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Antes de partir

Comedia. Drama Dos enfermos terminales de cáncer, de caracteres y mundos completamente opuestos, entablan amistad. Edward Cole (Jack Nicholson) es un engreído millonario mientras que Carter Chambers (Morgan Freeman) es un modesto mecánico. A pesar de todo, deciden emprender juntos un último viaje para poder hacer, antes de morir, todas las cosas que siempre han deseado. (FILMAFFINITY)
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7
10 de febrero de 2015 4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que la familia es algo que no se puede elegir es una constante que se repite desde el nacimiento de las especies. Naces a través de una madre y un padre, y todo se congrega alrededor de un grupo de personas con los cuales nos unen unos lazos familiares irrompibles.
Pero la vida, como regalo, si nos presenta ciertas variantes en cuanto a las relaciones que podemos tomar para unir a nuestro destino, y para tener como compañía en el camino que tomaremos hasta el final. Estas relaciones de amistad podrán marcarnos para bien o para mal, pero siempre serán una fuente de enseñanza y una absoluta riqueza para nuestra propia persona.

Todo esto, al igual que el propósito de dicha vida, se interlinea hacia un objetivo claro: la búsqueda de la felicidad. Ya tropecemos con la misma piedra tantísimas veces como se ponga delante, buscamos siempre esa mano amiga que nos levante o que se ría de nuestra caída haciéndonos reír a nosotros también.
En este marco podemos conformar el mensaje de “Ahora o nunca”. La película se basa en el trágico momento que viven dos enfermos terminales, los cuales observan como su vida se ha escapado, como lo hace el agua entre las manos; y que se dan cuenta de que, por mucha riqueza que se acumule y por muchos sufrimientos que uno encuentre en su camino, la diversión y el hacer las cosas que verdaderamente se desean son algunas de las razones por las cuales se viene al mundo.
A través de una lista manuscrita, la historia transfiere lo humano en forma de comedia que comienza con un tono amable y desenfadado. Una primera base, la habitación en la cual la relación entre ambos personajes se va convirtiendo y afianzando en la amistad que da paso a la segunda escala de la película: el viaje en vida hacia la muerte. La cinta se mantiene anclada en los tópicos de una comedia que no espera otra cosa que hacer sonreír al público, pero aderezado todo con los momentos lacrimógenos que nos llevan al extraño sentimiento en el cual la sonrisa se convierte en tristeza.

A pesar de su argumento y guión algo descompensados, siendo el primero una oda a la vida y el segundo algo realmente azucarado para cualquier gusto, la fuerza recae en dos actores que hacen saber el porqué de sus estatuillas: Morgan Freeman y Jack Nicholson. La fórmula utilizada por ambos para desatar nuestras emociones los hacen ser los verdaderos responsables de las críticas aceptables que esta obra haya podido conseguir, y nos enseña una relación sana y basada en la pura amistad, en el dar sin pedir que parece despertar únicamente cuando descubrimos que la guadaña acecha tan cerca que casi podemos sentir su aliento.
Sean Hayes es la parte cómica, ácida y mordaz, pero necesaria para despertarnos en ciertos momentos de la trama; Beverly Todd es la incorporación incomprensible y desequilibrante de una balanza que iba ganando con interpretaciones excepcionales, y Alfonso Freeman solo comparte con Morgan el apellido, se le podía pegar algo…
La fotografía y el perfecto encajado de la música en la película no hacen otra cosa que dotar de mayor impulso a una obra dirigida a la vida, con las enseñanzas claves para recordarnos algo conocido por todos, pero realizado por muy pocos.
En definitiva: simpatía. Esto es lo que transmite la cinta de Rob Reiner, y que tanto gusta al espectador. Esa gratificante forma de acabar henchido por dentro y con unas ganas memorables de abrazar a tus amigos y hacerles saber que les pagarías la juerga final de sus vidas. Una película simpática que se sostiene gracias a sus dos principales interpretaciones, pero que conlleva una pérdida de aspectos que bien podrían haber sido algo más cuidados. Es buena, pero para un rato.

Bienvenidos al encantador melodrama cargado de tópicos graciosos y abrazos enternecedores. Ahora o nunca.
Y, como oda a la vida, a la amistad, y a las relaciones personales sanas y que no mantienen rencor, bien cabe terminar con una frase que le viene al pelo, y que algunos entenderán:
“Siempre tendrás en nosotros un hombro para llorar, y un brazo para brindar.”

Crítica para MagaZinema / @MagaZinema_
http://www.magazinema.es/ahora-o-nunca-rob-reiner-2007/
8
24 de marzo de 2015 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Manejada en términos que recuerdan a, “Vivir”, el filme de Akira Kurosawa, en el que un burócrata, enfermo “terminal”, no aprenderá nunca realmente lo que es Vivir, pues, sólo se dedicará a jugar, beber y prostituir; también en la línea de, “Mi vida sin mí” de Isabel Coixet (pueril imitación del filme de Kurosawa) donde la mujer de turno, entre lo que considera vivir, asume el serle desleal al marido que la ama; e igualmente, en el mismo sendero de, “Salmo 51”, un conmovedor episodio del melodramático, pero muy edificante seriado, “El Toque de un Ángel”, nos llega ahora ésta película de Rob Reiner, <<AHORA O NUNCA>>, que, con dos personajes bien dispares y también enfermos de cáncer, por fin ejemplariza algunas de las cosas realmente valiosas que pueden hacerse antes de morir.

Edward Cole -representado por, Jack Nicholson, con memorable histrionismo-, es un empresario de éxito que, entre otras cosas, dirige varios hospitales con una norma inflexible: “¡Dos camas en cada habitación!”... pero cuando él cae enfermo, como es de esperarse, querrá saltarse la norma, pero sus empleados, fieles a sus dictados, lo convencerán de quedarse en habitación compartida.

La casi forzada aplicación de su propia regla, será la primera jugada del destino, para reunir a Cole -vividor, arrogante, escéptico y capitalista- con Carter Chambers –Morgan Freeman, en un nuevo rol moralmente correcto-, un hombre de modesta posición, con tres hijos profesionales y una esposa que lo adora... y como es de esperarse en la cadena Cole, la hotelería del hospital es magnífica, pero como es habitual en el mundo entero, cada paciente cuenta según lo que pese en oro.

Interesado en el gran bagaje cultural de Chambers, al que se suma una gran simpatía y una fuerte tolerancia con sus desabroches, hace que Cole no tarde en granjearle un sincero aprecio… y no tardan ambos, en decidir emprender una última “locura”, con el objeto de realizar la mutua lista de deseos que ahora tienen escrita.

Sobresaliente guion de Justin Zackham, dotado con marcada brillantez en sus aspectos divertidos y más aún en su emprendimiento humano y espiritual, el cual recibe muy buen tratamiento por parte del director Reiner, quien nos brinda una complacida exaltación de la tierra en que vivimos, al tiempo que nos proporciona grandes motivos para terminar la vida sin miseria ni derrotas.

Sin duda, el filme está planteado como un cuasi-cuento de hadas, pero, para todos es posible una aventura –de seguro más sencilla-, pero con iguales, o mayores, posibilidades de autoencuentro.

A abrir los ojos y el corazón nos convida esta digna historia, y creo firmemente, que es la clase de cosas que deberían verse en los hospitales, en vez de cobrar por permitir acceder a esos penosos canales donde sólo bombardean con violencia, dramas lacrimógenos… o noticias vergonzosas que tienden a empeorar y nunca a favorecer a los enfermos.

Título para Latinoamérica: ANTES DE PARTIR
5 de febrero de 2008
9 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película no es una maravilla, no pasará a los anales de la historia por su puesta en escena, su banda sonora, su fotografía, su guión, e incluso por sus magníficas intepretaciones.

Pero "Ahora o nunca" es un ejemplo de como un film menor puede ser algo grande. Y lo digo por las sensanciones que plasma, por el muy manido (no por ello menos útil) mensaje que tiene, y por que cuenta con dos actores que están que se salen, y con director que les deja actuar como ellos solo saben.

Veremos lo mismo de siempre: a un Jack Nicholson loco, histrión y gamberrete mientras que Morgan cumplirá el papel de buenazo, sabio y tolerante. Pero lo hacen a la perfección e intepretan de manera totalmente creíble. Se salen por completo, por lo que es muy probable que sin ellos la peli no sería ni por asomo lo que es. Por otra parte, creo que no abusan de sentimentalismo (el que hay es el que tiene que haber en una historia como esta), por lo que considero que es un gran acierto. No obstante, la peli transmite una enseñanza que no debe ser menospreciada: amistad, amor por la vida, paz con una mismo...

Pero lo mejor es el sentido del humor que impregna todo el metraje y del que sin duda se erige como el verdadero baluarte de la peli. Sobre todo en un tema como el que se trata: muestra otro enfoque de la situación, que es de gran utilidad para todos los que la vean, inclusive los hipocondríacos como yo. El buen humor es uno de los mejores ingredientes de la vida y una de las mejores armas pa todo...En "ahora o nunca" se ve.

Como verá quien lea esto, puntúo la peli por el mensaje que da y por las sensaciones que transmiten, no por su virtuosismo cinematrogáfico ni su excelencia artística...Las cosas simples no tienen porqué no verse como genialidades.

"El niño del pijama de rayas" nunca atesorará ni los personajes, ni la profundida literaria y la magnificiencia de, por ejemplo "Cien años de soledad". No obstante, cuenta con dos grandes personajes. Ello no quiere decir que no sea una joya.

7.5
3
29 de julio de 2008
9 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entiendo porqué existen personas a las que no les atormenta ver una película como ésta, la razón de ello es que no buscan estremecerse, como sería necesario ante una temática tan jugosa, que tanto ha dado y dará de sí. Si de verdad se quiere entrar en contacto con intensas sensaciones sobre la problemática existencial, recomendar esta película sería lo último que haría. Mejor vayan a buscar eso en Bergman, Fellini, Tarkovsky y en muchos otros de tal calibre, aunque claro, ello requiere de una predisposición específica que es la de haber educado el gusto y la de no tener prisa, estar tranquilo.
Le ruego encarecidamente que no abra esta ventana si no quiere encontrar una mirada hipócrita y obtusa sobre la muerte, aquí no hallará vaciamiento, desesperación, angustia........,ni temor y temblor. Tampoco la abra si lo que quiere es disfrutar de un drama con tintes cómicos porque no llega a la correción en ninguna de sus dos facetas. Ábrala si lo que necesita es quedarse en off durante hora y media y no pensar en nada -a no ser que piense en su baja calidad.
Las interpretaciones -a manos de maestros de la mimesis- me parecen simplemente correctas teniendo en cuenta de quienes provienen, pero qué le vamos a hacer si el guión no servía ni para papel reciclado. La moralina expresada está ya muy manida, además de ser harto simplona, lo que puede llegar hasta a ser incómodo. Durante el visionado nos encontramos algunas caídas que te arrancan una sonrisa, no mucho más.
El transcurrir de la cinta es atropellado, ningún instante de los supuestos puntos álgidos se llega a degustar, debido a sus carencias tanto de ritmo como de análisis, nunca sentimos una totalidad, un estar atrapados por la imagen. No se hace hincapié en el poder estético de los lugares que se nos muestran, ni en el humor negro, ni en el dramatismo del diálogo.
En definitiva una cinta "made in U.S.A" con aspiraciones al taquillazo a partir de la fórmula de una dupla de altura. Un film aburrido y sin seso, que despierta el bostezo y no una lágrima agridulce, como en este caso es debido.
Sin duda el existencialismo se olvidó en el bolsillo de los productores ávidos de una recaudación sustanciosa.
9
9 de febrero de 2008
7 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me ha sorprendido enormemente Nicholson, por su actuación más que por el papel que desempeña y que decir de Freeman, pensaba que sólo la hacia de detective o jefe de la policía, pero me ha dejado asombrado por su interpretación de un mecánico muy inteligente, es decir, estaba actuando de persona normal... y se la creí.
Los que hayan visto el episodio "Aviso de Muerte" de los simpsons se les harán familiares algunas escenas, igualmente cargadas de humor que de un poco de drama, pero que juntos hacen una deliciosa mezcla que vale la pena probar sin el riesgo de sufrir un envenenamiento.
He pasado una de las mejores tardes de mi vida en un cine, frente a esta cinta muy entretenida como comedia y muy ligera como drama, pero altamente recomendable si estas harto de ver efectos especiales, explosiones, persecuciones y ciencia ficción.
Recomiendo que le den una oportunidad a Nicholson y Freeman ya que quizá sea la última vez que los veamos juntos, y si hasta que sales de la sala y llegas a casa es cuando te acuerdas que ambos personajes participaron en batman... pues así de buena es su actuación.
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