La leyenda del pianista en el océano
Drama
Desde finales del siglo XIX, se producen emigraciones masivas a los Estados Unidos. A bordo de lujosos trasatlánticos, además de elegantes burgueses, viajan también emigrantes. Danny, el maquinista del Virginia, encuentra a un niño abandonado sobre un piano, lo adopta y le impone el nombre de Novecento ("siglo XX" en italiano). El barco es el hogar del niño, y los pasajeros, sus ventanas al mundo. Tras la muerte de Danny, alguien ... [+]
6 de enero de 2010
6 de enero de 2010
7 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una película con una banda sonora soberbia (es delicioso escuchar las obras al piano de Novecento) pero que carece de atracción, ritmo e impacto
Intenta ser sensible pero no emociona, intenta ser filosófica pero no aporta interesante.
Intenta ser sensible pero no emociona, intenta ser filosófica pero no aporta interesante.
13 de mayo de 2008
13 de mayo de 2008
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gran película dirigida por Giuseppe Tornatore (Cinema Paradiso) y cuidada hasta el último detalle de la producción. Por encima de todo está la banda sonora de Ennio Morricone, que como en otras ocasiones demuestra ser un maestro dotando a todas las escenas de magia.
Fotografía y decorados sublimes acompañan a una historia llena de fuerza con un excelente reparto, entre los que destacan los dos actores protagonistas por encima del resto.
A Tim Roth no lo vamos a descubrir a estas alturas. Genial como suele ser habitual y mas cómodo aun en este tipo de personajes atipicos y diferentes, como es el caso de Mil novecientos. Pero muy destacable también es la presencia de Pruitt Taylor Vince (Heavy), que con aparente sencillez, se erige como principal punto reconocible de una historia llena de lirismo que su personaje Max, va contando a lo largo de la película. La historia de un pianista que se sentía seguro en su mundo particular y la de un trompetista que le acompañó durante su larga travesía. Una historia de amistad.
Fotografía y decorados sublimes acompañan a una historia llena de fuerza con un excelente reparto, entre los que destacan los dos actores protagonistas por encima del resto.
A Tim Roth no lo vamos a descubrir a estas alturas. Genial como suele ser habitual y mas cómodo aun en este tipo de personajes atipicos y diferentes, como es el caso de Mil novecientos. Pero muy destacable también es la presencia de Pruitt Taylor Vince (Heavy), que con aparente sencillez, se erige como principal punto reconocible de una historia llena de lirismo que su personaje Max, va contando a lo largo de la película. La historia de un pianista que se sentía seguro en su mundo particular y la de un trompetista que le acompañó durante su larga travesía. Una historia de amistad.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Unos cuantos momentos para recordar...
-El "baile" del piano sin frenos.
-Mil Novecientos contemplando los rascacielos en la noche, la inmensidad de la ciudad.
-El duelo.
-Cuando está a punto de bajar en Nueva York, a mitad se para, mira la ciudad, tira el sombrero y vuelve al Virginia.
-Mil Novecientos explicándole a Max porque no bajará del barco, que no ve el final de ese mundo ahí fuera.
-El "baile" del piano sin frenos.
-Mil Novecientos contemplando los rascacielos en la noche, la inmensidad de la ciudad.
-El duelo.
-Cuando está a punto de bajar en Nueva York, a mitad se para, mira la ciudad, tira el sombrero y vuelve al Virginia.
-Mil Novecientos explicándole a Max porque no bajará del barco, que no ve el final de ese mundo ahí fuera.
4 de julio de 2011
4 de julio de 2011
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Anoche, en 13TV pusieron una de Tornatore. Me parece extraño que no la conociera siendo de 1998 ya que por aquel año, el año del diluvio, no se me pasaba ninguna. Siempre que estés dispuesto a que Tornatore te engañe con sus trucos, ríes y lloras en menos de diez minutos. Eso es lo que pasa con “Cinema paradiso”. Echa mano de un recurso infalible: la nostalgia. Un recurso que sólo él sabe llevar a la práctica; en eso no hay quien le gane, sobre todo si trata de recuperar el mundo lejano de la infancia y la adolescencia (en eso le sigue de cerca Antonio Mercero; véase “La guerra de papá” o “Verano azul”). Nostalgia, infancia y cine: no puede fallar.
En “La leyenda del pianista en el océano” quiere hacer lo mismo que en “Cinema paradiso”. Mejor dicho, QUIERO que haga lo mismo pero no llega. No sé si es por lo inverosímil de la historia o porque los actores no dan la talla en sus actuaciones. Tim Roth no me convence como pianista. Yo sólo lo veo como un “Reservoig dogs”: se le ha quedado cara de “señor naranja”. La película tiene algunas escenas bastante brillantes. El duelo de pianistas es muy emocionante. Cuando el rey del Jazz entra en la sala de fiestas del barco se hace el mismo silencio que en el “saloon” del lejano oeste cuando entra el villano. No menos espectacular es el silencio que se produce cuando “Novecento” hace gala de su virtuosismo: nos deja a todos helados. Por supuesto, otra de las escenas entrañables de la película ocurre durante la grabación de una de las piezas musicales de “Novecento” que iba componiendo ad hoc mientras otra de las chicas guapas de Tornatore posa delante de una pequeña ventana circular. Ahora la cámara del adolescente Salvatore de “Cinema paradiso” se ha convertido en una ventana a través de la que Novecento conoce el amor.
Poco que decir de la música de Morricone. Al piano resulta deliciosa.
En “La leyenda del pianista en el océano” quiere hacer lo mismo que en “Cinema paradiso”. Mejor dicho, QUIERO que haga lo mismo pero no llega. No sé si es por lo inverosímil de la historia o porque los actores no dan la talla en sus actuaciones. Tim Roth no me convence como pianista. Yo sólo lo veo como un “Reservoig dogs”: se le ha quedado cara de “señor naranja”. La película tiene algunas escenas bastante brillantes. El duelo de pianistas es muy emocionante. Cuando el rey del Jazz entra en la sala de fiestas del barco se hace el mismo silencio que en el “saloon” del lejano oeste cuando entra el villano. No menos espectacular es el silencio que se produce cuando “Novecento” hace gala de su virtuosismo: nos deja a todos helados. Por supuesto, otra de las escenas entrañables de la película ocurre durante la grabación de una de las piezas musicales de “Novecento” que iba componiendo ad hoc mientras otra de las chicas guapas de Tornatore posa delante de una pequeña ventana circular. Ahora la cámara del adolescente Salvatore de “Cinema paradiso” se ha convertido en una ventana a través de la que Novecento conoce el amor.
Poco que decir de la música de Morricone. Al piano resulta deliciosa.
5 de marzo de 2012
5 de marzo de 2012
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
No me había decidido nunca a verla, finalmente lo hice y no me arrepiento. La historia está muy bien relatada y el tamdem Tim Roth-Pruitt Taylor Vince funciona. Las escenas del inicio justifican el larguísimo flashback posterior. La virginal belleza de Mélanie Thierry enmarca perfectamente con el perfil adecuado que se pretende. Excelente decoración, ambientación y vestuario. Genial el reto entre los dos pianistas magníficamente rematado con el detalle del cigarrillo. Aunque todo es muy "Viscontiniano" Tornatore la dirige con acierto y le imprime su sello personal. Admirable el diálogo final entre los dos protagonistas. Todos nos quedamos con ganas de que Novecento pisara tierra firme.
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here