Entretenido wéstern, con mucho humor y dos muy buenos protagonistas. La tensión sexual entre ambos funciona muy bien, los dos personajes están perfectamente perfilados.

Eastwood vuelve a su papel de tipo duro, pasota e interesado solo en lo que pueda sacar, que tan bien conoce, hasta que encuentra a su Sara. Mac Laine camaleónica, primero de inocente monja hasta que se descubre su verdadera personalidad: revolucionaria mejicana hasta la médula y prostituta. Hay momentos en que está hasta mejor que su compañero masculino.

La música de Ennio Morricone acaba de redondear el resultado, junto con la dirección de Don Siegel más cercana al spaguetti que a las películas del oeste clásicas. Todo acaba siendo una autoparodia del género.

Para pasar un rato muy bueno con una divertida película de aventuras y dos protagonistas que funcionan.

Leo por aquí que el guion de esta peli la firma Albert Maltz con argumento de Bud Boetticher pero yo siempre he estado esperando que alguien recalque los indudables paralelismos de su historia con la inigualable " La Reina de Africa" de Huston.
Porque aquí lo que se ha hecho es cambiar los paisajes africanos y un barco que se aventura en el río por los del desierto mexicano y unos cuadrúpedos atravesándolo, junto con la accidental unión entre dos seres antagónicos de distinto sexo ( aunque uno de ellos esté representando un papel) que compartirán un objetivo común aunque por distintas causas: la voladura del fuerte de Chihuahua en manos de los franceses en plena Guerra Civil de México.
Y, como en aquella, los personajes se interpretan a sí mismos de un modo levemente auto paródico que es lo que nos va a gustar, promoviendo nuestra sonrisa mientras superan aventura tras aventura, el desconcierto de Eastwood, los pequeños deslices de MacLaine y la estupenda música de Morricone que rubricará con ella cada capítulo que siempre culmina con un deje de sorna. La estructura es exactamente igual que en " La Reina..."
Indudablemente la pareja protagonista supera con nota este envite. No son Bogart ni Hepburn, pero esos personajes están escritos para ellos por lo que no podían fallar.
Creo que esto es lo que hace que gente no aficionada a los westerns simpatice con éste porque es más bien una road movie de aventuras con mucho de comedia.
Para el recuerdo, la extracción de la flecha sin duda. Aunque tampoco está nada mal la voladura del tren y otro par de escenas más. Y, por supuesto, la toma del fuerte, única escena verdaderamente de acción que recuerde.
Yo no sé si Eastwood no se va a arrepentir de haberse tropezado con la hermana Sara. Una monja puede ser frustrante pero una mujer siempre lo puede ser mucho más.

Ver DOS MULAS Y UNA MUJER, con el color salvaje de los westerns de los setenta, un color que salpica, le supone al espectador disfrutar con Clint Eastwood, Shirley MacLaine, la música de Ennio Morricone y el agreste paisaje del árido Méjico. También, si se trata de la versión doblada, con la voz de Constantino Romero, que es la voz de las voces.
En ocasiones, durante el metraje de DOS MULAS Y UNA MUJER, recuerda la hermana Sara, por su desparpajo, a froilan María, la Julie Andrews de Sonrisas y lágrimas; y también en ocasiones se columbra más de la cuenta algo así como un forzado giro de Eastwood hacia la comedia.
Es, aun con sus defectos, una película divertida, bonita y agradable, DOS MULAS Y UNA MUJER. Mejor en tanto que se sostienen las picardías y tan curiosa como curioso es observar a Jose Ángel Espinosa, Ferrusquilla, en la piel de un gendarme francés y antes de que le diera por ir a tirarle los tejos a la estupenda Florinda Chico.

Simpática fusión entre western y comedia ambientada en el México revolucionario y dirigida por Don Siegel con evidentes huellas caricaturescas de los míticos films que componen la famosa 'Trilogía del Dólar' de Sergio Leone, y con una latente tensión sexual en la pícara y divertida relación entre el mercenario Clint Eastwood y la monja Shirley MacLaine.

Con fundamento en una historia original de Budd Boetticher y tras un sensacional inicio, la película, por desgracia y con la excepción de algún que otro momento más o menos inspirado (como la explosiva secuencia de la batalla final), evoluciona lánguidamente en un desarrollo por lo general indolente, plano, poco estimulante....echándose en falta un superior vigor narrativo por parte de Siegel, además de una mayor incisión psicológica en la definición de los personajes.

Shirley MacLaine está sensacional sacando adelante al mejor personaje de la función y comiéndose literalmente a un Eastwood excesivamente autoparódico tras el éxito de sus colaboraciones con Leone.

Hasta el genial Ennio Morricone parece remedarse burdamente a sí mismo en una banda sonora de escasa brillantez.

Es difícil imaginarse a Clint Eastwood a caballo sin la música de fondo de Ennio Morricone, pero más difícil es ver a Clint Eastwood armado y sin disparar un solo tiro en casi noventa minutos, pues la película comienza como todos esperamos en un largometraje de este actor, cargándose a tres hombres él solito y sin pestañear. A partir de ahí la película se desarrolla como una comedia ambientada en el medio oeste protagonizada por una monja y un pistolero. Luego cuando estamos llegando a la parte final, Don Siegel decide quemar toda la pólvora que no se ha utilizado en todo el metraje, y es cuando volvemos a ver a Clint el pistolero que todos estábamos esperando.
En resumen: un latino western ambientado en el medio oeste para lucimiento de los dos protagonistas, Shirley McClane y Clint Eastwood.