Revenant: El renacido
2015 

7.2
73,910
Aventuras. Western
Año 1823. En las profundidades de la América salvaje, el explorador Hugh Glass (Leonardo DiCaprio) participa junto a su hijo mestizo Hawk en una expedición de tramperos que recolecta pieles. Glass resulta gravemente herido por el ataque de un oso y es abandonado a su suerte por un traicionero miembro de su equipo, John Fitzgerald (Tom Hardy). Con la fuerza de voluntad como su única arma, Glass deberá enfrentarse a un territorio hostil, ... [+]
13 de febrero de 2016
13 de febrero de 2016
17 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Alejandro González Iñárritu es un cineasta de raza cada vez más domesticado. Si antes utilizaba guiones rupturistas, ahora se contenta con simular ser un fogoso niño rebelde al que han regalado una lujosa cámara y pretende epatar con trabajosas imágenes nunca antes vistas, como si la novedad en sí misma fuera suficiente marchamo de calidad. Pero no hay nada más anticuado que querer ser moderno – vean lo mal que han envejecido las vanguardias de principios del siglo pasado – y resulta cansino tener que asistir a más de dos horas y media de rutilantes juegos visuales apenas sustentados por un tópico guión de supervivencia y venganza, tema tan querido por los deplorables yanquis a los que antes denostaba y ahora financian su cine.
El cine gore tiene cada vez mayor prevalencia más allá del género del terror. Ahorita lo adopta Inárritu como sedimento visual de su última cinta. Si quieren ver sangre, vísceras, matanzas y muertos vivientes pueden acercarse a las salas ‘serias’ y dejarse embadurnar por una cascada sanguinolenta que anega casi cada imagen de este relato repleto de oropel norteamericano: la lucha del hombre con la naturaleza, el uso de las armas como ley de vida, el lucro y la venganza como motor narrativo de una historia que hunde sus raíces en la tradición más rancia. Desconcierta ver este batiburrillo de añejas ideas presentadas como novedades, un relato académico envuelto en ropajes transgresores, pero que provoca alguna risita incrédula en los espectadores que no acaban de tragarse semejante acumulación de infortunios y truculencias.
Como película de aventuras cumple su cometido (sobre todo durante su portentoso arranque), como película de supervivencia carga en exceso las tintas y resulta inverosímil y repetitiva, sobrándole más de media hora de metraje (en su cansino tramo central), como película de venganza carece de brillo y reutiliza los más vulgares tópicos trasnochados, resultando artificial y adocenada (en su desenlace). También tiene algunos ramalazos de cine espiritual e indigenista que no acaban de estar bien ensamblados ni tienen más función que proporcionar cierto esteticismo snob y afectado, rompiendo así con el pretendido realismo desaforado del relato.
Me parece incomprensible la lluvia de premios y halagos que está cosechando esta correcta obrita. Si la hubiera dirigido y protagonizado John Wayne la tildarían de antigualla fascista, pero como viene firmada por un chicano de moda merece una atención desorbitada, producto del lustre tosco de sus imágenes y de unas interpretaciones desgañitadas y paródicas carentes de matices que impactan por su brutalidad masoquista. Proyecto ambicioso y de ‘prestigio’ que entretiene y extenúa por igual.
El cine gore tiene cada vez mayor prevalencia más allá del género del terror. Ahorita lo adopta Inárritu como sedimento visual de su última cinta. Si quieren ver sangre, vísceras, matanzas y muertos vivientes pueden acercarse a las salas ‘serias’ y dejarse embadurnar por una cascada sanguinolenta que anega casi cada imagen de este relato repleto de oropel norteamericano: la lucha del hombre con la naturaleza, el uso de las armas como ley de vida, el lucro y la venganza como motor narrativo de una historia que hunde sus raíces en la tradición más rancia. Desconcierta ver este batiburrillo de añejas ideas presentadas como novedades, un relato académico envuelto en ropajes transgresores, pero que provoca alguna risita incrédula en los espectadores que no acaban de tragarse semejante acumulación de infortunios y truculencias.
Como película de aventuras cumple su cometido (sobre todo durante su portentoso arranque), como película de supervivencia carga en exceso las tintas y resulta inverosímil y repetitiva, sobrándole más de media hora de metraje (en su cansino tramo central), como película de venganza carece de brillo y reutiliza los más vulgares tópicos trasnochados, resultando artificial y adocenada (en su desenlace). También tiene algunos ramalazos de cine espiritual e indigenista que no acaban de estar bien ensamblados ni tienen más función que proporcionar cierto esteticismo snob y afectado, rompiendo así con el pretendido realismo desaforado del relato.
Me parece incomprensible la lluvia de premios y halagos que está cosechando esta correcta obrita. Si la hubiera dirigido y protagonizado John Wayne la tildarían de antigualla fascista, pero como viene firmada por un chicano de moda merece una atención desorbitada, producto del lustre tosco de sus imágenes y de unas interpretaciones desgañitadas y paródicas carentes de matices que impactan por su brutalidad masoquista. Proyecto ambicioso y de ‘prestigio’ que entretiene y extenúa por igual.
5 de febrero de 2016
5 de febrero de 2016
14 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
La vuelta de tuerca se encuentra en el mismo lugar del que parte. Una fuerte violencia desarraigada la aleja de mis gustos. Reconozco la buena interpretación de Leonardo Dicaprio, apoyada por una exégesis sobria y una poderosa caracterización, forzada por efectos de la luz sin matices que aporta mayor crudeza a la historia.
El Renacido, es un trabajo de laboratorio, de derivaciones, de trucos, donde los actores son una necesidad, pero no, su elemento fundamental.
El Renacido, es un trabajo de laboratorio, de derivaciones, de trucos, donde los actores son una necesidad, pero no, su elemento fundamental.
9 de febrero de 2016
9 de febrero de 2016
25 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si le he puesto un 3 en lugar de un 1 (y no un cero porque no hay) ha sido por la fotografía, por los paisajes y por la interpretación "aceptable" de Di Caprio. La película no tiene nada más. Es pobre en argumento, lenta en narrativa, excesiva e innecesaria en metraje, surrealista en sus nudos, predecible en sus giros, plana en personajes y nula en emotividad.
No transmite absolutamente nada, ni siquiera frío, lo cual es mucho decir teniendo en cuenta que la película cuenta con numerosos e infumables planos secuencia que filman nieve y el potencial cadáver de un Di Caprio que da con la puerta en las narices a la muerte cada vez que ésta llama al timbre.
Pretenciosa, aburrida, absurda, confusa y oportunista.
Un malpensado con una visión cínica (yo lo soy), pensaría que el director quiso aprovechar el deseo universal de todos los amantes del cine de que Di Caprio obtenga al fin su Oscar, para reclutarlo como protagonista y centrar la historia en su pésima pseudovenganza, para darle primeros planos de gestos de dolor y sufrimiento, con la esperanza de convertirse en "el director que llevó a Di Caprio hasta su merecido Oscar... por fin".
La historia es tan mala y el personaje de Di Caprio tan lineal y superficial, que ni contando con un actorazo de su talla logran una interpretación destacable.
Me costaba seguirla de lo soporífera que resultaba. No la recomiendo, ni para el cine, ni para verla en casa.
No transmite absolutamente nada, ni siquiera frío, lo cual es mucho decir teniendo en cuenta que la película cuenta con numerosos e infumables planos secuencia que filman nieve y el potencial cadáver de un Di Caprio que da con la puerta en las narices a la muerte cada vez que ésta llama al timbre.
Pretenciosa, aburrida, absurda, confusa y oportunista.
Un malpensado con una visión cínica (yo lo soy), pensaría que el director quiso aprovechar el deseo universal de todos los amantes del cine de que Di Caprio obtenga al fin su Oscar, para reclutarlo como protagonista y centrar la historia en su pésima pseudovenganza, para darle primeros planos de gestos de dolor y sufrimiento, con la esperanza de convertirse en "el director que llevó a Di Caprio hasta su merecido Oscar... por fin".
La historia es tan mala y el personaje de Di Caprio tan lineal y superficial, que ni contando con un actorazo de su talla logran una interpretación destacable.
Me costaba seguirla de lo soporífera que resultaba. No la recomiendo, ni para el cine, ni para verla en casa.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Lo del oso... en fin; uno de los bichos más fuertes, grandes y fieros de los bosques mordiendo ropa una y otra vez. Hasta que Di Caprio le dispara (no en la cara, claro, sino en un costado, para que no sea tan "fácil") y entonces se cabrea y ya decide herir de verdad (salvo en el brazo, que por más que lo mordió y zarandeó Di Caprio no se queja de él en toda la película, al contrario, lo usa mejor que yo).
La escena del caballo cayendo por el acantilado la sacaron del coyote y el correcaminos.
El "truco" final de Di Caprio haciéndose el muerto y el cadáver delante con el tronco en la espalda la vi venir desde que la comadrona le dijo a mi madre "es un niño". Predecible... muy Hollywood.
El perdón final después de dos horas y media buscando venganza... ¡Alabado sea nuestro señor Jesucristo!.
Váyanse a mamarla con su puto cine efectista y pretencioso que cree que todo el público es idiota.
La escena del caballo cayendo por el acantilado la sacaron del coyote y el correcaminos.
El "truco" final de Di Caprio haciéndose el muerto y el cadáver delante con el tronco en la espalda la vi venir desde que la comadrona le dijo a mi madre "es un niño". Predecible... muy Hollywood.
El perdón final después de dos horas y media buscando venganza... ¡Alabado sea nuestro señor Jesucristo!.
Váyanse a mamarla con su puto cine efectista y pretencioso que cree que todo el público es idiota.
22 de diciembre de 2015
22 de diciembre de 2015
24 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película durísima, escenas inolvidables y un Leonardo DiCaprio insuperable... junto a la maravillosa fotografía, hacen de esta película un cocktail explosivo para disfrutarlo 100%.Tom Hardy también está espectacular, hacia tiempo que no veia una película tan cruda, mezclada con unas imagenes tan bellas a la vez... si no la has visto te la recomiendo, sin lugar a dudas deja huella, un saludo.
6 de febrero de 2016
6 de febrero de 2016
17 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Le he echado un vistazo por encima a la verdadera historia de Hugh Glass, aventurero en el primer tercio del siglo XIX que inspira los hechos que se cuentan en «El renacido», y no voy a negar que me he mosqueado un poco: las peripecias del auténtico Glass son mucho más interesantes y peliculeras, si se me permite la expresión, que las de este Glass ficticio. Si vas a cambiar la verdad de las cosas, hazlo por una buena causa. Si no, déjalo todo como está.
Lo más sorprendente es que lo añadido se nota aun sin saberlo, se huele, está ahí como falsificación de una realidad de por sí potente y desprende un olorcillo a pensamiento políticamente correcto conjugado con New Age que espanta. La trama del grupo de franceses, la chica secuestrada y la tribu arikara buscándola sin descanso es una mentira de cabo a rabo; pero, claro, es de bienpensantes representar a unos indígenas honorables que matan por justicia y no a unos indios que combaten por simple y llana enemistad, igual que tiene que quedar claro que los europeos blancos son atroces y crueles, y estos porque sí, porque al parecer lo llevamos en la sangre. El hijo mestizo de Glass y todo lo que desencadena su presencia en la historia está únicamente en la imaginación de los guionistas, porque de venganza paterna nada de nada, y se nota una barbaridad. Esta parte está pésimamente escrita y desarrollada, aparte de servir como elemento dramático obvio que da pie a los sueños místicos y espirituales que solo sirven para hacer bonito entre tanto feísmo. Incluso no acabas de creerte el ataque del oso, que ocurrir por supuesto que ocurrió pero luego te enteras de que necesitó de ayuda para matar al pobre animal. Lástima de oseznos.
A falta de credibilidad en la historia con una resistencia inconcebible del protagonista junto a un villano que actúa de la manera más incoherente posible y a golpe de hiperrealismo que termina por hacer gracia, al final una comprende que la mayor realidad de «El renacido» es la Naturaleza salvaje. Entre Canadá y Argentina, la película nos muestra unos paisajes maravillosos y fríos que, como he dicho otras mil veces, siempre quedan muy bien pero que no te engañen con este recurso: los documentales de La 2 también enseñan la misma Naturaleza salvaje e intrépida, e incluso mejor. Iñárritu prima la forma sobre el contenido olvidando que el cine no son matemáticas y que un encuadre milimétrico o un plano secuencia de diez minutos no conlleva matemáticamente a una emoción, a un interés, a una unión con el espectador, y ni siquiera a una obra de arte. El guión ocupa como una hora de metraje en ver cómo duerme, come y sueña un hombre. Los ciento cincuenta y seis minutos se demuestran excesivos.
No puedo terminar sin aplaudir la convincente y sufrida interpretación de Leonardo DiCaprio y la de un Tom Hardy que borda los papeles de tarambana. El desenlace es directamente de una cobardía digna del sustrato ideológico de la película. Explico en spoiler.
Aun con todo, creía que sería más desagradable.
Lo más sorprendente es que lo añadido se nota aun sin saberlo, se huele, está ahí como falsificación de una realidad de por sí potente y desprende un olorcillo a pensamiento políticamente correcto conjugado con New Age que espanta. La trama del grupo de franceses, la chica secuestrada y la tribu arikara buscándola sin descanso es una mentira de cabo a rabo; pero, claro, es de bienpensantes representar a unos indígenas honorables que matan por justicia y no a unos indios que combaten por simple y llana enemistad, igual que tiene que quedar claro que los europeos blancos son atroces y crueles, y estos porque sí, porque al parecer lo llevamos en la sangre. El hijo mestizo de Glass y todo lo que desencadena su presencia en la historia está únicamente en la imaginación de los guionistas, porque de venganza paterna nada de nada, y se nota una barbaridad. Esta parte está pésimamente escrita y desarrollada, aparte de servir como elemento dramático obvio que da pie a los sueños místicos y espirituales que solo sirven para hacer bonito entre tanto feísmo. Incluso no acabas de creerte el ataque del oso, que ocurrir por supuesto que ocurrió pero luego te enteras de que necesitó de ayuda para matar al pobre animal. Lástima de oseznos.
A falta de credibilidad en la historia con una resistencia inconcebible del protagonista junto a un villano que actúa de la manera más incoherente posible y a golpe de hiperrealismo que termina por hacer gracia, al final una comprende que la mayor realidad de «El renacido» es la Naturaleza salvaje. Entre Canadá y Argentina, la película nos muestra unos paisajes maravillosos y fríos que, como he dicho otras mil veces, siempre quedan muy bien pero que no te engañen con este recurso: los documentales de La 2 también enseñan la misma Naturaleza salvaje e intrépida, e incluso mejor. Iñárritu prima la forma sobre el contenido olvidando que el cine no son matemáticas y que un encuadre milimétrico o un plano secuencia de diez minutos no conlleva matemáticamente a una emoción, a un interés, a una unión con el espectador, y ni siquiera a una obra de arte. El guión ocupa como una hora de metraje en ver cómo duerme, come y sueña un hombre. Los ciento cincuenta y seis minutos se demuestran excesivos.
No puedo terminar sin aplaudir la convincente y sufrida interpretación de Leonardo DiCaprio y la de un Tom Hardy que borda los papeles de tarambana. El desenlace es directamente de una cobardía digna del sustrato ideológico de la película. Explico en spoiler.
Aun con todo, creía que sería más desagradable.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La venganza está en manos de Dios, nos dicen, y no en las de Glass... pero al parecer quienes tienen realmente la venganza en sus manos son los indios. Vaya cobardía: o Glass mata a Fitzgerald cargando con esa responsabilidad o lo deja vivo renunciando así a la venganza. Eso es posicionarse y ser consecuente con unas ideas. Lo que no puede ser es que no sea ni una cosa ni la otra para que el personaje no se pringue y como el malo tiene que morir... que lo maten otros. Venga, hombre.
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