True Detective (Miniserie de TV)

A medida que pasan los capítulos cambian las tornas. Todas las malas de decisiones de Marty generan rechazo en el espectador, mientras que su convicción, sus palabras certeras y sus hipótesis infalibles nos sitúan del lado de Rust. Vamos descubriendo que la vida ha sido demasiado benévola con uno y, por contra, se ha cebado en exceso con el otro. La injusticia -así es la vida- pone al espectador del lado de Rust.

Luego, a Marty la vida le va poniendo en su sitio y, aunque parece que sigue cometiendo los mismos errores incomprensibles en un adulto, y no hasta el final que no aprende la lección. Se aparta del camino oscuro de seguir el deber -el rebaño-, se retira y monta su empresa. Toma su propio camino. A partir de devolverle el favor a Rust, comienza su arco de redención que culmina salvando la vida de su amigo y recibiendo el cariño de su antigua familia, de la que se alejó completamente.

Es curioso como dos personalidades tan distintas se entremezclan. El perfil neurótico de Marty, seguramente marcado por traumas, le lleva a ponerle los cuernos a su perfecta mujer con otras iguales que ella pero más jóvenes; a tener comportamientos desmedidos con sus hijas; a matar al principal sospechoso por un ataque por no controlar sus emociones y a pegarse de hostias con quienes rompen las normas de honor en su circulo familiar.

En cambio, Rust tiene un perfil psicótico, metódico y tremendamente reflexivo. Duda poco, sabe lo que buscar y confía absolutamente en sí mismo, al contrario que su compañero. No empatiza con sus interrogados, a pesar de crear vínculos incomprensiblemente valiosos para conseguir pistas. Da consejos honestos pero crueles y esa tremenda lucidez le aleja de todos los seres que le tienen algún apego. Su impresionante elocuencia es diferencial entre tanta miseria.

Sus alucinaciones, sus adicciones y todas sus rarezas diferencian este fenomenal thriller psicológico de otros. Todos excepto él tienen dudas sobre la lógica de seguir adelante con la investigación. Pero solo esa obsesión tan particular es la que les lleva a resolver el caso. Es Rust quien, tras conocer lo más oscuro de la mente humana, lleva a ambos a hacia la luz, tras no ceder a la incomprensión del resto, sin perder de vista el golpe de lucidez de Marty, que lejos de ser tonto, da con la pista clave que les lleva hasta el villano final.

Por tanto, el espectador acaba comprendiendo a ambos, que, a pesar de vivir defenestrados por todos los que algún día les quisieron, terminan por ganarse nuestros corazones. Demuestran humanidad, al contrario que la mayoría de personajes de esta Luisiana tan gris. Y, no solo eso, acaban por generar al espectador algunos debates internos tan profundos y valiosos sobre los temas que más preocupan a las mentes humanas: la muerte, el propósito vital y el amor, propio y hacia nuestros seres queridos.

Pues me sentí estafado un poco porque empieza super interesante con que es de satanismo y tal y luego resulta que de eso nada de nada. Y luego resulta que no lo pillan y la excusa es que la vida es así, pues a mí me pareció todo muy forzado la verdad que sí que a veces no los pillas pero se podía haber dado un mejor cierre y no meter al final casi un «Deus ex machina» porque a mí lo que me gusta de estas series es que tú puedas deducir el final o el asesino o lo que sea pero si estás toda la serie engañado y al final no puedes adivinar quién es porque no sale en la serie pues váyase al carajo señor creador de la serie.