba.

Lo malo de todo es que divaga mucho, son escenas que podrían ser interesantes, pretenden ser naturales y fluidas pero resultan ser bastante desorganizadas, así resulta ser toda la película pero aplaudo el mérito de Delpy por intentar dar un nuevo paso en su carrera y tener muy buenas intenciones, a este paso es posible que consiga lograr cosas buenas.

Se trata de un resultón homenaje a Allen de una inspiradísima Delpy.
Se agradece el esfuerzo y creatividad, y cómo es capaz de ingeniárselas para sacar adelante este proyecto, que por cierto ha resultado muy rentable, garantizándonos futuros trabajo dirigidos, escritos, cantados y compuestos por Delpy. Amo a Delpy, y esta película es Delpy, básicamente.

También es París. Pero no el París glamuroso y sofisticado, sino otro más llano y cachondo. Y es que esta peli tiene muchos momentos cómicos. De hecho desborda momentos cómicos (algunos realmente buenos).

En su homenaje a Allen, Goldberg cumple a la perfección, pese a que su personaje en ocasiones roza el histrionismo.

La presencia de los padres de Delpy (que también son actores profesionales) es todo un acierto en esta ocasión, pese a que me suele disgustar el nepotismo cinematográfico. Al igual que Allen, Delpy es capaz de diseñar unos personajes secundarios divertidos y complejos. Ellos se llevan gran parte de los mejores momentos cómicos de la película.

Como punto negativo, tal vez haya un toque de cursilería pedante en algunos momentos, y ciertamente puede ser acusada de caer en tópicos algo manidos.

Pero es parte de su encanto. Ligera, divertida y prometedora.

Una comedia algo romántica y bastante divertida, en París, aunque con poco protagonismo de la Ciudad Luz, y al estilo de un filme de Woody Allen, por las ocurrentes conversaciones y extraños comportamientos. Comicidad basada en el lenguaje soez, obsesivamente sexual y la exageración de conductas neuróticas hasta el borde de la insanía. Buenas actuaciones, se destacan los encantadores padres de Marion (que son los padres reales de Julie Delpy). Las escenas no son realistas, son exageraciones cómicas y al estilo del cliché (lugar común sobre franceses y americanos), rarezas que pretenden hacer reír y a veces lo logran.

Dos son los días en París, dos los padres, dos los exnovios, el pobre Jack tiene que soportar a ésta gente que habla en francés todo el tiempo, se burla de él, en fin, quién no se acuerda de sus primeros o sus últimos días con los suegritos y lo mal que se pasa cuando los ex están al acecho. Buenas actuaciones, rollito bien contado, con infinidad de críticas al turista y también al los antitriones de un París que así no dan ganas de visitar.
Cumple como comedia romántica, muy muy dentro del género, para gozar un par de horas sin preocuparse de lo que ocurrirá pues sabemos que tras todas las pruebas y malentendidos, éste será el último amor de ésta rubia, que no está despampanante como Z. Jones pero es una mujer que se hace querer especialmente por sus gafotas y sus recuerdos de infancia.