Milagro en Milán
1951 

7.7
4,836
Comedia. Drama. Fantástico
Totó es un bondadoso huérfano que vive, igual que otros muchos desharrapados, en un mísero barrio de chabolas en las afueras de Milán. Cuando en los terrenos donde viven se descubre petróleo, Totó, tan ingenuo como bienintencionado, decide enfrentarse al poderoso señor Mobbi, el dueño del suelo. Aunque contiene elementos fantásticos, constituye con "Ladrón de bicicletas" y "Umberto D." la gran trilogía neorrealista de De Sica. (FILMAFFINITY) [+]
14 de noviembre de 2005
14 de noviembre de 2005
9 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
..., ese esforzado trabajador del cine que hizo de todo: aunque más conocido como actor, también fue guionista, productor y director de éxito, destacando su "Milagro en Milán" como obra representativa del llamado neo-realismo italiano, no desvirtuado en esta película por la introducción de elementos fantasiosos (especialmente en la parte final), ya que fundamentalmente retrata la dura realidad de los pobres de la época, condenados a vivir en condiciones infrahumanas, casi peor que en las "favelas" brasileñas de la actualidad. Pero no es el suyo un retrato sórdido o desgarrado, ya que los pobres de su relato tienen la alegría de vivir, de gozar con muy pequeñas cosas, de solidarizarse con el prójimo y de tener tanta fe que, de la mano de Totó (principal protagonista), les llega el milagro que esperaban. Una hermosa pieza cinematográfica.
20 de febrero de 2013
20 de febrero de 2013
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gran cinta fantástica de Vittorio De Sica, considerada de las mejores suyas, aunque no tiene la línea trágico-realista que tienen sus otras grandes obras. El guión y su argumento son hilarantes desde principio a fin, al igual que las actuaciones que contienen grandes notas de humor inocente y sano. También contiene unos efectos visuales bastante conseguidos para la época en que se rodó, y lo acompaña una música genial en todo momento. Magistralmente dirigida, como nos tiene acostumbrados el singular director italiano, y con unos diálogos ingeniosos y ocurrentes, a lo que habría que añadirle un gran trabajo en montajes. Diría incluso que parece una mezcla de Berlanga y Buñuel, por su humor y surrealismo. Por lo que la considero una gran comedia, con grandes puntos de humor que le sacarán la sonrisa en más de una ocasión, en definitiva, una película que se ve con gusto y entretiene, perfecta para verla con la familia.
15 de junio de 2015
15 de junio de 2015
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un huérfano criado por la campesina humilde quien lo encontró abandonado entre su huerto, queda huérfano por segunda vez a los seis o siete años de edad cuando la bondadosa mujer muere. Termina de criarse en un orfanato, al salir de allí no tiene familia, empleo ni donde vivir, pero nada de esto siembra tristeza, rabia o amargura en su corazón, al contrario Totó tiene un corazón agradecido y un humor alegremente contagioso.
Cuando en el barrio de indigentes donde se instala es arrasado por la naturaleza él lo reconstruye mucho mejor que el original y cuando al encontrarse petróleo en el nuevo barrio de ranchos hechos de desperdicios y chatarras el mismo es sentenciado a desaparecer por la avaricia del propietario de la tierra, Totó tampoco pierde las esperanzas, ni la alegría.
Crítica personal: la vi porque es una de las películas claves del movimiento llamado neorrealismo italiano, sin embargo, tal vez por estar mi mente preparada para ver “realismo” me decepcionó porque si bien la película tiene elementos de lo que se llamaba neorrealismo, es más bien una fábula fantástica que no puede encuadrar en la palabra “realismo” ni nuevo ni viejo pues si bien toca un tema de la realidad actual del momento (la miseria en la cual la II Guerra dejó a Italia), recurre a elementos mágicos para la solución de la trama.
El personaje Totó es un ser humano hermoso que recuerda mucho al protagonista de la posterior “Vida es Bella” (La Vita è Bella, Roberto Benigni, Italia 1997).
Cuando en el barrio de indigentes donde se instala es arrasado por la naturaleza él lo reconstruye mucho mejor que el original y cuando al encontrarse petróleo en el nuevo barrio de ranchos hechos de desperdicios y chatarras el mismo es sentenciado a desaparecer por la avaricia del propietario de la tierra, Totó tampoco pierde las esperanzas, ni la alegría.
Crítica personal: la vi porque es una de las películas claves del movimiento llamado neorrealismo italiano, sin embargo, tal vez por estar mi mente preparada para ver “realismo” me decepcionó porque si bien la película tiene elementos de lo que se llamaba neorrealismo, es más bien una fábula fantástica que no puede encuadrar en la palabra “realismo” ni nuevo ni viejo pues si bien toca un tema de la realidad actual del momento (la miseria en la cual la II Guerra dejó a Italia), recurre a elementos mágicos para la solución de la trama.
El personaje Totó es un ser humano hermoso que recuerda mucho al protagonista de la posterior “Vida es Bella” (La Vita è Bella, Roberto Benigni, Italia 1997).
5 de mayo de 2023
5 de mayo de 2023
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fábula amable, entrañable, bondadosa y buenista (como casi todos los cuentos) que ironiza acerca de las debilidades, miserias y contradicciones que en ocasiones caracterizan la condición humana.
Constata que los pobres no son mejores personas solo por el mero hecho de serlo, pero la mirada que arroja sobre el colectivo es cariñosa y compasiva, en ningún caso despectiva ni denigrante. Se asemeja más al discreto retoque con el que un profesor corrige a un alumno todavía cándido (como dando por sentado que se va a equivocar y que no lo va a saber todo, siendo esa realidad objeto de su simpatía) más que a un tratado destructivo sobre una clase social.
Apunta a que a veces es lo más sabio conformarse con lo que uno es*/tiene, ya que la abundancia sin una mentalidad correcta no trae la felicidad, sino que insta a desear ciegamente tener más que el otro, que en ese sentido la ambición pasa a funcionar como una patología adictiva y destruye la capacidad de disfrutar de la vida. ("Pues yo quiero mil millones de millones de millones de millones...")
Y que el amor es mucho más importante que la riqueza, se puede tener mucho pero no ser querido por nadie, solo a causa del dinero que se posee. A Toto no le interesaba el materialismo. Le enamoraba aquella chica tan inocente y discreta, prototipo de mujer completamente opuesto a la estatua que por el deseo de uno de los harapientos se convirtió en una especie de sinuosa dama de compañía, sexualizada y presa fácil.
Al principio me costaba un poco cogerle el punto, no hacía pie, pues no se parecía a casi nada de lo que había presenciado, siempre me he centrado en las historias con un enfoque literal, realista, racional. Pero de vez en cuando se agradece encontrarse con algo así, despierta al niño que hay en nosotros.
Sigue un poco la estela de 'al mal tiempo, buena cara', la fantasía es escapar de una realidad donde los buenos días no lo son. Tampoco va de lamerse las heridas, la farándula más bien trata de sorprender al espectador representando situaciones improbables pero con ingenio.
La parte final, con la paloma blanca mágica, esa ave sagrada, es la que más me ha gustado, pero no entendí porque los ángeles la cambiaban de lugar cuando les venía en gana. Bueno, supongo que es un cuento y claro, puede pasar cualquier cosa, todo vale. Pero no es una completa idiotez, es un poco absurda pero se entreven algunas enseñanzas, algunas moralejas.
Constata que los pobres no son mejores personas solo por el mero hecho de serlo, pero la mirada que arroja sobre el colectivo es cariñosa y compasiva, en ningún caso despectiva ni denigrante. Se asemeja más al discreto retoque con el que un profesor corrige a un alumno todavía cándido (como dando por sentado que se va a equivocar y que no lo va a saber todo, siendo esa realidad objeto de su simpatía) más que a un tratado destructivo sobre una clase social.
Apunta a que a veces es lo más sabio conformarse con lo que uno es*/tiene, ya que la abundancia sin una mentalidad correcta no trae la felicidad, sino que insta a desear ciegamente tener más que el otro, que en ese sentido la ambición pasa a funcionar como una patología adictiva y destruye la capacidad de disfrutar de la vida. ("Pues yo quiero mil millones de millones de millones de millones...")
Y que el amor es mucho más importante que la riqueza, se puede tener mucho pero no ser querido por nadie, solo a causa del dinero que se posee. A Toto no le interesaba el materialismo. Le enamoraba aquella chica tan inocente y discreta, prototipo de mujer completamente opuesto a la estatua que por el deseo de uno de los harapientos se convirtió en una especie de sinuosa dama de compañía, sexualizada y presa fácil.
Al principio me costaba un poco cogerle el punto, no hacía pie, pues no se parecía a casi nada de lo que había presenciado, siempre me he centrado en las historias con un enfoque literal, realista, racional. Pero de vez en cuando se agradece encontrarse con algo así, despierta al niño que hay en nosotros.
Sigue un poco la estela de 'al mal tiempo, buena cara', la fantasía es escapar de una realidad donde los buenos días no lo son. Tampoco va de lamerse las heridas, la farándula más bien trata de sorprender al espectador representando situaciones improbables pero con ingenio.
La parte final, con la paloma blanca mágica, esa ave sagrada, es la que más me ha gustado, pero no entendí porque los ángeles la cambiaban de lugar cuando les venía en gana. Bueno, supongo que es un cuento y claro, puede pasar cualquier cosa, todo vale. Pero no es una completa idiotez, es un poco absurda pero se entreven algunas enseñanzas, algunas moralejas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
*muy lúcido y amargo el momento cuando el negro pide ser blanco para gustarle a ella, y vemos que ella había pedido ser negra para ser como él. Sacrificamos nuestra identidad para gustarle a alguien... en vano, la escena recuerda que en ocasiones nuestra visión es muy básica y limitada.
9 de octubre de 2013
9 de octubre de 2013
18 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si ya de por si detesto el realismo mágico, no os cuento entonces el rechazo hacia esta especie de neorrealismo mágico tirando a surrealista, hay momentos que me recuerda al grupo de teatro catalán de Tricicle, que ni hace gracia, salvo un par de cosas, ni emociona, ni explica, ni nada de nada. Al respecto entiendo las dudas de quien no la calificaría de drama y menos de neorrealista pues "Milagro en Milán" sólo tiene de esto la apariencia pero en todo caso es una película que disparata, excesivamente buenista, maniquea y bobalicona. Por ejemplo, el protagonista, Totó (Francesco Golisano), al que se ve que no se le han enseñado nada en el orfelinato, es más tonto que de buen corazón, pero de la clase de simpleza que apasiona a las gentes porque supone convertir al individuo en un pelele que no molesta a nadie. Observad que el tipo de desvive hasta llegar a hacer el ridículo precisamente para agradar a todo el mundo. Patético.
A todo esto, mi esperanza es que echaran del descampado a esta tropa que sin dar un palo al agua, come todos los días, lo cual sí que es un milagro. No por falta de sensibilidad hacia los pobres sino porque no se puede transigir con el robo disfrazado de movimiento ocupa. Por cierto, es fácil ser generoso cuando no se tiene nada. Aquí lo que hay son estereotipos al por mayor, encabezados por aquel que presupone que el que tiene dinero es malvado y el que vive en la miseria es muy bueno. Aquí hasta son felices, si bien es llegar cierta paloma, y se desvela que en realidad lo que quieren es pasta gansa. En este sentido pensaba que "Milagro en Milán" podía ir, a pesar de todo, por buen camino resaltando como el germen "capitalista" o la ambición personal podía echar al traste una idílica comunidad. Pues no, Vittorio De Sica escurre el bulto para buscar una salida fácil (SPOILER) porque prefiere los tópicos y el merengue.
A todo esto, mi esperanza es que echaran del descampado a esta tropa que sin dar un palo al agua, come todos los días, lo cual sí que es un milagro. No por falta de sensibilidad hacia los pobres sino porque no se puede transigir con el robo disfrazado de movimiento ocupa. Por cierto, es fácil ser generoso cuando no se tiene nada. Aquí lo que hay son estereotipos al por mayor, encabezados por aquel que presupone que el que tiene dinero es malvado y el que vive en la miseria es muy bueno. Aquí hasta son felices, si bien es llegar cierta paloma, y se desvela que en realidad lo que quieren es pasta gansa. En este sentido pensaba que "Milagro en Milán" podía ir, a pesar de todo, por buen camino resaltando como el germen "capitalista" o la ambición personal podía echar al traste una idílica comunidad. Pues no, Vittorio De Sica escurre el bulto para buscar una salida fácil (SPOILER) porque prefiere los tópicos y el merengue.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Creí que al final Totó iba a dejar marchar a la paloma mágica porque el pueblo estaba entrando en una vorágine de bienes materiales que iba a destruir los valores solidarios y la convivencia. No lo hace sino que se saca de la manga un desenlace extraño que no significa nada.
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