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La leyenda de Tarzán

Aventuras Ya hace años que Tarzán (Alexander Skarsgård) abandonó la jungla africana para llevar una vida aburguesada como John Clayton III, Lord Greystoke, junto a su esposa Jane (Margot Robbie). Pero un día le ofrecen el cargo de embajador en el Congo. En realidad, todo forma parte de un plan ideado por un capitán belga (Christoph Waltz), aunque los responsables de llevarlo a cabo no están preparados para ello. (FILMAFFINITY)
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6
18 de julio de 2016 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para ser un personaje con tantas fábulas ya contadas en torno a su figura, "La leyenda de Tarzán" (2016) es una prueba más que quizá la oportunidad más interesante de contar un relato es elegir bien y acotar el momento dentro de su propia historia, ya sea como precuela, auge o valga la mención, el momento tras lo que todos conocen, dígase "lo que ocurrió después".

De corte familiar y basando sus fortalezas en un atractivo visual imponente, quizás se queda en el esbozo de la cara salvaje del joven criado en la jungla, donde prometía bastante pero de todas formas aprueba en el global pese a mirar constantemente de reojo versiones anteriores donde es difícil no caer en ciertos lugares comunes para ser fiel a la historia.

Pese a que tiene un par de secundarios que parecen insertados de forma algo forzada y escenas dignas de un super héroe de Marvel, quizás demasiado superfluo, "La leyenda de Tarzán" tiene al margen de sus contadas lagunas momentos de entretenimiento puro, ciertamente predecibles pero también imperdibles. Para ver y seguir sin ver el reloj.

Es pertinente también mencionar entre sus fortalezas la contextualización histórica que reivindicará para generaciones que lo desconocen, la apropiación de un continente como botín de guerra y el factor humano en dicha historia. Una leyenda literaria que en ese marco gana en credibilidad.

Una cinta que busca quedar bien por varios aspectos y sin duda tiene aciertos como también yerros; protagónicos atractivos aunque algo superficiales, secundarios de culto y desempeñándose en los papeles que más les acomodan, entornos visualmente increíbles y un Tarzán de carne y hueso que sin referentes cercanos sin duda aporta, pero extraña una profundización mayor de personajes.

Recomendación:
Aceptable. Interesante. Tiene de estética pero también de entretenimiento. Algo superficial. Ejercicio que suma.

=Cité de Lord Buyinski= www.buyinski.wordpress.com
4
20 de julio de 2016 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lord Greystoke, antes conocido como Tarzán, se ve obligado por las circunstancias a regresar a una selva menos interesante de lo que cabría esperar debido a un guión y a una realización que no consiguen aprovechar el talento y la belleza de Margott Robbie o la apostura de Alexander Skarsgard, donde ni siquiera aparecen los histrionismos, otras veces descontrolados, de Christoph Waltz o Samuel L. Jackson.

Y por añadidura la salvaje poda en la sala de montaje para contentar al público menos exigente. Eso sí, para ser justos destacaremos la ambientación en plena naturaleza africana (¿cuánta real y cuánta digital?), la banda sonora y la fotografía. Aunque siempre nos quedará Johnny Weissmuller.

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5
23 de julio de 2016 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
(...)

De cualquier forma, La leyenda de Tarzán empieza bastante bien con la escena protagonizada por Cristoph Waltz y tampoco desmerece la presentación de John Clayton junto al personaje que interpreta Samuel L. Jackson. Porque La leyenda de Tarzán, vamos a decirlo ya, es una película fluida que se deja ver sin bostezos ni alaridos de queja, pero que pocos recordarán dentro de 3 meses… Frase que podemos colocar en la crítica del 50% de películas que nos llegan de Hollywood (en el otro 45% hay bostezos y/o alaridos).

Primero lo positivo. Muchos han criticado los efectos especiales de esta cinta. Hace mucho tiempo que a mí los efectos especiales ni fu ni fa. Considero que los efectos especiales (si son imprescindibles, como aquí) no deben molestar a la progresión de la historia. Pero pasarse con los efectos es lo más habitual en el cine de hoy en día. ¿Son malos en La leyenda de Tarzán? ¿Hay exceso de efectos especiales? Supongo, pero como en la mayor parte de superproducciones hollywoodienses.

En cuanto al desarrollo de la historia, mi interés es moderadamente alto debido a que nunca había visto una película de Tarzán. No me acordaba ni que había una Jane… El ‘retorno del rey’ a África tiene su atractivo, y su encuentro con viejos amigos, tan humanos como animales, anima el relato. También hay algunos flashbacks marca de fábrica para algunos espectadores que como yo hayan vivido en la selva durante siglos y no sepa muy bien cómo era la historia el amigo Clayton, se sitúen un poco.

Por otro lado, tenía ganas de ver la desenvoltura de Alexander Skarsgard como Tarzán, tras seguirle un montón de temporadas interpretando al cínico Eric en True Blood. Pues nada nuevo. El mismo cínico posturitas mirada de soslayo, aunque ahora vuela (ah no, si volaba también en True Blood). Pero bien, me cae bien el chaval.

No sé, debía tener un buen día, porque hasta Samuel L. Jackson no me resultó pesado haciendo su papel de siempre. Sus chascarrillos son incluso necesarios para animar la historia (uno de ellos me sacó una carcajada y todo).

Más preocupante es lo de Waltz, interpretándose a sí mismo otra vez, y cayendo película tras película en una especie de ‘samuelización’ (o sea, hacer siempre el mismo papel, en su caso de súper villano elegante y cínico).

En cuanto a lo negativo de la película… a ver, esto es Hollywood, es verano, Tarzán… Menudos ingredientes para una salmonelosis cinematográfica. Así que yo me conformo con no haberme intoxicado mucho, haberme reído un poco y que el tiempo se pasara rápido.

Lo Mejor: entretenida.

Lo Peor: la no por esperada menos irritante marabunta final. Sigo sin ver a un blanco reinando sobre el continente negro y que todo el mundo lo celebre, incluso los cocodrilos.

[escrito por david rubio para bolsamania.com/cine]
4
15 de agosto de 2016 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tarzán, hijo adoptivo de la selva, ha perdido la magia de su grito.

El tarzán de Johnny Weissmüller -el verdadero Tarzán de los monos- nunca imaginó ¡lo que iban a dar de sí sus historias!, ese mito criado entre animales, al igual que el Rómulo y Remo de Virgilio, con ese primitivo desenvolverse, con esa agilidad innata, con esa envidiable velocidad, más esa gesticulación atroz, pudorosa vestimenta, fuerza vigorosa y natural saltar de árbol en árbol, mientras exponía todo su salvajismo con frescura, gracia y mucha inocencia, pues era otra época; tampoco es que Chita adivinará su evolucionar en la especie, de esa simpatía, cariño y travieso comportamiento de una mascota caprichosa, al portento feroz e impactante de un soberbio animal que destila toda su fuerza, poder y valía con su sola presencia.
Mucho ha cambiado la situación desde entonces, con ese intento fallido de perfilar al personaje para que sea más gustoso y atractivo a los ojos de un público, cuya mayoría dudo sepa del primero, y de éste me temo se conforma con el montaje de una cinta malabarista de aventuras, con pésimos efectos especiales, donde, ante la injusticia ejercida por los malos, ¡el inmaculado bueno de la jungla!, salga victorioso y aplaudido.
De personaje ficticio de Edgar Rice Burroughs, para una revista, a su adaptación a una novela y de ahí, a la tele y la gran pantalla, tras descubrir Hollywood el potencial de su tesoro oculto; varias secuelas desde entonces donde, más o menos, se repite patrón con estructura de poca alternancia en su desenvolverse; ahora se busca más un blockbuster de entretenimiento ligero y pasajero, que cuidar la esencia pura de éste, diversión como objetivo principal -si es que se cumple-/secundario que el personaje cumpla con los requisitos mínimos y válidos del corazón de la gran leyenda.
Queriendo impresionar a la concurrencia se magnifica como estrategia, con ese deje ficticio de que, ante tanto correr, saltar y aparición de animales por turno cogido, se ha perdido el alma fundamental de quién era Tarzán, el rey de la selva.
Un tarzán modelo de Calvin Klein, una Jane para portada de Vanity Fair, rememoramos un poco del pasado, por esa morriña de volver a casa y ¡empieza la caza!, con intervalos de traumas pendientes y sus secuelas, y un romanticismo ñoño que ¡ni la Bella y la Bestia!
Artificial panorama, de magnífica fotografía, para un aroma encantador que ofende más que sugestiona; tan centrados están en cuidar el retrato y su atractiva imagen, que descuidan un guión que se asemeja más a un parque de atracciones de verano, donde vivir experiencias que relatar a los amigos a la vuelta, que a una continuación seria del espíritu blanco que se comunica con los animales, donde se dicen muchas palabras/se siente ninguna, sólo un vértigo saltarín, de efectos por doquier, que tampoco cautivan en su función de genial pasatiempo.
“¡Sólo necesito un nombre!”, ¿para que, si haces un uso en vano del mismo?, para ser torpemente utilizado, mejor dejemos a John Clayton III en Londres, tranquilo pues, tanta insistencia en volver a tierra congolesa ha sido un engaño, no únicamente para él, sino también para la audiencia.
El honor se está perdiendo con el paso del tiempo, y con esa vergüenza y maltrato de coger leyendas y dañarlas.
..., ¡y el rosario juega a favor del diablo!

Lo mejor; ir a google y ver un rato del tarzán de Johnny Weissmüller.
Lo peor; su poca imaginación para escribir sobre el susodicho.

lulupalomitasrojas.blogspot.com.es
4
16 de agosto de 2016 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ni el cuerpo torneado de Alexander Skarsgård ni la actuación de Christoph Waltz salvan a esta película de la monotonía, algo que ya hemos visto antes una y otra vez hasta el cansancio, sólo que esta vez, con creces. Todo el mundo conoce a Tarzán, eso ya no es novedad para nadie; sin embargo, hacer algo de relleno en el cine ya está muy usado, y más por Warner Bros. y 20th Century Fox. El realismo se va a la basura con esos efectos especiales tan tristes que, con habiendo tenido un presupuesto colosal, no fueron capaces de hacer algo más realista ciertas escenas, en las que claramente se ve que el uso de CGI y estar delante de una pantalla verde es una religión en el cine, sin embargo, aquí mi gran duda es ¿De quién fue la estupenda idea de hacer una película que ya hemos visto varias veces antes y mucho mejor contada? Quizá David Yates se sentía una deidad después de haber dirigido las últimas entregas de Harry Potter y eso lo hizo verse soberbio a tal punto de traer una película que carece de originalidad. En lo personal, la popularidad que goza actualmente Margot Robbie es tanta que actuar en malas películas sólo resulta como una piedra en el zapato para ella, Samuel L. Jackson no se reinventa y va de mal en peor en el mundo del cine, ahora con un papel que no le corresponde no solamente por lo mal hecho está el personaje, sino que Jackson ya no está para hacer esa clase de roles, sin embargo, se le agradece en parte que su personaje goza de momentos sarcásticos y divertidos, que de igual manera no son suficiente para creer que es lo mejor que hay ahorita de adaptaciones, en teoría, todo un reparto de lujo desperdiciado. Es entretenida hasta cierto punto, porque después de un tiempo nos preguntamos si lo que realmente vemos en pantalla es real o al menos, pudiera pasar realmente, sin embargo, no es de las peores películas del año, títulos que ya le pertenecen a Cell (otra vez con Jackson) e Insurgente, recomendable para ver en un domingo botanero, pero sólo una vez y se acabó.
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