Generation KillMiniserie
2008 

David Simon (Creador), Simon Cellan Jones ...
7.5
9,352
Serie de TV. Bélico. Drama
Miniserie de TV (2008). 7 episodios. Del creador de la prestigiosa "The Wire", basada en un aclamado libro de Evan Wright, que trata sobre un batallón de marines en la guerra de Irak, y centrada en el relato de un reportero de la revista Rolling Stone incrustado en un pelotón de marines durante el asalto a Bagdad en el año 2003. (FILMAFFINITY)
16 de marzo de 2010
16 de marzo de 2010
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hermanos de Sangre supuso una revolución en cuanto a las series bélicas, su calidad es indudable y marcó el camino para posteriores producciones de similar temática. Generation Kill toma el testigo y lleva aún más allá el género bélico.
Basada en un libro publicado por un periodista de Rolling Stone destacado como periodista de guerra en una unidad de reconocimiento de los marines. La serie incide más en la personalidad de los soldados que en acciones de guerra, sin embargo su ritmo narrativo es excelente y nunca se puede decir que resulte aburrida aunque no se pegue un tiro en todo el capítulo.
Al 2º capítulo ya tienes identificados a los principales personajes que representan muchos de los estereotipos que tradicionalmente se nos han mostrado en las películas de guerra, el oficial preocupado por sus hombres, el sargento templado que nunca se pone nervioso en acción, el flipado con nulo talento que fuera del ejército sería un delincuente, oficiales incompetentes y por encima de ellos el personaje grandilocuente del Padrino, el comandante encargado de tomar las decisiones que incumben a la vida de miles de hombres, por una parte busca la gloria, por otra tiene que cuidar se su gente, representa la ambivalencia presente en toda la película.
Destacable casi todo, el apartado técnico y de ambientación, el guión, sólido como una piedra, las interpretaciones, la dirección, absolutamente todo, lo peor de esta serie es que son sólo 7 capítulos.
Basada en un libro publicado por un periodista de Rolling Stone destacado como periodista de guerra en una unidad de reconocimiento de los marines. La serie incide más en la personalidad de los soldados que en acciones de guerra, sin embargo su ritmo narrativo es excelente y nunca se puede decir que resulte aburrida aunque no se pegue un tiro en todo el capítulo.
Al 2º capítulo ya tienes identificados a los principales personajes que representan muchos de los estereotipos que tradicionalmente se nos han mostrado en las películas de guerra, el oficial preocupado por sus hombres, el sargento templado que nunca se pone nervioso en acción, el flipado con nulo talento que fuera del ejército sería un delincuente, oficiales incompetentes y por encima de ellos el personaje grandilocuente del Padrino, el comandante encargado de tomar las decisiones que incumben a la vida de miles de hombres, por una parte busca la gloria, por otra tiene que cuidar se su gente, representa la ambivalencia presente en toda la película.
Destacable casi todo, el apartado técnico y de ambientación, el guión, sólido como una piedra, las interpretaciones, la dirección, absolutamente todo, lo peor de esta serie es que son sólo 7 capítulos.
15 de marzo de 2011
15 de marzo de 2011
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una serie genial, considerablemente realista, sin extravagancias innecesarias y sobre todo muy humana. Como es costumbre en David Simon, profundiza en un enfoque más fiel a la realidad dentro del contexto en que se desarrolla la historia a tratar. Nada de increíbles batallas plagadas de heroicidades, tiroteos espectaculares y actuaciones inverosímiles. A cambio, los problemas de logística y medios, las decisiones incomprensibles de la superioridad para intentar "apuntarse un tanto", las relaciones y cambios en la afinidad entre los protagonistas, sus conflictos interiores, los problemas con los civiles, y las realidades de un enemigo tercermundista y en retirada contínua. Todo esto bien narrado, envuelto con una escenificación sobresaliente y un enorme repertorio de medios para poner la guinda a esta magnífica obra.
Uno de los principales motivos del realismo de la serie es que se apoya en las notas recogidas por el corresponsal de la "Rolling Stones" que acompaña al equipo "Tipo Duro 2.1" del Sargento Colbert. La aventura vivida por el "plumilla" es otro de los ejes sobre los que gira la historia.
Entre los puntos que más carácter dan a la serie se encuentran las comunicaciones por radio, que hacen que nos familiaricemos rápido con todos los actores del teatro de operaciones. "Padrino", "Asesino", "Sicario", "Tipo Duro" y sus distintos equipos, en permanente contacto, para situar a todos los protagonistas en la acción. Interrogativos, felicitaciones, informaciones erróneas, órdenes contradictorias, peleas, y demás situaciones que mantienen la tensión entre todas las unidades en su avance hacia Bagdad. Un gran acierto para dar más vida a la acción.
La pena es que al constar tan solo de siete episodios, se hace corta y nos deja con ganas de un poquito más. Pero en fin, lo bueno si breve, dos veces bueno. Tendremos que conformarnos con el dicho popular... Eso sí, lo positivo de esto es que en ningún momento se hace pesada o difícil de seguir.
En definitiva, una serie 100% recomendable, que aporta algo completamente distinto a la típica película de Marines y nos muestra una visión más acorde con la realidad vivida durante la invasión de Irak.
Algunos de mis momentos preferidos en el "spoiler".
Uno de los principales motivos del realismo de la serie es que se apoya en las notas recogidas por el corresponsal de la "Rolling Stones" que acompaña al equipo "Tipo Duro 2.1" del Sargento Colbert. La aventura vivida por el "plumilla" es otro de los ejes sobre los que gira la historia.
Entre los puntos que más carácter dan a la serie se encuentran las comunicaciones por radio, que hacen que nos familiaricemos rápido con todos los actores del teatro de operaciones. "Padrino", "Asesino", "Sicario", "Tipo Duro" y sus distintos equipos, en permanente contacto, para situar a todos los protagonistas en la acción. Interrogativos, felicitaciones, informaciones erróneas, órdenes contradictorias, peleas, y demás situaciones que mantienen la tensión entre todas las unidades en su avance hacia Bagdad. Un gran acierto para dar más vida a la acción.
La pena es que al constar tan solo de siete episodios, se hace corta y nos deja con ganas de un poquito más. Pero en fin, lo bueno si breve, dos veces bueno. Tendremos que conformarnos con el dicho popular... Eso sí, lo positivo de esto es que en ningún momento se hace pesada o difícil de seguir.
En definitiva, una serie 100% recomendable, que aporta algo completamente distinto a la típica película de Marines y nos muestra una visión más acorde con la realidad vivida durante la invasión de Irak.
Algunos de mis momentos preferidos en el "spoiler".
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Enorme el personaje de Brad "Iceman" Colbert, y su momento de liberación espiritual correteando sin camiseta entre toda la Compañía.
Los comentarios jocosos de Ray, la nula moral de Trombley y sus ansias de matar a quien sea y como sea, y la homo-imagen impoluta y perfeccionista de Rudy consiguen que te rías a lo largo de toda la serie.
Momentazos como el ataque aéreo solicitado por el "Padrino" sobre una pequeña aldea sin importar que el equipo de Colbert está informando que solo hay niños jugando y mujeres (y su explicación para no contradecir a la superioridad), o las explosiones de estrés acumulado durante el partido de Alfa contra Bravo al final de la Guerra.
Mención especial también para otros dos personajes fundamentales: El Teniente Fick, cuerdo, valiente y sin pelos en la lengua, protector a toda costa de sus hombres, y su antítesis, el descerebrado e incompetente "Capitán América", irresponsable y para colmo enchufado.
Los comentarios jocosos de Ray, la nula moral de Trombley y sus ansias de matar a quien sea y como sea, y la homo-imagen impoluta y perfeccionista de Rudy consiguen que te rías a lo largo de toda la serie.
Momentazos como el ataque aéreo solicitado por el "Padrino" sobre una pequeña aldea sin importar que el equipo de Colbert está informando que solo hay niños jugando y mujeres (y su explicación para no contradecir a la superioridad), o las explosiones de estrés acumulado durante el partido de Alfa contra Bravo al final de la Guerra.
Mención especial también para otros dos personajes fundamentales: El Teniente Fick, cuerdo, valiente y sin pelos en la lengua, protector a toda costa de sus hombres, y su antítesis, el descerebrado e incompetente "Capitán América", irresponsable y para colmo enchufado.
4 de junio de 2011
4 de junio de 2011
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
173/22(26/05/11) La impagable cadena HBO nos vuelve a regalar un producto de una excelente calidad sobre la última Guerra en Irak en 2003. David Simon y Ed Burns creadores de la estupenda ‘The Wire’ adaptan a la pequeña pantalla el homónimo libro del periodista de la revista Rolling Stones Evan Wright, uno de los muchos incrustados en compañías militares durante la invasión, este se colocó 1er Batallón de Reconocimiento del Cuerpo de Marines de los Estados Unidos y estuvo en la Compañía Bravo, desde el primer día del conflicto hasta 7 semanas más tarde con la caída de Bagdad, esta experiencia la plasmó en un libro que ha dado origen a esta miniserie de 7 episodios. Que nadie espere acción a raudales, esta se da con cuentagotas, que nadie espere momentos épicos, que nadie espere actos de infinito patriotismo, esto es un relato coral sobre las vivencias de unos muchachos en condiciones hostiles, es un maravilloso retrato de unos tipos deseosos de ser unos héroes, es una obra desmitificadora en la que los mandos solo ansían gloria a través de poner en peligro a la tropa, arriesgan vidas por obtener méritos efímeros, atacan objetivos civiles para apuntarse tantos falsos, los mandos son presentados como personajes que van de lo megalómano a lo inepto, es el día a día de unos soldados deseosos de entrar en combate pero esta les rehúye, son como lobos sedientos de carne y que solo hayan campos de hierba. La puesta en escena es soberbia, rodada entre Sudáfrica, Namibia y Mozambique, pero que consigue hacerte creer que estas en Irak, consigue que tengas que quitarte el polvo del desierto que te salpica, un despliegue técnico suntuoso, decenas de Humvees desplazándose por carreteras son recogidos en planos espectaculares, con una sobresaliente fotografía de Ivan Strasburg (Treme) con una luminosidad hiperreal para resaltar los rayos del Sol, cámara en mano para dar realismo y agilidad a multitud de secuencias. Pero el pilar más sólido sobre el que se asienta esta serie es su trepidante guión, rebosante de diálogos frescos, muy divertidos, sarcásticos, cínicos, duros, crueles, con situaciones muy bien construidas que hacen que todo te resulte creíble, no se posiciona sobre si está bien o mal la invasión, para eso están otros films, no resulta manipuladora, ni tendenciosa, simplemente te cuenta lo sucedido, y lo cuenta con un ritmo fluido que hace que los episodios se te pasen rápidamente, nos hace una sobria y pétrea radiografía sobre lo que conlleva el Jinete de la Guerra como es la muerte, la sinrazón, las atrocidades a civiles, la estupidez y en el otro lado está la amistad, la lealtad, el honor, el deber, no cayendo en momento alguno en sensiblerías cursis, no se adornan en la violencia, la hay, no se adornan en maniqueas tragedias psicológicas, estos son tipos duros modernos, que aunque duela a los políticamente correctos disfrutan de su curro y solo sufren por la incompetencia de sus mandos.
Continua en spoiler sin spoilers.
Continua en spoiler sin spoilers.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Los actores lo bordan, empezando por un James Ransone sembrado, da vida al cabo Ray Person, el filosofo conductor del vehículo que va en vanguardia, suelta algunas frases antológicas de cómo entiende él la contienda, un actor que desprende empatía, siempre colgado y que mantiene unos duelos verbales espléndidos con el sargento Brad Colbert, un gran Alexander Skarsgard, también es reseñable la labor de Stark Sands como el Teniente Fick, o como el de el carismático Chance Kelly dando vida al Teniente Coronel Stephen ‘El Padrino’ Ferrando, un actor que traspasa la pantalla con su fuerte carácter. Esta es una serie que pretende ser un reflejo veraz de lo que es una Guerra moderna, es casi un documental por el realismo desplegado en ella. Si algo le echo en falta es algo más de acción, le faltan momentos críticos, catarsis que den un vuelco a lo que vemos, su línea argumental apenas contiene sobresaltos, esto hace siendo una notable serie no alcance a otras que si dejan una honda huella por su dramatismo inherente que esta no lleva, este es el motivo que no le dé más nota. Fuerza y honor!!!
17 de junio de 2011
17 de junio de 2011
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ni a un solo invasor se le ve morir. Heridos pocos, muy pocos, casi ninguno. Las balas soplan alrededor, a milímetros de sus cabezas, no hieren y casi ni molestan. Los invadidos son torpes con los AK, son dianas fáciles, caen como moscas, soldados, muyaidines, civiles, mujeres, niños..... Se exhiben y se inhiben ante un probable peligro, un francotirador, un atentado suicida. No pasa nada.
¿Fantasmada militar, elogio de las cualidades militares de los marines, de la fortaleza de la maquinaria de la libertad? Podría parecer lo evidente pero nada de eso. Lo que hay está mas cercano a la realidad. Los muertos los ponen los otros, los invadidos, no hay héroes, solo desdichados, en ambos lados. Son hombres y mujeres empujados por las manos que mueven los hilos del mundo, los genocidas que predican desde la Casa Blanca, la Moncloa o una chalet en Pakistán, desde un debate de televisión o desde una mezquita en Damasco.
¿Es lenta? claro, la guerra es lenta.
¿Diálogos sucios, intrascendentes, personas normales? claro, que esperabais ¿De que se habla en Irak en guerra?
¿Peor que The Wire y Band of Brothers? ¿Porque lo comparáis con obras maestras? Es diferente y muy digna.
¿Fantasmada militar, elogio de las cualidades militares de los marines, de la fortaleza de la maquinaria de la libertad? Podría parecer lo evidente pero nada de eso. Lo que hay está mas cercano a la realidad. Los muertos los ponen los otros, los invadidos, no hay héroes, solo desdichados, en ambos lados. Son hombres y mujeres empujados por las manos que mueven los hilos del mundo, los genocidas que predican desde la Casa Blanca, la Moncloa o una chalet en Pakistán, desde un debate de televisión o desde una mezquita en Damasco.
¿Es lenta? claro, la guerra es lenta.
¿Diálogos sucios, intrascendentes, personas normales? claro, que esperabais ¿De que se habla en Irak en guerra?
¿Peor que The Wire y Band of Brothers? ¿Porque lo comparáis con obras maestras? Es diferente y muy digna.
11 de marzo de 2013
11 de marzo de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
En 2004, el periodista Evan Wright publicó un libro contando sus experiencias como reportero empotrado en un batallón de reconocimiento de marines durante la invasión de Iraq en 2003. Cinco años después, en 2008, la HBO estrenó una miniserie de 7 capítulos, basada en ese libro y titulada como aquel: Generation Kill.
Se supone que el objetivo de la HBO era producir una serie realista y que transmitiera autenticidad, y para ello contaron para el proyecto con los mismos escritores y productores ejecutivos de otra serie de calidad de la cadena: David Simon y Ed Burns de TheWire. Y lo cierto es que el resultado final está bastante alejado de otras series bélicas como Band of Brothers o The Pacific.
Quien se acerque a esta serie que no espere ver ese tonillo épico y heroico de las series que he mencionado antes, esa mitificación de la guerra. No es que la serie sea pro-bélica, pero tampoco mitifica la gloria y la heroicidad de los soldados. Simplemente parece que trata de retratar las cosas como fueron: un grupo de soldados, entre los que hay bastantes negros y muchos latinos, es decir de clases bajas, que pasan sus ratos libres jugando a la Play Station o escuchando rap, y que no saben muy bien por qué están en medio de ese polvoriento país, ni tampoco se lo plantean demasiado. Y sobre todo que se aburren, se aburren la mayor parte del tiempo al ser un batallón de reconocimiento que raramente entra en acción.
No quiero decir con ello que los soldados que retrata la serie (el libro no lo se porque no lo he leído, pero imagino que será lo mismo) sean todos unos descerebrados y unos insensibles. No, no es eso.
De todo hay, desde gente sensata y responsable, hasta paletos devoradores de hamburguesas y costillas que no habían salido de su pueblo hasta que entraron en el ejército y que parece no diferenciar del todo sus misiones de un las de una partidita a un videojuego. Desde soldados a los que se les encoge un poco el alma cuando ven las condiciones de la población civil durante la invasión, hasta soldados a los que básicamente les importa una mierda. E igualmente entre los mandos: los hay presuntuosos e incompetentes, y los hay capaces que se preocupan por la seguridad de sus hombres y por no causar daños ni pisotear los derechos de los civiles en un entorno en el que nunca sabes si un iraquí conduciendo un coche con el que te cruzas simplemente va corriendo para llegar al hospital o para lanzarte una granada al pasar al lado del convoy.
También es cierto que la serie no entra en temas ni acciones de guerra escabroosas puesto que sigue a una unidad de reconocimiento, no de combate, ni de las tropas que quedaron tras la ocupación, es decir por un lado no tuvieron que enfrentarse abiertamente a los combates más importantes (van en vehículos ligeros y poco armados, en los Humvees, esto no es un batallón de tanques) y por otro lado no tuvieron que lidiar con la ocupación y las acciones terroristas de los insurgentes). No creo que esto sea por no tocar temas polémicos, sino simplemente porque se trata de las experiencias que le tocó vivir el periodista, que fueron estas y no otras.
Fundamentalmente los protagonistas de Generation Hill son la tropa, es decir, los soldados, los cabos y sargentos que van a bordo de los Humvees fundamentalmente centrándose en tres equipos (6 vehículos) del segundo pelotón de una compañía concreta, la compañía Bravo, aunque a veces aparecen también miembros de otros pelotones o de otras compañías.
Además, lógicamente, está el propio periodista empotrado, que es acogido dentro del equipo 1 de este segundo pelotón de reconocimiento, liderado por el personaje que interpreta Alexander Skarsgard, un sargento muy sensato y cuidadoso al que todos apodan Ice Man.
Los miembros del equipo se comportan con él más como una curiosidad y un posible estorbo que como un “espía” frente al cual hay que tener cuidado con lo que se dice, es decir más como un novato un poco patoso, y de hecho así lo tratan: en el primer episodio comete el error de enseñarles y prestar una foto de su novia, que va pasando de mano en mano durante toda la serie y que no vuelve a recuperar (la foto se revela muy útil para los soldados en la soledad de las largas noches de guardia).
También vemos de vez en cuando a los oficiales y a los mandos, y sus acciones y comportamientos, que suelen salir bastante peor parados que la tropa. Desde un suboficial apodado por todos Mister Potato cuya máxima obsesión parece ser mantener “los estándares de higiene” de la compañía, (preocupándose por la longitud del bigote de los soldados, su afeitado, o las condiciones en las que se encuentre su casco de kevlar), hasta el errático comportamiento en el mando del capitán del tercer pelotón, que es un peligro público y al que todos apodan a sus espaldas el Capitán América.
Sin embargo, por ejemplo, al mando de toda la compañía bravo se encuentra el capitán Craig “Encino Man” Schwetje, capaz y muy apreciado por sus hombres, y al que todos, incluido él mismo, se refierne como “El Hombre de Encino”, pues habla de si mismo en tercera persona.
Como habréis podido intuír, si ves la serie, más te vale aprenderte los apodos de los personajes que sus nombres reales. Y además dan mucho más juego. Por ejemplo, el superior al mando del primer batallón de reconocimiento es el teniente coronel Ferrando, al que todos llaman Padrino, porque tiene una característica voz ronca, baja y carraspeante, como si estuviera operado de la laringe.
<sigo en spoiler sin desvelar nada>
Más en: http://el-pobre-cito-hablador.blogspot.com.es/2013/03/generation-kill-una-guerra-lenta.html
Se supone que el objetivo de la HBO era producir una serie realista y que transmitiera autenticidad, y para ello contaron para el proyecto con los mismos escritores y productores ejecutivos de otra serie de calidad de la cadena: David Simon y Ed Burns de TheWire. Y lo cierto es que el resultado final está bastante alejado de otras series bélicas como Band of Brothers o The Pacific.
Quien se acerque a esta serie que no espere ver ese tonillo épico y heroico de las series que he mencionado antes, esa mitificación de la guerra. No es que la serie sea pro-bélica, pero tampoco mitifica la gloria y la heroicidad de los soldados. Simplemente parece que trata de retratar las cosas como fueron: un grupo de soldados, entre los que hay bastantes negros y muchos latinos, es decir de clases bajas, que pasan sus ratos libres jugando a la Play Station o escuchando rap, y que no saben muy bien por qué están en medio de ese polvoriento país, ni tampoco se lo plantean demasiado. Y sobre todo que se aburren, se aburren la mayor parte del tiempo al ser un batallón de reconocimiento que raramente entra en acción.
No quiero decir con ello que los soldados que retrata la serie (el libro no lo se porque no lo he leído, pero imagino que será lo mismo) sean todos unos descerebrados y unos insensibles. No, no es eso.
De todo hay, desde gente sensata y responsable, hasta paletos devoradores de hamburguesas y costillas que no habían salido de su pueblo hasta que entraron en el ejército y que parece no diferenciar del todo sus misiones de un las de una partidita a un videojuego. Desde soldados a los que se les encoge un poco el alma cuando ven las condiciones de la población civil durante la invasión, hasta soldados a los que básicamente les importa una mierda. E igualmente entre los mandos: los hay presuntuosos e incompetentes, y los hay capaces que se preocupan por la seguridad de sus hombres y por no causar daños ni pisotear los derechos de los civiles en un entorno en el que nunca sabes si un iraquí conduciendo un coche con el que te cruzas simplemente va corriendo para llegar al hospital o para lanzarte una granada al pasar al lado del convoy.
También es cierto que la serie no entra en temas ni acciones de guerra escabroosas puesto que sigue a una unidad de reconocimiento, no de combate, ni de las tropas que quedaron tras la ocupación, es decir por un lado no tuvieron que enfrentarse abiertamente a los combates más importantes (van en vehículos ligeros y poco armados, en los Humvees, esto no es un batallón de tanques) y por otro lado no tuvieron que lidiar con la ocupación y las acciones terroristas de los insurgentes). No creo que esto sea por no tocar temas polémicos, sino simplemente porque se trata de las experiencias que le tocó vivir el periodista, que fueron estas y no otras.
Fundamentalmente los protagonistas de Generation Hill son la tropa, es decir, los soldados, los cabos y sargentos que van a bordo de los Humvees fundamentalmente centrándose en tres equipos (6 vehículos) del segundo pelotón de una compañía concreta, la compañía Bravo, aunque a veces aparecen también miembros de otros pelotones o de otras compañías.
Además, lógicamente, está el propio periodista empotrado, que es acogido dentro del equipo 1 de este segundo pelotón de reconocimiento, liderado por el personaje que interpreta Alexander Skarsgard, un sargento muy sensato y cuidadoso al que todos apodan Ice Man.
Los miembros del equipo se comportan con él más como una curiosidad y un posible estorbo que como un “espía” frente al cual hay que tener cuidado con lo que se dice, es decir más como un novato un poco patoso, y de hecho así lo tratan: en el primer episodio comete el error de enseñarles y prestar una foto de su novia, que va pasando de mano en mano durante toda la serie y que no vuelve a recuperar (la foto se revela muy útil para los soldados en la soledad de las largas noches de guardia).
También vemos de vez en cuando a los oficiales y a los mandos, y sus acciones y comportamientos, que suelen salir bastante peor parados que la tropa. Desde un suboficial apodado por todos Mister Potato cuya máxima obsesión parece ser mantener “los estándares de higiene” de la compañía, (preocupándose por la longitud del bigote de los soldados, su afeitado, o las condiciones en las que se encuentre su casco de kevlar), hasta el errático comportamiento en el mando del capitán del tercer pelotón, que es un peligro público y al que todos apodan a sus espaldas el Capitán América.
Sin embargo, por ejemplo, al mando de toda la compañía bravo se encuentra el capitán Craig “Encino Man” Schwetje, capaz y muy apreciado por sus hombres, y al que todos, incluido él mismo, se refierne como “El Hombre de Encino”, pues habla de si mismo en tercera persona.
Como habréis podido intuír, si ves la serie, más te vale aprenderte los apodos de los personajes que sus nombres reales. Y además dan mucho más juego. Por ejemplo, el superior al mando del primer batallón de reconocimiento es el teniente coronel Ferrando, al que todos llaman Padrino, porque tiene una característica voz ronca, baja y carraspeante, como si estuviera operado de la laringe.
<sigo en spoiler sin desvelar nada>
Más en: http://el-pobre-cito-hablador.blogspot.com.es/2013/03/generation-kill-una-guerra-lenta.html
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Pero lejos de las preocupaciones de los mandos, las de los soldados son mucho más pedestres: algunos están ansiosos por entrar en acción, otros temerosos de que hayan subestimado a las fuerzas iraquíes y no sean lo que han visto hasta ahora, otros deseando cumplir su periodo de servicio y regresar a casa, y otros simplemente preocupados por trapichear intercambiando latas de aceite de motor de los humvees por baterías para las gafas de visión nocturna: en el ejército más poderoso del mundo y dotados de los mejores medios, parece que los suministros de pilas para las gafas de visión nocturna siempre escasean.
Evidentemente no he estado ni en Iraq ni en los marines, pero si creo que la serie respira un cierto ambiente de verosimilitud. No creo que la realidad, para esas unidades en concreto, fuera muy distinta de la que se retrata en la serie: muchas horas de aburrimiento a bordo del convoy de vehículos en constante comunicación por radio usando los indicativos de la compañía y el vehículo (perdí la cuenta de cuantas veces se dice en la serie “Hitman, hitman dos, aquí dos-uno…”), salpicados por alguna escaramuza, o por momentos de tensión con los civiles, y con algún combate en una emboscada.
Como a todo producto de la HBO, la calidad se le supone, y la ambientación está muy lograda. La banda sonora de la serie es casi inexistente. No hay sintonía, y básicamente música que suena es la que era popular en aquellos años, desde Avril Lavigne hasta raperos como Dr. Dre o Tupac Shakur, y casi en su totalidad la canta a capella los propios actores en la escena.
El resultado final es interesante, e incluso bueno si no te echa para atrás el género bélico, aunque como dije al principio, que nadie espere ver Band of Brothers, el Soldado Ryan (ambas bastante superiores por cierto) o algo parecido: ni heroicidades, ni atrocidades, ni grandes batallas… Esto más cómo un documental, un documental de una guerra “lenta”, no de acción, que muchas veces pretende ser aséptico (y que quizás por eso precisamente sea más crítico de lo que aparenta). En cierto sentido, más que a Salvar al soldado Ryan se parece a La delgada línea roja, pero no tan insufriblemente aburrida ni tan “filosófica”: los marines de Generation Kill no se comen tanto el tarro…
Evidentemente no he estado ni en Iraq ni en los marines, pero si creo que la serie respira un cierto ambiente de verosimilitud. No creo que la realidad, para esas unidades en concreto, fuera muy distinta de la que se retrata en la serie: muchas horas de aburrimiento a bordo del convoy de vehículos en constante comunicación por radio usando los indicativos de la compañía y el vehículo (perdí la cuenta de cuantas veces se dice en la serie “Hitman, hitman dos, aquí dos-uno…”), salpicados por alguna escaramuza, o por momentos de tensión con los civiles, y con algún combate en una emboscada.
Como a todo producto de la HBO, la calidad se le supone, y la ambientación está muy lograda. La banda sonora de la serie es casi inexistente. No hay sintonía, y básicamente música que suena es la que era popular en aquellos años, desde Avril Lavigne hasta raperos como Dr. Dre o Tupac Shakur, y casi en su totalidad la canta a capella los propios actores en la escena.
El resultado final es interesante, e incluso bueno si no te echa para atrás el género bélico, aunque como dije al principio, que nadie espere ver Band of Brothers, el Soldado Ryan (ambas bastante superiores por cierto) o algo parecido: ni heroicidades, ni atrocidades, ni grandes batallas… Esto más cómo un documental, un documental de una guerra “lenta”, no de acción, que muchas veces pretende ser aséptico (y que quizás por eso precisamente sea más crítico de lo que aparenta). En cierto sentido, más que a Salvar al soldado Ryan se parece a La delgada línea roja, pero no tan insufriblemente aburrida ni tan “filosófica”: los marines de Generation Kill no se comen tanto el tarro…
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