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Dogville

Drama. Thriller Grace llega al remoto pueblo de Dogville huyendo de una banda de gángsters. Persuadidos por las palabras de Tom, que se ha erigido en portavoz de la comunidad, los vecinos se avienen a ocultarla. Grace, a cambio, trabaja para ellos. Sin embargo, cuando Dogville sea sometido a una intensa vigilancia policial para dar con la fugitiva, sus habitantes exigirán a Grace otros servicios que les compensen del peligro que corren al darle cobijo. ... [+]
Críticas 348
Críticas ordenadas por utilidad
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25 de diciembre de 2017
15 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
En 1995, dos directores daneses, Lars von Trier y Thomas Vinterberg, iniciaron un movimiento fílmico vanguardista llamado Dogma 95. Pretendían volver a los albores del séptimo arte y alejarse del cine fantástico, priorizando el guión y el trabajo de los actores en detrimento del uso de la tecnología y de los efectos especiales.

Con cámara en mano, siguiendo así una de las doctrinas de este nuevo enfoque, von Trier, gran admirador del cine de Carl Theodor Dreyer, recorre todos los escondrijos de un remoto pueblo rural estableciendo un relato compacto, cuya forma y contenido forman un elemento inalterable.

A través de la angustia de Nicole Kidman, se nos muestra la decadencia de la estructura social. Nuestra protagonista se deja seducir por la actitud cordial que manifiestan los habitantes de Dogville, convirtiéndose en víctima de los peores impulsos de la condición humana.

Película admirable, novedosa y única en muchos aspectos, cuya particular puesta en escena con ese decorado-escenario, explora las posibilidades que ofrece el teatro y renueva la forma de hacer cine. Todo un canto a la inteligencia del espectador y a la indagación del comportamiento humano.
9
4 de junio de 2005
25 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde el primer hasta el ultimo minuto de ésta película, uno se queda ASOMBRADO al ver cómo este genio consigue que no echemos en falta absolutamente nada en lo referente al escenario. Personajes fantásticos, e interpretaciones sublimes. El desarrollo de todos ellos es majestuoso. Y qué decir del final... Una enorme Kidman.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Durante los primeros minutos de película, yo estaba alucinado. ¿Cómo se atrevió a rodar una película así? Con el tiempo, me fui dando cuenta que la mejor forma de contar esa historia, es así, sin escenario, sin paredes.
La escena aquella, la primera vez que Grace (Kidman) es violada, cuando la cámara pasa a un plano más general del pueblo, y sólo al fondo puede verse la atrocidad, mientras que el resto de habitantes pasean y charlan tan tranquilamente, es alucinante. Qué mente. Un genio.
Llegando al final, el estado anímico del espectador es verdaderamente doloroso. ¿Cómo puede una persona tan bondadosa como Grace soportar aquel infierno? ¿Cómo Tom puede traicionarla de forma tan ruín cuando ella más lo necesitaba? Se ve que Lars Von Trier se limitó a hacer con el final lo que muchos deseabamos: la venganza más cruda.
3
13 de diciembre de 2007
81 de 151 usuarios han encontrado esta crítica útil
Prólogo: De cómo entré en contacto con Lars Von Trier a través de dos de sus más laureadas películas

Que no son otras que "Rompiendo las olas" y "Bailar en la oscuridad". La primera me pareció sobrevalorada, con algunas secuencias dignas de culebrón venenzolano. La segunda, por el contrario, dosifica bastante bien los pasajes más melodramáticos, intercalando con acierto varios números musicales, que rebajan la tensión y el tormento sufridos por el personaje principal.

Ahora bien; si una u otra son obras maestras, ahí ya no me meto. Depende de cada cuál. Se supone que Von Trier provoca reacciones muy extremistas, muy polarizadas, entre amar su obra u odiarla a morir. En lo que a mí respecta, estas primeras películas me dejaron un tanto indiferente. Pero claro; eso fue antes de ver "Dogville"…

Capítulo 1º: Empezar la casa por el tejado

Me refiero a la idea de pintar los decorados en el suelo y, a continuación, presentar a los personajes uno a uno. Se trata de una ocurrencia muy arriesgada, porque si de entrada al espectador, como es mi caso, la “impactante escenografía” le parece una soberana chorrada, quedan pocos asideros a los que aferrarse. Y la voz en off narrando los hechos no ayuda, sino que hace todo aún más artificial, si cabe.

Capítulo 2º: Vuelta a los orígenes

No deja de resultar paradójico que una película de estudio, donde todo se mide y se planifica al milímetro, acuda por mero capricho de su director a la cutre cámara en mano. Recurso muy manido del ya desfasado movimiento Dogma, que no beneficia en nada a la historia ni, peor todavía, al trabajo actoral.

Capítulo 3º: Aburrimiento

Estado de la técnica aparte, es un hecho real y constatado que la cinta arranca con muy poca fuerza. La aparición de Grace, el personaje de Nicole Kidman, resulta anodina, trivial, irrelevante. Igualmente, ninguno de los vecinos del pueblo consigue involucrar al espectador en nada de lo que se está contando. La trama parece estar cogida adrede por alfileres, una simple excusa para que el narrador pueda dar rienda suelta a sus interminables (y risibles) monólogos.

Capítulo 4º: Un gran reparto desperdiciado

De verdad, yo no entiendo qué incita a Von Trier para dar papeles testimoniales a intérpretes de cierto renombre. ¿Pura estrategia comercial? ¿Tomadura de pelo al actor, que luego ve como el grueso de su trabajo se queda en la sala de montaje? Porque si no es así, no entiendo la presencia de Jeremy Davies, Lauren Bacall, Chloë Sevigny o Phillip Baker Hall en los títulos de crédito. Más que de secundarios, parecen estar desempeñando el papel de mero atrezzo humano. Secundarios serían, por ejemplo, Patricia Clarkson, Stellan Skarsgård (en un papel tan ingrato como plano), Ben Gazzara o James Caan, este último rozando la autoparodia en una intervención final a lo Sonny Corleone.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Capítulo 5º: Fría Nicole; nefasto Bettany

Que la Kidman es una diva de hielo todos lo sabíamos; cosa muy diferente es que su interpretación nos deje fríos y apáticos. Su Grace (o la de Trier, que a buen seguro le ponen torete los momentos más masoquistas), aparte de representar el estoicismo personificado, aburre a las ovejas. O sea, que los vecinos del pueblo, cabronazos como ellos solos, le van subiendo paulatinamente la crueldad de los castigos… ¡y no dice nada, ni expresa queja alguna! Joder, hasta le echan un par de casquetes de cuando en cuando y sin ningún reparo por su parte, oigan. Eso no llega ni al nivel de violación. ¿De verdad este mendrugo danés me está contando que en América, cuna de libertad y hogar de valientes, donde cualquier chiflado se toma la justicia por su mano, la víctima se sometería con tanta docilidad a la voluntad de sus captores? Pues será que Dogville queda cerca de Guantánamo, digo yo.

No obstante, lo peor se encuentra en el personaje de Tom Edison (Paul Bettany), que no hace nada, ni piensa nada, ni dice nada remotamente útil. Así, no es de extrañar que Bettany se limite a poner cara de póker, de no entender ni flowers de lo que pasa en pantalla durante la totalidad del metraje. Una vez más, Trier se centra casi con exclusividad en su protagonista femenina, dejando de lado al resto, co-protagonista incluido. Si fuera actor, me quejaría, pero Bettany parece tan sumiso en la realidad como Kidman en la ficción.

Epílogo: Donde termina la crítica (y un pequeño homenaje a esa gran serie, "Los Simpson")

¡Lars, eres un monstruo! No contento con putear a Grace hasta la extenuación, encima vas y le colocas una cadena al cuello con un peso enorme al final. Esta escena tal vez suscite profundas divagaciones sobre el salvajismo de los habitantes del lugar, pero a mí sólo me recuerda aquel episodio en que Homer es expulsado de los Canteros, con una piedra enorme, “la piedra de la vergüenza” para más señas, atada al cuello. Ni que decir tiene que el castigo de Homer me pareció tronchante, mientras que el de Grace… pues también.

Sucede con estas películas para gafapastas algo muy preocupante: la pérdida de emociones puras, duras y viscerales, en favor de una suerte de emoción “prefabricada” o “enlatada”. No hay emoción propiamente dicha, sino autocomplacencia de autor, empeñado en un pomposo y estéril más difícil todavía. Hitchcock dijo una vez: “El cine es una gran sala llena de butacas vacías que hay que llenar”. Pues eso. Aplícate el cuento, amigo Lars.
8
10 de marzo de 2010
15 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
No soy fan de Lars von Trier, para nada. Me parece un misógino pretencioso, pero cuando hace algo bien, no tengo ningún problema en reconocerlo: Dogville es una muy buena película. Una original alegoría sobre la hipócrita y cruel sociedad mundial resumida en un plató de 30x15.

Una película dura de ver, dura de asimilar y dura de reconocer que es (casi) verdadera. La Kidman está muy bien (¡cuánto daño ha hecho el botox!), pero Paul Bettany desaprovecha un buen papel y no luce nada.

Para estar hecha entre trazos de tiza es bastante asfixiante, pero eso no me acaba de convencer. A ver, es muy original la puesta en escena sin decorados y tal pero Lars se la debería haber guardado para otra de sus pelis, porque en ésta, la ambientación de ese pueblucho de mala muerte se me antoja vital, podría haber dado una sensación de hastío y soledad que hubiera contribuido mucho más al acongoje general de la peli. Hay quien dirá que es porque es un genio. A mí no me extrañaría que por su cabeza pasara lo siguiente:

"A ver cómo pago yo el sueldo de la Kidman y el cameillo de Caan. Además que se me antoja poner a John Hurt de narrador... Con el pedazo de guión que he escrito, sería una pena hacer recortes de metraje... Podría permitirme alguna licencia, ya que soy un dire cuyo nombre va seguido de -...el enfant terrible de...- y eso da privilegios no comerciales. Podría rodar en blanco y negro... No, está muy visto... O como en aquella obra de teatro en que... espera... ¿Teatro? Teatro, teatro... Jajaja ¡Ya lo tengo! ¡Soy un genio! Voy a celebrarlo ¿Dónde habré puesto la bolsita de..."

Aún así, queda muy recomendada, duele verla. Voy a spoilear.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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Buenísima la conversación padre e hija, aunque no la comparto. Y muy buena la historia de las figuritas, su significado y su consecuencia final (así aprenderá la cerda de la maestra).

La crueldad de la sociedad queda muy bien retratada en todos los personajes, niños incluidos y estoy de acuerdo: la inocencia se pierde antes que el pañal. En lo que no lo estoy es en el desesperanzador final, si bien es coherente y casi necesario, yo me hubiera guardado a algún personaje (humano, claro) al que perdonar por su buena conducta o simplemente perdonar porque sí, porque el perdón es "poder" y el poder lo tiene Grace, pues pienso que no todo está perdido en este mundo.
3
18 de julio de 2007
34 de 58 usuarios han encontrado esta crítica útil
El metraje es excesivo. Tres horas para contarnos que la gente tiene prejuicios es inhumano. El espectador nada le ha hecho a Trier, al contrario, en todo caso es benévolo y presta atención a sus películas, no merece el trato que le brinda el nórdico.

La voz en off espantosamente usada hace que el hastío se siente a nuestro lado con palomitas. La voz en off no debe contar lo que ya se está viendo, abusar innecesariamente de ella es un error.

La tiza...jajaja, ¿qué es esto?, ¿una broma? No imagino ninguna obra de teatro en la que Brecht o Molière se pusieran a dibujar rayuelas sobre el escenario y andar a pata coja. Es increíble. Ni Ionesco pudo llegar tan lejos en el teatro absurdo. Trier se mueve como pez en agua en esto del absurdo.

Hay gente que habla de que la puesta en escena es original...original si no se conoce a Sara Bernhardt, donde la cámara enfocaba un escenario y se filmaba teatro sin más. Como ha hecho Trier, ni más ni menos.

Puede ser una buena obra de teatro pero dista de ser película porque carece de los elementos esenciales que separan la cinematografía de la representación teatral.

Lo de hacer los actores de mimo a la hora de abrir y cerrar las puertas imaginarias es ya el colmo. ¿Por qué ninguno se ata los imaginarios zapatos? ¿Por qué no vestirse con ropas imaginarias? Si se tiene en cuenta un gesto tan trivial y cotidiano como abrir y cerrar puertas...¿por qué no destacar también los miles de gestos triviales que hacemos durante un vida de nuestras vidas?

Vaya melonada fílmica.
Luc
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