Tarde para la ira
6.9
37,113
Thriller
Madrid, agosto de 2007. Curro entra en prisión tras participar en el atraco a una joyería. Era el conductor, y el único detenido por el robo. Ocho años después sale de la cárcel con ganas de emprender una nueva vida junto a su novia Ana y su hijo, pero se encontrará con una situación inesperada y a un desconocido, José.
17 de septiembre de 2016
17 de septiembre de 2016
22 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
La sensación que tengo tras ver esta película es que quienes están detrás de ella son gente con mucho talento, pero también con mucha humildad , que han visto mucho cine antes, y se han empapado de lo mejor de sus maestros. Se percibe un intenso trabajo en la elaboración del guión, en el diseño de las escenas. Pero sobretodo se percibe una maravillosa dirección de actores, que no deja ni una brizna de superficialidad en la interpretación. Seguramente la experiencia actoral de Raul Arévalo ha ayudado mucho a que cada actor haya podido ser exprimido al máximo cada escena. Es una película que inquieta desde la primera escena , y que te sumerge en una atmósfera de realidad extrema. Se aprecian a lo largo de la película influencias de grandes maestros del cine desde los hermanos Cohen hasta el cine del Dogma , pero sin encostrase en un estilo concreto.
Quiero destacar también el impresionante trabajo de los actores Antonio de la Torre, Luis Callejo y Manolo Solo, que han sabido hacer brillar aun más el magnifico guión. En concreto el corto papel de Manolo Solo llama la atención porque da vida a su personaje de tal manera que te cuesta creer que estas en el cine , y no eres un voyeur al que te dejan ver esa realidad con cámara oculta.
Salgo del cine con la sensación de que tenemos en España un nuevo maestro del cine que es Raúl Arévalo, y que yo me di cuenta de ello ya en su primera película.
Quiero destacar también el impresionante trabajo de los actores Antonio de la Torre, Luis Callejo y Manolo Solo, que han sabido hacer brillar aun más el magnifico guión. En concreto el corto papel de Manolo Solo llama la atención porque da vida a su personaje de tal manera que te cuesta creer que estas en el cine , y no eres un voyeur al que te dejan ver esa realidad con cámara oculta.
Salgo del cine con la sensación de que tenemos en España un nuevo maestro del cine que es Raúl Arévalo, y que yo me di cuenta de ello ya en su primera película.
14 de septiembre de 2016
14 de septiembre de 2016
19 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tarde para la ira es una película brutal y descarnada, un puñetazo en la cara y en la mesa de un Raúl Arévalo que acaba de llegar a esto de la dirección y esperemos que para quedarse.
El guion (coescrito también por Arévalo), es seco y árido, no sobra ni falta nada.
La crudeza del texto, unido al estilo narrativo y a la forma de rodar de Arévalo, con primerísimos planos y una cámara que se mueve a toda velocidad, le dan a la película ese aire tan especial que tenían esos thrillers de finales de los 60 y principios de los 70, de autores como Saura o Sam Peckinpah. Además, está lo de rodar en 16mm, una técnica absolutamente desfasada, pero que en esta película queda a la perfección, ya que le da al film esa fotografía sucia y tan de barrio, algo que el director quería transmitir por encima de todo.
La interpretación de Antonio de la Torre, una vez más, es absolutamente deslumbrante. Aquí vuelve a interpretar de manera magistral a ese tío callado, contenido y atormentado, un papel que ya ha repetido muchas veces en su carrera y a las mil maravillas (Grupo7, Caníbal, La Isla Mínima). Creo que no es desacertado calificarlo como el mejor actor español de los últimos tiempos, al menos sí entre los tres mejores. Estoy seguro de que en la próxima edición de los Goya, por esta o por la esperada nueva película de Sorogoyen, Antonio estará nominado.
Mucho me ha sorprendido, y para bien, Luis Callejo y su Curro. Ya había visto a este actor en otros proyectos más ligeros, y la verdad es que su capacidad interpretativa me ha gustado mucho. También excelente Ruth Díaz, a la que no conocía (su premio en Venecia le abala).
También me gustaría destacar el corto, pero acertadísimo trabajo de Manolo Solo, con ese personaje caricaturesco que logra plasmar muy acertadamente.
Decir que el cine español atraviesa una etapa de mejoría no sería decir nada nuevo. Creo que desde hace una década, la llegada de nuevos y talentosísimos nuevos autores, con miradas que nunca se habían visto antes y proyectos más serios y adultos, ha logrado aupar al cine español a un nivel extraordinario. Ahora sólo falta que nosotros mismos nos lo creamos y dejemos de ver el cine español como esas películas casposas y burdas que siempre se han hecho aquí, y siempre se harán.
Esta Tarde Para la Ira, inaugura una temporada de cine español que creo que es la mejor y más cargada de interés que se ha visto en años. Bravo Raúl Arévalo. Espero verte pronto otra vez detrás de la cámara.
El guion (coescrito también por Arévalo), es seco y árido, no sobra ni falta nada.
La crudeza del texto, unido al estilo narrativo y a la forma de rodar de Arévalo, con primerísimos planos y una cámara que se mueve a toda velocidad, le dan a la película ese aire tan especial que tenían esos thrillers de finales de los 60 y principios de los 70, de autores como Saura o Sam Peckinpah. Además, está lo de rodar en 16mm, una técnica absolutamente desfasada, pero que en esta película queda a la perfección, ya que le da al film esa fotografía sucia y tan de barrio, algo que el director quería transmitir por encima de todo.
La interpretación de Antonio de la Torre, una vez más, es absolutamente deslumbrante. Aquí vuelve a interpretar de manera magistral a ese tío callado, contenido y atormentado, un papel que ya ha repetido muchas veces en su carrera y a las mil maravillas (Grupo7, Caníbal, La Isla Mínima). Creo que no es desacertado calificarlo como el mejor actor español de los últimos tiempos, al menos sí entre los tres mejores. Estoy seguro de que en la próxima edición de los Goya, por esta o por la esperada nueva película de Sorogoyen, Antonio estará nominado.
Mucho me ha sorprendido, y para bien, Luis Callejo y su Curro. Ya había visto a este actor en otros proyectos más ligeros, y la verdad es que su capacidad interpretativa me ha gustado mucho. También excelente Ruth Díaz, a la que no conocía (su premio en Venecia le abala).
También me gustaría destacar el corto, pero acertadísimo trabajo de Manolo Solo, con ese personaje caricaturesco que logra plasmar muy acertadamente.
Decir que el cine español atraviesa una etapa de mejoría no sería decir nada nuevo. Creo que desde hace una década, la llegada de nuevos y talentosísimos nuevos autores, con miradas que nunca se habían visto antes y proyectos más serios y adultos, ha logrado aupar al cine español a un nivel extraordinario. Ahora sólo falta que nosotros mismos nos lo creamos y dejemos de ver el cine español como esas películas casposas y burdas que siempre se han hecho aquí, y siempre se harán.
Esta Tarde Para la Ira, inaugura una temporada de cine español que creo que es la mejor y más cargada de interés que se ha visto en años. Bravo Raúl Arévalo. Espero verte pronto otra vez detrás de la cámara.
31 de enero de 2017
31 de enero de 2017
19 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Parece de perogrullo, pero la primera grata sorpresa que da Tarde para la Ira es lo tremendamente cinematográfica que es. No es habitual encontrar el nivel de puro cine que hay en esta polvorienta y dura película, en el sentido de que se trata, efectivamente, del debut de Raúl Arévalo (ya antes, un actor excelente) en la dirección sobre un guión también escrito por él en colaboración con David Pulido. Pero primero, la forma en que el guión dosifica la información sobre sus dos protagonistas (unos impecables Antonio de la Torre y Luis Callejo, que son actores extraordinarios hagan lo que hagan), presentándolos honestamente en sus respectivos contextos, para después virar hacia algo mucho más complejo cuando las revelaciones de la trama y los verdaderos motivos van aflorando; y segundo, cómo esa trama es puesta con tanta personalidad en imágenes, y cómo el Arévalo director genera la tensión casi insoportable de este neo western ibérico, es lo que hace de Tarde para la ira, no ya un excelente debut, sino una película memorable.
En Tarde para la Ira hay un muy detallado retrato de las periferias y de las gentes que pueblan esas periferias, de los fuera de la ley, de buscavidas, víctimas y supervivientes. Pero la culpa, esa es más difícil de definir con un solo rostro, y por eso el protagonista de esta historia hará lo que haga falta para ver la culpa en los rostros de los culpables, porque Tarde para la Ira es la crónica de una venganza, el retrato de un hombre (de la Torre), of course, invadido por la ira, y el viaje de otro (Callejo), desde la chulería hasta la perplejidad, como si al antiguo gallito del corral lo empezaran a perseguir a hachazos. Y Tarde para la Ira es también un honesto y emocionante homenaje a ese cine salvaje de Sam Peckinpah, el de Grupo Salvaje o Perros de Paja, el de unos personajes definidos por la violencia, que sólo y siempre genera más violencia.
Tarde para la Ira acierta en la autenticidad de todo su retrato de personajes, porque sin ser costumbristas, son nítidamente auténticos (y todos sus actores secundarios hacen maravillosos trabajos: Ruth Díaz, Manolo Solo, Alicia Rubio, Pilar Gómez, Raúl Jiménez y Font García), también en el retrato de los paisajes de esta cinta, ese barrio madrileño que es como un purgatorio y paraíso de descalzados y de antiguas tragedias; y esas carreteras y campos de la España vacía, transformadas aquí en matadero para la venganza. Y es fascinante ver que a medida que la violencia en la trama se va enconando, cómo ésta tiende a ocurrir paulatinamente fuera del plano, sin que eso la haga menos sobrecogedora. Y tan injustificable como siempre es la violencia, es inevitable que con éstos personajes ocurriera de otra manera. Y todo eso es lo que hace de Tarde para la Ira, una película redonda.
En Tarde para la Ira hay un muy detallado retrato de las periferias y de las gentes que pueblan esas periferias, de los fuera de la ley, de buscavidas, víctimas y supervivientes. Pero la culpa, esa es más difícil de definir con un solo rostro, y por eso el protagonista de esta historia hará lo que haga falta para ver la culpa en los rostros de los culpables, porque Tarde para la Ira es la crónica de una venganza, el retrato de un hombre (de la Torre), of course, invadido por la ira, y el viaje de otro (Callejo), desde la chulería hasta la perplejidad, como si al antiguo gallito del corral lo empezaran a perseguir a hachazos. Y Tarde para la Ira es también un honesto y emocionante homenaje a ese cine salvaje de Sam Peckinpah, el de Grupo Salvaje o Perros de Paja, el de unos personajes definidos por la violencia, que sólo y siempre genera más violencia.
Tarde para la Ira acierta en la autenticidad de todo su retrato de personajes, porque sin ser costumbristas, son nítidamente auténticos (y todos sus actores secundarios hacen maravillosos trabajos: Ruth Díaz, Manolo Solo, Alicia Rubio, Pilar Gómez, Raúl Jiménez y Font García), también en el retrato de los paisajes de esta cinta, ese barrio madrileño que es como un purgatorio y paraíso de descalzados y de antiguas tragedias; y esas carreteras y campos de la España vacía, transformadas aquí en matadero para la venganza. Y es fascinante ver que a medida que la violencia en la trama se va enconando, cómo ésta tiende a ocurrir paulatinamente fuera del plano, sin que eso la haga menos sobrecogedora. Y tan injustificable como siempre es la violencia, es inevitable que con éstos personajes ocurriera de otra manera. Y todo eso es lo que hace de Tarde para la Ira, una película redonda.
27 de septiembre de 2016
27 de septiembre de 2016
16 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Excelente estreno tras las cámaras por parte de un Raúl Arévalo que ya había demostrado que era capaz de cuajar actuaciones muy sólidas. Con "Tarde para la ira", tiene la fortuna de contar con un elenco muy sólido, donde Antonio de la Torre lidera un casting excelente. Todo el mundo está con fuerza pero sin hipérbole, creando un ambiente de barrio urbano sólido y creíble. Los bares, callejones y carreteras transmiten siempre verdad.
En un principio, el film parece que va a ir por unos derroteros convencionales, no obstante, tiene un viraje increíble pero no tramposo que nos hace comprender que esta tarde de cólera no va a ser un viaje más. Al estilo de "Relatos salvajes", "La Isla mínima" o "Magical Girl", nos encontramos ante un cine inteligente y que no tiene miedo en confiar en el espectador para ir recogiendo las pistas.
Alguna crítica previa en esta página ha hablado de una obra maestra que parece evocar este relato: "Sin perdón". Efectivamente, algo ahí en estos personajes que recuerda a la reflexión sobre la venganza del maestro Clint Eastwood. Un pasado turbio se va alzando y queda un sinsabor constante.
En el elenco de secundarios, Manolo Solo merece varias nominaciones a premios por la construcción de un personaje fascinante de underground.
Altamente inteligente invertir en el visionado de este debut en derroteros oscuros...
En un principio, el film parece que va a ir por unos derroteros convencionales, no obstante, tiene un viraje increíble pero no tramposo que nos hace comprender que esta tarde de cólera no va a ser un viaje más. Al estilo de "Relatos salvajes", "La Isla mínima" o "Magical Girl", nos encontramos ante un cine inteligente y que no tiene miedo en confiar en el espectador para ir recogiendo las pistas.
Alguna crítica previa en esta página ha hablado de una obra maestra que parece evocar este relato: "Sin perdón". Efectivamente, algo ahí en estos personajes que recuerda a la reflexión sobre la venganza del maestro Clint Eastwood. Un pasado turbio se va alzando y queda un sinsabor constante.
En el elenco de secundarios, Manolo Solo merece varias nominaciones a premios por la construcción de un personaje fascinante de underground.
Altamente inteligente invertir en el visionado de este debut en derroteros oscuros...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Arévalo juega con un final abierto y no hay nada que reprocharle. No obstante, algún posible hueco en el argumento se salva por la solidez de la Torre como actor, dando vida a este vengador sin nada que perder. El asesinato del penúltimo de los criminales en Extremadura es de una dureza inquietante. Observamos a una persona absolutamente redimida y que ha dejado atrás sus malos hábitos. Al más puro estilo Punisher, el protagonista aplica una justicia implacable.
Probablemente, él mismo sabe que ha dejado un rastro de sangre sin perdón, que la policía le terminará encontrando o alguna hija, pareja o amigo de sus víctimas dará con él. Todo un sinsentido. Una tragedia que solamente es capaz de engendrar miseria.
Probablemente, él mismo sabe que ha dejado un rastro de sangre sin perdón, que la policía le terminará encontrando o alguna hija, pareja o amigo de sus víctimas dará con él. Todo un sinsentido. Una tragedia que solamente es capaz de engendrar miseria.
14 de septiembre de 2016
14 de septiembre de 2016
17 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pocos debuts hay más brillantes que el de Raúl Arévalo, actor de La isla mínima, entre otras. Gran aprendizaje ha tenido de los más grandes, pero ni en nuestros mejores sueños pensábamos que nos traería una ópera prima tan magnífica como TARDE PARA LA IRA. Rodeado de un equipo de garantías y de un reparto a la altura, Raúl Arévalo se gana a pulso el Goya a mejor director novel y, de paso, se postula para mejor director junto a los grandes realizadores del año. ¿Vaticinio apresurado? Veremos.
Curro (Luis Callejo) espera a la salida de una joyería. Sus cómplices están dando un gran golpe y él los tiene que sacar en coche de allí. Sin embargo, la cosa se complica y todos se desperdigan. En un increíble plano-secuencia, TARDE PARA LA IRA comienza demostrando que es una de las grandes. A Curro lo detienen y ha de pasar ocho años a la sombra. Rodada en súper 16mm, la tensión se nos transmite cuando el protagonismo pasa a José (Antonio de la Torre), un hombre de rostro indescifrable, que apenas muestra emociones y en un estado latente de furia controlada que parece querer explotar en el momento adecuado.
El guión de Raúl Arevalo y David Pulido nos sitúa en la Madrid castiza, barrios obreros y pobres donde la familia es lo más importante y los colegas forman parte de ella. Ese rodaje en súper 16mm nos transmite sensación de calor continua, algo que se agrava conforme avanza el filme y hace que el espectador se deje llevar por 88 minutos de metraje a los que asistimos casi con la boca abierta. El director utiliza primeros planos para detallarnos las emociones de los personajes, unas interpretaciones que se salen de lo común y que probablemente acaben en nominación, si no en premio seguro.
El protagonista no es otro que Antonio de la Torre, es ya casi como Luis Tosar, sinónimo de éxito y grandes interpretaciones. Hermético, contenido e insensible, planificador letal que sabe transmitir con la mirada y nos hiela la sangre conforme avanza la película. Una interpretación brillante que tendrá su reconocimiento. Luis Callejo es todo lo contrario, una estampida de orgullo y violencia amenazante, sobre todo en los primeros compases de la película, algo que sabe matizar conforme avanza el guión, en una evolución digna de elogio y para nada fácil. Nominación a mejor secundario casi garantizada. Para nada desdeñables las interpretaciones de Ruth Díaz, mujer del personaje de Callejo, que también logra transmitirnos la difícil situación por la que atraviesa. Sin embargo, hay que destacar a Manolo Solo y su brevísima aparición, algo que quedará en la memoria del espectador como la mejor escena del año, y hace honor a aquello de "lo bueno, si breve, dos veces bueno". Fantásticos todos.
TARDE PARA LA IRA es la mejor película española del año. Y muy bueno tiene que ser lo que venga para arrebatarle tal reconocimiento. La venganza se sirve en frío y pese a que el guión no es nada novedoso, quizás lo más flojo de una película soberbia, el espectador disfruta con el avance y la evolución de los personajes de De la Torre y Callejo, un binomio que se complementa a la perfección y transmite esa tensión bochornosa en todo momento. Tarde es para la ira, pero la venganza viene cuando viene, y los acontecimientos se precipitan mostrándonos un espectáculo frío y tenso en el que el director no se regodea. La venganza no sabe de eso.
Curro (Luis Callejo) espera a la salida de una joyería. Sus cómplices están dando un gran golpe y él los tiene que sacar en coche de allí. Sin embargo, la cosa se complica y todos se desperdigan. En un increíble plano-secuencia, TARDE PARA LA IRA comienza demostrando que es una de las grandes. A Curro lo detienen y ha de pasar ocho años a la sombra. Rodada en súper 16mm, la tensión se nos transmite cuando el protagonismo pasa a José (Antonio de la Torre), un hombre de rostro indescifrable, que apenas muestra emociones y en un estado latente de furia controlada que parece querer explotar en el momento adecuado.
El guión de Raúl Arevalo y David Pulido nos sitúa en la Madrid castiza, barrios obreros y pobres donde la familia es lo más importante y los colegas forman parte de ella. Ese rodaje en súper 16mm nos transmite sensación de calor continua, algo que se agrava conforme avanza el filme y hace que el espectador se deje llevar por 88 minutos de metraje a los que asistimos casi con la boca abierta. El director utiliza primeros planos para detallarnos las emociones de los personajes, unas interpretaciones que se salen de lo común y que probablemente acaben en nominación, si no en premio seguro.
El protagonista no es otro que Antonio de la Torre, es ya casi como Luis Tosar, sinónimo de éxito y grandes interpretaciones. Hermético, contenido e insensible, planificador letal que sabe transmitir con la mirada y nos hiela la sangre conforme avanza la película. Una interpretación brillante que tendrá su reconocimiento. Luis Callejo es todo lo contrario, una estampida de orgullo y violencia amenazante, sobre todo en los primeros compases de la película, algo que sabe matizar conforme avanza el guión, en una evolución digna de elogio y para nada fácil. Nominación a mejor secundario casi garantizada. Para nada desdeñables las interpretaciones de Ruth Díaz, mujer del personaje de Callejo, que también logra transmitirnos la difícil situación por la que atraviesa. Sin embargo, hay que destacar a Manolo Solo y su brevísima aparición, algo que quedará en la memoria del espectador como la mejor escena del año, y hace honor a aquello de "lo bueno, si breve, dos veces bueno". Fantásticos todos.
TARDE PARA LA IRA es la mejor película española del año. Y muy bueno tiene que ser lo que venga para arrebatarle tal reconocimiento. La venganza se sirve en frío y pese a que el guión no es nada novedoso, quizás lo más flojo de una película soberbia, el espectador disfruta con el avance y la evolución de los personajes de De la Torre y Callejo, un binomio que se complementa a la perfección y transmite esa tensión bochornosa en todo momento. Tarde es para la ira, pero la venganza viene cuando viene, y los acontecimientos se precipitan mostrándonos un espectáculo frío y tenso en el que el director no se regodea. La venganza no sabe de eso.
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