Kinsey

Se podrá estar más o menos de acuerdo con el llamado "informe Kinsey" ("El comportamiento sexual en el hombre", 1948; y "El comportamiento sexual en la mujer", 1953)- por mi parte, no comparto ciertos aspectos de su metodología ni algunas de las conclusiones que arroja-; pero resulta indudable que se encuentra en la base de la revolución sexual de los 60, cosa que a todos ha hecho mucho bien.
En cuanto al "biopic" que aborda la peripecia vital del artífice de dicho estudio y la ardua tarea de llevarlo a buen puerto, se trata de una película, de tan correcta, ortodoxa, lo cual no casa demasiado bien con la temática de la misma, que hubiera probablemente demandado un enfoque algo más arriesgado. Y es que los edulcorados oropeles con que la industria suele envolver las reconstrucciones histórico-académicas de este pelaje acaban por lastrar la saludable mala baba que podía haber hecho de "Kinsey" una verdadera antología cáustica. Bill Condon- apropiadísimo nombre- se conforma, no obstante, con sacar en pantalla unos cuantos penes, alguna que otra vagina desenfocada, y hacer emerger de los educados paladares de sus personajes una serie de vocablos impronunciables... en un colegio de monjas- caca, pedo, culo, pis... teta, ¡uy, lo que me ha dicho!
El nuevo e inopinado héroe de acción Liam Neeson como Alfred C. Kinsey más parece un culturista en horas bajas que un denodado entomólogo- claro que Buñuel también era aficionado a los bichos, y boxeaba. Que el fenotipo no nos oculte el bosque-. Laura Linney entrega una interpretación excelente como resignada esposa del genio, sin caer en la tentación de convertirse en una bata con cara. Muy merecida nominación a los oscar. Respecto a los asistentes de Kinsey que interpretan Chris O´Donnell, Peter Sarsgaard y Timothy Hutton: el primero es tan luminoso y anodino como acostumbra; el segundo transmite lo mismo que cuando encarna a tipos bajo los efectos de las drogas: apatía; y el tercero, Hutton, es un buen actor que se revela aquí como un brillante robaplanos, lástima de sus pocos minutos en escena.

Bill Condon realiza este biopic sobre el pionero y padre de la investigación empírica de la sexualidad humana, Alfred Kinsey. Se trata de un film que abarca seis décadas desde la niñez del autor en los primeros años del siglo XX, hasta su muerte en 1956. En general, esta película ha obtenido buenas críticas en los Estados Unidos. Se puede decir que Condon dirige con soltura la historia, con guión de su puño y letra, buena fotografía de Frederick Elmes en la que hace uso de colores matizados, incluye escenas de juventud en blanco y negro y exalta la luz sombría de los paisajes boscosos de la vida del científico Kinsey. Y música de Carter Burwell, que incluye una partitura original que resalta el espíritu tranquilo y fuerte de Kinsey y acompaña bien la historia, amén de fragmentos de Chopin, Mozart, Sibelius, Cole Porter, etc.

Recuerdo que Kinsey inició sus estudios sobre biología, investigando una particular especie de avispa. Y este afán por la Biología (ocurrió igual con otros psicólogos y pensadores como Piaget por ejemplo) hace que en un momento dado se interese por la sexualidad. Para Kinsey la sexualidad es una parte del irrenunciable principio de libertad humana. Es decir, las personas han de tomar decisiones y su sexualidad está en el reino de la autonomía y la independencia. Por eso Kinsey estaba contra las fórmulas represivas y contra los modelos prescriptivos. Se trata de una libertad que debe ser asu¬mida con responsabilidad y ética con uno mismo y con los demás. Sin embargo, debido a esta opción de libertad y autonomía, y al denunciar Kinsey prejuicios, ideas y tabúes sobre este espinoso tema, encontró “en frente”, las fuerzas de la “contra” de tipo religiosas, ideológicas, políticas, etc.

La película -dirección, guión e interpretaciones- hacen creíble esta historia de interés y lucha en la batalla que Kinsey libró contra quienes lo consideraban un inmoral e incluso un indeseable. Y cómo su ánimo, magníficamente interpretado por Liam Neeson, no decae, antes bien al contrario, continúa en su interés por desvelar la verdad de tan “delicado” aspecto de la vida humana.

Biografía de Edward Kinsey, autor de dos controvertidos libros, que levantaron ampollas, en la puritana sociedad de los EEUU,( comportamiento sexual del hombre en 1948 y comportamiento sexual de la mujer en 1953 ) y que puso patas arriba todo lo que se creía hasta entonces, desenterrando tabúes y secretos y normalizando lo que se creía, comportamientos marginales o anecdóticos ( masturbaciones, homosexualidad, bisexualidad, relaciones fuera del matrimonio etc...) y que él realizando entrevistas, bajo la más estricta confidencialidad, puso de manifiesto que la sexualidad es tan variada como el ser humano y que todos esos comportamientos, eran el pan nuestro de cada día. Como película, no se termina de librar del tono semidocumental, lo que la lastra un poco, pero como el tema resulta interesante, se deja ver con agrado. Y es que, madre mía, cuánto nos ha costado reconocer lo obvio, que nuestras pulsiones sexuales, no hay moral que pueda reprimirla y que cuánto más reprimida está una sociedad más obsesiva se vuelve.INTERESANTE.

Hay una escena en este film, muy a tener encuenta: "Registrar las cosas es una forma de experimentarlas por segunda vez, ¿no cree?", le dice al científico Kinsey un hombre experto en todo tipo de prácticas de sexo, que lo llama para contarle lo que tiene recogido en un libro escrito con exactitud de detalles sobre lo que ha hecho con su sexo a lo largo de su larga vida. Y es cierto, y de hecho esto mismo le ocurría al propio Kinsey y también nos ocurre a los que escribimos novelas o microrrelatos o poesías, etc., o realizamos fotos que luego registramos en un álbum o guardamos en nuestra computadora, etc.; resulta muy convincente, lo hacermos porque el ser humano necesita revivir los recuerdos de su existir y volver a experimentar a través del registro lo que ha formado parte de su vida, que es como una manera de volver a sentir las sensaciones que conoció a fondo, pero en otra escala.

Película muy buena con una actuación de Liam Neeson realmente magnífica. Además, la luz que se arroja sobre las tinieblas de la REPRESIÓN SEXUAL Y SUS CONSECUENCIAS hace de este film una obra reveladora muy importante. Y como todo cine que enseña, forma, instruye, acrecienta la mente, la información y los conocimientos de los espectadores, esta película pasará desapercibida para la inmensa mayoría. ¡Lástima, pero así suele pasar con toda clase de flujos esenciales en el cosmos!

Creiamos haberlo visto todo, del espectacular Liam Neeson, pero en "Kinsey", nos demuestra que, estabamos equivocados. En la mejor actuación de su carrera. Neeson interpreta a Alfred Kinsey, el biólogo convertido en sexólogo, cuya publicación en 1948 de su libro, "El comportamiento sexual en hombres y varones", revolucionó a la comunidad americana de la época.