Sólo un hombre
6.8
13,957
Drama
Los Ángeles, 1962, Crisis de los misiles cubanos. George Falconer (Colin Firth), un maduro profesor universitario británico y homosexual, lucha por encontrarle sentido a la vida tras la muerte de Jim (Matthew Goode), su compañero sentimental. Encuentra consuelo junto a su íntima amiga Charley (J. Moore), que también está llena de dudas sobre el futuro. Kenny (Nicholas Hoult), un estudiante que se esfuerza por aceptar su auténtica ... [+]
3 de marzo de 2010
3 de marzo de 2010
11 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Basada en la novela de Christopher Isherwood (A Single Man, 1964) y ambientada en el Sur de California en 1962 durante la Crisis de los misiles en Cuba cuenta sutilmente los últimos días de un profesor inglés universitario, homosexual y maduro, incapaz de sobreponerse a la reciente pérdida de su pareja que acaba de morir en un accidente automovilístico. Prometedor debut cinematográfico del diseñador de moda Tom Ford, que con un clasicismo y un refinamiento moderado recrea una historia dolorosa y melancólica pero esperanzadora. Tal vez le falta pasión y le sobra sentimentalismo en algunos momentos pero un excelente Colin Firth, una fotografía vintage y una música inolvidable, sin omitir el trabajo de Julianne Moore, nos muestran el camino del amor y del dolor en los recuerdos.
25 de septiembre de 2010
25 de septiembre de 2010
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Un hombre soltero" es una película bonita. Cuenta una historia bonita, el dolor insuperable de un hombre que ha perdido de forma repentina y trágica a su novio desde hace 16 años y que no quiere vivir sín él, porque vivir sín él ya no es vivir. Tiene una fotografía bonita y mucho, unos colores cálidos que invitan al espectador a sentir empatía con el momento que se está mostrando en la pantalla y que van cambiando según el estado de ánimo del protagonista. Eduardo Grau, el director de fotografía, se ha lucido. Tiene una banda sonora bonita, preciosa diría yo, maravillosa, y que acompaña a cada una de las imágenes de una forma más que conveniente. Tiene una ambientación y un vestuario bonito, idóneo, conseguido, se nota la mano del director en este apartado y su larga experiencia como diseñador de moda. Tiene una dirección bonita, increíblemente perfecta para tratarse de un profesional de la moda, enamorado de una novela hasta tal punto que decide llevarla a la pantalla, pagársela en parte y colaborar en la escritura de su adaptación cinematográfica. Como tan acertadamente anunciaba otro usuario, si ésto es intrusismo laboral, !viva el intrusismo!. Por último, pero no menos importante, la película cuenta con un grupo de actores más que bonito, empezando por un actor británico que siempre me ha encantado y que aquí directamente me ha ganado para siempre. Colin Firth está sin duda en el mejor papel de su vida, el que le ha hecho ganar un premio BAFTA al mejor actor, el que le ha hecho estar nominado a los OSCARS en la misma categoría y el que ha conquistado a medio mundo. No se puede ser más británico que Firth, todo un acierto, otro más, de un Tom Ford que ha dado en la diana a la hora de elegirle para dar vida a ese profesor de universidad cuya vida ya no tiene ningún sentido. Junto a él, otra de mis debilidades, la pelirroja Julianne Moore, que da vida de una forma admirable a la amiga íntima de Firth, una divorciada desencantada de la vida que hace que un papel tan secundario como el suyo se ponga al nivel de su compañero de fatigas. Como secundarios tenemos al atractivo Matthew Goode, un actor competente al que cada vez le están dando más oportunidades de lucirse y que no lo hace nada mal. Entiendo que el personaje de Firth se quedara colgado de él. La simpática Ginnifer Goodwin, dada a conocer por la película "¿Qué les pasa a los hombres?", también tiene una pequeña aparición al igual que Lee Pace, el protagonista de la comedia infantil "Marmaduke". Pero para mí las dos sorpresas de la película han sido el corto papel representado por el modelo vasco Jon Kortajarena, sín duda propiciado por el contacto de éste con el director, papel con el que el joven modelo no hace para nada el ridículo, y sobre todo la buenísima actuación de un también muy joven Nicholas Hoult, al que pudimos ver siendo aún un niño junto a Hugh Grant en "Niño grande" y que no ha abandonado su carrera de actor, como les ocurre a tantos otros de su edad.
30 de mayo de 2010
30 de mayo de 2010
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mientras la taquilla (y algunos críticos) premian sin cesar cosas como Avatar, Tom Ford nos recuerda qué es el cine...y cine del bueno.
Todo en la película es destacable, el juego con la fotografía (maravillosa) la banda sonora (espléndia) la puesta en escena, el vestuario, el maquillaje, los personajes... absolutamente todo.
Tom Ford nos regala (y le regala) a Colin Firth la mejor interpretación de su carrera.
El diseñador es el único que, junto con el Almodóvar de La mala educación, es capaz de generar una tensión sexual entre dos hombres tan brutal.
Pese a ser una adaptación (bastante libre) del libro Christopher Isherwood, no pierde el espíritu de este, y hace una adaptación perfecta, donde se cuenta lo que se tiene que contar y como se debe de contar.
En conclusión, un regalo de película.
Se agradece (y mucho) que de vez en cuando el cine te recuerde por qué se ha de seguir haciendo cine,y cómo se debe de hacer.
Todo en la película es destacable, el juego con la fotografía (maravillosa) la banda sonora (espléndia) la puesta en escena, el vestuario, el maquillaje, los personajes... absolutamente todo.
Tom Ford nos regala (y le regala) a Colin Firth la mejor interpretación de su carrera.
El diseñador es el único que, junto con el Almodóvar de La mala educación, es capaz de generar una tensión sexual entre dos hombres tan brutal.
Pese a ser una adaptación (bastante libre) del libro Christopher Isherwood, no pierde el espíritu de este, y hace una adaptación perfecta, donde se cuenta lo que se tiene que contar y como se debe de contar.
En conclusión, un regalo de película.
Se agradece (y mucho) que de vez en cuando el cine te recuerde por qué se ha de seguir haciendo cine,y cómo se debe de hacer.
2 de septiembre de 2010
2 de septiembre de 2010
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pendiente de leer la novela de Christopher Isherwood en la que se basa este film, la ópera prima del diseñador norteamericano Tom Ford me parece una obra muy estimable. Por un lado, mantiene la fidelidad al espíritu del novelista, hombre profundamente romántico y dado a la exaltación-idealización del amor tan propia de homosexuales intelectuales y sensibles cuando se ven obligados a existir en una sociedad - la Norteamérica de los 60 -, en la que la relación amorosa homosexual debía camuflarse bajo las formas de algo socialmente aceptable: una "amistad íntima".
Me parece muy acertada la opción estética de Ford, esa que a muchos les resulta en exceso amanerada. La América visual que nos presenta el director no es otra que la de las ilustraciones de Norman Rockwell: ese mundo de colores alegres y encantadoras familias suburbanas, pura esencia del "American Dream". Pero Ford, consciente de la falsedad de ese sueño, la insinua acentuando su irrealidad mediante una cuidadosa saturación de los colores en determinadas escenas - el encuentro con el personaje interpretado por el modelo español Jon Kortajarena sería un ejemplo -. La película se convierte así en una sucesión de planos que consiguen reflejar a un tiempo belleza y decadencia: dos de las obsesiones de Isherwood.
Los flashbacks en los que el protagonista recuerda momentos de la vida compartida con su amante (Matthew Goode), aparecen rodeados de un aura casi mitológica, como corresponde a la idealización del amor perdido; también incluyen lo que me parece un homenaje literal a Rockwell: en la escena en la que ambos están leyendo en el sofá, la postura, la actitud de Goode es prácticamente idéntica a la de la famosa ilustración de Rockwell "Willie Gillis".
La historia de un día en la vida de este profesor que, rondando ya la madurez, ha perdido al que ha sido su pareja durante 15 años y decide tomar una drástica decisión, nos es presentada con notable elegancia y una emotividad soterrada pero poderosa, en gran medida gracias a la magnífica interpretación de Colin Firth: sólo los sutiles matices que imprime a su rostro permiten adivinar la intensidad de su tormento interior, que pasa desapercibido a los que le rodean (incluida su amiga y antigua amante de juventud, Charlie, interpretada con su habitual talento por Julianne Moore), con la salvedad del joven estudiante que le admira, que tal vez incluso le ama, y que es el único qué quizá, sin que ninguno de los dos lo sepa, puede salvarle del vacío existencial en el que el protagonista ha caído.
Pero Isherwood, como todo auténtico romántico, era también un pesimista. Y por ello, cuando creemos que el personaje ha alcanzado una nueva esperanza, un nuevo motivo para seguir adelante, convierte a esa misma esperanza en el motivo indirecto del único - e irónico - final posible para esta historia bella, triste y desesperanzada.
Me parece muy acertada la opción estética de Ford, esa que a muchos les resulta en exceso amanerada. La América visual que nos presenta el director no es otra que la de las ilustraciones de Norman Rockwell: ese mundo de colores alegres y encantadoras familias suburbanas, pura esencia del "American Dream". Pero Ford, consciente de la falsedad de ese sueño, la insinua acentuando su irrealidad mediante una cuidadosa saturación de los colores en determinadas escenas - el encuentro con el personaje interpretado por el modelo español Jon Kortajarena sería un ejemplo -. La película se convierte así en una sucesión de planos que consiguen reflejar a un tiempo belleza y decadencia: dos de las obsesiones de Isherwood.
Los flashbacks en los que el protagonista recuerda momentos de la vida compartida con su amante (Matthew Goode), aparecen rodeados de un aura casi mitológica, como corresponde a la idealización del amor perdido; también incluyen lo que me parece un homenaje literal a Rockwell: en la escena en la que ambos están leyendo en el sofá, la postura, la actitud de Goode es prácticamente idéntica a la de la famosa ilustración de Rockwell "Willie Gillis".
La historia de un día en la vida de este profesor que, rondando ya la madurez, ha perdido al que ha sido su pareja durante 15 años y decide tomar una drástica decisión, nos es presentada con notable elegancia y una emotividad soterrada pero poderosa, en gran medida gracias a la magnífica interpretación de Colin Firth: sólo los sutiles matices que imprime a su rostro permiten adivinar la intensidad de su tormento interior, que pasa desapercibido a los que le rodean (incluida su amiga y antigua amante de juventud, Charlie, interpretada con su habitual talento por Julianne Moore), con la salvedad del joven estudiante que le admira, que tal vez incluso le ama, y que es el único qué quizá, sin que ninguno de los dos lo sepa, puede salvarle del vacío existencial en el que el protagonista ha caído.
Pero Isherwood, como todo auténtico romántico, era también un pesimista. Y por ello, cuando creemos que el personaje ha alcanzado una nueva esperanza, un nuevo motivo para seguir adelante, convierte a esa misma esperanza en el motivo indirecto del único - e irónico - final posible para esta historia bella, triste y desesperanzada.
31 de octubre de 2010
31 de octubre de 2010
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quién lo iba a decir. Resulta que un señor como Tom Ford, hasta hace dos años un diseñador de moda, se pone a hacer cine y encima le sale no sólo una película notable, sino además una cinta visualmente fascinante y arriesgada. Cosas del cine.
Ford, con ese estilo visual tan peculiar y esa música original tan aprecida a la de Philip Glass para Las horas, lleva con mano cuasi maestra este drama acerca de la tragedia inevitable de un hombre destrozado por el dolor de una pérdida que no es capaz de superar.... Sin embargo, por mucho que se esfuerce Colin firth (y bien que se esfuerza, por cierto.... se trata sin duda de su mejor interpretación, muy alejada de los héroes románticos o los villanos a los que nos tenía acostumbrados en cintas como El diario de Bridget Jones, Orgullo y prejuicio o El paciente inglés), la historia de George Falconer no consigue llegar al espectador como sí hacen otras películas similares, como la previamente mencionada Las horas.
Aun así, es un gustazo disfrutar del esfuerzo interpretativo de Nicholas Hoult, ya muy crecidito, o de la siempre inmensa Julianne Moore, que transmite vitalidad y desesperanza casi al mismo tiempo.
Lo mejor: Los actores y la puesta en escena de Tom Ford.
Lo peor: No engancha, no invita a verla de nuevo, y peca de fría, a pesar del tema que trata.
Ford, con ese estilo visual tan peculiar y esa música original tan aprecida a la de Philip Glass para Las horas, lleva con mano cuasi maestra este drama acerca de la tragedia inevitable de un hombre destrozado por el dolor de una pérdida que no es capaz de superar.... Sin embargo, por mucho que se esfuerce Colin firth (y bien que se esfuerza, por cierto.... se trata sin duda de su mejor interpretación, muy alejada de los héroes románticos o los villanos a los que nos tenía acostumbrados en cintas como El diario de Bridget Jones, Orgullo y prejuicio o El paciente inglés), la historia de George Falconer no consigue llegar al espectador como sí hacen otras películas similares, como la previamente mencionada Las horas.
Aun así, es un gustazo disfrutar del esfuerzo interpretativo de Nicholas Hoult, ya muy crecidito, o de la siempre inmensa Julianne Moore, que transmite vitalidad y desesperanza casi al mismo tiempo.
Lo mejor: Los actores y la puesta en escena de Tom Ford.
Lo peor: No engancha, no invita a verla de nuevo, y peca de fría, a pesar del tema que trata.
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