Hogar dulce hogar
1986 

6.0
25,619
Comedia
Anna, una atractiva violinista, vive provisionalmente con su novio Walter en el apartamento de su exmarido. Cuando éste descubre la situación, la pareja se ve obligada a buscar otra vivienda. Un amigo de Walter, que es agente de la propiedad, le proporciona una auténtica “ganga” en las afueras de la ciudad. (FILMAFFINITY)
9 de mayo de 2022
9 de mayo de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un jovencísimo Tom Hanks protagoniza esta comedia romántica atípica. Una pareja quiere vivir el sueño de una hermosa casa en las afueras de Nueva York, pero dicho intento se convierte en una pesadilla. Es cierto que no es una historia brillante, ni un guión destacable, pero esta idea del "desastre total" tiene algo que cautiva. Siempre puede pasar algo peor. Y ese es el gran cebo de la película. Han pasado muchos años pero todavía nos saca una sonrisa.
9 de noviembre de 2022
9 de noviembre de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Esta casa es una ruina” (1986), película dirigida por Richard Benjamin, exitoso director después de "Sirenas" (1990) con Cher, Winona Ryder, Bob Hoskins y Christina Ricci, y producida por Steven Spielberg e inspirada en la comedia protagonizada por Cary Grant y Myrna Loy, “Los Blanding ya tienen casa” (1948), es una de las películas más recordadas de la primera etapa de Tom Hanks. Ambas películas se basan en el libro de Eric Hodgins, “Mr. Blandings Builds His Dream House” (1946). Dos formas bien distintas de contar una historia muy parecida. Pero existe una tercera versión que es la peor de todas. Se trata de “Are We Done Yet?” (2006), título dirigido por Steve Carr, con el rapero Ice Cube y Nia Long en los papeles protagonistas. Lo más raro de todo es que esta es la secuela de “¿Cuándo llegamos?” (“Are We There Yet?) (2005), de Brian Levant. Curioso.
El argumento de “Esta casa es una ruina” (1986) gira en torno a un pozo Walter Fielding (Tom Hanks), abogado de grupos musicales, y Anna Crowley (Shelley Long) (archiconocida por la serie "Cheers", NBC, 1982-1993), una joven y atractiva violinista de una orquesta bajo la batuta de su exmarido, el engreído Max Beissart (Alexander Godunov), un director de gran prestigio, son una joven pareja con pocos recursos que busca casa para comprar y comenzar su vida en común. Durante casi un año, viven juntos en el apartamento Max, pero ahora este ha vuelto y la pareja tiene que mudarse. Es entonces cuando Walter recurre a su amigo Jack (Josh Mostel), agente de la propiedad, quien le proporciona una auténtica ganga en las afueras de la ciudad, una gran mansión a un precio muy bajo. Walter y Anna deciden aprovechar lo que parece una oportunidad única y adquieren el inmueble. Tras haber efectuado la compra, la pareja comprueba que el verdadero estado de la casa es ruinoso, por lo que debe ser reformada por completo. Cada rincón se desmorona ante ellos. La reforma se va a convertir en una dura prueba de supervivencia y de amor.
Producida por Steven Spielberg, esta insulsa, a ratos, pero entretenida comedia recupera de forma elegante aquellos gags cómicos del cine mejor mudo. Veamos. Uno de los gags es que el abogado se queda encajado en un agujero en el suelo, como bien sucedía en pelis de Charles Chaplin, Buster Keaton y Harold LLoyd. Hay muchos más en los que Tom Hanks parece emular a Buster Keaton (salvando las disntacias con todos los actores mencionados). Por otro lado, como Anna le pide dinero a Max, Walter cree que ella le ha sido infiel, pero no es así. Se elabora otro gag. Los fontaneros parecen sacados de una fiesta a lo Village People, y lo que hacen, básicamente, es destrozar la casa. Más homenaje al cine mudo. La fotografía es del excelente camarógrafo Gordon Willis, quien realiza su mayor obra de arte en “El padrino” (1972).
Si volvemos a la vida real, la casa de marras existe y está situada en Lattingtow, Long Island. A día de hoy está a la venta. Al igual que la película con Cary Grant, el final es optimista.
El argumento de “Esta casa es una ruina” (1986) gira en torno a un pozo Walter Fielding (Tom Hanks), abogado de grupos musicales, y Anna Crowley (Shelley Long) (archiconocida por la serie "Cheers", NBC, 1982-1993), una joven y atractiva violinista de una orquesta bajo la batuta de su exmarido, el engreído Max Beissart (Alexander Godunov), un director de gran prestigio, son una joven pareja con pocos recursos que busca casa para comprar y comenzar su vida en común. Durante casi un año, viven juntos en el apartamento Max, pero ahora este ha vuelto y la pareja tiene que mudarse. Es entonces cuando Walter recurre a su amigo Jack (Josh Mostel), agente de la propiedad, quien le proporciona una auténtica ganga en las afueras de la ciudad, una gran mansión a un precio muy bajo. Walter y Anna deciden aprovechar lo que parece una oportunidad única y adquieren el inmueble. Tras haber efectuado la compra, la pareja comprueba que el verdadero estado de la casa es ruinoso, por lo que debe ser reformada por completo. Cada rincón se desmorona ante ellos. La reforma se va a convertir en una dura prueba de supervivencia y de amor.
Producida por Steven Spielberg, esta insulsa, a ratos, pero entretenida comedia recupera de forma elegante aquellos gags cómicos del cine mejor mudo. Veamos. Uno de los gags es que el abogado se queda encajado en un agujero en el suelo, como bien sucedía en pelis de Charles Chaplin, Buster Keaton y Harold LLoyd. Hay muchos más en los que Tom Hanks parece emular a Buster Keaton (salvando las disntacias con todos los actores mencionados). Por otro lado, como Anna le pide dinero a Max, Walter cree que ella le ha sido infiel, pero no es así. Se elabora otro gag. Los fontaneros parecen sacados de una fiesta a lo Village People, y lo que hacen, básicamente, es destrozar la casa. Más homenaje al cine mudo. La fotografía es del excelente camarógrafo Gordon Willis, quien realiza su mayor obra de arte en “El padrino” (1972).
Si volvemos a la vida real, la casa de marras existe y está situada en Lattingtow, Long Island. A día de hoy está a la venta. Al igual que la película con Cary Grant, el final es optimista.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Lo Mejor: para todos aquellos que alguna vez hayan estado extremadamente enamorados y/o endeudados. Y la banda sonora, con la exótica mezcla que propone entre música clásica y moderna.
Lo Peor: las chapuzas se pagan, por eso, el título original de la película es “El pozo de dinero”. Es verdad que la casa de la película, como otras muchas de la vida real, es una ruina.
Lo Peor: las chapuzas se pagan, por eso, el título original de la película es “El pozo de dinero”. Es verdad que la casa de la película, como otras muchas de la vida real, es una ruina.
11 de abril de 2023
11 de abril de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cariño, esta casa es una ruina,
que la nuestra fortuna dilapida,
pero algo bueno pone en nuestra vida,
en ella; no se cae en la rutina.
Tiene averías que son cosa fina,
el techo se nos cae y nos lapida,
el agua al correr debe ser temida,
dar la corriente te hace fosfatina.
Pero cielo, si nuestro amor resiste,
tal reforma, ya jamás lo perderemos,
por mucho que el ladrillo nos embista.
Pero viendo tanto agujero que persiste,
entre tanto operario que tenemos,
confieso, mi amor; que soy pesimista…
Estamos ante una comedia francamente divertida, con algunas escenas verdaderamente tronchantes, cómo en la que Tom Hanks deambula aturdido por el andamiaje de la fachada, cómo, en cierto modo, hizo Harold Lloyd, como hombre mosca, cuando trepó por el revestimiento de un rascacielos neoyorquino en el que termina encaramado a la aguja de un reloj…
Una película (“Esta casa es una ruina”) que les sonará, sin haberla visto, a aquellas osadas parejas que alguna vez hayan emprendido una profunda reforma del anhelado nido. Y entre albañiles, carpinteros, pintores, fontaneros y demás gremios, hayan sentido en sus carnes, el verdadero pavor a un ladrillazo…
que la nuestra fortuna dilapida,
pero algo bueno pone en nuestra vida,
en ella; no se cae en la rutina.
Tiene averías que son cosa fina,
el techo se nos cae y nos lapida,
el agua al correr debe ser temida,
dar la corriente te hace fosfatina.
Pero cielo, si nuestro amor resiste,
tal reforma, ya jamás lo perderemos,
por mucho que el ladrillo nos embista.
Pero viendo tanto agujero que persiste,
entre tanto operario que tenemos,
confieso, mi amor; que soy pesimista…
Estamos ante una comedia francamente divertida, con algunas escenas verdaderamente tronchantes, cómo en la que Tom Hanks deambula aturdido por el andamiaje de la fachada, cómo, en cierto modo, hizo Harold Lloyd, como hombre mosca, cuando trepó por el revestimiento de un rascacielos neoyorquino en el que termina encaramado a la aguja de un reloj…
Una película (“Esta casa es una ruina”) que les sonará, sin haberla visto, a aquellas osadas parejas que alguna vez hayan emprendido una profunda reforma del anhelado nido. Y entre albañiles, carpinteros, pintores, fontaneros y demás gremios, hayan sentido en sus carnes, el verdadero pavor a un ladrillazo…
3 de junio de 2024
3 de junio de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
En su momento siendo un crío me divirtió bastante. Con el paso del tiempo reconozco que se trata de una comedia menor cuyo humor radica exclusivamente en una interminable sucesión de gags, algunos graciosos otros más evidentes, sobre las consecuencias del ruinoso estado de una mansión comprada a precio de ganga por una joven pareja en crisis.
Se trata de una de las comedias más destacadas protagonizadas por Tom Hanks en los ochenta dentro de su etapa como actor cómico, no tan lograda como Big pero más simpática que otras igualmente exitosas como Despedida de soltero o Splash.
Se trata de una de las comedias más destacadas protagonizadas por Tom Hanks en los ochenta dentro de su etapa como actor cómico, no tan lograda como Big pero más simpática que otras igualmente exitosas como Despedida de soltero o Splash.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Recuerdo con agrado escenas divertidas como aquella en la que se desmorona la escalera principal de la casa mientras la mujer del protagonista le pisa sin querer los dedos, o aquella otra en la que Hanks, cubierto de una sábana embadurnada de pintura blanca, derriba el andamio de la fachada subido a una vagoneta que se descontrola por el jardín para terminar estrellándose contra una fuente.
Finalmente no hay infidelidad en la pareja.
Finalmente no hay infidelidad en la pareja.
18 de julio de 2015
18 de julio de 2015
5 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque tampoco es una maravilla del séptimo arte en el plano del humor. Sencilla, comercial y típica comedia ochentera, con cierto encanto, más graciosa que hilarante y que se beneficia de la popularidad de Tom Hanks, bien acompañado por Shelley Long, en el papel de su novia. Resulta que la joven pareja adquiere una casa a muy buen precio pero resulta que no está en condiciones muy habitables, con ese título y ese cartel, no pretenden engañar a nadie. "Esta casa es una ruina" se basa sobre todo en el slapstick, la mayor parte del tiempo simpático, aunque hay un par de gags algo forzados. Ahora bien, como argumento más o menos parecido, una casa con un "problema" inesperado, os recomiendo la tronchante "Duplex" (2003).
Claro que la película de Richard Benjamin no es sólo humor sino que también tiene un lado romántico en el que plantea con cierto arrojo un posible caso de cuernos, pero con la diferencia que es ella la presunta culpable. ¿Qué hacer entonces? Tendréis que ver lo que pasa. Pero por este camino lo que más me ha llamado la atención es Alexander Godunov, uno de los malos en "Jungla de Cristal" (1988), que aquí hace de excéntrico director de música. El motivo es que con ese apellido tenía que ser ruso. En efecto, y además bailarín de ballet famoso hasta que en 1979, en medio de una gira, pidió asilo político en los Estados Unidos, lo que provocó un incidente diplomático que implicó hasta a Jimmy Carter y Breznhev, todo también muy peliculero.
Claro que la película de Richard Benjamin no es sólo humor sino que también tiene un lado romántico en el que plantea con cierto arrojo un posible caso de cuernos, pero con la diferencia que es ella la presunta culpable. ¿Qué hacer entonces? Tendréis que ver lo que pasa. Pero por este camino lo que más me ha llamado la atención es Alexander Godunov, uno de los malos en "Jungla de Cristal" (1988), que aquí hace de excéntrico director de música. El motivo es que con ese apellido tenía que ser ruso. En efecto, y además bailarín de ballet famoso hasta que en 1979, en medio de una gira, pidió asilo político en los Estados Unidos, lo que provocó un incidente diplomático que implicó hasta a Jimmy Carter y Breznhev, todo también muy peliculero.
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