El extraño viaje
1964 

7.8
11,019
Intriga. Drama
En un pequeño pueblo de provincias, cercano a la capital, vive una familia compuesta por tres hermanos: la dominante y severa Ignacia y los tímidos y retraídos Paquita y Venancio. La monotonía de la vida del pueblo sólo se rompe los sábados cuando llega un conjunto musical de Madrid para amenizar con sus canciones el fin de semana. Un sábado de tormenta, Paquita y Venancio, que son muy miedosos, oyen ruidos y van buscando protección a ... [+]
10 de febrero de 2011
10 de febrero de 2011
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me sorprende haberme encontrado ante una película española así a estas alturas, y más teniendo en cuenta el año de su realización. Lo cierto es que la sorpresa es relativa porque no sólo el maestro Fernando Fernán-Gómez está detrás, algo de Berlanga también hay (o mucho, hasta sale en los títulos de crédito), de manera que de tal conjunción de genios la lógica lleva como resultado algo tan brillante. Reconozco tener todos los prejuicios posibles elevados a la máxima categoría con el cine español, no sólo me cuesta tirar para adelante sino que suelo empezar a ver películas ya con mala leche y pensando que va a ser un desastre.
Con "El extraño viaje" es fácil rendirse, ha sido una claudicación suave, tal y como la narración iba avanzando me iba entregando durante su desarrollo. Las ganas de saber más y más han aumentado hasta el final y la historia me ha atrapado enormemente. Para muchos es previsible en según qué momentos, desde luego no para un servidor (especialmente en el final) Cine negro en esencia, patada dolorosa a la entrepierna (esto supone una metáfora muy personal) y simplemente aplausos y más aplausos, que es seguramente con lo que más satisfecho se sentiría el enorme Fernán-Gómez. Todo es tan diferente y personal que si en lugar de la banderita española al lado del título se colocara una francesa no nos parecería extraño. Reconozco haberme encontrado ante una joya, todos los actores brillan, incluso el joven Larrañaga (muy criticado sin razón, al menos para mí) Así que buen cine, buena historia, mezcla de comedia, horror, bastante extraño todo, como ese viaje... en fin, para disfrutarla.
Con "El extraño viaje" es fácil rendirse, ha sido una claudicación suave, tal y como la narración iba avanzando me iba entregando durante su desarrollo. Las ganas de saber más y más han aumentado hasta el final y la historia me ha atrapado enormemente. Para muchos es previsible en según qué momentos, desde luego no para un servidor (especialmente en el final) Cine negro en esencia, patada dolorosa a la entrepierna (esto supone una metáfora muy personal) y simplemente aplausos y más aplausos, que es seguramente con lo que más satisfecho se sentiría el enorme Fernán-Gómez. Todo es tan diferente y personal que si en lugar de la banderita española al lado del título se colocara una francesa no nos parecería extraño. Reconozco haberme encontrado ante una joya, todos los actores brillan, incluso el joven Larrañaga (muy criticado sin razón, al menos para mí) Así que buen cine, buena historia, mezcla de comedia, horror, bastante extraño todo, como ese viaje... en fin, para disfrutarla.
4 de agosto de 2009
4 de agosto de 2009
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para retratar la vida diaria de un pequeño pueblo cercano a la capital, Fernán Gómez ilumina con su foco a las gentes del lugar al igual que un entomólogo podría fijar su estudio en el comportamiento de una pequeña fila de hormigas llevando el sustento a su guarida.
Observamos que es una villa que parece atrapada en el tiempo, repitiéndose incesante e inexorablemente los mismos acontecimientos semana tras semana. Por establecer un paralelismo con un filme que probablemente haya llegado a más público, se trata de un Punxsutawney ibérico, al uso de aquel en el que Bill Murray vivía el mismo día una y otra vez, solo que 30 años anterior a la obra de Harold Ramis.
En el centro neurálgico, en la plaza, vemos a un grupo de viejillos reunidos en la terraza del bar para echar unos chatos al coleto mientras parlotean acerca de las escasas novedades acaecidas, a la dueña de la mercería chismorreando sobre la moderna del pueblo (a la que profesa inquina), a los transeúntes habituales. Todos ellos en una rutina diaria que apenas si se rompe con la llegada de la orquesta cada sábado –pero cada sábado es igual, no se consigue variar unos hábitos que se reproducen semanalmente-. Es un entorno cerrado y asfixiante en el que cualquier suceso es inmediatamente comunicado a través de un eficaz boca-oreja.
Sorprende que únicamente una persona, la joven que atrae todas las miradas masculinas en el baile y a la postre es objeto de un voyeurismo vetusto y rijosillo, se muestre firme en su deseo de salir de allí, de ese sitio dominado por la cerrazón de algunas mentes y la simpleza de otras, por el anclaje irreflexivo en valores trasnochados, por las envidias infundadas y atávicas, por la represión.
Es curioso que hasta el tramo final no se podría considerar esta como una película de suspense, sino más bien como una comedia costumbrista con ciertas dosis de intriga manifestadas en miradas esquivas, gestos fríos o desconfianzas latentes que contribuyen a crear una atmósfera tensa teñida de humor. Intuimos que solo un acontecimiento enormemente traumático puede despertar a esa villa de su inveterada rutina, pero cuando este sucede, ni siquiera imaginamos la gravedad que encierra para esa sociedad en apariencia inamovible.
Fernán Gómez construye sabiamente un fresco sobre la vida en provincias durante aquellos años, y lo hace sin tintas cargadas ni subrayados innecesarios; simplemente muestra unos sucesos que entran suavemente en la retina del espectador y le atrapan hasta el desenlace, momento en que se da cuenta del hondo calado de este vívido retrato de frustraciones acalladas y anhelos ocultos.
Observamos que es una villa que parece atrapada en el tiempo, repitiéndose incesante e inexorablemente los mismos acontecimientos semana tras semana. Por establecer un paralelismo con un filme que probablemente haya llegado a más público, se trata de un Punxsutawney ibérico, al uso de aquel en el que Bill Murray vivía el mismo día una y otra vez, solo que 30 años anterior a la obra de Harold Ramis.
En el centro neurálgico, en la plaza, vemos a un grupo de viejillos reunidos en la terraza del bar para echar unos chatos al coleto mientras parlotean acerca de las escasas novedades acaecidas, a la dueña de la mercería chismorreando sobre la moderna del pueblo (a la que profesa inquina), a los transeúntes habituales. Todos ellos en una rutina diaria que apenas si se rompe con la llegada de la orquesta cada sábado –pero cada sábado es igual, no se consigue variar unos hábitos que se reproducen semanalmente-. Es un entorno cerrado y asfixiante en el que cualquier suceso es inmediatamente comunicado a través de un eficaz boca-oreja.
Sorprende que únicamente una persona, la joven que atrae todas las miradas masculinas en el baile y a la postre es objeto de un voyeurismo vetusto y rijosillo, se muestre firme en su deseo de salir de allí, de ese sitio dominado por la cerrazón de algunas mentes y la simpleza de otras, por el anclaje irreflexivo en valores trasnochados, por las envidias infundadas y atávicas, por la represión.
Es curioso que hasta el tramo final no se podría considerar esta como una película de suspense, sino más bien como una comedia costumbrista con ciertas dosis de intriga manifestadas en miradas esquivas, gestos fríos o desconfianzas latentes que contribuyen a crear una atmósfera tensa teñida de humor. Intuimos que solo un acontecimiento enormemente traumático puede despertar a esa villa de su inveterada rutina, pero cuando este sucede, ni siquiera imaginamos la gravedad que encierra para esa sociedad en apariencia inamovible.
Fernán Gómez construye sabiamente un fresco sobre la vida en provincias durante aquellos años, y lo hace sin tintas cargadas ni subrayados innecesarios; simplemente muestra unos sucesos que entran suavemente en la retina del espectador y le atrapan hasta el desenlace, momento en que se da cuenta del hondo calado de este vívido retrato de frustraciones acalladas y anhelos ocultos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Ignacia es una infeliz, así como sus hermanos, críos pese a su edad. Se atan mutuamente: ella debe cuidar de ellos, que se ven sometidos e inermes ante el mundo exterior, pero a su vez le resultan necesarios, pues no sabe tratar de otro modo a los demás. Cuando se desmelena, da rienda suelta a todas las pulsiones que ha estado ocultando durante tanto tiempo porque por fin tiene la ocasión para hacerlo. Aparecen su vanidad, su coquetería, se desenmascaran sus carencias afectivas y sexuales, pero sin que en el fondo sea capaz de deshacerse de un componente de dominación sobre el joven, la única forma de relación que ha venido desarrollando con sus más allegados durante tantos años.
11 de diciembre de 2008
11 de diciembre de 2008
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tanto me ha gustado El extraño viaje que se la voy a vender un poco a los lectores jóvenes para que la descubran sin demora. Para ello voy a utilizar dos referencias actuales, porque se trata de una película en el fondo muy moderna, y porque las buenas historias no entienden de lugares y épocas diferentes.
La primera, los hermanos Coen, los únicos después de Fernando Fernán-Gómez a los que mezclar comedia, suspense y thriller se les ha dado bien. Porque señores, soy yo un pequeño productor español de los años 60 al que le proponen esta mezcla, y salto directamente por la ventana, aunque bueno, con el carácter que gastaba Fernando...
La segunda, los Simpsons, porque ese costumbrismo y esa genial galería de secundarios que pululan por el pueblito en que se desarrolla la acción parecen los habitantes de un Springfield castizo, en el que brillan actores olvidados como Rafaela Aparicio, María Luisa Ponte o Tota Alba.
La primera, los hermanos Coen, los únicos después de Fernando Fernán-Gómez a los que mezclar comedia, suspense y thriller se les ha dado bien. Porque señores, soy yo un pequeño productor español de los años 60 al que le proponen esta mezcla, y salto directamente por la ventana, aunque bueno, con el carácter que gastaba Fernando...
La segunda, los Simpsons, porque ese costumbrismo y esa genial galería de secundarios que pululan por el pueblito en que se desarrolla la acción parecen los habitantes de un Springfield castizo, en el que brillan actores olvidados como Rafaela Aparicio, María Luisa Ponte o Tota Alba.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Y si no le doy un diez es por lo rematadamente mal que actúa Carlos Larrañaga (sí, el de Farmacia de Guardia) en la escena final.
8 de diciembre de 2011
8 de diciembre de 2011
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fernando Fernán-Gómez consigue que la vida en un pueblo que no recuerdo quién definió como "el gemelo malvado de Villar del Río" (el pueblo de Bienvenido Mister Marshall) resulte tan entrañable y hasta cierto punto cómica como terrible a la vez. Un lugar cerrado y gris, donde todo el mundo espías y vigila a sus vecinos, ya sea por mero vouayerismo erótico (los viejos verdes mirones), por deseo de burlarse de alguien (los jóvenes que observan y tiran piedras a los viejos que espían a "la casquivana" Angelines) o por el mero y tradicional cotilleo crítico-destructivo tan ligado a los corrillos de amas de casa maduras o de abuelas vestidas de negro.
En este ambiente de forzada autorepresión (quien no se reprime se expone al desprecio general) florecen las perversiones y sobre todo las ansias de huir, de irse lejos de todas esas miradas acusadoras, reprobatorias o condescendientes. Y a raiz de esa ansia de libertad que germina en varios de los embrutecidos personajes, se genera una historia que tiene mucho de trhiller aunque no lo aparente, una historia reflejo de una época que resulta interesante de visionar y que merecería de mayor reconocimiento.
______________
Más críticas en:
https://unblogacincoalturas.wordpress.com/
En este ambiente de forzada autorepresión (quien no se reprime se expone al desprecio general) florecen las perversiones y sobre todo las ansias de huir, de irse lejos de todas esas miradas acusadoras, reprobatorias o condescendientes. Y a raiz de esa ansia de libertad que germina en varios de los embrutecidos personajes, se genera una historia que tiene mucho de trhiller aunque no lo aparente, una historia reflejo de una época que resulta interesante de visionar y que merecería de mayor reconocimiento.
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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Al final, Larrañaga confiesa y, mientras su destrozada novia mira desde la ventana de su casa, la guardia civil lo saca esposado ante la mirada de todo el pueblo, que reunido contempla la escena y sigue al arrestado. En ese momento, aparece el FIN.
Fernán Gómez no tenía ese final en mente. El desenlace original continuaba la escena. Larrañaga y su "séquito" de guardias y curiosos pasa por debajo del balcón desde donde mira la mercera, quien a duras penas contiene el llanto. Él intenta pararse para mirarla, pero los agentes le empujan para que siga caminando. Y uno de los abuelos que van detrás alza la cabeza y saluda a la muchacha, tras lo cual le dice con cruel sorna "¡Enhorabuena!". La mercera no puede más y rompe a llorar, histérica, tirándose sobre la cama donde estaba puesto su frustrado y posiblemente ya nunca estrenado ajuar de boda. FIN
El final de Fernán-Gómez es sin duda más demoledor, pero sin que sirva de precedente yo prefiero el desenlace abrupto que impuso la productora, más que nada porque prefiero un final amargo a un final muy, muy amargo. Cosas mías.
Fernán Gómez no tenía ese final en mente. El desenlace original continuaba la escena. Larrañaga y su "séquito" de guardias y curiosos pasa por debajo del balcón desde donde mira la mercera, quien a duras penas contiene el llanto. Él intenta pararse para mirarla, pero los agentes le empujan para que siga caminando. Y uno de los abuelos que van detrás alza la cabeza y saluda a la muchacha, tras lo cual le dice con cruel sorna "¡Enhorabuena!". La mercera no puede más y rompe a llorar, histérica, tirándose sobre la cama donde estaba puesto su frustrado y posiblemente ya nunca estrenado ajuar de boda. FIN
El final de Fernán-Gómez es sin duda más demoledor, pero sin que sirva de precedente yo prefiero el desenlace abrupto que impuso la productora, más que nada porque prefiero un final amargo a un final muy, muy amargo. Cosas mías.
25 de noviembre de 2007
25 de noviembre de 2007
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película será siempre para mí la mejor función detrás de las cámaras de uno que siempre fue un genio delante de ellas, pero cuya carrera como director tiene profundas irregularidades. La huella de la idea de Berlanga está presente en toda la peli, plagada de humor negro, de casticidad, de reflejo social de la España profunda de mediados de los sesenta, de esperpénticos hechos y personas. Además, la historia es muy entretenida, y provoca oleadas de empatía y desprecio según nos enfrentemos a unos u otros personajes, sobre todo me fascina esa tríada fraternal representada por Ignacia (Tota Alba), la hermana mala, y Paquita (Rafaela Aparicio) y Venancio (Jess Franco), los hermanos "débiles" que viven bajo el yugo de la primera, y que le ponen un punto de negritud a la historia que discurre más o menos bajo los cánones de una comedia costumbrista, presentándonos al resto de la maquinaria que compone el pueblo, movida por la fuerza del motor que supone la orquesta, que semanalmente viene para menear un poco la quietud de la aldea.
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