Expiación, deseo y pecado
6.9
40,063
24 de febrero de 2008
24 de febrero de 2008
10 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Expiación" es una historia de amor romántico que nos remite a las intrigas de la Inglaterra victoriana de principios de siglo, para convertirse más tarde en una particular pel¡cula de guerra, que desemboca en una emotiva reflexión sobre la capacidad del arte como posibilidad de redención.
Todos los ingredientes del drama romántico están presentes en el relato pero su originalidad radica en la prodigiosa utilización del tiempo y los puntos de vista, elegidos para la narración por el joven realizador británico Joe Wright. A diferencia del formato más clásico de su primera película, "Orgullo y Prejuicio" (2005), el director propone una trama narrativa menos lineal y más compleja, a través de puntos de vista diferentes de un mismo hecho, acompañados de un ágil montaje paralelo que sigue a los personajes en sus devenires entre el amor y la culpa, que vinculan de distinto modo a dos hermanas (una niña y otra adolescente) con un joven de inferior condición social.
La acción se inicia en la Inglaterra victoriana de los años treinta, cuando en el seno de una familia aristocrática, la hija más pequeña (Briony Tallis) acusa al joven jardinero de un delito que no ha cometido. El origen de esa actitud está motivado en los celos hacia su hermana mayor y una desbordante fantasía exacerbada por las r¡gidas convenciones.
A través de este personaje, que se presenta en tres etapas diferentes (niñez, adolescencia y vejez), se inicia una historia que se compone de fragmentos temporales. A partir de un equívoco de consecuencias irreparables, el hilo del relato conduce hasta 1940, donde se muestra la retirada de los soldados aliados en la costa francesa de Dunkerque y los hospitales de esos tiempos bélicos, donde las hermanas protagonistas intervienen como enfermeras voluntarias para sanar heridas ajenas y propias.
Además de tematizar principalmente la posibilidad del arte como medio de expiación, el film posibilita otras lecturas, como la psicoanalítica, que la vuelve ideal para comprender los descubrimientos freudianos de la época, acerca de las distorsiones del deseo.
Además incluye varios homenajes al cine, siendo el más destacado la cita implícita de la pel¡cula francesa de 1938 "El muelle de las brumas", cuando en el tramo de Dunkerque, el protagonista pasa delante de una pantalla en la que se está proyectando la escena del emblemático beso entre Michele Morgan y Jean Gabin. Ese amor apasionado y condenado a la vez, entre un desertor del ejército y una joven desprotegida, funciona como eco del conflicto mayor que impone su realidad social que no invita al optimismo ni a la esperanza.
A pesar de cierta irregular distribución del ritmo narrativo, el film resulta un placer para los sentidos, a lo que contribuyen la acertada banda sonora pero fundamentalmente la fotograf¡a y la iluminación, con una clara tendencia a las tonalidades pastel y un uso maravilloso de la luz natural.
Todos los ingredientes del drama romántico están presentes en el relato pero su originalidad radica en la prodigiosa utilización del tiempo y los puntos de vista, elegidos para la narración por el joven realizador británico Joe Wright. A diferencia del formato más clásico de su primera película, "Orgullo y Prejuicio" (2005), el director propone una trama narrativa menos lineal y más compleja, a través de puntos de vista diferentes de un mismo hecho, acompañados de un ágil montaje paralelo que sigue a los personajes en sus devenires entre el amor y la culpa, que vinculan de distinto modo a dos hermanas (una niña y otra adolescente) con un joven de inferior condición social.
La acción se inicia en la Inglaterra victoriana de los años treinta, cuando en el seno de una familia aristocrática, la hija más pequeña (Briony Tallis) acusa al joven jardinero de un delito que no ha cometido. El origen de esa actitud está motivado en los celos hacia su hermana mayor y una desbordante fantasía exacerbada por las r¡gidas convenciones.
A través de este personaje, que se presenta en tres etapas diferentes (niñez, adolescencia y vejez), se inicia una historia que se compone de fragmentos temporales. A partir de un equívoco de consecuencias irreparables, el hilo del relato conduce hasta 1940, donde se muestra la retirada de los soldados aliados en la costa francesa de Dunkerque y los hospitales de esos tiempos bélicos, donde las hermanas protagonistas intervienen como enfermeras voluntarias para sanar heridas ajenas y propias.
Además de tematizar principalmente la posibilidad del arte como medio de expiación, el film posibilita otras lecturas, como la psicoanalítica, que la vuelve ideal para comprender los descubrimientos freudianos de la época, acerca de las distorsiones del deseo.
Además incluye varios homenajes al cine, siendo el más destacado la cita implícita de la pel¡cula francesa de 1938 "El muelle de las brumas", cuando en el tramo de Dunkerque, el protagonista pasa delante de una pantalla en la que se está proyectando la escena del emblemático beso entre Michele Morgan y Jean Gabin. Ese amor apasionado y condenado a la vez, entre un desertor del ejército y una joven desprotegida, funciona como eco del conflicto mayor que impone su realidad social que no invita al optimismo ni a la esperanza.
A pesar de cierta irregular distribución del ritmo narrativo, el film resulta un placer para los sentidos, a lo que contribuyen la acertada banda sonora pero fundamentalmente la fotograf¡a y la iluminación, con una clara tendencia a las tonalidades pastel y un uso maravilloso de la luz natural.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Totalmente inverosímil pero comprensible como capricho estético de tono posmoderno es la escena donde el protagonista, el joven soldado enfermo arriba a Dunkerque y luego de abalanzarse para tomar agua de una canilla de la que no sale una sola gota de agua, pasa poco después por una sala cinematográfica desierta donde proyectan "El muelle de las brumas". No hay agua pero hay electricidad para proyectar películas en salas desiertas... Onírico ¿no? ¿O es un producto de las alucinaciones de la fiebre que acabará con el protagonista poco después?
21 de diciembre de 2011
21 de diciembre de 2011
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Drama de época realizado por Joe Wright (“Orgullo y prejuicio”, 2005), según guión escrito por Christopher Hampton, que adapta la novela “Atonement” (2001), de Ian McEwan. Se rueda durante el verano de 2007 en diversas localidades de Inglaterra, como las reservas naturales de Nene Washes y Ouse Washes, y en los platós de Shepperton Studios (Shepperton, Inglaterra, RU), con un presupuesto estimado (IMDb) de 30 millones USD. Nominado a 7 Oscar, gana uno (banda sonora), nominado a 14 premios Bafta, gana 2 (película y escenografía) y nominado a 7 Globos de oro, gana 2 (película y escenografía). Producido por Tim Bevan, Eric Fellner y Paul Webster, para Focus Features y Universal Pictures, se proyecta por primera vez en público el 29-VIII-2007 (Festival de Venecia, Italia).
La acción dramática principal se desarrolla en la mansión veraniega que la familia Tallis tiene en Surrey (Inglaterra, RU), en el hospital de Saint Thomas (Londres) y en el norte de Francia (Dunkerke y alrededores), entre el verano de 1935 y la primavera de 1940. Cecilia Tallis (Knightley), hija mayor del matrimonio Tallis, de 17 años, estudia en la Universidad. Es decidida, expeditiva, activa y desenvuelta. Está enamorada de Robbie Turner (McAvoy), hijo del jardinero de la mansión, de 18 años, estudiante universitario. Briony Tallis (Ronan), de 13 años, hermana de Cecilia, tiene una imaginación desbordante, le gusta escribir y acaba de terminar su primer relato. Curiosa, reservada, inexperta, solitaria e impulsiva, malinterpreta cosas que no entiende, sobre todo las relativas a las relaciones sentimentales de su hermana.
El film se caracteriza por el equilibrio que establece entre las formas y el fondo, la aportación de una historia intensa y poderosa, una narración escrita con fluidez, una trama rica en detalles y matices y la presencia de oportunos salpicados de un humor basado en la ironía, sutilezas y ocurrencias. La ambientación de época es excelente y natural. Contrasta los escenarios exuberantes, coloristas y luminosos de la primera parte con los escenarios sombríos y opresivos de la segunda mitad, que se presentan sucios, oscuros, embarrados, húmedos y desasosegantes. El ritmo es pausado y tranquilo al principio para transformarse luego en tenso y angustioso. Destacan las interpretaciones de Keira Knightley, James McAvoy, Saoirse Ronan y la brevísima de Vanessa Redgrave, entrevistada por Antohony Minghella. La suma de drama, romance, intriga, misterio y guerra, bien hilvanada por el realizador, da lugar a un relato vibrante y cautivador.
Trata temas diversos como las diferencias y los prejuicios de clase, la brutalidad desoladora de la guerra, los sentimientos de culpa, la búsqueda de la expiación y del perdón, los celos, el amor de juventud, el paso del tiempo, las dificultades de comunicación, la inmadurez de la adolescencia, la pulsación del mal y los estragos que provoca, la perdurabilidad de los errores y de sus consecuencias, etc.
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La acción dramática principal se desarrolla en la mansión veraniega que la familia Tallis tiene en Surrey (Inglaterra, RU), en el hospital de Saint Thomas (Londres) y en el norte de Francia (Dunkerke y alrededores), entre el verano de 1935 y la primavera de 1940. Cecilia Tallis (Knightley), hija mayor del matrimonio Tallis, de 17 años, estudia en la Universidad. Es decidida, expeditiva, activa y desenvuelta. Está enamorada de Robbie Turner (McAvoy), hijo del jardinero de la mansión, de 18 años, estudiante universitario. Briony Tallis (Ronan), de 13 años, hermana de Cecilia, tiene una imaginación desbordante, le gusta escribir y acaba de terminar su primer relato. Curiosa, reservada, inexperta, solitaria e impulsiva, malinterpreta cosas que no entiende, sobre todo las relativas a las relaciones sentimentales de su hermana.
El film se caracteriza por el equilibrio que establece entre las formas y el fondo, la aportación de una historia intensa y poderosa, una narración escrita con fluidez, una trama rica en detalles y matices y la presencia de oportunos salpicados de un humor basado en la ironía, sutilezas y ocurrencias. La ambientación de época es excelente y natural. Contrasta los escenarios exuberantes, coloristas y luminosos de la primera parte con los escenarios sombríos y opresivos de la segunda mitad, que se presentan sucios, oscuros, embarrados, húmedos y desasosegantes. El ritmo es pausado y tranquilo al principio para transformarse luego en tenso y angustioso. Destacan las interpretaciones de Keira Knightley, James McAvoy, Saoirse Ronan y la brevísima de Vanessa Redgrave, entrevistada por Antohony Minghella. La suma de drama, romance, intriga, misterio y guerra, bien hilvanada por el realizador, da lugar a un relato vibrante y cautivador.
Trata temas diversos como las diferencias y los prejuicios de clase, la brutalidad desoladora de la guerra, los sentimientos de culpa, la búsqueda de la expiación y del perdón, los celos, el amor de juventud, el paso del tiempo, las dificultades de comunicación, la inmadurez de la adolescencia, la pulsación del mal y los estragos que provoca, la perdurabilidad de los errores y de sus consecuencias, etc.
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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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La estética del film es esencialmente clasicista y, como consecuencia de ello, se centra en la búsqueda de la perfección de las formas y en el análisis de la realidad multipolar y compleja de la condición humana. En suma, sitúa a la persona humana en el centro de atención, exploración y reflexión del relato.
La banda sonora, del italiano Dario Marianelli (“Orgullo y prejuicio”), ofrece composiciones de gran fuerza descriptiva y notable profundidad emocional. Como música añadida se oyen fragmentos del tema principal de “Claro de luna”, de Debussy, que hace las veces de leit motiv. Repetidas veces se hace uso de solos de piano que encadenan secuencias de notas ligeramente separadas que sugieren el paso acelerado del tiempo. Se oyen, además, fragmentos de “La Bohème” y del tema “Las rocas blancas de Dover”, que resplandecen en el epílogo.
La fotografía, de Seamus McGarvey (“World Trade Center”, Stone, 2006), en color (deluxe) y panavisión, compone un relato visual que muestra predilección por el claroscuro (actualizado y revalorizado por Eastwood) y el realismo. Intercala flashbacks breves o incluso brevísimos, que aportan recuerdos, sueños o suposiciones imaginarias. Abundan los contraluces que introducen inquietud y misterio. Emociona el plano secuencia del largo travelling en la playa de Dunkerke (mayo de 1940). La contraposición del optimismo y la alegría de la primera parte con el tenebrismo que crea la terrible realidad que se muestra en la segunda está destinada a ampliar el impacto emocional de las imágenes sobre el ánimo del público. No hay contradicción entre los dos capítulos del film, sino solo una eficaz y pertinente figura de estilo.
La estética del film es esencialmente clasicista y, como consecuencia de ello, se centra en la búsqueda de la perfección de las formas y en el análisis de la realidad multipolar y compleja de la condición humana. En suma, sitúa a la persona humana en el centro de atención, exploración y reflexión del relato.
La banda sonora, del italiano Dario Marianelli (“Orgullo y prejuicio”), ofrece composiciones de gran fuerza descriptiva y notable profundidad emocional. Como música añadida se oyen fragmentos del tema principal de “Claro de luna”, de Debussy, que hace las veces de leit motiv. Repetidas veces se hace uso de solos de piano que encadenan secuencias de notas ligeramente separadas que sugieren el paso acelerado del tiempo. Se oyen, además, fragmentos de “La Bohème” y del tema “Las rocas blancas de Dover”, que resplandecen en el epílogo.
La fotografía, de Seamus McGarvey (“World Trade Center”, Stone, 2006), en color (deluxe) y panavisión, compone un relato visual que muestra predilección por el claroscuro (actualizado y revalorizado por Eastwood) y el realismo. Intercala flashbacks breves o incluso brevísimos, que aportan recuerdos, sueños o suposiciones imaginarias. Abundan los contraluces que introducen inquietud y misterio. Emociona el plano secuencia del largo travelling en la playa de Dunkerke (mayo de 1940). La contraposición del optimismo y la alegría de la primera parte con el tenebrismo que crea la terrible realidad que se muestra en la segunda está destinada a ampliar el impacto emocional de las imágenes sobre el ánimo del público. No hay contradicción entre los dos capítulos del film, sino solo una eficaz y pertinente figura de estilo.
2 de enero de 2008
2 de enero de 2008
25 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde ahora me declaro fan de esta película como uno de los mejores dramas románticos desde "El Paciente Inglés". Una difícil adaptación literaria puesta en imágenes de la mejor forma posible, visualmente deslumbrante, y con la elegancia que sólo los británicos tienen, incluidos actores, sobre todo los protagonistas James McAvoy (El último rey de Escocia) y una guapísima Keira Knightley (hay escenas que recuerdan a su anuncio de Chanel, que rodó con este mismo director).
En una mansión de la campiña inglesa donde vive una adinerada familia en los momentos anteriores a la II Guerra Mundial, asistimos a una pasional historia de amor en la que se interpone una niña con mucha imaginación, lo que traerá graves consecuencias para todos. Una historia preciosa muy bien escrita, y quienes han leído la novela dicen que muy bien adaptada al cine.
Siendo un drama de época no tiene la rigidez y la pesadez que estas películas suelen tener. Al contrario. Destaco el inteligente uso de recursos cinematográficos que normalmente se desaprovechan. Me llamó la atención una perfecta BSO integrada en la acción de los personajes, un uso inteligente del montaje que ayuda a comprender diferentes puntos de vista, y una magnífica fotografía en la que hay planos con una composición que parecen verdaderas obras de arte.
Que me conquistó y me mantuvo con el corazón en un puño, vaya. Estoy deseando que se estrene en cine para volver a verla esta vez en pantalla grande, que será todo un lujo.
En una mansión de la campiña inglesa donde vive una adinerada familia en los momentos anteriores a la II Guerra Mundial, asistimos a una pasional historia de amor en la que se interpone una niña con mucha imaginación, lo que traerá graves consecuencias para todos. Una historia preciosa muy bien escrita, y quienes han leído la novela dicen que muy bien adaptada al cine.
Siendo un drama de época no tiene la rigidez y la pesadez que estas películas suelen tener. Al contrario. Destaco el inteligente uso de recursos cinematográficos que normalmente se desaprovechan. Me llamó la atención una perfecta BSO integrada en la acción de los personajes, un uso inteligente del montaje que ayuda a comprender diferentes puntos de vista, y una magnífica fotografía en la que hay planos con una composición que parecen verdaderas obras de arte.
Que me conquistó y me mantuvo con el corazón en un puño, vaya. Estoy deseando que se estrene en cine para volver a verla esta vez en pantalla grande, que será todo un lujo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La primera parte en los momentos previos a la Guerra, me parecen los mejores, de una intensidad y un misterio absorbente.
Con las escenas bélicas se pierde algo de fuerza (a excepción del plano-secuencia en Normandía, que es para quitarse el sombrero), pero ese final tan redondo con el reencuentro (y la búsqueda de la "expiación" del título a través del arte) cierra el círculo de manera perfecta.
Con las escenas bélicas se pierde algo de fuerza (a excepción del plano-secuencia en Normandía, que es para quitarse el sombrero), pero ese final tan redondo con el reencuentro (y la búsqueda de la "expiación" del título a través del arte) cierra el círculo de manera perfecta.
11 de enero de 2008
11 de enero de 2008
16 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me ha impactado esta película de principio a fin. Por su ritmo y sobre todo por su excelente montaje, dirección artística, fotografía y por las geniales interpretaciones. Desde el inicio, Joe Wright nos conduce a un mundo en el que amor y el odio parecen ser la misma cosa en una atmósfera inquietante y hermosa. La banda sonora es simplemente un protagonista más de la película, genial y la ambientación un lujo.
Está llena de momentos vibrantes, inolvidables a la par que tristes y memorables.Un peliculón.
Está llena de momentos vibrantes, inolvidables a la par que tristes y memorables.Un peliculón.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El único pero es un final confuso y que provoca una rabia en el espectador tan intensa como los sentimientos de la pareja protagonista. Yo que adoro los finales felices..., sin embargo la película lo vale.
23 de enero de 2008
23 de enero de 2008
15 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
O esa película con la que no puedes ni echarte una siestecilla.
Si te gusta pagar una entrada de cine para echar un sueñecito no vayas. ¿Te gusta recomendar truños a tu peor enemigo? Esta es tu película.
No es que la película sea trepidante, que no lo es, es que en cuanto se termina un diálogo, hay un ruido ensordecedor en la sala. ¿Será un Alien que saltará de la sala contigua a destrozar a la insufrible niñita? Por desgracia no, creo que son los bostezos y ronquidos de la gente de la fila de atrás. Además, no habría película, el pobre Alien moriría de aburrimiento a los 5 minutos. Me lo imagino en brazos de Ripley llorando y diciendole como la echa de menos.
Después de una primera parte vertiginosa pienso: “¿Porqué no aprovecho yo también para dormir?” No puedo, la película me tiene enganchado, no puedo dejar de pensar: ”Como es posible que haya pagado 6,80€(!!!!) para ver esto!”; “¿Porqué he venido a ver este truño?”; “¿Por qué no la anuncian con un mensaje de “PELIGRO: licuación cerebral”?”; ”Falta mucho?”
Eso si, salí totalmente convencido de que cuando sea rico, me construiré una fuente con una profundidad de 15 o 20 metros, como la que tienen los “ATONTEMENT”
Por cierto, no se si al final conseguí la tan ansiada felicidad del sueño, pero, ¿Dónde está la expiación? Y, ¿Alguien me puede explicar porqué se supone que esta película es buena?
Si te gusta pagar una entrada de cine para echar un sueñecito no vayas. ¿Te gusta recomendar truños a tu peor enemigo? Esta es tu película.
No es que la película sea trepidante, que no lo es, es que en cuanto se termina un diálogo, hay un ruido ensordecedor en la sala. ¿Será un Alien que saltará de la sala contigua a destrozar a la insufrible niñita? Por desgracia no, creo que son los bostezos y ronquidos de la gente de la fila de atrás. Además, no habría película, el pobre Alien moriría de aburrimiento a los 5 minutos. Me lo imagino en brazos de Ripley llorando y diciendole como la echa de menos.
Después de una primera parte vertiginosa pienso: “¿Porqué no aprovecho yo también para dormir?” No puedo, la película me tiene enganchado, no puedo dejar de pensar: ”Como es posible que haya pagado 6,80€(!!!!) para ver esto!”; “¿Porqué he venido a ver este truño?”; “¿Por qué no la anuncian con un mensaje de “PELIGRO: licuación cerebral”?”; ”Falta mucho?”
Eso si, salí totalmente convencido de que cuando sea rico, me construiré una fuente con una profundidad de 15 o 20 metros, como la que tienen los “ATONTEMENT”
Por cierto, no se si al final conseguí la tan ansiada felicidad del sueño, pero, ¿Dónde está la expiación? Y, ¿Alguien me puede explicar porqué se supone que esta película es buena?
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