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7 deseos

Terror. Fantástico Una joven de 17 años (Joey King) descubre una caja con poderes mágicos, pero usarla tendrá un alto y sangriento precio. (FILMAFFINITY)
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Críticas ordenadas por utilidad
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3
8 de febrero de 2022 1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los chicos quieren terror:

No voy a mentir, no esperaba nada de la película que hoy analizo, pero bueno quería un mero entretenimiento que no me hiciese pensar y decidí darle una posibilidad. Esta cinta pertenece a ese grupo de cine llamado teen horror, en cristiano películas de terror para adolescentes, y en los últimos años Hollywood ha decidido sacarle jugo a esto sin la verdad demasiado éxito. Realmente su apogeo fueron los 90's con el slasher como máximo exponente. Muchas de estas películas en su momento fueron vistas como cine cutre y algo estúpido pero con el tiempo se ha visto que no eran tan malas y que son mejores que mucho cine de 'terror' de estos años...

Siete Deseos vive directamente de películas como Jóvenes y Brujas (1996), Wishmaster (1997) de las comedias adolescentes Chicas Malas (2004) y Crueless (1994) y sobre todo de una película que cerró una etapa en el cine -y desgraciadamente en la carrera de Devon Sawa- Destino Final (2000). Realmente Siete Deseos podría ser Destino Final 7, una secuela lejana y mil veces vista de un gran producto como fue la película de James Wong.

La cinta de ¿terror?, ¿slasher? (no sabría como definirla) es 'amiga' de películas como Verdad o Reto (2018), Eliminado (2014) productos que no han conseguido demasiado... En mi opinión la única que esta bien de este grupo es Feliz día de Tu Muerte y en menor medida su secuela. También podríamos añadir a este 'selecto' grupo el slasher La Calle del Terror 1 (de la cual he hecho crítica) que sinceramente a mi me gustó poco siendo generoso...

Ryan Phillippe será un chatarrero-saxofonista:

No es coña, el célebre actor Ryan Phillippe tendrá este extraño papel en el filme, será el padre fracasado de la protagonista y la verdad es que no dará el pego, y no lo digo por falta de talento que de esto el intérprete va sobrado sino porque no quedará realista. La verdad es que este actor está muy infravalorado, bueno en realidad la mayoría de esta generación han sido 'triturados' por Hollywood (Neve Campbell, Mathew Lillard, Alicia Silverstone, la malograda Britanny Murphy etc.) al menos este no ha tenido problemas graves con drogas como sus compañeros Devon Sawa y Nick Stahl. Ambos grandes actores dicho sea de paso...

El mayor peso interpretativo caerá sobre los hombros de la joven Joey King, que aunque no comenzará del todo mal, acabará sobreactuando de lo lindo. El resto del reparto hará lo que puede con sus personajes clichés, así que poco o nada podremos sacar de si son buenos o malos actores, lo mismo se aplica a la prota que tendrá un papel bastante estúpido. Curiosamente el actor Jerry O'Connell hará un cameo, supongo que vivirá a cinco minutos del set de rodaje porque sino no lo entiendo...

Ni chicha ni limoná:

Pasando ya al meollo de la trama la verdad es que hay poco que contar. El guion será muy pobre y el ritmo de un nivel muy bajo. Al menos hay que decir que la película no se vuelve demasiado aburrida y se deja ver con eso digo que no será un infierno verla acabar. La trama estará llena de situaciones típicas de película de institutos americanos y unas cuantas muertes que no llegan a ser lo bizarras que asperearíamos, destaco por lo mala que es la que se produce con el triturador de basura.
El desarrollo será escalonado, como si hubiese dos finales en uno. Se intentará apelar al corazón pero ya es tarde, nuestro corazón y el resto de órganos solo esperarán ver los títulos finales. Lamentablemente hay un atisbo de secuela en los post-créditos (Marvel no es la única que los utiliza) pero como han pasado ya 5 años del estreno, parece ser que esa 'amenaza' no se va a cumplir...

John R. Leonetti es el director del filme y la verdad es que su nombre -si te paras a buscarlo- no trae buenas sensaciones. Dirigió la lamentable secuela de Mortal Kombat, la secuela del Efecto Mariposa y su amigo James Wan le entregó Annabelle e hizo lo que hizo... He visto que es el realizador de The Silence, serie que tenía anotada y la verdad es que se me han ido las ganas de verla. Esperemos que para su nueva cinta de terror Lullaby haga al fin un buen trabajo aunque desgraciadamente tengo mis dudas...

-VALORACIÓN FINAL-

Floja película de ¿terror? que recurre a tópicos mil veces vistos. Bebe directamente del cine de terror juvenil de los noventa, pero lo único que hace es quedar en evidencia si se les compara. Es cierto que es un producto que busca el mercado adolescente pero es que Siete Deseos no cumple ni siquiera con ese tipo de estándares. Al menos se hace ligera y bueno aparece un rato Ryan Philippe que esperemos que logre encauzar su carrera a al menos productos más potables.

CRÍTICA EN MI BLOG:
https://elultimopeldanoreviews.blogspot.com/2022/02/siete-deseos-2017-deseo-no-haberla-visto.html
3
10 de octubre de 2021 0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya no soy un adolescente, lo sé pero lo he sido
En España no nos encontramos cajas mágicas chinas de los deseos. Así que vivimos una vida normal. Tendria que haberme quedado sin ver la peli y no habría pasado nada. Pero ya que la hemos visto:
Todos los clichés del instituto americano.
La chica tiene pocos amigos, es maltratada por las populares pero le gusta el novio de una de ellas. Su padre es chatarrero y está un poco tururú por el suicidio de su esposa.
Y aparece la caja de darle la vuelta a la tortilla de su vida (en su caso será la hamburguesa, supongo.

Continuó en spoiler aunque la historia se puede prever de principio a fin

Resumen: Si no la ves no te pierdes nada. Si te aburres como una ostra y te animas a ver si le sacas algo. Suerte
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La protagonista, Clare, pone nervioso hasta el mismísimo Buda. Como se puede ser tan inútil de no ver lo que está pasando? Yo he tenido 16 años y eso no me pasa.
Lo mejor de la película, su amiga Meredith que está con su fricadas y sabe perfectamente su lugar en el mundo
El tema de los winners en las películas americanas está un poco trillado. Menos mal que no son animadoras y del equipo que sea. No lo muestra pero podría ser.
Tema obsesión:
Desde el primer deseo se da cuenta que ha habido una accion/reacción. Podrido es la palabra clave. Pero la chica sigue a lo suyo y se muere su tío pero como hereda pues seguimos jugando. Y así seguimos con el éxito individual (ha eliminado a su enemiga, la quieren con locura, tiene dineros y se ha hecho popular). Y luego y todo se va de madre con vuelta a, a vida de la idem.
En fin, solo me queda la duda de si es consciente de las consecuencias de su último deseo. Entre que se la ido la olla y el poco criterio que ha mostrado previamente me da que pensaba que lo había conseguido. INSENSATA
6
19 de febrero de 2023 0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dicen las malas lenguas que en algunos ratos de asueto, John R. Leonetti se dedicó a merodear por los trasteros de la MGM, que se hizo cargo de absorber, reflotar a su querida (y quebrada poco antes del estreno de «The Silence of The Lambs», 1991) Orion Pictures, compañía que vivió sus momentos de esplendor durante los años 80, y de la que los de mi generación siempre recordaremos el emblemático logo, presentando títulos como «Amadeus» (1984), «Platoon» (1986), «Mississippi Burning» (1988) o «Dances With Wolves» (1990).

En sus escarceos con las antiguallas del estudio, el director encontró una oxidada lámpara, y se dedicó a frotarla pacientemente, usando el «Netol» de un frasco que también debía de estar en aquellas estanterías desde el año de la «catapún». Sólo quizás por el gusto y capricho de devolver la dignidad a un objeto-fetiche de algún decorado, y, tal vez, a hurtadillas, llevárselo a casa una vez limpio para exhibirlo en alguno de los muebles del salón (al fin y al cabo, ¿quién iba a echar de menos una vieja lámpara oxidada?).

Frotando, frotando, mientras discurría en su mente si llevarse la lámpara como trofeo, o regalársela a la Warner como agradecimiento por haberle dado el encargo de «Anabelle» (2014), entre nosotros, la menos gloriosa de las entregas del universo «Guarren», súbitamente el hombre hizo uno de esos «jumpscares», ya que de repente, tras una verdosa neblina, apareció el genio que hacía tranquilamente la siesta dentro del objeto al que Leonetti se afanaba en sacar el brillo: ¡¡zasca!! Los tres deseos acudieron raudos a su mente: lanzar al mercado cinematográfico una película para reventar taquillas con un irrisorio presupuesto; fundar una franquicia de terror que le situara entre los «tops» del género; y hacerse con la recién resucitada Orion Pictures, para hacer el salto a magnate de la industria. ¿Deseos concedidos? Pues va a ser que no.

A parte de la referencia, copia o calco de sagas como «Final Destination» (2000 – 2011), «Wish Upon» (2017) es una oda a los «slasher» (algunos con tintes sobrenaturales) de adolescentes que hicieron su «mise en escène» durante la creativa y productiva década de los años 90, especialmente en la segunda mitad de la misma. La presencia del ya algo maduro Ryan Philippe no obedece a otra cosa, sino recordarnos lo que fueron algunos mitos del estilo de «I know what you did Last Summer» (1997), de Jim Gillespie, en la que el todavía atractivo actor interpreta a uno de los adolescentes perseguidos por pretéritas fechorías.

En «Wish Upon», la no menos atractiva, y bastante solvente Joey King, toma el relevo generacional, siendo su personaje (Clare), el central de un grupo de estudiantes de secundaria, que se verán afectados por las consecuencias de la relación entre la protagonista (el «patito feo» del elenco), y una caja de música china que le regala su padre (Philippe), una especie de chatarrero. El misterioso objeto parece tener la capacidad de conceder deseos: siete, para ser exactos.

La historia de una joven inadaptada, con un pasado traumático (su madre se ahorca ante sus mismísimas narices en el ático de su casa; sometida a «bullying» por parte del «clan pijotas» del instituto; avergonzada por un padre que otrora fuera el saxofonista de una banda de éxito, y que en el presente se dedica a hurgar en las basuras para encontrar «tesoros», y así poder llegar a final de mes), es un tema cuyo sustrato se puede remontar a la historia de «La Cenicienta», si buceamos en nuestro imaginario colectivo, y también en elementos importados de otras culturas, como la Leyenda de la Caja de Música China (Lu Mei), respecto a la que la mímesis es más clara.

La guionista Barbara Marshall («Viral», 2016; «The Bad Seed», 2018), desaprovecha su oportunidad de tejer mejor un guion con infinitas posibilidades, para tirar cable en línea recta, a base de una simple estructura en la que se alternan los deseos de Clare dirigidos a la caja, de lo más tópico (dentro de parámetros puramente egoístas) que cualquier espécimen humano haya anhelado en su patética historia: dinero, posición social y el «amor ¿o sexo? de la vida», con el sangriento precio que tendrá que pagar por tales antojos, traducido en las muertes «accidentales» de varias de las personas que forman su íntimo círculo social (que tampoco son tantas)… los arquetipos de cuentos y fábulas al desnudo, en una cinta que, por no exigir demasiado a sus conexiones neurales (por lo tanto, injustamente tratándoles de idiotas), mete prácticamente cuchara en boca, cual primeriza papilla, el contenido a un «público diana» que a las claras, por la calificación PG-13, es el de los escolares de educación secundaria (sí, «ESO» en lo que piensan ahora), a los varios nostálgicos a los que se nos quiere hacer evocar el cine de terror de nuestra propia adolescencia, y a algunos fans incondicionales del gore y de la casquería, que, muy probablemente, saldrán decepcionados.

Sin embargo, nada de lo que vemos desplegar en el tan simplón como, las veces, lleno de absurdos, libreto de Marshall, impide pensar que, tanto en términos de puesta en escena, como en lo que respecta al desarrollo argumental, estemos ante una intencionada sátira o caricatura de lo que sería el mundo de los adolescentes, o, por lo menos, de la imagen, equivocada o no, que tenemos los adultos de ellos: egocéntricos, hedonistas, crueles, desagradecidos… y toda una retahíla de atributos con los que solemos etiquetar al colectivo, olvidando muchas veces que nosotros también hemos pasado por la edad del pavo, y que siendo ya granaditos y asomándose las canas (eso los que tengan pelo), muchos todavía no se han despegado de su estado de perenne inmadurez.

Quizá esto explique hasta lo cómicas que pueden tornarse algunas escenas, y que no nos descorchemos de la risa ante según qué situaciones, por no estar explícitamente catalogada la cinta como «comedia» o «comedia de terror», cuyas trazas encontramos en no pocos momentos,
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
recordándonos un parecido regusto con lo que Wes Craven sazona sus fascículos de la serie «Scream» (desde 1996 hasta la fecha).

Lo que salva de la quema a este poco elaborado relato, es su intención final de ser un cuento con moraleja, que no por repetido en diversas expresiones culturales y artísticas, no sobra ser recordado a todos los mortales que, por desgracia, suelen pretender alcanzar sus objetivos a costa de ignorar cualquier daño colateral consecuente a los semejantes, cuando no incluso a los propios allegados, o a los que se pretende considerar como más queridos; basta echar un vistazo a las calles, a la caja tonta, o abrir las «ventanas del interné» («güebs» y redes sociales), y nos daremos cuenta de que, con tal de «cumplir deseos» (ahora se utiliza el término eufemístico «sueños»), muchos no reparan en ciscar la vida del prójimo. ¿Ello quiere decir que es malo progresar, auto superarse, tener metas, etcétera…? Pues claro que no, pero si reflexionamos un poco sobre lo que ocurre en «Wish Upon», largo y tendido sería el debate ético y moral que plantea todo el «peripeciario» de Clare Shannon (King), quien desesperada por disfrutar de una «vida mejor»: vengarse de su acosadora compañera, Darcy (Josephine Langford); ser la más «popu», tener pasta saliéndole por las orejas, y poder echar un polvete con Paul, el «playboy» (Mitchell Slaggert) de su centro educativo, se olvida de lo más importante que tiene a su lado, para conseguir lo que anhela: sus amigos Ryan (Ki Hong Lee), Meredith (Sidney Park) y June (Shannon Purser); su padre, del que se avergüenza; el cariño de su vecina Mrs Deluca (Sherilynn Fenn); y su gran talento como artista. Ahí podríamos ver sin duda una crítica a un sistema que, en vez de descubrir y trabajar las potencialidades de la gente joven, los corrompe con lo que sería el demonio que mora en el interior de la caja de deseos, y ofrece vacuas y vanas esperanzas de felicidad, basada en contravalores o valores destructivos.

La fotografía de Michael Galbraith tiene destellos (nunca mejor dicho) de buen hacer en los encuadres, la claridad y unas tonalidades equilibradas, aunque en determinadas escenas de violentos decesos, ensombrezca deliberadamente la imagen para no transgredir los requisitos de la etiqueta de calificación moral. Por no hablar de que, a tal fin, la cámara se vuelve loca en la sucesión de perspectivas y planos ante las muertes, como queriéndolas dotar de tamaña angustia, pero privándonos descaradamente de los litros de sangre y menudillas que serían de esperar en tal circunstancia.

La partitura de Tomandandy no sobresale, casi exclusivamente a base de efectos electrónicos, con algún oneroso estruendo del metal que anuncia con su voz las desgracias personales con las que se paga el precio de los deseos, a modo de los martillazos que se escuchan en la Cuarta Sinfonía «Del Destino», de P.I. Tchaikowsky.

El trabajo de los actores es más que decente, dentro de lo que les permite el anodino «script», destacando entre ellos nada más que algunas sobreactuaciones «flamboyant» de la King, y los evidentes signos de fatiga de un Philippe que no acaba de encontrar su «locus» en la escena, pese a esforzarse para ello.

Un trabajo que, en suma, se podría decir superado con creces por el apógrafo, hasta incluso en detalles como un perro como primera víctima en morir de manera atroz, o el ahorcamiento de la madre, por no decir ya los deseos pedidos, y cómo el protagonista gestiona el tema, que Timothy Woodward Jr. haría dos años después con «The Final Wish» (2019), interpretada por Michael Welsh y Lin Shaye (la de «Insidious»).

No hubo acuerdo, y el genio no le otorgó a Lionetti sus tres deseos. Pero antes de irse a las oficinas de la Seguridad Social para tramitar su jubilación, por haberle limpiado la lámpara de la que lo sacó, le concedió salvar los muebles, y presentar una cinta entretenida que, por otro lado, no satisfizo plenamente sus pretensiones, si es que las tenía.
7
24 de noviembre de 2017
6 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película estupenda, muy 90’s pero rodada ahora, sobre deseos cumplidos…
La película es chusca, ni asomo de revival de terror clásico a lo TI WEST o a lo JAMES WAN, pero tiene un punto de descaro DESTINO FINAL que la hace simpática e interesante.
Una caja china que cumple deseos que le pidas pero que con cada deseo entregado se cobra una vida. El deseo de ser la más popular, de que tu padre no te avergüence, de que el chico que te gusta se fije en ti, de que tu madre muerta vuelva a la vida…
La actriz protagonista tiene cara de actriz porno y luego sale el chino novio de KIMMY SCHMIDT. Ah, y también sale RYAN PHILLIPE (el guapazo de los 90 de CRUELES INTENCIONES, 54 y SÉ LO QUE HICISTEIS EL ÚLTIMO VERANO, ex marido de REESE WITHERSPOON y possedor, al igual que ella, de la auténtica fórmula antioxidante) y también aparece SHERILYN FENN (AUDREY en TWIN PEAKS) haciendo de vecina.
Entretenida.
2
28 de noviembre de 2017
4 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mi más sentido pésame a quiénes fueron a ver ésta película que se estrenó en los cines argentinos a finales de Julio. Nada puede salir bien con John R. Leonetti, el director de "The Butterfly Effect 2", "Mortal Kombat: Annihilation", y la primera entrega de "Annabelle".

El argumento, que supone una película de terror es la siguiente, a una pendeja le llega una caja de pedorro diseño, que parece comprada en un supermercado chino, y en la que podés pedir siete deseos, y cada uno se paga con una muerte, después de pedir todos los deseos, viene el mostro y te come, o algo así.

Por lo menos, se hubieran gastado un poquito en el guión, y hacerla no tan inverosímil, aprovechando ésta onda de mierda de peliculas de terror con pendejos, en los que mayores casi no aparecen, pero acá tenés a unos padres bastantes pelotudos, quemáte más el coco con el guión papá, no seas tan crapero.

Todavía estoy buscando el terror en la película, sino sabés hacerla sin jumpscares (que es lo más barato) no te hagas el cheto sin usar este recurso, porque parece más un drama pelotudo teen, que terror.

Creo que llegando al final se quedaron si presupuesto y sin ganas, porque se corta de una con un descelanse malísimo, y aparte no me mostraron al entidad del orto que supuestamente se come tu alma.

Es como ver Wishmaster, pero sin el Jinn. Bastante trucha.
Cuando estaba sufriendo un colapso mental, tratando de superar mi ataque epiléptico después de ver tanta mierda. Vi una escena post-crédito, los caraduras piensan en una secuela…


Más en:
http://cinefrikiyvideojuegos.com/
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