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Una mujer bajo la influencia

Drama Nick (Peter Falk) tiene que cargar con la responsabilidad de cuidar a su mujer (Gena Rowlands) que padece inestabilidad emocional. Lucha sin descanso para mantener un ambiente de normalidad a pesar del anormal comportamiento de su mujer; sin embargo, llega un momento en que la situación afecta a sus hijos, de modo que no tendrá más remedio que tomar ciertas medidas. (FILMAFFINITY)
Críticas 41
Críticas ordenadas por utilidad
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5
31 de agosto de 2020
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
A mí que no me gusta el cine independiente y el rollo alternativo, y después de tragarme la de "Noche de estreno" (1977), también de John Cassavetes, pensaba que me iba a encontrar otra tostada con ésta de "Una mujer bajo la influencia". Pues no lo es, aunque me temo que tampoco es tan buena como la mayoría de críticas se empeñan en resaltar. Creo que en los setenta el tema de la locura y lo psicológico se puso como muy de moda, ahí tenemos el cine de Woody Allen, lleno de alusiones en este sentido, o títulos como "Alguien voló sobre el nido del cuco" (1975). Aquí se dejan llevar por las corrientes de la época para un relato adusto, casero y cercano al documental de una mujer que está pirada. Sobre esto no debe quedar ninguna duda, ni caer en interpretaciones buenistas de que es sólo una excéntrica, diferente o incluso rebelde al encorsetamiento de la vida social. No, está chalada y ya está.

Dicho esto, la película consigue atraparte por la portentosa actuación de Gena Rowlands en el papel de Mabel, la desequilibrada, por el que estuvo nominada a un Oscar. Se supone que estamos ante un drama y de hecho la situación que viven es bastante complicada, pero confieso que durante cerca de la primera hora me he reído mucho, por las salidas de Mabel y las reacciones de los demás, que no saben cómo proceder ante sus desvaríos. Sin embargo en la siguiente hora y media, es demasiada larga, se estanca y ni siquiera su final desatado consigue que mejore. La película plantea bien la situación, pero tiene varios fallos no solo de estilo, las escenas a menudo se alargan artificialmente, sino argumentales. Es repetitiva, no ahonda en la psicología de Mabel, ni en su historia, resuelve en falso la situación y sobre todo hace trampas poniéndole un marido tarugo como si fuera él el malo.
8
17 de enero de 2017 4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cassavettes buscando, alargando, haciendo y deshaciendo. Gena Rowlands está más allá de cualquier descripción sencilla: su actuación contiene tantas versiones de las emociones humanas que basta con ver la película. Una mujer bajo la influencia es la historia relativamente sencilla de un hundimiento donde todos los matices vienen, al verla, en los modos de mirar y enfatizar de Cassavettes.
8
21 de febrero de 2017 4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El film representa la vida de una mujer que encuentra la salida a la represión de la época en su propia locura. Con una actuación impecable de Rowlands, la protagonista nos ilustra una cruda realidad que no se aleja mucho de la vida de cualquier ama de casa de la época.
9
18 de marzo de 2024 4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Obra maestra recomendable aunque sólo sea para verla una vez en tu vida.

Retrato fiel, desagradable y profundo del proceso de hundimiento y degradación máxima de una mujer en la locura y de los intentos de su marido un hombre bruto pero noble por entenderla y cuidarla lo máximo posible.

La estética de la película resulta desagradable, cargante y confusa, recuerda a la vanguardia de los años 70 y a un cierto verismo, los diálogos saben retratar ese sadomasoquismo, confusión y ganas de crear peleas absurdas de la esposa.

Gena Rowlands esta simplemente maravillosa en ese papel bipolar que llega a generar miedo y un incuestionable morbo malsano. Peter Falk también en ese papel del hombre bruto, educado para ser el pater familias patriarcal, y que desea llegar a casa para quejarse del trabajo pero se da cuenta que su mujer está mal y no sabe cómo reaccionar, si ayudarla o huir como un canalla porque los diálogos reflejan lo que piensan los personajes en lo mejor y la mayor bajeza moral.

Los diálogos reflejan el egoísmo brutal, la culpa, todos los complejos absurdos y como nada tiene importancia respecto a la salud mental.

El director no cede al espectador y la verdad es que la película a veces se vuelve lenta, otra insoportable, y otra simplemente feísta, pero sinceramente uno agradece haberla visto. Te vuelve más profundo y humano.
Ya lo dijo Tennessee Williams "no te rías de la esquizofrenia, la esquizofrenia es peor que la muerte".
8
10 de julio de 2018 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El estilo de John Cassavetes (largas escenas con improvisación, montaje con saltos de eje, cámara en mano) supuso una revolución dentro del panorama del cine norteamericano de la época. Este tipo de cine “directo”, emparentado con la corriente de cine independiente emergente y con la nouvelle vague, plantea problemáticas cotidianas con un marcado énfasis en las actuaciones. Se trata, en definitiva, de gente real que sufre por problemas reales.
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spoiler:
Tal es el caso de Mabel (Gena Rowlands), una mujer con graves problemas psicológicos y de adicciones. Su vida transcurre en mayor medida dentro de su casa, mientras su marido Nick (Peter Falk) trabaja como obrero en construcciones, ausentándose regularmente.

En una de las primeras secuencias de la película, asistimos a un almuerzo inusual: Nick lleva a todos sus compañeros de trabajo (en general hombres toscos) a su casa, esperando que Mabel los reciba como la ama de casa perfecta. Nada más alejado de lo convencional resulta lo que sucede alrededor de esa mesa. La secuencia termina cuando Nick alza la voz y le grita a Mabel, ante el incomodo silencio de los comensales.

Durante el resto de la película, las escenas van sumando cada vez mayor impacto. Las peleas se vuelven más violentas, la cámara más desorientada, los cortes de montaje más abruptos. Lo que intenta (y logra) el director es recrear en imágenes los trastornos mentales de Mabel, llevar a un plano material lo intangible de los estados anímicos. Es interesante como la angulación de cámara siempre contrapicada y por debajo de los hombros de los personajes ayuda a reforzar esta idea de desorden mental.

Esto no sucede únicamente con Mabel sino que durante gran parte de la película Cassavetes se enfoca en el personaje de Nick, y en particular, en la tumultuosa relación con sus hijos. Así, vemos como los recoge de la escuela y los carga en la parte trasera de un camión, los lleva a la playa y prácticamente los obliga a jugar en la arena. Su forma de proceder es tan o más violenta que la de Mabel.

La película plantea la imposibilidad de aparentar algo que no surge naturalmente. Una y otra vez Nick pone a prueba a Mabel, en especial frente a amigos y familiares. Pero cada una de estas pruebas es una vuelta al comienzo, una agudización de los problemas. Al final, luego de exponerlos indiscriminadamente, Cassavetes se reserva el derecho a la privacidad de sus personajes, en donde permitirá la irrupción de un nuevo tipo de armonía dentro de la pareja y la familia. En ese sentido, no se trata más que de una de tantas historias de amor.
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