Haz click aquí para copiar la URL

A Roma con amor

Comedia. Romance Cuatro historias independientes con un escenario común: la ciudad de Roma. En la primera, un matrimonio americano (Woody Allen y Judy Davis) viaja a italia para conocer a la familia del prometido de su hija (Alison Pill). En la segunda, un italiano (Roberto Benigni) se hace famoso sin motivo de la noche a la mañana. En la tercera, un arquitecto californiano (Alec Baldwin) visita Roma con sus amigos donde conoce a un estudiante (Jesse ... [+]
Críticas 161
Críticas ordenadas por utilidad
escribe tu crítica
4
1 de octubre de 2012
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si esta maraña de historias llena de tópicos del país de la bota la hubiese dirigido cualquier otro sería objeto de mil mofas y pasaría totalmente inadvertida.
Pero Woody toma el pelo sin rubor y los exquisitos críticos y sibaritas del séptimo arte veneran cualquier cosa que produzca su preclara y neoyorquina mente.

Woody ya cansa haciendo de Woody.
Jesse Eisenberg y Roberto Benigni son insoportables.
La (repetitiva) música acaba resultando irritante.
Los descarados planos promocionales de la ciudad eterna son excesivos.
Solo Penélope le da algo de frescura a la historia.

Haber creado 'Match Point' evita que le dé una nota peor.
5
2 de septiembre de 2013
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo que no es necesario decirle al señor Allen que esta vez no le ha salido la película.

Allen sabe dirigir en New York, esa es su ciudad, su música, su mundo, antes de haber estado en New York ya la había sentido y vivido gracias a Allen.

Europa ama el cine de Allen y gracias a él se están promocionando ciudades europeas como Londres, Barcelona, París o ahora le llega a Roma…

Londres y Match Point, Vicky, Cristina y Barcelona, en Barcelona, por su puesto, Medianoche en París, y ahora le llega el turno a Roma y quizás a Fellini.

Está claro, esta película ha sido dirigida a todo correr y sin ganas, no es que Allen no sepa hacerla, simplemente tendría otros planes más interesantes y por eso estamos ante una película muy plana, mal dirigida e incluso mal actuada.

Las historia no funcionan ni al estilo italiano ni al americano, las historias se resuelven mal y poco se siente Roma aunque aparezca continuamente, simplemente Allen no sabe captar el espíritu de la ciudad.
Lo mismo le pasó con Barcelona, por mucho que aparezca la ciudad de por medio, no es España.

No se porque Allen hace cosas así, parece que tiene prisa y miedo a morirse…y tiene muchas cosas que contar y poco tiempo, quizás sea eso.
A pesar de ser una mala película de Allen, le admiro pues siempre tiene cosas interesantes que contar, aunque aquí estén mal contadas.

Hay cosas muy interesantes, sobre todo, la historia de los famosos y de cómo se hace famoso a alguien que no merece la pena, nosotros somos quienes elegimos a los famosos o mejor dicho, los medios son los que nos eligen, quizás sea de lo mejor de la película.

Los actores están bastante mal pero me gusta y mucho, Penélope Cruz, realmente lo hace muy bien y quizás sea la mejor de todos, me hace poca gracia la española pero parece que se lleva bien con Allen.

Estamos ante una película bastante sosa y poca graciosa y es porque Allen siempre será de New York y no italiano.

Gran Allen, pero no esta vez.
8
24 de septiembre de 2012
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Woody Allen, uno de los mejores directores de la historia de Hollywood, llega puntual a su cita anual para ofrecernos A Roma con Amor, una comedia que narra cuatro historias acerca de varios personajes a quienes les suceden una clase de acontecimientos que nunca habían previsto en sus vidas y que les servirá para saber como quieren encauzar las mismas. La película no puede evitar en cierto sentido acercarse al estilo de Allen visto en Días de Radio y en Hannah y sus Hermanas, aunque por supuesto salvando las distancias, entre otras cosas debido al hecho de que, en esta ocasion, ningún personaje de una historia llega nunca a relacionarse con otro personaje de otra, cada una de ellas sigue su curso sin cruzarse.

Woody Allen como gran maestro que es, siempre tiene algo que transmitir en sus películas, en el caso de A Roma con Amor el lema sería el siguiente: Lucha por llevar una vida plena, sensata y satisfactoria, sin embargo si te surge la oportunidad de cometer una locura sana no la desperdicies, siempre es mejor haber hecho y arrepentirse que no haber hecho y estar toda tu vida haciendote preguntas y machacándote mentalmente.

Muy buen guión de Allen y más si se tiene en cuenta que es con el fin de entretener, su dirección como siempre impecable, al igual que su instinto para elegir a los actores y a las actrices que desea para los diferentes roles. Me han gustado mucho todas las intrepretaciones que se han dado cita en el film y a ello hay que añadir un gran aliciente y es que Woody Allen ha vuelto a ponerse enfrente de una cámara 6 años después. Gran noticia sin duda.

Conclusión: A Roma con Amor ha cumplido con eficiencia su objetivo, que no es otro que el de ser una película de entretenimiento con un nivel muy alto y proporcionar un rato bien agradable a los seguidores(yo mismo) y las seguidoras de Woody Allen. Obviamente si ponemos una clasificación de sus películas no la encontraremos precisamente en el podio, sin embargo es innegable que lleva el sello y firma de Allen y en definitiva es la enésima demostración de que este hombre es único en su especie. 8 sobre 10. Un saludo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
*Que grande que el maestro Woody Allen haya vuelto a asomarse por la cámara 6 años después, no lo hacía desde Scoop, y como siempre con enormes ganchos cómicos, se echaba de menos la verdad. ¡¡que repita para 2013!!

*Ópera en la ducha.............¿¿se acabará poniendo de moda??

*El personaje de Ellen Page me recuerda en líneas generales al de Scarlett Johansson en Vicky Cristina Barcelona. Una chica que no tiene nada claro lo que quiere y que se deja llevar mucho, igual le apasiona una cosa que otra. Al final, eso si, encuentra su camino.

*La historia que, en gran parte, puede resultar más graciosa es la de Roberto Benigni, de la clase media a la fama en nada, visto y no visto, sin mencionar la clase de preguntas que le hacen los medios de comunicación xxxxdddd.

*Menudo cambio pegan al final la pareja formada por Alessandro Tiberi y Alessandra Mastronardi.
8
17 de septiembre de 2014
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se dirá que esto no es serio, pero yo, qué quieren que les diga, sonrío y río con esta película. Incluso llego al ataque incontrolado de risa con todo lo que se relaciona con cierta ducha, para mí ya la segunda por antonomasia del cine, después de la de “Psicosis”.

El Woody Allen contemporáneo es como el Valentino Rossi de 35 años, que solo corre por placer. Ya no opta al título mundial y ni siquiera casi nunca a ganar las carreras; pero eso no les importa en absoluto a sus incondicionales, que hacen suyo ese placer del corredor. Woody Allen ya ganó también sus títulos mundiales, y probablemente sucedió hace ya bastante tiempo. Pero me place enormemente que siga rodando. Es más, creo que los últimos años sus títulos “menores”, asumidos en sus intenciones como meros “divertimentos” por parte de su autor, resultan especialmente encantadores.

En “A Roma con amor” Allen saca del cajón pequeñas historias, acaso esbozos, de esas que lleva años anotando, con el acierto, a mi parecer, de mantener en ellas su carácter de sketch, de cortometraje a fin de cuentas. Ya he citado la ducha, y de esa pieza cabria destacar también la química entre Woody y su vieja socia Judy Davis y lo divertido que resulta como actor el tenor Fabio Armiliato.

La historia que protagoniza Baldwin es probablemente la más característicamente alleniana, la que habrían protagonizado él mismo y Diane Keaton 35 años atrás, y que en la interpretación de sus jóvenes actores denota esa influencia. No faltan, pues, las clásicas réplicas ingeniosas tan caras a su autor. Pero por eso mismo quizás se emparenta más con la filmografía más prototípica del director que con el tono del resto de episodios de la película.

El de Benigni es un puro gag, una única y surrealista situación cuyo propio enunciado ya limita y delimita la sátira y la metáfora que contiene. Por eso es la que más claramente ilustra el acierto del que hablaba antes: no es necesario tratar de rizar el rizo y añadir vericuetos argumentales. La fuerza está en la propia situación, y en la gracia única con la que la encarna Benigni. Naturalmente, la simpatía que despierte la particular figura del intérprete ya es cuestión de gustos. Para mí mismo, dos horas seguidas de Benigni en pleno éxtasis histriónico probablemente me resulten cargantes, pero en pequeñas dosis, como en este caso, me resulta francamente tronchante, al igual que me ocurría con el antológico monólogo al frente de un taxi en “Noche en la tierra", de Jim Jarmusch.

El episodio de la joven pareja recién casada participa de esa inmediatez. Me hizo pensar en lo que Hitchcock contaba a Truffaut sobre que en “Los pájaros” podría haber rodado una escena que presentara verosímilmente la aparición en Bodega Bay de una ornítóloga, pero eso seria hacer perder el tiempo al espectador. Allen hace lo mismo, lo que le interesa es la situación de enredo y malentendido y llega a ella lo más rápido que puede. Lo que me gusta de este episodio y lo convierte en mi preferido de la cinta es cómo realmente se convierte en un delicioso tributo a la "commedia all'italiana", con guiños especialmente marcados a “El jeque blanco” de Fellini, la comedia preferida de Woody Allen. No es ninguna casualidad que el personaje del actor no se asemeje para nada a los cánones de lo que sería un galán cinematográfico en la actualidad y ostente en cambio un físico muy parecido al de Alberto Sordi. Las dos mujeres, Penélope Cruz y la que para mí es el gran descubrimiento del film, Alessandra Mastronardi, con su rostro bellísimo, cándido y pícaro a un tiempo, proporcionan los mejores ingredientes para un episodio que perfectamente podría formar parte de las más recordadas viejas comedias italianas de sketches.

Lo demás, todo lo demás, que diríamos a la manera alleniana, como la tan criticada estampa de tópicos y de tarjetas postales, francamente, como esta vez diría Rhett Butler, me importa un bledo. Lo que me importa es salir a la calle y mientras los ojos aún se acostumbran a la luz, sentir que durante las dos horas previas he estado en un lugar mágico y encantador, que me ha hecho soñar y reír de una manera muy simple y muy directa, y que me olvidara completamente de mis tribulaciones cotidianas.

Y sí, siempre que queramos podremos regresar a Manhattan y admirar las películas "mayores" de Woody Allen, aquellas que hacen que por defecto su nombre se incluya en cualquier diccionario sobre los grandes cineastas de la historia. Pero mientras tanto, yo no dejaré de divertirme con estos pequeños y humildes placeres que me hacen pasar un rato muy, pero que muy agradable.
5
20 de enero de 2015 5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Llegamos a la escala italiana del viaje de jubilación en el Woody Allen se embarcó hace algunos años y que le lleva a recorrer Europa. La principal diferencia entre sus vacaciones y las que podríamos montarnos tú o yo, es que en lugar de hacer como todo el mundo, que nos hacemos fotos en lugares emblemáticos y selfies con las celebridades locales, él llama a esas celebridades y rueda películas en los lugares emblemáticos. Supongo que mola más, aunque si cuando tus amigos vuelven de vacaciones y se empeñan en enseñarte las fotos de sus viajes suele ser un poco incómodo…. Que Woody te pase su filmografía completa reciente en una tarde puede acabar con la paciencia de más de uno.

Pero por suerte no somos amigos de Woody y sus pelis-recuerdo las podemos ir viendo poco a poco, de manera dosificada. Ya he dicho que las películas del tour europeo de Allen son cíclicas: un truño, seguido de un ni fú ni fá, seguido de una buena, ni fú ni fá, truño, etc… Pues esta es ni fú ni fá. Si te toca verla en el cine, te cagas en todo; si la echan en la tele, puedes prestarle atención a ratos mientras tienes la cabeza en otras cosas y si no la ves, pues te quedas igual que estabas y no pasa absolutamente nada.

El eje argumental de “Café di fiori” lo forman la pareja Alec Baldwin y Jesse Eisenberg utilizados como testaferros emocionales para decir por su boca las cosas que Allen no se atreve a decir en directo. A través de ambos (uno de Allen-joven y otro de Allen-viejo) parece quere re revivir un amor de juventud (real o inventado, posiblemente nunca lo sepamos). Como la cosa no da para más, lo adorna con unos cuantos actores locales para poner la nota de color y la presencia de Penélope Cruz como chispa de sabor, interpretando tres subtramas descaradamente paralelas sin absolutamente ninguna relación entre sí. Sin duda, sus más fieles seguidores saborearán la maravillosa parodia del acoso mediático arbitrario que representa la historia de Roberto Benigni; la elegante sobriedad del primer amor roto en la historia de Esienberg; la alegría del triunfo de la pasión frente a los incómodos clichés sociales en la de Penélope Cruz y el permanecer fiel a uno mismo frente al qué dirán en la del propio Allen. A los no tan fieles les costará llegar hasta el final y sentirán un incómodo regreso a los años sesenta -no lo digo para bien- y su humor inocente -vacío-

Hay que reconocer solvencia técnica en la elaboración, mucho interés por parte de los intérpretes en dárselo todo a Woody e inteligencia en el desarrollo, pero aunque el conjunto consiga rellenar los noventa minutos mínimos requeridos por cualquier producción seria, la película no lleva en ningún momento la marca del genio, de hecho, no hay sensación de película cohesionada. Las cuatro historias, de discutible interés, parecen rodadas por separado (no necesariamente como parte de un único rodaje) y luego cortadas y pegadas de manera alterna. Más atolondrada que dinámica, más hortera que barroca, más Valerio Lazarov que Fellini, requiere del espectador una complicidad que no siempre se le puede dar por lo que queda a expensas del estado de ánimo en el momento de su visionado.

Claramente, incluso con los ojos más benévolos, ni fú ni fa. Si nos ponemos tiquismiquis, incluso tirando a pestiño. Allen tiene todo el derecho a pasar su jubilación como quiera, pero no nos engañemos: muy flojita. (aunque claro, no es lo mismo una película flojita de Allen que una flojita de un garrulo).
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow
    Bienvenido al nuevo buscador de FA: permite buscar incluso con errores ortográficos
    hacer búsquedas múltiples (Ej: De Niro Pacino) y búsquedas coloquiales (Ej: Spiderman de Tom Holland)
    Se muestran resultados para
    Sin resultados para