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Fue la mano de Dios

Drama. Comedia El oscarizado guionista y director Paolo Sorrentino presenta la historia de un chico, Fabietto Schisa (Filippo Scotti), en el turbulento Nápoles de los años ochenta. En "Fue la mano de Dios", hay lugar para alegres sorpresas, como la llegada del legendario futbolista Diego Maradona, y para una tragedia igual de imprevista. El destino interpreta su papel, la alegría y la desdicha se entrelazan y el futuro de Fabietto echa a rodar. ... [+]
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Críticas 84
Críticas ordenadas por utilidad
17 de febrero de 2022
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La intimidad como terapia y la adolescencia como resurgimiento del conocimiento básico. Por fin, Sorrentino se atreve a quitar capas de barroquismo a su cine para anidar en la génesis de la historia. El resultado es notable, no solo por el conocimiento que adquirimos del autor napolitano, también por la crítica sarcástica (uno de sus sellos de identidad) a su entorno, a sus recuerdos, a sus errores, a sus carencias; el desvalor que queda de él mismo visto desde el acomodo del futuro, el viaje iniciático. Su testimonio es a la par una expiación personal, algo que parece que ha llevado en la mochila durante muchos años. La sensación constante que algo no podría seguir adelante sin esta redención, por el camino del abandono y la apatía, nos encontramos ecos de algo tan transcendente como cuotidiano. Esto es lo que bien podríamos considerar la esencia de nuestro recuerdo del cine italiano. Expectativas desiguales y sueños rotos, se unen para formar vínculos sociales altamente realistas, empáticamente crudos. Siempre a la espera de que algún Dios con aspecto humano acuda a salvarnos. La máscara a saltado por fin, y entendemos las motivaciones que un día el autor intuyó tener para ponérsela a él y a los demás. Al final es solo cuestión de respirar aliviados, ¿verdad?
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Frank Booth
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28 de diciembre de 2021
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si tenés más de cuarenta años, sabrás de sobra lo que quiere decir la expresión “La mano de Dios”. Hace alusión al gol que metió con el puño Diego Armando Maradona el 22 de junio de 1986 por los cuartos de final del Mundial de México, que enfrentaba a Argentina e Inglaterra. Cuando a Diego le preguntaron por el gol, dijo que lo había marcado "un poco con la cabeza y otro poco con la mano de Dios".

El fútbol está presente en la nueva película de Paolo Sorrentino, pero no es un film sobre Maradona, sino que es un drama nostálgico de tintes autobiográficos.

Es la historia de un chico, Fabietto Schisa, en el turbulento Nápoles de los años ochenta.

El destino interpreta su papel, la alegría y la desdicha se entrelazan y el futuro de Fabietto echa a rodar. Sorrentino vuelve a su Nápoles natal para contar su historia más personal: un relato sobre el destino y la familia, los deportes y el cine, el amor y la pérdida, con un gran tinte autobiográfico.

Sin duda la especialidad de Paolo Sorrentino es transmitir ARTE a través de su cine, su punto distintivo es la fotografía. Pero esta historia me pareció muy normal para semejante despliegue de producción, no me encandiló ni llegó a emocionarme.
Raulomino
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9 de enero de 2022
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
De nuevo una muy buena película del personalísimo guionista y director italiano, a la altura de "la gran belleza" y "la juventud". Como en aquellas, destacan la fuerza, magnetismo y simbolismo de las preciosas imágenes, en este caso con el telón de fondo de Nápoles, y con un marcado carácter autobiográfico.

Sorrentino es un consumado maestro en contar vivencias y reflexiones de sus personajes consiguiendo que siempre resulten interesantes y originales; que el espectador acepte el juego que le propone, donde los elementos fantásticos o extravagantes se integran perfectamente en la trama, proporcionando escenas de gran calado.

Magníficamente diseñada, interpretada y musicada, llena de atractivos personajes, ofrece una lúcida mirada sobre la dificultad del joven protagonista para encontrar el camino y superar las adversidades. Una cinta tan grata como recomendable.
Antonio
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26 de enero de 2022
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
13/13(13/01/22) Atractiva propuesta (rodada para Netflix) aunque irregular del mejor director italiano vivo, Paolo Sorrentino (aquí también produce y guioniza), un drama semi-auto biográfico donde el creador de “La Gran Belleza” indaga en su adolescencia en Nápoles para hacer un retrato sobre el salto a la madurez, ello a través de un hecho traumático y doloroso que le ha marcado por siempre. Ello en un tránsito en 1986 durante el cual el muchacho tiene un gran vínculo con su familia, y sufre alegrías, picores sexuales (el mantra ‘sorrentiano’ sobre el embrujo del cuerpo femenino), el amor, sentimientos de pérdida, desorientación ante lo que nos depara el futuro, y todo le sirve para encontrar su identidad propia, que al final le lleva a querer ser cineasta. Ello en una narración típica del realizador, fragmentada, en muchos casos set-pieces aparentemente inconexas, mezclando la comedia con el drama, lo grotesco con lo bello, lo pasado de vueltas con lo sutil, las penas con la felicidad, las dudas con las certezas. En este caso el Sorrentino de sus últimos trabajos (“La Gran Belleza”, “Youth” [donde también aparece Maradona] o “Loro”) donde el bizarrismo visual lo desbordaba todo, aquí aun teniendo, está más contenido, más recatado, queriendo ser más sensible para evocar la humanidad de los personajes, ello en este caso cambiando a su habitual DP Luca Bigazzi por el ayudante de este Daria D’Antonio, componiendo secuencias de enorme beldad, y todo ello con la inteligencia del director de no caer en lo almibarado, pero a la vez notándose muy sincero en su introspección del protagonista, con toques poéticos, y también manejando los recursos de cámara que son marca, como son el slow mezclado con el picado, o los dramáticos travellings. También llama la atención sobre el estilo Sorrentino, muy del gusto de insertar la música como catalizador de emociones, que aquí en un film del pasado no incluya música alguna del tiempo, aunque siempre va Fabietto con sus auriculares puestos, nunca escuchamos que oye, el director confía en el poder de su historia para enganchar sin necesidad de otros recursos, aunque está la música de Lele Marchitelli (“La Gran belleza” o “The Young pope”) de marcado sino nostálgico.

Todo esto protagonizado por un gran Filippo Scotti como Fabietto, el alter ego del director, creando un personaje complejo, un adolescente perdido, con esa imagen de cabello rizado, con un arete en la oreja y siempre portando un walkman (que vintage) con sus correspondientes auriculares y una pose que parece siempre expectante, menso cuando se trata de hablar o ver a Maradona, muy bueno su arco de desarrollo y su potente expresividad; Como no, está su actor fetiche, Toni Servillo (en 7 ocasiones han trabajado juntos) como Saverio, hace de un padre atento, cariñoso, aun con sus debilidades humanas, siempre, aunque sea de secundario como aquí, deja huella su carismática presencia de paradójico comunista que trabaja en un banco. Maravilloso toque humano como cambia de canal el televisor con un palo de escoba (es demasiado comunista para comprar un mando a distancia); Teresa Saponangelo es la bromista madre Maria, maravillosa, mujer de carácter, afable, pero pícara, estupenda; Luisa Rainieri es Patrizia, la encarnación del deseo sexual, de la lujuria, de despertar de la lívido, mujer que tiene para sí el comienzo del film con un prólogo turbador entre lo sacro y lo profano, una presencia sugerente en cada una de sus apariciones, musa de los sueños húmedos del protagonista; Marlon Joubert da vida a Marchino, hermano (mayor) de Fabietto, aspirante a actor pero de comportamiento indolente y sin aparentes aspiraciones, solvente actuación; Biagio Manna como el traficante ilegal Armando es una aportación de un filósofo del lumpen muy divertido en sus apariciones, con ese paseo por un Nápoles desierto nocturno, o la visita a un Capri desolado; Y Betty Pedrazzi como una anciana baronesa distante y fría en principio, que al final se rebela como una guía para liberar a Fabietto de cierto ‘estigma’.

´A Sorrentino siempre se le ha comparado con Federico Fellini (en este film el hermano de su alter ego hace una prueba para un film con Fellini, tramo en que Sorrentino tiñe de mordacidad al hacernos ver a los rostros peculiares del casting, ejemplo de las caras que buscaba Fellini; también hay un atasco de tráfico [nocturno en la Piazza del Plebiscito], que recuerda el sueño secuencia que abre el 8½ de Federico Fellini), y en este caso se hacen paralelismos entre esta película y la oficiosa biografía del maestro de Rimini, me refiero a “Amarcord”, por lo del tono melancólico surtido de personajes caricaturescos y exagerados, mezclado con elementos de “I Vitelloni”. Aquí el McGuffing es el fichaje de Maradona el club de futbol de Nápoles, futbolista que fichó en 1984 por los de la capital de la Camapania, funciona, narrativamente, a modo de telón de fondo como en Amarcord lo eran los fastos pretenciosos del Fascismo y sus rituales. Maradona ejerce de reflejo de lo sublime, de la ilusión, como la belleza de la tía Patricia (Luisa Ranieri), cuya exuberancia mamaria ejerce de manifiesto fetiche, como de modo más hiperbólico en la estanquera de Amarcord, película de la cual también se pueden encontrar ecos de los personajes del motorista o del transalántico, como de Los inútiles la perturbadora y sombría presencia del director de teatro o la marcha en tren de la ciudad de provincias a Roma.’

El largometraje se inicia con una escena aérea filmada con un dron en donde el cineasta muestra la belleza de Nápoles desde su soleada bahía, sigue la cámara un auto descapotable que circula por la vía litoral, para posteriormente trasladarse a una parada de autobús de madrugada en donde entre los rostros macilentos resplandece una mujer atractiva (Patrizia la tía de Fabietto), con un vestido sensual que deja entrever sus senos sin sujetador,... (sigo en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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30 de diciembre de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esperaba con ilusión ver la última película del creador de "La gran belleza", "La juventud", "El joven papa" y "El nuevo papa", solo por nombrar mis películas (y series) favoritas de Sorrentino. Sin embargo, esta obra, pese a presumir de ser la más personal y autobiográfica del autor, me ha resultado decepcionante. La veo como un conjunto de anécdotas de adolescencia, con pretensiones de autodescubrimiento y con su buena parte de drama, pero ni me emociona ni me acabo de creer todas estas historias. Por supuesto, no falta la tópica aventura de iniciación sexual con señora madura, ¡hay que ver que cosas les pasan a los directores de cine, guionistas y escritores! En fin, no faltan el ingenio, el ritmo y el talento característicos de Sorrentino, pero no creo que esta sea una de sus obras más recordadas en el futuro. Al menos, a mí, me deja poca huella.
AFICIONADO
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