El arma del engaño
2021 

5.9
3,453
Bélico. Drama
Año 1943, en plena II Guerra Mundial. Las fuerzas aliadas están decididas a lanzar un asalto definitivo en Europa. Pero se enfrentan un desafío importante: proteger durante la invasión a sus tropas de la potencia de fuego alemana, y así evitar una posible masacre. Dos brillantes oficiales de inteligencia, Ewen Montagu (Firth) y Charles Cholmondeley, son los encargados de establecer la estrategia de desinformación más inspirada e ... [+]
27 de mayo de 2022
27 de mayo de 2022
1 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace poco echaron por la tele un documental sobre un episodio bélico asombroso llevado a cabo por los ingleses que tuvo lugar en la segunda guerra mundial poco antes del desembarco aliado en Sicilia. Lo cierto es que lo desconocía por completo y me quedé perplejo ante el relato pormenorizado de la “Operación Mincemeat” que traducido al castellano sería “Operación carne picada”.
El director británico John Madden nos relata como se fraguó dicho episodio a través de una elegante adaptación del libro de Ben Macyntire; “El hombre que nunca existió” y que intercala los avatares personales de sus protagonistas con el desarrollo del fantástico suceso que cambió el curso de la guerra contra los alemanes propiciando la mayor operación anfibia aliada hasta la fecha.
La película está bien contada , se hace muy amena y goza de toda la distinción habitual del cine inglés; magnífica fotografía, ambientación, vestuario y demás apartados artísticos aunque en mi opinión decae en el relato romántico que envuelve a los tres protagonistas, magnífico por cierto el duelo interpretativo entre Colin Firth y Matthew Macfadyen.
El director británico John Madden nos relata como se fraguó dicho episodio a través de una elegante adaptación del libro de Ben Macyntire; “El hombre que nunca existió” y que intercala los avatares personales de sus protagonistas con el desarrollo del fantástico suceso que cambió el curso de la guerra contra los alemanes propiciando la mayor operación anfibia aliada hasta la fecha.
La película está bien contada , se hace muy amena y goza de toda la distinción habitual del cine inglés; magnífica fotografía, ambientación, vestuario y demás apartados artísticos aunque en mi opinión decae en el relato romántico que envuelve a los tres protagonistas, magnífico por cierto el duelo interpretativo entre Colin Firth y Matthew Macfadyen.
1 de junio de 2022
1 de junio de 2022
2 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película va de una operación de despiste que ejecutaron con potra y/o maestría los ingleses en la segunda guerra mundial, conocida como "Operation Mincemeat", el título original de la película. Oportunidad única perdida para titular una peli "Operación Fiambre", pero al menos lo podían haber dejado en "Operación Carne Picada". Quizás han pensado que la gente creería que es un programa de cocina. ¿Y qué? Seguramente irían más espectadores a verla.
Típica peli histórica británica con actores de oficio como Colin Firth y Matthew Macfadyen, añadiendo algunos españoles infiltrados por imperativo geográfico como Pedro Casablanc (que se confirma como secundario forzoso no solo en películas españolas), cuidada producción y vestuario, paleta de colores típica WWII y ritmo flemático. La historia no vamos a negar que está curiosa pero para rellenar las dos horas meten un triángulo amoroso más frío que el propio fiambre. Hubiera preferido menos minutos y más al grano o puestos a rellenar con invenciones, algo más energético. Sí que son de agradecer las referencias literarias que le insuflan algo de gracia al asunto.
Poco más que añadir, os dejo con la reflexión de que si tienes más de 25 años, cuando naciste la primera guerra mundial era un evento más reciente que la segunda guerra mundial respecto al momento actual. Queda poco para que las leyendas sustituyan por completo a la memoria.
Gustará a: forenses, James Bond, desembarcantes de Sicilia
No gustará a: cadáveres, Hitler, vagabundos
Típica peli histórica británica con actores de oficio como Colin Firth y Matthew Macfadyen, añadiendo algunos españoles infiltrados por imperativo geográfico como Pedro Casablanc (que se confirma como secundario forzoso no solo en películas españolas), cuidada producción y vestuario, paleta de colores típica WWII y ritmo flemático. La historia no vamos a negar que está curiosa pero para rellenar las dos horas meten un triángulo amoroso más frío que el propio fiambre. Hubiera preferido menos minutos y más al grano o puestos a rellenar con invenciones, algo más energético. Sí que son de agradecer las referencias literarias que le insuflan algo de gracia al asunto.
Poco más que añadir, os dejo con la reflexión de que si tienes más de 25 años, cuando naciste la primera guerra mundial era un evento más reciente que la segunda guerra mundial respecto al momento actual. Queda poco para que las leyendas sustituyan por completo a la memoria.
Gustará a: forenses, James Bond, desembarcantes de Sicilia
No gustará a: cadáveres, Hitler, vagabundos
20 de mayo de 2022
20 de mayo de 2022
1 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Inspirada en una historia real, durante la Segunda Guerra Mundial, donde los servicios de inteligencia y espionaje ingleses intentarán engañar a la inteligencia alemana para invadir con la menor resistencia posible las playas de Sicilia, Italia, aliada de los nazis.
El film me gustó mucho, pero tuve que pausarlo innumerable veces para retener e identificar tantos apellidos que intervienen, que es lo malo de las películas con muchos protagonistas, en donde entre 90 y 120 min. hay que retener, diferenciar y saber identificar un montón de datos, cosa que en una serie tenés horas para asimilar toda la información importante, e inclusive empatizar con los protagonistas. Creo que para el espectador con poca paciencia el film puede resultar denso.
Además me dió la impresión que como estrategia para crear suspenso, los guionistas del film, para no spoilear lo que los ingleses se traen entre manos, entre los escritorios de Inteligencia, apelan a muchas metáforas durante los diálogos.
Hay algo que nunca falla en este tipo de historias nada románticas, parecidas a una partida de ajedrez dentro de un rompecabezas, y es que las atraviese una historia de amor, un amor casi imposible de consumar, que siempre resulta un recurso efectivo, ya que te tiene enganchado hasta el final (siempre pongo como ejem. “El secreto de sus ojos”).
El film me gustó mucho, pero tuve que pausarlo innumerable veces para retener e identificar tantos apellidos que intervienen, que es lo malo de las películas con muchos protagonistas, en donde entre 90 y 120 min. hay que retener, diferenciar y saber identificar un montón de datos, cosa que en una serie tenés horas para asimilar toda la información importante, e inclusive empatizar con los protagonistas. Creo que para el espectador con poca paciencia el film puede resultar denso.
Además me dió la impresión que como estrategia para crear suspenso, los guionistas del film, para no spoilear lo que los ingleses se traen entre manos, entre los escritorios de Inteligencia, apelan a muchas metáforas durante los diálogos.
Hay algo que nunca falla en este tipo de historias nada románticas, parecidas a una partida de ajedrez dentro de un rompecabezas, y es que las atraviese una historia de amor, un amor casi imposible de consumar, que siempre resulta un recurso efectivo, ya que te tiene enganchado hasta el final (siempre pongo como ejem. “El secreto de sus ojos”).
20 de mayo de 2022
20 de mayo de 2022
1 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Resulta interesante contrastar El arma del engaño (Operation Mincemeat, 2021), de John Madden, cineasta británico sobre el que, a diferencia de Tony Scott, sería extraño escuchar a alguien decir que su filmografía dispone de obras maestras, aunque disponga de algunas estimables como La deuda (2013) o Miss Sloane (2017), con Top gun Maverick, de Joseph Kosinski. Ambas acontecen en ambiente militar, en este caso en periodo de guerra, en Inglaterra, cuando el servicio de contraespionaje británico, Twenty Comittee, urdió la operación Carne picada (Operación mincemeat), la hábil estrategia capciosa (que hubiera quedado expuesta si se hubiera utilizado el primer nombre: Operación Caballo de Troya) que hiciera pensar a los alemanes que el desembarco de tropas estadounidenses, en junio de 1943, se iba a realizar en Grecia y no en Sicilia, y que fue decisiva, por su éxito, para el posterior desarrollo de la guerra. La escenificación ficticia dispone como protagonista de un cadáver arrojado en las aguas de la costa de Cádiz, como si fuera un correo militar que ha sufrido un ahogamiento, el cual porta unos falsos documentos con los que se intenta hacer pensar a los alemanes que se pretende realizar la invasión en Grecia, y con el añadido de falsas cartas de amor para dotarle de unos rasgos de personalidad, de una historia personal, que propicien que resulte convincente como persona real en vez de personaje ficticio con cuerpo de indigente. El arma del engaño es una obra también construida con los moldes del relato ortodoxo, como Top Gun: Maverick, aunque quizá con una apariencia que a un público joven no resulte igual de atractiva (Ben Miller, en The Film experience, la equipara a la película tipo que le gustaría a su abuelo), de la misma manera que los actores que protagonizan la historia sentimental, también talluditos, entre los cuarenta y cincuenta, aun atractivos como son Colin Firth y Kelly McDonald, no remarcan su condición de jóvenes (aun con arrugas), como en Top Gun: Maverick. El mismo diseño visual también diferencia ambas producciones. El arma del engaño es una obra de (hermoso) cariz pictórico, con un elaborado trabajo cromático y lumínico, en consonancia con la circunstancia dramática. El diseño visual de Top Gun Maverick, aunque afortunadamente mitigado con respecto a la obra de Scott, sigue siendo fundamentalmente fotogénico. Lo importante es la imagen en sí, como la fotogenia de los actores. Remite a sí misma, como la imagen publicitaria. Es irrelevante, dramáticamente, el trabajo cromático o lumínico, y en algunas secuencias parecen meramente postales con figuras fotogénicas, aunque no sea tan estentóreamente patente como en Top Gun (que parecía enteramente una postal de un crepúsculo solar, incluidos los mismos actores). Aún así, sigue siendo un diseño visual más bien aséptico.
Aunque tanto El arma del engaño como Top Gun: Maverick compartan una convención, la figura del militar que se opone a los protagonistas y que se caracteriza por siempre portar un semblante de expresión grave y severa (que hace pensar que una sonrisa le podría crear alguna grave lesión muscular), en un caso Simpson y, en El arma del engaño, Godfrey (Jason Isaacs), ambas se diferencian por la penetración o densidad su enfoque dramático. En Top gun Maverick no se buscan demasiado las aristas en los conflictos, o estos no adquieren particular entidad, sin traspasar la condición de convenciones conductoras y funcionales (en un marco fotogénico con figuras fotogénicas), por lo que parecen más un componente adicional del espectáculo de los vuelos. Todo resulta muy liviano. En cambio, en El arma del engaño, más allá de que ya esté presente en la novela que se adapta, escrita por Ben McIntyre, destaca la delicadeza y sutileza con que está planteada, y articulada expresivamente, la atracción que se gesta entre Montagu (Colin Firth), uno de los dos creadores de la artimaña para engañar a los alemanes, y Jean Leslie (Kelly McDonald), una de cuyas fotos se usa como imagen de la novia del cadáver.
En su relación se enmaraña la ficción que urden con la emoción que surge real, aunque en ambos también sea influyente el matrimonio infeliz de uno y la condición de viuda de la otra, esto es, la falta o carencia, el hueco en la vida, como una sombra. Esa espesura de emociones diversas (en qué medida pueden ser generadas por sugestión o proyección o se fundamentan en la conexión), encuentra su correspondencia en el citado elaborado diseño visual (que evoca las pinturas de Rembrandt o Caravaggio). La imagen refleja el conflicto emocional, y es, a la vez, un comentario sobre su naturaleza (dinámica o maraña). Los sentimientos pueden ser una espesura de sombras, y contraluces.
Aunque tanto El arma del engaño como Top Gun: Maverick compartan una convención, la figura del militar que se opone a los protagonistas y que se caracteriza por siempre portar un semblante de expresión grave y severa (que hace pensar que una sonrisa le podría crear alguna grave lesión muscular), en un caso Simpson y, en El arma del engaño, Godfrey (Jason Isaacs), ambas se diferencian por la penetración o densidad su enfoque dramático. En Top gun Maverick no se buscan demasiado las aristas en los conflictos, o estos no adquieren particular entidad, sin traspasar la condición de convenciones conductoras y funcionales (en un marco fotogénico con figuras fotogénicas), por lo que parecen más un componente adicional del espectáculo de los vuelos. Todo resulta muy liviano. En cambio, en El arma del engaño, más allá de que ya esté presente en la novela que se adapta, escrita por Ben McIntyre, destaca la delicadeza y sutileza con que está planteada, y articulada expresivamente, la atracción que se gesta entre Montagu (Colin Firth), uno de los dos creadores de la artimaña para engañar a los alemanes, y Jean Leslie (Kelly McDonald), una de cuyas fotos se usa como imagen de la novia del cadáver.
En su relación se enmaraña la ficción que urden con la emoción que surge real, aunque en ambos también sea influyente el matrimonio infeliz de uno y la condición de viuda de la otra, esto es, la falta o carencia, el hueco en la vida, como una sombra. Esa espesura de emociones diversas (en qué medida pueden ser generadas por sugestión o proyección o se fundamentan en la conexión), encuentra su correspondencia en el citado elaborado diseño visual (que evoca las pinturas de Rembrandt o Caravaggio). La imagen refleja el conflicto emocional, y es, a la vez, un comentario sobre su naturaleza (dinámica o maraña). Los sentimientos pueden ser una espesura de sombras, y contraluces.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Además, para enmarañar más la circunstancia, añádase la interferencia del otro urdidor de la artimaña, Cholmondeley (Matthew McFayden), enamorado de Leslie, y requerido por Godfrey para espiar a Montague, debido a que hay sospechas de que el hermano de Montague, Ivor (Mark Gatiss), pueda ser un espía ruso (de nuevo, en qué medida condiciona el primer aspecto al segundo). Si en Top Gun: Maverick destacan las secuencias de vuelo sobre las interpersonales, en El arte del engaño la compleja relevancia de los conflictos personales no afecta a la atención de la trama, o la incertidumbre sobre si funcionará la urdimbre, es decir, si los documentos llegarán a quien tienen que llegar. Las diferentes tensiones se conjugan armónicamente. Trazos ortodoxos en la construcción del relato en ambas producciones, pero en un caso prevalece la convención y la fotogenia, aunque como brillante aplicación, y en la otra la sutileza y la emoción compleja y reflexiva: a la par que se relata cómo se gesta y se urde, y cómo se materializa, expuesta a los imprevistos, una ficción, la narración interroga sobre cómo las secuencias emocionales pueden gestarse en el difuso territorio que conjuga, y confunde, lo auténtico con lo ficticio.
Alexander Zárate
elcinedesolaris.blogspot.com
Alexander Zárate
elcinedesolaris.blogspot.com
20 de mayo de 2022
20 de mayo de 2022
1 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Puede ser que ya se haya dicho todo lo que había que decir sobre la II Guerra Mundial en la gran pantalla. Por eso, para el espectador experimentado en films sobre el periodo nazi, El arma del engaño quizá es título más, entre los otros muchos que existen alrededor del mismo tema.
No obstante, esta cinta también podría pasar por un thriller muy ameno, desvinculado del Holocausto, ya que los hechos se sitúan lejos del campo de batalla. John Madden se inspira en el libro de Ben Macintyre sobre la “Operación Carne picada” y relata con gran dinamismo la estrategia de desinformación que planificaron dos oficiales de inteligencia en Inglaterra para vencer a los alemanes.
El inicio es ágil y trepidante, pero a la vez contenido. La historia se va detallando poco a poco, generando intriga y logrando mantener al público –ese que desconoce los hechos reales– expectante e inquieto. Además, conserva una cadencia atractiva en casi todo momento.
Si bien es cierto que hay relatos secundarios que estorban, o una subtrama amorosa injustificada, los intérpretes hacen tan buen trabajo que uno queda absorbido por el gran engaño bélico que está presenciando y es capaz de disculpar los errores. En definitiva, el elenco, liderado por Colin Firth, da vida a un drama de guerra que resulta satisfactorio y entretenido.
www.contraste.info
No obstante, esta cinta también podría pasar por un thriller muy ameno, desvinculado del Holocausto, ya que los hechos se sitúan lejos del campo de batalla. John Madden se inspira en el libro de Ben Macintyre sobre la “Operación Carne picada” y relata con gran dinamismo la estrategia de desinformación que planificaron dos oficiales de inteligencia en Inglaterra para vencer a los alemanes.
El inicio es ágil y trepidante, pero a la vez contenido. La historia se va detallando poco a poco, generando intriga y logrando mantener al público –ese que desconoce los hechos reales– expectante e inquieto. Además, conserva una cadencia atractiva en casi todo momento.
Si bien es cierto que hay relatos secundarios que estorban, o una subtrama amorosa injustificada, los intérpretes hacen tan buen trabajo que uno queda absorbido por el gran engaño bélico que está presenciando y es capaz de disculpar los errores. En definitiva, el elenco, liderado por Colin Firth, da vida a un drama de guerra que resulta satisfactorio y entretenido.
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