Paranoia Agent (Serie de TV)

Durante años fui un negado para el anime, (y el manga sigue sin convencerme), por eso pasé de largo por series como esta cuando era emitida en Cuatroº, en aquella fabulosa época en la que tuvo a bien apostar por el anime de calidad para adultos, aunque fuese emitido a horarios intempestivos que los que, por entonces teníamos que madrugar para ir al instituto, (me pillaron en mi adolescencia, rondaba los quince a principios del los 2000) no podíamos ver.
Gracias a esa acertada apuesta, se pasaron por las pantallas españolas joyas del calibre de “Ghost in the shell: Stand Alone Complex”, “Samurai Champloo”, “Serial experiments Lain” y esta última que nos ocupa, “Paranoia Agent”, una serie que, ahora que me he atrevido por fin con el anime tras prometerme a mi mismo que, ahora que soy adulto, vería todas las series que no pude ver en Cuatro en su momento, ha dejado un enorme poso en mi mente.

Paranoia Agent aparenta ser una serie de misterio sobrenatural, y de hecho, lo es, pero dicha premisa es utilizada como excusa para diseccionar y radiografiar la sociedad japonesa y por extensión occidental, a través de unos personajes problemáticos, moralmente miserables e incluso con algunas desviaciones mentales, ( y con una manifiesta incapacidad y cobardía para afrontar sus problemas y resolverlos), que son atacados por un extraño criminal en serie conocido como el chico del bate, que aparece siempre en los momentos de mayor estrés, cuando los personajes no hallan salida a su situación.

Tras el ataque del personaje nombrado, un chico de unos trece años, que siempre va ataviado con una gorra, unos patines de oro y un bate de béisbol abollado con el que propina un golpe a sus víctimas, estas se despiertan olvidando todos sus problemas y logrando la paz espiritual. Pronto, empieza una investigación policial para averiguar quién es el llamado “chico del bate”, siendo este, el tema central de la serie, la investigación y la detención del criminal en serie.

Como he dicho, la serie es un compendio de historias episódicas acerca de la miseria moral y la sociedad consumista y maniaca, con personajes totalmente desconectados de la realidad, que, incapaces de afrontar sus problemas, se ven agobiados y estresados. La única relación entre ellos es que, todos los personajes presentados y sus historias de inmoralidad, incapacidad e inmadurez, son las víctimas del criminal en serie.

Paranoia Agent tiene reminiscencias de “Twin Peaks” tanto en el concepto como en la manera de contar las historias. Dado que presenta unos personajes alejados mentalmente de la vida real, las imágenes de la vida cotidiana se mezclan e intercalan con las fantasías de estos, obteniendo una serie totalmente alucinada y paranoica, digna del mejor David Lynch.

Su corta duración, tan solo trece capítulos, hace que el misterio no se alargue mucho y pronto sepamos quién es el chico del bate y el porqué de su actitud, aunque peca de divagar un poco en ciertos capítulos centrales, (los mejores, por cierto), que se alejan de la investigación policial y pueden hacerse un poco pesados y aburridos, pero rápidamente, retorna el misterio central y encamina de manera excepcional hacia el estupendo final.

Visualmente, la serie es muy sencilla en la parte realista, puesto que se trata de reflejar el Japón de principios de siglo y la vida cotidiana de la gente con la tecnología, la televisión y los medios de masas, pero, como hemos dicho, en ellas se intercalan imágenes alucinadas en distintos géneros animados, para mostrarnos las fantasías de los personajes ante las situaciones que están viviendo.

Si quereis descubrir el misterio del chico del bate, y de paso ver una ácida y descarnada crítica al "Japanese way of life", con multitud de lecturas y puntos de vista, esta es vuestra serie, alucinada, paranoíca, pero genial.

Si vas a ver esta serie te aviso que hay dos grupos. Uno es las personas que no les ha gustado pero les ha entretenido y otro grupo son personas que les ha gustado y les ha entretenido. Solo por esto ya te aviso que merece la pena echar un ojo a esta obra.

Sin duda esta serie tiene la "intro" más perturbadora del mundo. Solo con ver esto ya piensas aquello de: tengo que ver de que cojones va esto.

El tema es que nos plantan un conjunto de personajes en un principio tan vulgares y sosos como interesantes según los vas conociendo. El desarrollo de cada uno te lleva a querer saber un poco más de ellos y sus situaciones. Esto lo plantean mediante momentos "paranoicos" más que oníricos pero que termina encajando finalmente.

Y es seguramente su final lo más decepcionante. No por ser malo si no por ser simple. Esto en una obra que nos ha llevado de un lado a otro, dudando de cada cosa que vemos en pantalla, prestando atención a cualquier detalle para terminar con... un final vago en comparación.

Si tuviera que describir todo lo visto en sus 13 capítulos diría que es tan adictivo como perturbador.

Imagínate que estás preocupado por las notas del colegio. Has suspendido 5 materias y sabes que tus progenitores muy probablemente te deshereden. O tal vez te han echado del trabajo, o te han puesto una multa que no puedes pagar, o tienes que ir a comer a casa de tus suegros... En cualquier caso, un buen día estás andando por la calle, sumido en tus preocupaciones, y aparece un chico de unos 13 años con una gorra de béisbol y un bate. A continuación, te estampa el bate en la cabeza y pierdes el conocimiento. Cuando despiertas, te das cuenta de que tus preocupaciones tal vez no eran tan importantes. Te sientes "liberado" tras el incidente. Pues esta es la premisa de esta gran serie llamada "paranoia agent"

Con solo ver un par de capítulos uno puede ver que la mayor influencia de Satoshi Kon es David Lynch. Comparte con él esa particular visión del mundo onírico; en "Paranoia Agent" asistimos a un retrato lúcido de la sociedad japonesa, y por ende de las sociedades contemporáneas, y de los males que la acaecen, pero todo aderezado con hechos surrealistas, que se escapan de la realidad, ya sea en forma de sueños, visiones o exageraciones de la misma. Y es que ese es uno de sus puntos fuertes, pero a la vez uno de sus fallos, en mi opinión. Todas esas manifestaciones fantasiosas, oníricas y surrealistas ayudan a dotar de misticismo al conjunto o sirven de metáfora de algo, pero a veces son exageradas en exceso, como el capítulo donde toda la trama es contada a través de un videojuego, con los protagonistas jugándolo y todo. En ese sentido creo que las "paranoias" se pasan de rosca, restándole en ocasiones seriedad al conjunto, porqué de lo que se nos habla en esta serie es de temas muy espinosos. Habla sobre la alineación que sufren muchas personas, de cómo nos dejamos llevar por los medios de comunicación, que nos manipulan como quieren, de lo estresante que es nuestra vida, de cómo un día podemos ser los mejores y al otro ser rechazados por todo el mundo, de las crisis de identidad e incluso de la pederastia. Toca muchos temas, y todos bien desarrollados. Pero el tema de fondo, el que guía toda la serie, gira alrededor de lo perjudicial que puede ser escapar de los problemas, de enterrarlos en lo más hondo de nuestro interior. De lo fácil que es huir de nuestros demonios interiores y de lo difícil que es enfrentarse a ellos.

A partir de aquí hay spoilers.

El chico del bate solo ataca a personas que tienen problemas, que están acorraladas y necesitan liberarse. Es una vía de escape. A lo largo de los 13 capítulos vemos como la influencia del chico del bate se va expandiendo cada vez más. Todo empieza con el flashback de cuando fue creado (al final vemos que por Sagi, la primera víctima); entonces solo era una sombra con el objetivo de eludir una realidad muy concreta, que era evitar tener que contarle a su padre que fue ella y no un desconocido el que provocó la muerte de su perro. Cuando Sagi vuelve a estar entre las cuerdas años más tarde, el chico del bate vuelve a aparecer y durante los primeros capítulos se dedica a liberar a personas puntuales. Después adopta una forma que se dedica a atacar a colectivos enteros y luego se convierte en una masa gigantesca que ataca a todos los habitantes de la ciudad, como metáfora de un mal endémico que sacude a la sociedad. El mensaje, que se va desentrañando poco a poco, nos enseña que los demonios interiores deben combatirse, nunca enterrarlos, porque pueden volver y metértela doblada. Y ese es el simbolismo del último capítulo, que si los omitimos, acaban por magnificarse y perjudicarnos, tanto a nosotros como a los demás que nos rodean.

Desde el punto de vista más técnico, goza de una animación muy cuidada. Si exceptuamos el capítulo del videojuego, que parece deliberadamente tosco y simplucho, los movimientos son fluidos, para nada estáticos, y de gran calidad. El dibujo tiene estilo propio; no parece uno de esos mangas o animes sacados de manuales "Cómo dibujar manga" que parece que usan algunos dibujantes. El opening está muy bien, en la línea de la serie: desconcertante y a la vez un poco perturbador. Os lo dejo a continuación. Está cantado por el gran Susumu Hirasawa, que también canta el tema de apertura de las grandiosas películas de "Berserk".

En fin, un anime altamente recomendable. Tiene muchos puntos fuertes, como el mensaje de fondo sobre huir o enfrentarse a los problemas, los múltiples retratos de la sociedad actual, la forma en como está planteado todo, con ese toque tan lynchiano, y una animación más que notable. Quizás la lastre alguna que otra paranoia excesivamente desconcertante, pero nada que interrumpa una muy buena experiencia.

En primer lugar, decir que es un anime entretenido y tremendamente original. Como toda la trama transcurre entorno a un solo acto es algo que nunca había visto antes y que hace que tenga toques de anime psicológico. Sin embargo, me parece que se queda en la superficie de lo que podría haber sido. De darle una vuelta de tuerca a la historia y hacer algo más radical creo que habría dejado más huella en mí. En ocasiones peca de falta de madurez y simplicidad. Además hay un par de capítulos en los que me aburrí soberanamente, como el de el videojuego o los cotilleos. Podría haber sido mejor, un 6.